Entrevistas Tiempo de lectura: 16 min

Afrontar un nuevo reto

Afrontar un nuevo reto
Fotografía: Alexander Papacosta/UEFA vía Getty Images
Redacción
Héctor García
Publicado el
14 de octubre 2025

Juan Carlos Carcedo

Pafos, 2023-Presente

Siempre soñé con dirigir en la Champions League, tener en mi carrera esa etiqueta de tanto privilegio.

Empecé a sacarme los títulos de entrenador todavía como jugador. No tuve dudas sobre cuál sería mi siguiente paso una vez que dejara de jugar. Tenía muchas inquietudes tácticas y quería seguir involucrado en el fútbol, así que el mejor modo de hacerlo, sin duda, era como entrenador. Terminé de jugar en Las Palmas y, al poco tiempo, empecé como segundo entrenador en el club, primero junto a Josip Visnjic y después con Juanito.

Mi trabajo con Unai Emery arrancó en el Almería, en la temporada 2006/07. Él venía de hacer una gran labor con el Lorca, primero con el ascenso a Segunda División y, en el segundo año, con posibilidades de subir a LaLiga hasta la última jornada. Cuando firmó por el Almería, necesitaba formar un cuerpo técnico y se acordó de mí.

Unai Emery arrancó su carrera como entrenador en 2004. Lo hizo al frente del Lorca Deportiva, modesto club de Segunda División B al que llevó a rozar el ascenso a primera división en tan solo dos años. Denis Doyle/Getty Images
Unai Emery arrancó su carrera como entrenador en 2004. Lo hizo al frente del Lorca Deportiva, modesto club de Segunda División B al que llevó a rozar el ascenso a primera división en tan solo dos años. Denis Doyle/Getty Images

Unai y yo nos conocíamos de años atrás: fuimos compañeros de equipo en el Leganés, en segunda división, y nos sacamos juntos el máster de la Fundación Johan Cruyff. Es decir, ya teníamos una conexión, sabíamos que a los dos nos gustaba mucho el fútbol y, sobre todo, que éramos apasionados por el juego y la táctica. De ese modo, en el Almería empezamos la aventura con el ascenso a LaLiga la primera temporada y, en la segunda, con un histórico octavo puesto y 52 puntos.

"Hoy el fútbol moderno necesita trabajo, disciplina y dedicación, pero el jugador es diferente a como era hace 20 años"

El éxito de Unai estaba —y está— en su cultura del esfuerzo: trabajo, trabajo y trabajo. Para los jugadores, pero, por encima de todo, para él mismo. Actualmente, los entrenadores tenemos muchas aplicaciones para enseñar vídeos a los jugadores, obtener todo tipo de datos, analizar partidos y ver cortes sobre los rivales. Pero en aquella época en el Almería —sorprende porque no fue hace tanto tiempo— todo era mucho más rudimentario. Solo tenías los típicos CD para enseñar cortes de vídeos a los jugadores y ahí había que buscarse la vida para conseguirlos.

¿Y qué hizo Unai? Bueno, él tenía un contacto de su etapa en el Lorca que le pasaba vídeos de los rivales contra los que íbamos a jugar. Una vez a la semana, iba con su coche de Almería a Lorca, más o menos 300 kilómetros entre ida y vuelta, para recoger ese material. Después, nosotros montábamos los cortes con muchas horas de trabajo y detalle.

Después de triunfar en el Almería, Emery y Juan Carlos Carcedo aceptaron en 2008 el reto de dirigir uno de los clubes más grandes de Europa: el Valencia. Jonathan Ferrey/Getty Images
Después de triunfar en el Almería, Emery y Juan Carlos Carcedo aceptaron en 2008 el reto de dirigir uno de los clubes más grandes de Europa: el Valencia. Jonathan Ferrey/Getty Images

Esa insistencia en el trabajo nos llevó a estar muy alto en el Almería, un club que nos permitió dar el siguiente paso: el Valencia. Y ahí nos dimos cuenta de que la cosa iba en serio.

