Octavos de final de la Europa League, 7 de agosto 2020
Reguilón (21)
En-Nesyri (44)
Sevilla y Roma retomaron su eliminatoria de octavos de final de la Europa League que quedó aplazada antes de arrancar por la paralización de las competiciones europeas. Dos equipos que venían de desarrollar una gran actuación en la recta final de sus respectivas ligas, presumiéndose así un partido muy igualado.
Sin embargo, el equipo de Julen Lopetegui se mostró superior tanto en el marcador como en la gestión de los diferentes aspectos del juego a lo largo de todo el encuentro, sin dar opción a su rival de poder seguir adelante en la Europa League.
Sergio Reguilón abrió el marcador en acción individual, con Youssef En-Nesyri ampliando la distancia poco antes del descanso. En el segundo acto, el equipo español consiguió controlar cualquier atisbo de reacción de la Roma, logrando su clasificación para los cuartos de final, donde se medirá a los Wolves (el equipo inglés derrotó 1-0 a Olympiacos).
15 / 7
DISPAROS / A PUERTA
7 / 1
58 %
Posesión
42 %
491 / 422
Pases / Completados
382 / 320
11 / 2 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
21 / 2 / 1
El Sevilla formó en 4-3-3 (abajo) con Fernando, Joan Jordan y Éver Banega en el mediocampo, mientras Lucas Ocampos, Suso y Youssef-En Nesyri se desarrollaron en la línea de ataque. Una estructura que buscó superar el 5-2-3 de la Roma en fase defensiva.
Bruno Peres, Gianluca Mancini, Roger Ibañez, Alexsandar Kolarov y Leonardo Spinazzola formaron la línea defensiva con 5 jugadores del equipo italiano, que buscó presionar la salida de balón de su rival con los tres futbolistas de ataque, Henrikh Mkhitaryan, Nicolo Zaniolo y Edin Dzeko, situándose sobre los centrales del Sevilla y el portero, mientras mantenían la vigilancia sobre una posible conexión con Fernando. Esta estructura de la Roma en la presión emparejó en un 2 contra 2 a su mediocampo, con Bryan Cristante y Amadou Diawara sobre Banega y Jordán, respectivamente (abajo).
Dudas en los centrales de la Roma:
El equipo de Lopetegui intentó generar dudas en los carrileros y los centrales exteriores de la Roma, utilizando en profundidad a sus extremos para poder recibir en los últimos metros. El equipo de Fonseca buscó cerrar al lateral del Sevilla con sus carrileros, con el extremo sevillista siendo vigilado por el central exterior, ya que no había un centrocampista libre para poder ejercer este balance defensivo. Fue una situación que generó una decisión crucial sobre los centrales exteriores de la Roma, cuestionándose si debían seguir al lateral en profundidad en espacios intermedios con el riesgo de habilitar un espacio a la espalda o mantener la posición para proteger esa brecha, permitiendo así que el jugador del Sevilla recibiera al pie sin oposición.
En la primera mitad, el equipo de Lopetegui buscó atacar el espacio a la espalda del carrilero de la Roma y el central exterior para priorizar el acceso a zona de ataque jugando por fuera, un método acertado debido a la presencia de tres centrales de la Roma en zonas interiores. Esta acción consistía en conectar con los jugadores por delante y por fuera del central exterior o el carrilero de la Roma, para ejecutar una carrera en diagonal por dentro con el extremo o el delantero centro.
Llegada por dentro de los laterales:
Otro modo del Sevilla de llegar al ataque fue la relación entre el lateral y el extremo. Así, era normal ver a los dos interactuar en el mismo espacio (abajo), acompañados por los movimientos de un tercer hombre o carreras en superposición.
El central exterior de la Roma era susceptible de ir a hacia estos jugadores, algo que se hizo evidente en el primer gol del Sevilla donde Mancini fue arrastrado de su posición por Ocampos, creando un espacio para la entrada por dentro de Reguilón que finalizó con acierto. Si el juego por las bandas era una de las grandes fortalezas, el Sevilla también utilizó a Fernando como falso central con el objetivo de aumentar el espacio entre los dos centrales y facilitar el avance de Navas y Reguilón en ataque.
El 5-2-3 de la Roma en fase defensiva hizo que se viera superado en muchos momentos en un 3 contra 2 en el medio del campo, aunque la idea de vigilar a Fernando fuera precisamente para evitar esto. El problema se generaba en la propia estructura de presión sobre el Sevilla. Dzeko iba hacia el portero, mientras Mkhitaryan y Zanilolo se emparejaban con los dos centrales, provocando así que uno de los dos centrocampistas tuvieran que mover su posición para la vigilancia de Fernando.
Esa acción dejaba siempre libre a uno de los interiores del Sevilla, pudiendo recibir libre de marca y progresar sin oposición. Fue algo que el equipo de Lopetegui explotó frecuentemente, salvando así con facilidad la presión de su rival (abajo).
El contragolpe, otra opción ofensiva:
Para solucionarlo, Fonseca buscó que Mkhitaryan buscara vigilar a los interiores del Sevilla con el objetivo de frenar estas penetraciones, pero esto facilitó a los centrales tener más tiempo el balón y combinar con mayor facilidad con los centrocampistas, especialmente encontrando a Banega en nuevas posiciones. En la misma acción, los extremos llegaban a zonas en profundidad para generar superioridades en ataque ante la Roma.
