Cuartos de final de la Europa League, 11 de agosto 2020
Ocampos (87)
El Sevilla volvió a demostrar ante los Wolves su capacidad de manejarse en las situaciones más difíciles en la Europa League. Una competición que el equipo español aspira a ganar por sexta vez en su historia, después de clasificarse para semifinales. Una cita donde volverá a encontrarse a un equipo inglés, esta vez el Manchester United.
El duelo se decidió en los últimos minutos, luego de que ambos equipos desarrollaran el guión esperado: el Sevilla con el control del balón y el Wolverhampton con un perfecto ejercicio defensivo buscando llegar al área rival a través de rápidas transiciones. Adama Traoré exhibió en los primeros minutos su tremendo potencial y velocidad para estas acciones, en una carrera de más de 70 metros que acabó en el penalti cometido por Diego Carlos.
Raúl Jiménez, quien no había fallado ninguna pena máxima con la camiseta de los Wolves (8 penaltis y 8 ocho aciertos), no acertó a hacer el gol ante la buena acción de Yassine Bounou bajo palos. Sí lo hizo Lucas Ocampos, quien, en un envío de Éver Banega desde la banda (una jugada preparada por Julen Lopetegui en la pizarra), cabeceó el balón a la red para dar la victoria al Sevilla.
7 / 2
DISPAROS / A PUERTA
15 / 5
27 %
Posesión
73 %
484 / 355
Pases / Completados
971 / 812
7 / 2
Faltas / Amarilla / Roja
9 / 1
El Sevilla formó en fase ofensiva con su habitual 4-3-3 (abajo), con Fernando, Éver Banega y Joan Jordán en medio del campo, jugando Suso, Lucas Ocampos y Youssef En-Nesyri en la línea de ataque.
Los Lobos, por su parte, se desarrollaron en defensa bajo un 5-3-2 en bloque medio. Matt Doherty, Willy Boly, Conor Coady, Romain Saïss y Rúben Vinagre en la línea de 5 atrás; João Moutinho, Rúben Neves y Leander Dendoncker en medio del campo, con Adama Traoré y Raúl Jiménez por delante de ellos.
Diferentes alternativas para llegar al ataque:
El Sevilla tuvo un claro dominio de la posesión y su tarea durante todo el partido fue intentar echar abajo el organizado bloque defensivo propuesto por Nuno Espírito Santo. Lo buscó desde la salida de balón, donde situaba a Fernando entre los centrales Diego Carlos y Jules Koundé para generar superioridades de 3 contra 2.
La siguiente fase fue buscar superar la línea del medio del campo del equipo inglés. Moutinho, Neves y Dendoncker trabajaron en defensa para cerrar todos los espacios, al mismo tiempo que se mantenían compactos. Así, permitían al Sevilla jugar alrededor de ellos y circular el balón de un lado a otro, pero sin poder penetrar.
Lopetegui reaccionó entonces buscando diferentes alternativas. El mecanismo más utilizado para conseguirlo fue utilizar a Banega como falso lateral por fuera de Diego Carlos, permitiendo a Sergio Reguilón avanzar a posiciones del medio del campo, obligando de este modo a los centrocampistas de los Wolves a hacer el balance defensivo. En esta acción, Banega podía ejecutar un cambio de juego de izquierda a derecha en numerosas ocasiones, buscando encontrar una vía de entrada por el carril contrario antes de que un jugador del equipo inglés pudiera llegar a la cobertura defensiva.
Al mismo tiempo, el Sevilla buscó situar a sus jugadores entre los centrocampistas de los Wolves mientras mantenía la amplitud por bandas, estirando a su rival horizontalmente (abajo). El posicionamiento de estos jugadores junto con los pases verticales al pie cerraron aún más por dentro la defensa del conjunto inglés, permitiendo al Sevilla progresar por fuera.
Paciente en la circulación de balón:
Pero esa no fue la única vía del equipo español para generar peligro. Otro método fue que sus delanteros se movieran por los lados débiles de su rival. Así, Ocampos y Suso realizaban trayectorias hacia el lado opuesto, lo que complicaba a los laterales del Wolverhampton a seguir su marca por todo el campo. Esto permitía a los extremos del Sevilla situarse por dentro para recibir entre líneas.
Debido a la organización defensiva de su rival, el equipo de Lopetegui tuvo que se paciente en la circulación de balón, incluso teniendo que volver en algunas ocasiones a jugar con su defensa para reiniciar la jugada. En ese momento, el extremo se activaba buscando la carrera en diagonal al lado débil del central exterior de los Wolves para generar una nueva opción de ataque. Si el pase era capaz de llegar a sus pies con acierto era acompañado por un movimiento por fuera del lateral, generando así una situación de 2 contra 1 en banda (abajo).
Centros al área:
Eso fue particularmente frecuente en el lado derecho, con Jesús Navas avanzando a menudo por fuera. Sin embargo, y a pesar de llegar hasta aquí, penetrar a la espalda de la línea defensiva de los Wolves fue mucho más difícil de conseguir por el Sevilla. El equipo inglés utilizaba a sus cinco defensas para asegurarse de que no hubiera espacios por donde progresar, sin dejar también espacios a su espalda.