Digo que iba en serio porque en el Almería había presión, por supuesto, porque todo entrenador la tiene, pero el Valencia es un equipo con una exigencia terrible. Cuando llegamos en 2008, el club ya empezaba a tener problemas económicos, y eso provocó la venta de algunos de los jugadores más importantes. Aun así, durante los cuatro años que estuvimos, conseguimos clasificaciones para jugar competiciones europeas. Salvo la primera temporada, siempre fuimos terceros en LaLiga por detrás del Barcelona de Pep Guardiola y del Real Madrid de José Mourinho, equipos que ganaron la competición con más de 90 puntos o incluso 100, como el Real Madrid en la 2011/12.

"Tenía muchas inquietudes tácticas y quería seguir involucrado en el fútbol, así que el mejor modo de hacerlo, sin duda, era como entrenador"

Con el tiempo creo que se le ha dado más mérito a lo que hicimos en el Valencia, pero en ese momento quizá la afición no lo valoró tanto. Algo entendible por su parte: el Valencia venía de unos años en los que había ganado dos veces LaLiga y una Copa de la UEFA con Rafa Benítez. Sin embargo, de eso habían pasado ya unos cuantos años y el club había caído en una decadencia económica que se sentía en la entidad y en el día a día.

Al margen de los éxitos colectivos, el cuerpo técnico formado por Emery y Carcedo ha potenciado a muchos jugadores, entre ellos Jordi Alba (en la imagen). Manuel Queimadelos Alonso/Getty Images
Al margen de los éxitos colectivos, el cuerpo técnico formado por Emery y Carcedo ha potenciado a muchos jugadores, entre ellos Jordi Alba (en la imagen). Manuel Queimadelos Alonso/Getty Images

Dentro del vestuario a veces era frustrante esa sensación de que a la afición no le valía con lo que conseguíamos. Pero nuestro trabajo siempre fue el mismo, con la misma pasión, motivación y creyendo que estábamos cumpliendo objetivos importantes.

También logramos elevar el rendimiento de jugadores que, a priori, no parecían tener tanto potencial. El mayor ejemplo es Jordi Alba. Cuando llegamos al Valencia, Jordi era un extremo que se quería marchar del club y no tenía confianza, además de que en su puesto estaban Vicente y Juan Mata. Él era muy joven, había venido de una cesión y era el tercer extremo. Le pedimos que nos ayudara en otra posición, aunque al principio no lo veía de buena manera. “¿Cómo voy a jugar de lateral si nunca lo he hecho?”, nos decía. Pero con confianza, con insistencia, enseñándole vídeos y trabajándolo en el campo, fue mejorando cada semana. Jordi lo ha dicho en entrevistas: quizá gracias a ese cambio de posición ha podido ser el jugador que ha sido, llegar a la selección española y hacer historia.

"El éxito de Unai estaba —y está— en su cultura del esfuerzo: trabajo, trabajo y trabajo. Para los jugadores, pero, por encima de todo, para él mismo"

Al margen de la importancia del trabajo, Unai y yo siempre compartimos un punto de vista: es importante trabajar fuera. Es decir, salir de España y abrirse a nuevos países. Esa oportunidad apareció con el Spartak de Moscú en 2012. El dueño del Spartak quería luchar por ganar la liga rusa y jugar la Champions League, y nos ofrecía un proyecto deportivo y económico interesante. Por otro lado, nosotros éramos jóvenes y teníamos ganas de probar otras experiencias. Al final, se optó por el Spartak entre todas las ofertas que tuvo Unai.

