Jagoba Arrasate
Osasuna, 2018-2024. Mallorca, 2024- Presente
Mi madre me dice que vuelva a la docencia.
“Así trabajas de lunes a viernes, fines de semana libres y puedes estar con los niños. Mucho más tranquilo”.
Ahora mismo soy un profesor que está en excedencia.
Ejercía la profesión de tutor de sexto de Primaria -niños de once años- y entrenaba al equipo del pueblo, el Elgoibar.
Luego llegaron etapas diferentes en distintas categorías, la Real Sociedad en el fútbol base y después me incorporé al primer equipo en el verano de 2012 para trabajar en el cuerpo técnico de Philippe Montanier.
En ese momento ya tuve que dejar de lado la docencia y dedicarme desde entonces exclusivamente a entrenar.
Sé que a mi madre tampoco le gusta mucho el foco en el que te coloca el fútbol profesional, pero entiende que es mi pasión.
En la escuela, por ejemplo, en el tiempo del recreo de los chicos aprovechaba para preparar los entrenamientos de la tarde y los partidos del fin de semana. También en los viajes de dos horas cada día cuando me tocó ser profesor lejos de casa.
Ya sabes que el entrenador lo es las 24 horas del día y esa soledad del coche me servía también para preparar cosas.
"Ahora mismo soy un profesor que está en excedencia"
Era muy feliz con lo que hacía por entonces. No soñaba, ni me imaginaba llegar algún día a entrenar en Primera División. Para mí era más que suficiente que los chavales lo pasaran bien e intentar pelear por un ascenso, como lo logramos. Fue igual también en los equipos de Tercera y Segunda B por los que pasé después, Burgos y Marino de Luanco.
La llamada de la Real Sociedad llegó de Bittor Alkiza, ahora mí segundo entrenador. Para los que no conozcan mucho la historia de la Real, Alkiza es un ídolo del equipo, con más de 400 partidos. Vino a verme a mi casa junto con Luki Iriarte, los dos eran responsables de las categorías inferiores del club.
Yo no sabía para qué querían verme, pero esa reunión fue importante porque ya me demostraron que me habían seguido, y hablaban con propiedad de cosas que habían valorado.
“Vemos tu figura dentro del último periodo de formación de los jugadores, el equipo juvenil. ¿Qué te parece?”.
Para mí era un paso adelante. Más allá de entrar en la Real, con todo lo que eso supone, entendía que para mi futuro eso también iba a ser enriquecedor, como así fue luego.
Cuando estás entrenando en equipos más modestos, te acostumbras a conseguir los objetivos con otros medios. El entrenador llega a ser casi el único responsable de todo.
Pero en un club tan grande como es la Real, donde tienen una metodología propia, más allá de imprimir tu sello te tienes que adaptar también a muchas cosas. Formas a los jugadores, y cuando hablo de formar no solo hablo de lo táctico. Hablo también de lo humano.
Pero cuando estás dispuesto a mejorar, a reciclarte cada día, todo acaba siendo mucho más sencillo.
"Cuando estás entrenando en equipos más modestos, el entrenador llega a ser casi el único responsable de todo"
Después de hacer dos años en el juvenil, el club, a través de su director deportivo, Loren Juarros, me propuso entrar en el primer equipo. Entendían que podía aportar cosas y podía ser muy positivo para mi futuro, formarme dentro de lo que es la estructura del fútbol profesional.
Fue un año increíble. Más allá de que el equipo hizo una gran temporada y quedó cuarto en la Liga, clasificándose para la Champions League, me quedo con el día a día de una metodología muy diferente, como es la escuela francesa de Philippe Montanier (abajo) y Michel Troin, su segundo.
Diferente en los entrenamientos, en las tareas, dándole muchísima importancia a la técnica, más incluso que a la táctica… Y, además, cuando eres un tercer entrenador y ves los toros desde la barrera, te fijas en más cosas. Para mí fue una introducción al fútbol profesional, aprendiendo muchísimo porque era algo diferente para mí.
Después de esa temporada, por lo que sea, el club no llegó a un acuerdo con Montanier para la renovación y ahí surgió la opción de poder tomar yo el mando del primer equipo.
Me reuní con el presidente, Jokin Aperribay, y el director deportivo en varias ocasiones. Pero no dije nada a nadie, ni a mi mujer, ni mis padres hasta después de la tercera reunión, cuando se cerró el acuerdo.
En casa me acuerdo que fue un impacto grande para todos, porque más allá de felicitarte y alegrarse mucho, entendían que mi vida iba a cambiar. Pasas a estar en los focos, a ser ya una persona mediática… Yo creo que ellos se fijaron más en esas cosas que en la ilusión que me podía dar ese paso tan grande.
Superado ese primer impacto en la familia, llegaron emociones fuertes desde el primer día con el equipo.
"No dije nada, ni mi mujer, ni mis padres hasta después de la tercera reunión, cuando se cerró el acuerdo con la Real Sociedad"
La preparación estaba condicionada por el calendario, porque en agosto teníamos la previa de la Champions League 2013/14 contra el Olympique de Lyon. El desplazamiento a Francia fue precioso, con mucha gente de la Real en las gradas. Sacamos un gran resultado (0-2) que nos permitió rematar la eliminatoria (2-0) en el partido de vuelta.
