La Liga, 30 de junio 2020
Diego Costa (11, propia puerta)
Messi (50, pen)
Saúl Ñiguéz (19, pen; 62, pen)
Como acostumbran, Barcelona y Atlético de Madrid desarrollaron un encuentro cargado de alternativas y goles. El dato más llamativo es que tres de los cuatro tantos fueron de penalti. Dos para el Atlético, convertidos por Saúl Ñiguéz (el primero después de que se repitiera el lanzamiento fallado previamente por Diego Costa), y uno por el Barcelona, con acierto de Messi. Un momento histórico para el jugador argentino, alcanzando los 700 goles (630 con el Barça) en su carrera. Además, el otro tanto lo hizo Costa en propia meta, en una acción desafortunada dentro del área pequeña en su intento de despejar.
Con tres empates en los últimos cuatro partidos (Sevilla, Celta y ahora ante el Atlético), el Barcelona se aleja del objetivo de ganar La Liga, ya que en caso de ganar el Real Madrid al Getafe la distancia entre ambos sería de 4 puntos a favor del los Blancos con solo cinco jornadas para el final. Sí le sirve al Atlético el empate en un campo tan complicado como el Camp Nou para aferrarse con 59 puntos (2 por encima del Sevilla, cuarto en la clasificación, y 7 del Getafe, quinto) a los puestos de Champions League.
12 / 6
DISPAROS / A PUERTA
8 / 3
69 %
Posesión
31 %
1117 / 963
Pases / Completados
609/ 455
11 / 3 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
15 / 5 / 0
El Barcelona se estructuró en un 4-4-2 (abajo) en fase ofensiva con Sergio Busquets, Ivan Rakitic, Arturo Vidal y Riqui Puig, gran novedad en el once inicial, en una estructura en rombo en medio campo, formando Lionel Messi y Luis Suárez como pareja de ataque.
También jugó el Atlético Madrid en 4-4-2 en fase defensiva (abajo), con Santiago Arias, José Giménez, Felipe y Renan Lodi formando en la zaga, mientras que el mediocampo quedó compuesto por Ángel Correa, Saúl Ñiguéz, Thomas Partey y Yannick Carrasco.
El movimiento de Rakitic:
El Barcelona tenía por delante la complicada tarea de superar el organizado y compacto bloque defensivo del equipo de Diego Pablo Simeone. Como se esperaba, lo intentó desarrollando el juego desde atrás, haciendo que Rakitic se situara entre los centrales para generar una situación favorable de 3 contra 2 ante la primera línea de presión del Atlético.
Los dos delanteros rojiblancos tenían que mantenerse algo estrechos por dentro para vigilar los pases a Busquets, lo que entonces le abría la posibilidad al Barcelona de utilizar los jugadores de banda en la superioridad de 3 contra 2 (abajo) para avanzar a los espacios intermedios.
Los visitantes se adaptaron a este problema permitiendo que los delanteros estuviesen más separados, y utilizando en su lugar a Saúl o Thomas para presionar a Busquets, asegurándose de que no pudiera girarse cuando recibía el balón. Esto hizo que al Barcelona le costara mucho penetrar por el centro, quedando obligado a circular el balón incesantemente para encontrar la forma de avanzar, utilizando una distribución horizontal y diagonal como principal medio para ganar metros.
Esa secuencia de pases consistía en cambios de orientación en la zona central o desde la zona central a banda para jugar más allá de la primera línea del Atlético. Los de Simeone permitieron los pases diagonales hacia los laterales del Barcelona y, en ese sentido, el rol desempeñado por Diego Costa y Marcos Llorente fue instrumental para que el mediocampo se mantuviera compacto.
La estructura defensiva del Atlético:
Si Rakitic u otro mediocampista retrocedían a posiciones defensivas, uno de los delanteros rojiblancos se mantenía cerca de ese jugador. Era crucial que esa labor la hiciera uno de los dos atacantes y no el interior porque, en ese caso, el Barcelona podría generar un 2 contra 1 con su lateral y el extremo frente al lateral del Atlético. Si el balón era enviado al lateral, entonces el interior cerraba la marca, mientras que el delantero centro más cercano hacía la cobertura por dentro, impidiendo así que el Barcelona superara esa primera línea.
Más allá de la acostumbrada excelente organización defensiva del Atlético, el Barcelona hizo poco para causar problemas a su rival. Con un rombo en medio campo, los de Setién podían generar superioridades en el centro 4 contra 2 ante Thomas y Saúl. Sin embargo, el movimiento y el posicionamiento de los jugadores del rombo hizo que cuando tenían el balón, frecuentemente ocurría en posiciones donde no podían hacer daño al Atlético, sin comprometer su estructura defensiva.
El Barcelona se mostró algo más peligroso cuando posicionaba a sus jugadores entre los centrocampistas visitantes, obligándolos a juntarse (abajo) lo que podía generar potenciales superposiciones por banda que podían ser explotadas con incisivos pases diagonales para eliminar la línea del mediocampo rival.