Una organización defensiva a la que se adaptó el Sevilla, buscando entonces el pase por fuera del carrilero o en el espacio entre el carrilero y el central exterior. Estas acciones finalizaban en centros al área, una acción anulada por la defensa de los Wolves, destacando en esta tarea Boly y Coady, siempre atentos a estos envíos.
Mientras, los pases entre el carrilero y el central exterior constituyeron una fórmula diferente para encontrar a un jugador en zonas avanzadas. Si la carrera era de frente y en contra del central exterior, la defensa de los Wolves se sentía muy cómoda para jugar cerca de su portería. Sin embargo, si la carrera era a su espalda entonces era más difícil de controlar, ya que Coady debía abandonar su posición en la cobertura dejando espacios por dentro.
Eso acabó llevando a centros por abajo u oportunidades de pases atrás. Una situación ante la que el equipo de Nuno también logró protegerse con el trabajo defensivo de sus tres centrales para anular cualquier centro por abajo dentro del área, mientras los centrocampistas controlaban las posibles llegadas en segunda línea de los jugadores del Sevilla. La organización defensiva de los Wolves no dio muchas opciones en ataque al Sevilla, que encontró el gol en una acción a balón parado de Ocampos en los últimos minutos.
Explotar la velocidad de Traoré:
Con alto grado de organización en defensa, los Wolves formaron en ataque sobre un 3-5-2 (abajo) con Doherty, Moutinho y Neves en medio del campo, uniéndose Dendoncker y Vinagre por los carriles exteriores.
El equipo de Lopetegui también se transformó para defender, pasando a un 4-1-4-1 (abajo) con Navas, Koundé, Diego Carlos y Reguilón en línea de cuatro atrás. Fernando, por su parte, jugó por delante de la defensa, protegiendo las espaldas de Suso, Jordán, Banega y Ocampos, quedando En-Nesyri en ataque.
El equipo inglés tuvo claro en cederle la posesión al Sevilla y permitirle llegar a medio del campo. El objetivo era intentar atacar en rápidas transiciones ofensivas después de recuperar el balón (abajo), especialmente a través de Traoré.
Así llegó la gran ocasión de los Wolves en los primeros minutos, en una espectacular carrera del jugador español desde campo propio que acabó en penalti en el área del Sevilla. Yassine Bounou, guardameta del equipo español, paró el penalti de Jiménez.
Triángulo de seguridad en el Sevilla:
El Sevilla buscó presionar a su rival en primera línea en las ocasiones en las que el equipo de Nuno buscaba la salida de balón desde atrás. En esa presión, En-Nesyri se posicionaba cerca del central exterior mientras vigilaba el posible pase por dentro de Coady. Al mismo tiempo, el extremo cercano al balón cerraba al carrilero de los Wolves, mientras Fernando, Banega y Jordán realizaban marcajes individuales sobre los centrocampistas rivales. Ocasionalmente, el extremo del otro lado se situaba sobre el centrocampista de los Wolves más cercano en un balance defensivo que permitía al Sevilla tener un jugador más en medio del campo.
La estructura de los Wolves con balón era cautelosa (abajo). Dendocker en algunas ocasiones se sumaba al ataque con Jiménez y Traoré, pero siempre con cinco jugadores por detrás del balón, lo que hacía difícil generar claras ocasiones de gol.
La entrada de Pedro Neto por Moutinho en el minuto 70 de partido varió la estructura de ataque, pasando entonces los Wolves a un 3-4-3. Esto facilitó al equipo inglés tener mayor amplitud en las transiciones ofensivas respecto al 3-5-2. Los ataques también pasaron a ser más directos, aunque la seguridad defensiva del triángulo de seguridad que dibujaban Fernando, Diego Carlos y Koundé en el Sevilla frenó cualquier atisbo de peligro en contra. Una tarea a la que se unió el rápido repliegue defensivo de los laterales y extremos para controlar las transiciones de los Wolves en ataque.
"Tuvimos que defender porque nos enfrentamos a un buen rival en la gestión de la posesión. Pero siempre la tuvieron en frente de nuestra líneas, lo que no nos generó muchos problemas, pero sí requirió un gran esfuerzo. Hasta el gol habíamos defendido bien las acciones a balón parado", señaló Nuno. El entrenador del Wolves descargó de culpas a Jiménez por su penalti fallado: "Es un jugador fantástico. En todas las cosas que hace por el equipo: sus goles, su trabajo y su talento".
"Sabíamos de las dificultades del rival. No equivocarnos, tener la pelota y cansar al rival, porque sabíamos que eso iba a tener premio. Nos hemos equivocado una vez y nos ha costado el penalti, pero después no recuerdo ninguna ocasión más de ellos", analizó Lopetegui. "A veces los merecimientos no son suficientes, pero esta vez sí lo ha sido y estamos contentos. Ahora nos toca pensar en el Manchester United, que nos va a obligar también a hacer un gran partido para ganar", añadió el entrenador del Sevilla.