Después de un igualado partido (0-0), el Sevilla ganó la Europa League de 2014 en la tanda de penaltis, 4-2, con Beto (en la imagen) como gran héroe. Clive Rose/Getty Images
Después de un igualado partido (0-0), el Sevilla ganó la Europa League de 2014 en la tanda de penaltis, 4-2, con Beto (en la imagen) como gran héroe. Clive Rose/Getty Images

Aunque no conseguimos los resultados esperados, el paso por Moscú sí fue un impulso para volver a España con nuevas energías cuando apareció el Sevilla en enero de 2013. Nunca se me olvidará la conversación tan reveladora que tuvimos con el entonces presidente del equipo, José María del Nido padre, al llegar al club.

“La economía de un club es muy importante, pero mucho más es conseguir ganar. La gente quiere celebrar títulos”, nos dijo. Ahí nos centramos mucho más en el aspecto deportivo: insistimos en las competiciones donde creíamos que podíamos tener más posibilidades de ganar un título. En vez de asegurar LaLiga para llegar a la Champions League, intentamos ir a por el título en Europa. Y con esa visión, pusimos el foco en la Europa League.

"Ahora, con el tiempo, se toma perspectiva: tres títulos de Europa League con el Sevilla. Uno, difícil; ¿dos?, imposible; ¿tres?, inimaginable"

El mejor momento fue el primer título de la Europa League en 2014. Se lo ganamos al Benfica por penaltis en el Juventus Stadium de Turín. Es verdad que todos los títulos son especiales, pero este —quizá por ser el primero— dejó un recuerdo más profundo.

El Sevilla ganó la final de la Europa League de 2016 al Liverpool por 3-1. Una final que se jugó en Basilea (Suiza). Lars Baron/Getty Images
El Sevilla ganó la final de la Europa League de 2016 al Liverpool por 3-1. Una final que se jugó en Basilea (Suiza). Lars Baron/Getty Images

Además, ganar ese primer título tan importante cambia la mentalidad. Cuando Del Nido le dijo a Unai que teníamos que ganar títulos, yo pensaba: “¿Cómo vamos a ganar títulos si estamos en el Sevilla, si nunca hemos ganado nada, si no tenemos gran experiencia?”. Pero ese primer título te hace ver que se puede, que, si se trabaja, se insiste y se tiene la fortuna necesaria, se pueden ir pasando eliminatorias y ganar competiciones.

También fue inolvidable la final contra el Liverpool de Jürgen Klopp en 2016, con la remontada en el segundo tiempo. Yo valoro mucho la capacidad de los entrenadores para cambiar la dinámica en el descanso. En el Sevilla el Sánchez-Pizjuán era clave. Cuando has jugado en ese estadio sientes su gran ambiente.

"Mientras llegaban los éxitos, yo siempre fui consciente de cuál era mi papel"

Unai quiso que los jugadores visualizaran que estaban jugando la final en el Sánchez-Pizjuán, que creyeran en su capacidad, en el equipo y en lo que ya habían demostrado. Tuvimos suerte, marcamos al inicio de la segunda parte y ganamos la final 2-1.

Ahora, con el tiempo, se toma perspectiva: tres títulos de Europa League con el Sevilla. Uno, difícil; ¿dos?, imposible; ¿tres?, inimaginable. Todavía tengo que frotarme los ojos. Son cosas que no sabes si se repetirán en la historia, pero nosotros sí tuvimos la fortuna de vivirlas. Fue una época muy bonita y dorada para todo el sevillismo y para nosotros también.

El Sevilla ganó tres Europa League consecutivas (2014, 2015 y 2016) con Emery y Carcedo. Michael Steele/Getty Images

Mientras llegaban los éxitos, yo siempre fui consciente de cuál era mi papel. Lo bueno en nuestra relación es que él siempre me dio un rol muy importante. Trabajamos codo a codo. Yo me encargaba de un grupo cuando él estaba con otro. Supo delegar, dar importancia a sus asistentes. Me sentí enriquecido y apoyado. Nunca necesité buscar protagonismo porque él nos lo daba.