Pero esta situación no fue suficiente para que fuese aprovechada por el Barcelona, ya que el Atlético posicionó a 4 jugadores en banda: el extremo, lateral, central y centrocampista o el delantero en vez del central, lo que permitía proteger el área para contrarrestar esta posibilidad (abajo).
Nuevamente, esto hizo que el Barcelona tuviera problemas para jugar por dentro, especialmente por la protección central creada por el Atlético. Puig, Suárez e incluso Messi tenían cerrados los espacios, yendo el jugador argentino a zonas más retrasadas y más amplias para tomar posesión.
Menos presencia ofensiva:
Ocasionalmente, un pase diagonal en banda se uniría con otro pase diagonal por dentro a la espalda del lateral del Atlético para un jugador que atacaba ese zona. Ante esta situación, el Atlético utilizó a sus jugadores en zonas interiores para proteger esa eventualidad, mientras los jugadores más cercanos al emisor del pase realizaban el repliegue defensivo, cerrando así las posibles vías de entrada al área de su rival.
A pesar de dominar la posesión, el equipo local tuvo menos presencia ofensiva que su rival, con sus goles llegando desde el punto de penalti y en propia meta de Diego Costa, en un saque de esquina.
El posicionamiento de Correa y Carrasco:
El Atlético formó en un 4-4-2 en fase ofensiva (arriba) con Llorente repitiendo la posición en ataque que ha descubierto Diego Pablo Simeone para él. Thomas y Saúl, mientras, se situaron juntos en el centro del campo, con Correa y Carrasco en bandas. El Barcelona también jugó un 4-4-2 en defensa (abajo), con un mediocampo reforzado con Busquets, Vidal, Rakitic y Puig.
Cuando el Atlético tenía el balón, tendían a utilizar a Correa y Carrasco en zonas interiores y empujaban a los laterales muy arriba, mientras que Tomás y Saúl se mantenían retrasados para la cobertura. Por lo general, Carrasco y Correa trataron de combinarse con sus compañeros para crear huecos en la defensa del Barcelona y oportunidades para atacar la espalda de la defensa (abajo).
Cuando el Barcelona presionaba alto, solía hacerlo con Messi y Suárez cerrando a los dos centrales, el volante del rombo (Rakitic o Vidal) sobre el lateral, mientras Puig hacia el balance defensivo hacia dentro y Busquets vigilaba el posible pase en la zona central sobre el interior rojiblanco. Cuando los de Setién no presionaban alto, entonces el equipo se situaba en un bloque medio en 4-4-2 con Vidal y Rakitic jugando como interiores en banda.
Dificultades en la organización defensiva del Barcelona:
Además de las combinaciones que el Atlético intentaba ejecutar, utilizaba a sus jugadores dinámicos para crear una rápida penetración. Thomas y Carrasco fueron particularmente efectivos en esto, superando las líneas rivales en conducción y provocando situaciones que conducían a oportunidades de juego a balón parado. Esto también fue evidente en la transición donde buscaban avanzar rápidamente con pases rápidos o corriendo con el balón, siempre con opciones de pase por delante.
La utilización de los interiores por dentro era particularmente útil en situaciones en las que el Barcelona presionaba alto, con la línea defensiva azulgrana muy estrecha por dentro. Esto dejaba espacios para la progresión en ataque de los laterales. Una opción también facilitada por la estructura en rombo del equipo local, enfocada más en cerrar los espacios por dentro que en banda.
El Barcelona buscó contrarrestar esta situación con una agresiva presión tras pérdida, sobre todo con la energía en esta tarea de Puig, situándose cerca de su rival para intentar recuperar en los primeros momentos. Sin embargo, si el Atlético era capaz de evitar la presión de su rival y avanzar, entonces podría aprovechar los espacios mencionados anteriormente en el exterior. En el balance general, los de Simeone fueron superiores en las dos áreas, con una organización defensiva que estuvo por encima de la capacidad atacante del Barcelona.
"Hemos tratado de hacer cosas algo diferentes, que pensábamos que nos daría bastante. Pero el Atlético se defiende muy bien, cierra los espacios y nos compromete las salidas", explicó Quique Setién sobre el planteamiento inicial y la entrada de Puig en el once por Antoine Griezmann. Sin dudas sobre su continuidad, el entrenador del Barcelona sí cree que el empate "supone que nos alejamos realmente de la posibilidad del título. Hay que seguir trabajando".
"El partido se jugó en consecuencia de lo que solemos hacer. Empezamos bien, llegó el gol suyo en una jugada aislada. Luego a generar un partido difícil ante un equipo que tiene bien la pelota. El trabajo fue muy bueno", desarrolló Simeone en rueda de prensa. Por otro lado, el técnico rojiblanco destacó la actuación de Carrasco: "Se planteó un esfuerzo enorme y está volviendo a ser el jugador decisivo y determinante. En Bilbao jugó bien y ante el Barcelona redondeó el mejor partido".