Eurocopa 2020: Tercera jornada del Grupo D, 22 de junio 2021
Sterling (12)
Inglaterra volvió a obtener el máximo rendimiento gracias a un gol de Raheem Sterling. Y es que como ocurrió en la primera jornada ante Croacia, el seleccionado dirigido por Gareth Southgate sumó los tres puntos con un tanto del jugador del Manchester City, esta vez ante la República Checa.
Una victoria que permite al equipo inglés conseguir su clasificación para los octavos de final como líder del Grupo D con siete puntos, dos goles a favor y ninguno en contra, mostrando hasta ahora una brillante solidez defensiva. Lo acompañan a la siguiente fase Croacia como segundo - ganó 3-1 a Escocia- y también la República Checa que, a pesar de perder en Wembley, termina como una de las mejores cuatro terceras. Ambas selecciones con cuatro puntos.
7 / 1
DISPAROS / A PUERTA
5 / 3
43 %
Posesión
57 %
411 / 320
Pases / Completados
528 / 438
10 / 1 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
11 / 5 / 6
La República Checa formó sobre un 4-2-3-1 en su fase de posesión (abajo), con Lukas Masopust, Vladimir Darida y Jakub Jankto apoyando a Patrik Schick, principal referencia en ataque.
Inglaterra, por su parte, se protegió en los momentos sin balón en un dibujo en 4-2-3-1 (abajo), con Kyle Walker, John Stones, Harry Maguire y Luke Shaw en la línea defensiva. Mientras, los encargados de formar en el doble pivote en mediocampo fueron Declan Rice y Kalvin Phillips, con Jack Grealish, Raheem Sterling y Bukayo Saka apoyando a Harry Kane en la primera línea de presión.
Desarrollo ofensivo:
La República Checa apostó por salir desde atrás en juego combinativo, y lo hizo a través de la circulación de balón entre su línea defensiva para intentar progresar. En la primera parte, los checos buscaron siempre jugar hacia adelante, buscando encontrar por medio de un pase a los jugadores que ofrecían desmarques a zonas avanzadas.
Esa situación habilitaba a la República Checa a tener siempre opciones de juego por delante, dificultando así la tarea defensiva de su rival, especialmente cuando esos desmarques eran al lado débil (arriba). Un desarrollo donde los checos buscaban engañar a su rival con la dirección de pase, para encontrar precisamente ese espacio débil entre los defensores ingleses, quienes podían verse retrasados en su acción por ese movimiento de engaño.
Así, la comunicación entre la línea defensiva y el mediocampo de Inglaterra se antojaba decisiva en esas situaciones, ya que la zaga tenía una mejor visión de la circulación de balón de su rival, pudiendo dirigir a los compañeros situados por delante.
Es cierto que ese desarrollo combinativo permitió a la República Checa trazar buenas acciones en defensa y mediocampo, pero le sirvió para desbloquear a su rival en último tercio de campo, un espacio donde generalmente el combinado checo buscó llevar a sus interiores por dentro para habilitar a sus laterales a zonas avanzadas. Unas acciones que siempre intentaban conseguir amplitud. Para que tuvieran éxito, el seleccionado checo debía mantener varias unidades por detrás de la línea de pase. Estos jugadores fueron principalmente Celustka, Kalas y Holes, con Soucek avanzando por el perfil derecho para llegar hasta los metros finales y buscar la opción de centro al área.
Presión de Inglaterra:
A diferencia del partido ante Escocia, Inglaterra mostró mayor dinamismo a la hora de presionar, con Kane y Sterling o Grealish –dependiendo de quien ocupara zonas interiores en cada momento- en la vigilancia de los centrales y el pivote en medio campo. Una presión que era ser más agresiva cuando Phillips y Rice adelantaban su posición para cerrar al pivote checo, permitiendo así a los delanteros ingleses estar más cerca de los centrales.
Por su parte, el extremo más cercano al balón cerraría al lateral rival, mientras que el otro extremo haría el balance defensivo para posicionarse en zonas interiores. Si uno de los jugadores del doble pivote de Inglaterra cercano a la acción no ejercía la presión sobre el pivote checo, entonces optaba por mantener un rol más defensivo para controlar los movimientos de los extremos de la República Checa.
En el segundo tiempo, y a pesar del resultado en contra, la selección checa mostró una mentalidad menos ofensiva en su desarrollo con balón. Parte de esto se debió a su limitada amenaza en el espacio a la espalda de la defensa de Inglaterra, ya que muchos de los jugadores checos buscaron acciones individuales para intentar progresar antes de intentarlo a través de un desarrollo colectivo.
Una situación que facilitó la tarea defensiva al equipo de Southgate, con los delanteros checos solo pudiendo recibir al pie para jugar de nuevo para atrás. Por tal motivo, Jordan Pickford apenas tuvo que intervenir en el segundo tiempo, para cerrar la fase de grupos sin permitir goles en contra.
Inglaterra mantuvo su estructura de 4-2-3-1 (arriba) en fase ofensiva, el mismo dibujo que la República Checa en su desarrollo sin balón (abajo), buscando igualar así los emparejamientos con la selección inglesa.