Un momento inolvidable, porque al final más allá de la alegría que supone pasar esa eliminatoria, era cumplir con el deber que me habían asignado. La guinda al pastel de todo lo que habíamos peleado durante un año para llegar a la fase de grupos de la Champions League.
El año fue muy positivo. Creo que también fue la temporada con más partidos en la historia de la Real, con 54 encuentros entre Liga, Champions League y Copa del Rey. Prácticamente jugamos cada tres días, pocos entrenamientos y muchos viajes.
La pena fue perder el último partido de Liga contra el Villarreal en casa (1-2). Optábamos al quinto puesto y terminamos séptimos, que no estaba mal, pero teníamos que jugar la previa de la Europa League, que luego acabamos perdiendo. En la Copa del Rey, mientras, llegamos hasta las semifinales, muy cerquita de la final.
Había sido mi primera temporada como entrenador en Primera División, pero, si te digo la verdad, no lo pude disfrutar. Cuando tienes tantos partidos es imposible hacerlo. Todo viene tan rápido que al final no tienes tiempo de pararte a pensar. El siguiente partido te va comiendo cada día.
Como te decía antes, la derrota en la última jornada ante el Villarreal nos obligó a empezar de nuevo la siguiente temporada -2014/15- condicionada por el calendario. Esta vez incluso más pronto, con las dos previas de la Europa League, jugando desde la primera semana de agosto partidos oficiales, con todo lo que eso supone.
"Mi primera temporada como entrenador en Primera División, si te digo la verdad, no lo puede disfrutar"
Eliminamos al Aberdeen, pero caímos ante el Krasnodar en la siguiente eliminatoria después de perder en el partido de vuelta en Rusia (3-0). Y ahí empezamos con el pie torcido, sin poder darle la vuelta desde entonces a la dinámica del equipo.
En esa situación se dio un momento complicado. La sensación, sobre todo, era de frustración. Cuando las cosas no salen, y en esto creo que somos muy parecidos todos los entrenadores, le das a todo mucho más vueltas. Analizas mucho más, pones más vídeos, incluso trabajas más tiempo en el campo… Sin embargo, eso tampoco es sinónimo o garantía de que la cosa vaya a cambiar.
Por un cúmulo de circunstancias o porque no has dado con la tecla, el equipo no termina de funcionar como tú quieres. Pero ¿quién está libre de que no le pase eso?
Al final de esas experiencias también se aprende. Siempre que analizas cosas te sirven sobre todo para mejorar en el futuro.
Mi salida del equipo llegó después de la jornada 10. Me junté con el presidente y me señaló que veía importante que el equipo tuviera un cambio en el primer equipo, pero que también le gustaría que siguiera en el club, aportando en otros ámbitos de lo que es el organigrama de la Real.
"Cuando las cosas no salen, la sensación, sobre todo, es de frustración"
Agradecí al presidente y a la dirección deportiva esa confianza en mí, pero decidí tomar otro camino. A mí lo que me llenaba era ser entrenador y no tenía sentido quedarme por quedarme. Pocos días después llegó David Moyes (arriba a la izquierda) al equipo.
Después de todo eso me fui con la familia tres meses. Quería evadirme de lo que es el fútbol y su entorno. Y tampoco había tenido mucho tiempo de estar con ellos ese último año y medio.
Fue un tiempo diferente, de convivir juntos, olvidarnos un poquito de todo y estrechar lazos también. Al final, cuando estás en un equipo como la Real y una temporada tan apasionante y cuando tienes que viajar tanto, no es que dejes de lado la familia, pero igual no llegas a todo lo que tienes que llegar.
Pasados esos tres meses, ya en frío, empecé a pensar en lo que quería. También lo que yo era como entrenador y dónde podía estar mi futuro. Llegaron varias opciones, entre ellas las del Numancia. Oferta por la que me decidí finalmente, aunque gente cercana a mí no lo entendiera.
"Estoy seguro de que sin esta etapa en Segunda con el Numancia no habría vivido nada de lo que ha ido pasando después"
Sabía que pasaba de la Champions League a entrenar en Segunda División, pero era lo que yo quería. Más allá de proyectos ambiciosos, necesitaba un sitio estable y un vestuario sano. Y, sobre todo, personas. Gente que creyese en las personas, y así me lo trasladaron.
Por eso no le di mucha importancia ni a la categoría, ni al proyecto ambicioso, ni al tema económico. Desde el primer minuto me sentí feliz. También mi familia. El tiempo demostró que tomé la decisión acertada, tres años inolvidables.
Estoy seguro de que sin esta etapa no habría vivido nada de lo que ha ido pasando después. Una semana antes del ascenso a Primera División con Osasuna, en mayo de 2019, nació mi hijo Nico.
Y tengo una anécdota que es increíble. Mi mujer había roto aguas y salimos corriendo al hospital. Pero según íbamos llegando al hospital, la gente me paraba el coche: “¡Venga entrenador, que ya queda poco!”.
Sí, quedaba poco para el nacimiento de mi hijo, pero la gente obviamente no me hablaba de eso. Se referían al ascenso, algo muy importante para todos. Toda la ciudad se enfocó en ese objetivo junto al equipo. Y es verdad, como dice mi mujer, que Nico nació con un pan debajo del brazo en forma de ascenso.
La sensación que tuve es que volvía a Primera de otra manera. Más curtido y, no sé si es la palabra correcta, pero yo lo siento así, con más merecimiento.
Había cerrado el círculo.
Redacción: Héctor García