Después de todo lo que vivimos en el Sevilla, llegó el PSG. Un equipo de otro nivel. Tuvimos la fortuna de que, justo en la segunda temporada allí, el mercado se rompió con las contrataciones de Neymar y Kylian Mbappé. Eso supuso un cambio enorme en la ambición y en la notoriedad del club. El PSG siempre había sido reconocido en Europa, pero con ellos pasó a serlo a nivel mundial.

"La eliminación ante el Barcelona en Champions fue un momento duro, pero del que también, aunque cueste decirlo, se aprende"

Trabajar con Neymar y Mbappé es trabajar con gente normal. Quieren ganar, quieren trabajar, son profesionales. Pero cualquier cosa con ellos tiene mucha más repercusión. Por eso, a la hora de trabajar con ellos, se les habla igual que a cualquier otro jugador, pero hay que saber cómo y cuándo decir las cosas. Al final, lo más importante es que te acepten, que vean que les puedes enseñar algo, que compartes el objetivo.

En el verano de 2017, el PSG fichó a Neymar por más de 200 millones de euros y a Kylian Mbappé por 180 millones. Mike Hewitt/Getty Images

En dos años en el PSG ganamos siete títulos. Sin embargo, no fuimos capaces de ganar la Champions League, que era el objetivo real que quería el club. En la primera temporada, la 2016/17, hicimos un partidazo en la ida de los octavos de final ante el Barcelona. Todo se dio bien y ganamos 4-0. En la vuelta, conocíamos las posibilidades que tenía el Barcelona y hablamos con los jugadores de que había que tener cuidado.

Pero se dieron circunstancias negativas para nosotros y otras muy positivas para el Barcelona. Nos marcaron pronto y nos hicieron el segundo gol antes del descanso. Nada más comenzar la segunda parte, un penalti que no era nos dejó 3-0 abajo. Logramos recortar marcando el 3-1 y pensábamos que la eliminatoria estaba controlada, pero, a falta de siete minutos, una genialidad de Neymar lo cambió todo y llegó su remontada (6-1). Fue un momento duro, pero del que también, aunque cueste decirlo, se aprende.

"Trabajar con Neymar y Mbappé es trabajar con gente normal. Quieren ganar, quieren trabajar, son profesionales. Pero cualquier cosa con ellos tiene mucha más repercusión"

En la siguiente temporada, la 2017/18, nos tocó el Real Madrid. En el PSG teníamos jugadores acostumbrados a jugar ese tipo de partidos tan grandes, con amplia experiencia internacional. Pero ¿por qué pasas de un 1-0 en el Santiago Bernabéu, con el partido controlado, a un 3-1 en contra en la ida y, al final, perder la eliminatoria? En el campo, los entrenadores creemos que se puede controlar todo, pero no siempre es posible, y más cuando está la magia del Santiago Bernabéu.

Por eso el fútbol es el deporte rey.

Después de un contundente 4-0 en el partido de ida en París, el Barcelona remontó la eliminatoria con un histórico 6-1 en el Camp Nou. Michael Regan/Getty Images

El mejor lugar para vivirlo al máximo es la Premier League. Allí tienes todos estos ingredientes que hacen al fútbol diferente. Primero, porque económicamente creo que la Premier es superior a todas las ligas; segundo, por la pasión de los aficionados; tercero, porque ya han llegado los mejores jugadores y entrenadores. Y creo que la organización y todo lo que conlleva alrededor está un punto por delante.

Es cierto que cuando llegamos en 2018 era un momento difícil después de la marcha de Arsène Wenger, ya que los aficionados estaban acostumbrados a esa figura de mánager de Wenger. Quizás con un poco más de tiempo y con más españoles en el cuerpo técnico para arropar a Unai, como sí ocurre ahora en el Aston Villa, hubiésemos tenido más estabilidad. Algo que te llevara a ganar algún título porque las condiciones estaban, y el club es grande. De hecho, jugamos la final de la Europa League en la 2018/19.