Movilidad de Rice y Phillips:
El equipo de Southgate mostró, con respecto a sus presentaciones previas, un claro deseo de mejorar su frecuencia de pases hacia adelante, marcando una significativa diferencia en la primera mitad en relación a la calidad de su juego.
Uno de los cambios positivos vistos fue la actuación de Phillips y Rice, quienes ofrecieron mayor movilidad en fase de posesión. Phillips a menudo actuó bajo el rol de falso lateral en la posición entre Stones y Walker, habilitándole así al equipo inglés para avanzar por el perfil derecho. Rice, por su parte, actuó como falso central, facilitando a Shaw y Walker progresar por los laterales.
Del mismo modo, la posición de Rice como falso central permitió a Inglaterra generar una ventaja numérica en la salida de balón ante la presión de su rival, lo que llevó al equipo de Southgate a tener un mejor desarrollo que en partidos anteriores y generar peligro a través de la circulación de balón, buscando los espacios a la espalda de la República Checa.
Buscar a sus atacantes:
Inglaterra mostró también un desarrollo fluido e impredecible en sus ataques con Grealish, Sterling, Saka y Kane ofreciéndose alternativamente estos jugadores con movimientos en corto o con carreras a la espalda, algo que puso a prueba la concentración defensiva de los jugadores checos (abajo).
Asimismo, Inglaterra buscaba generar situaciones de uno contra uno con sus mejores jugadores en esta función –Grealish, Sterling y Saka-, quienes podían recibir, girar y encarar hacia la portería rival (abajo). Acciones que causaron problemas en la defensa de la República Checa, como se vio en la acción de Saka recibiendo en campo propio para liderar después la acción del primer gol.
Otra diferencia de Inglaterra respecto a encuentros anteriores, fue la movilidad de sus jugadores cerca del balón y a la espalda de la defensa rival, logrando tener numerosas opciones ofensiva en último tercio de campo para atacar el área rival con centros o a través de combinaciones. Esto hizo que el equipo de Southgate luciera más amenazante, aunque no ocurrió lo mismo con las acciones ofensivas a balón parado. Y es que la ejecución de los saques de esquina y de los tiros libres estuvo por debajo de la calidad de sus jugadores, como también le faltó generar el espacio suficiente para sus jugadores de ataque.
Lejos de ser una opción ofensiva, los lanzamientos que realizó Inglaterra, desde el punto de vista técnico, causaron problemas al propio equipo inglés, con los jugadores demasiado cerca para recibir, facilitando así la presión de la República Checa en estas acciones.
Reestructuración:
En el apartado defensivo, el equipo checo estuvo mejor cuando utilizó a uno de sus interiores en la marca sobre el centrocampista inglés más retrasado, presionando además a la línea defensiva con el delantero y el extremo, o sólo con el delantero. Sin embargo, a menudo liberaron a Darida (más tarde Alex Kral) para que cerrara el centro de la zaga, lo que permitió a Inglaterra conectar con Phillips en varias ocasiones (abajo), provocando que el centrocampista del Leeds se girara con el balón y buscara jugar hacia delante.
A medida que avanzaba la segunda parte, la República Checa empujaba ocasionalmente a Holes hacia Phillips, pero esto simplemente permitía que uno de los atacantes de Inglaterra se posicionara libre de marca para recibir en una zona más peligrosa. Cuando los checos se adaptaron y volvieron a la vigilancia sobre Phillips, hubo más espacio para que Stones y Maguire salieran con el balón después de combinar entre ellos para salvar la presión de Shick.
Así, se pudo ver a los dos centrales ingleses conducir hacia adelante, algo que supuso otra aportación positiva al juego de Inglaterra, que buscó atraer a jugadores del campo de la República Checa hacia el balón, generando así un hombre libre en otro lugar.
Sin embargo, en la segunda parte, el ritmo y la calidad del ataque de Inglaterra disminuyó, con menos llegadas a la espalda de la defensa rival y menos ocasiones generadas. Aun así, el equipo de Southgate manejó bien el juego con balón, mostrándose cómoda en esta fase del juego.
"El factor decisivo fue la calidad. No creo que nuestra actuación fuese mala, pero hay que tener en cuenta que jugamos contra Inglaterra en Wembley", señaló el seleccionador de la República Checa. "Pasar de ronda es un éxito para nosotros. Ahora se trata de sólo un partido, en el que somos capaces de sorprender", añadió Silhavy sobre el cruce de octavos.
"Trabajamos en algunas cosas en el entrenamiento antes del partido, pero el crédito es de los jugadores, por los ajustes que tuvieron que hacer. Sin el balón, cambiamos lo que veníamos haciendo. Es un mérito enorme de nuestros jugadores haber estado tan bien sin balón", explicó el seleccionador inglés. "Quién sabe si eso será una ventaja o no. Queríamos ganar el grupo y quedarnos en Wembley. Ahora, a esperar a ver contra quién jugamos", reflexionó Southgate sobre el cruce de octavos.
Redacción: Héctor García