El equipo de Lopetegui también buscó generar peligro sobre la portería de su rival en acciones de contragolpe, como se vio en el segundo gol. Yassine Bounou, portero del Sevilla, frecuentemente distribuía el balón rápidamente después de un ataque de la Roma para lanzar las acciones ofensivas.
Un dibujo diferente:
La Roma varió su estructura de 5-2-3 en defensa a un 3-4-2-1 en ataque (abajo), con una línea ofensiva escalonada en diferentes alturas donde combinaron Mkhitaryan y Zaniolo, con Dzeko por delante de ellos.
El Sevilla, por su parte, pasó a un 4-1-4-1 en fase defensiva (abajo), con Navas, Jules Koundé, Diego Carlos y Reguilón en la línea de 4 atrás, y Fernando por delante de ellos. En esta estructura, Ocampos y Suso se unían a Banega y Jordan en mediocampo cuando el equipo no tenía el balón, mientras En-Nesyri se quedaba como único jugador arriba.
El Sevilla buscó situar a los tres jugadores de ataque cerca de los tres centrales de la Roma, con los laterales en la presión sobre los carrileros del equipo italiano, y Banega y Jordán en la vigilancia sobre los centrocampistas de la Roma. Fernando también salía en ocasiones a banda para la cobertura defensiva sobre el carrilero de la Roma si era necesario.
El equipo italiano situó a los centrocampistas de ataque muy cerca entre sí para generar situaciones de 4 contra 3 por dentro ante el Sevilla (abajo). Cristante y Diawara llegaban en profundidad, mientras Mkhitaryan y Zaniolo operaban a la espalda de la línea del medio del campo del Sevilla. Además, en último tercio de campo, los tres atacantes de la Roma buscaban combinar entre ellos para generar opciones de gol. Estos jugadores a menudo desarrollaron movimientos en direcciones opuestas con el objetivo de desdibujar la línea defensiva del Sevilla y encontrar opciones de llegar a portería.
Por el interior y las bandas:
El equipo de Fonseca buscó dos vías para llegar a zona de remate. Unas veces intentando avanzar en zonas interiores y otras por las bandas. Ambas tenían un mismo protagonista en el origen: Dzeko. El delantero salía a buscar el balón bien por el centro o por zonas exteriores. En la acción en la que retrasaba su posición para asociarse, Mkhitaryan o Zaniolo buscaban atacar la espalda de la defensa del Sevilla para que Dzeko jugara a esos espacios. El otro método era que el centrocampista ofensivo mantuviera una posición un poco más retrasada para que el delantero de la Roma se asociará con el carrilero que avanzaba por la banda (abajo).
El Sevilla trató de contrarrestar la superioridad de su rival en zonas interiores desplazando a Ocampos y Suso para crear un 4 contra 4 con la ayuda de Banega y Jordán. Fernando, por su parte, se quedaba libre para tapar cualquier hueco o seguir a cualquier carrera en ataque de un jugador de la Roma sin romper el orden defensivo. La zaga del Sevilla se mostró muy hábil en la defensa del espacio a su espalda, sin ofrecerle muchas posibilidades a la Roma en ataque. La prueba fue que el equipo italiano solo registró un disparo a portería, y las pocas oportunidades que crearon en ataque fueron por acciones no elaboradas (rechaces, despejes o segundas jugadas).
Un Sevilla muy firme en defensa:
El juego del Roma hasta el último tercio de campo fue razonablemente acertado, con diferentes acciones para superar el medio del campo de su rival, pero las acciones se desvanecían en los últimos metros donde no tuvo claridad.
Mkhitaryan supuso una amenaza en el espacio intermedio por el perfil izquierdo y buscó correr entre Koundé y Navas cuando el balón se movió por fuera a Spinazzola, dando lugar a algunas situaciones más prometedoras para la Roma, pero también sin acierto en último tercio de campo.
La entrada de Lorenzo Pellegrini en el centro del campo y de Carles Pérez en el ataque provocaron una mayor profundidad de la Roma, ya que los dos suplentes buscaron atacar la espalda de su rival. Sin embargo, el Sevilla se encontraba cómodo con el 2-0, sin dar opciones a su rival de poder hacerle daño.
"Hemos hecho un buen partido, lo requería el rival y la ocasión. Teníamos que desactivar a la Roma a nivel ofensivo y no han tenido ocasiones y nosotros siempre tuvimos el control", señaló Lopetegui. El entrenador del Sevilla señaló el trabajo colectivo de su equipo, destacando la labor de Banega: "Cuando juega bien, el Sevilla juega bien. Está jugando a un nivel muy alto y es de los jugadores con más nivel competitivo".
"Estamos todos decepcionados pero este partido hay que aceptar la realidad de que el Sevilla estuvo por encima de nosotros y mereció ganar", explicó el entrenador de la Roma. "Yo soy el culpable si buscamos un responsable", dijo a la hora de buscar una explicación. Fonseca, por otro lado, tiene claro a quién ve campeón: "El Sevilla es el principal candidato a ganar la Europa League".