"En el campo, los entrenadores creemos que se puede controlar todo, pero no siempre es posible, y más cuando está la magia del Santiago Bernabéu"

Cuando terminamos la etapa del Arsenal, llegó el momento de tomar mi propio camino. No fue algo individual, sino una decisión compartida. Al final, fue una conversación que habíamos tenido a lo largo del tiempo, porque yo había tenido la posibilidad de ser primer entrenador en varias etapas de nuestra trayectoria, y él siempre me había abierto las puertas. Entonces, también me comentó que sería importante buscar objetivos, cada uno en nuestro rol. En definitiva, era el momento perfecto para que él tuviera su pausa y yo tenía ganas también de ponerme como primer entrenador y comprobar si estaba preparado para formar un nuevo proyecto.

El Arsenal fue el último club del binomio Emery-Carcedo. En su etapa en Londres llevaron al equipo Gunner a la final de la Europa League en 2019, con victoria para el Chelsea (4-1). David Price/Arsenal FC via Getty Images
El Arsenal fue el último club del binomio Emery-Carcedo. En su etapa en Londres llevaron al equipo Gunner a la final de la Europa League en 2019, con victoria para el Chelsea (4-1). David Price/Arsenal FC via Getty Images

Después de 12 años juntos, de tantas experiencias, tantos países, entrenamientos y vivencias, lo fundamental es lo que somos como personas. La amistad es lo más importante y, a nivel profesional, la capacidad de trabajo de Unai. Lo dije antes: es alguien con una pasión increíble, que la transmite a todos los que trabajamos a su alrededor y a los jugadores. No puedes hacer menos que intentar igualarle, seguir su camino y ese trabajo tan intenso. Como tampoco tener miedo a salir. Por eso vine al Pafos hace dos años.

Yo ya había jugado en Francia, en el Niza, y, en ese sentido, no me importaba buscar nuevas aventuras y retos. Después de las experiencias en el Ibiza y Real Zaragoza, era un momento para salir de España, alejarme y buscar un sitio con más tranquilidad y estabilidad. Entonces pensé: ¿por qué no? Pafos era un lugar donde iniciar un proyecto y crecer como entrenador.

"Cuando terminamos la etapa del Arsenal, llegó el momento de tomar mi propio camino. No fue algo individual, sino una decisión compartida"

El primer año ganamos la copa, el siguiente la liga, y esta temporada nos hemos clasificado para la fase final de la Champions League. No es fácil superar esos retos, pero lo importante es que estamos mejorando, creciendo, y el club está construyendo nuevas infraestructuras para que tanto el equipo como los aficionados podamos ver un futuro cercano aún mejor. Un proyecto importante con los jugadores, porque al final es a ellos a los que debes convencer.

Carcedo ha clasificado al Pafos para la fase liga de la Champions League. Todo un éxito en su carrera como entrenador. Fotografía: cortesía de Pafos

Carcedo ha clasificado al Pafos para la fase liga de la Champions League. Todo un éxito en su carrera como entrenador. Fotografía: cortesía de Pafos

Hoy el fútbol moderno necesita trabajo, disciplina y dedicación, pero el jugador es diferente a como era hace 20 años. Hay que llevarlo desde el convencimiento, intentar tener cercanía, pero a la vez saber apretarle. Creo que ese punto intermedio, que no es fácil de encontrar, es una de las claves para el éxito y para que los jugadores confíen en tu trabajo. Todo eso dentro de una estructura, porque, si no, cada uno haría lo que quisiera. A nivel de estructura, me gusta que mis equipos sean tácticos, dominadores del juego, con distintas formas de adaptarse al rival, pero también que mantengan la creatividad del jugador. Eso no se puede negar, aunque siempre bajo un sello reconocible.

Con Unai ya estuve antes en la Champions League, como ayudante. Ahora, como primer entrenador, enfrentarme a los mejores rivales y en grandes escenarios es algo que me llena de orgullo y también de responsabilidad.

Somos conscientes de la dificultad del reto, pero para nosotros es importante intentar dar un buen nivel.

Juan Carlos Carcedo