Entrevistas Tiempo de lectura: 8 min

Mi vocación

Mi vocación
Fotografía: James Eckersley
Redacción
The Coaches' Voice
Publicado el
13 de diciembre 2023

EMMA HAYES

Chelsea Femenino, 2012-Presente, Seleccionadora de Estados Unidos Femenina, a partir de mayo 2024

Sabía que los títulos llegarían.

Siempre iba a ser así, porque era mi verdadera vocación.

Llevo entrenando desde que tenía 20 años. A esa edad crees que puedes dominar el mundo, y una parte de mí estaba tentada a intentarlo.

Tenía una licenciatura en Estudios Europeos y me apasionaba la política. Pero enseguida me di cuenta de que no tenía sentido seguir una carrera en ese campo, porque mi amor por el fútbol me frenaba constantemente.

Emma Hayes en su etapa en el Chelsea
Emma Hayes ha tenido una larga e importante carrera en el Chelsea femenino. James Eckersley

Pero a los 17 años me rompí el tobillo. Me quedé sin el cartílago, así que por mucho que quisiera seguir jugando, me dolía demasiado.

Ahora ni siquiera puedo jugar ocasionalmente, pero hago lo que debo hacer. Ser jugadora nunca iba a ser mi vocación.

Recuerdo que en el colegio siempre fui la capitana del equipo. Para mí era natural ser líder. Siempre he tenido facilidad para comunicarme con la gente. Cuando tienes eso, te da un buen punto de partida. Por supuesto, la experiencia como jugadora te ayuda a entender la kinesiología del juego, lo que se siente al hacer ciertas cosas.

"Mis experiencias hicieron que, cuando el Chelsea llegó a la final de la FA Cup, estuviera preparada"

Pero, en última instancia, ser capaz de influir en la gente para que siga instrucciones en un campo de fútbol depende de tu capacidad para conectar con ellas. Yo siempre he tenido una habilidad natural para eso.

También se trata de aptitudes para la vida. Mi padre trabajaba por cuenta propia y yo estuve empleada en varios de sus negocios, desde la venta de entradas de teatro hasta la gestión de una panadería en Londres, en Covent Garden.

Muchos de esos trabajos implicaban aprender a vender algo, y eso es gran parte del trabajo de una entrenadora. Tienes que conseguir que los jugadores se convenzan de lo que intentas hacer.

Emma Hayes entrenando al Chelsea
Emma Hayes, como señala en la entrevista con The Coaches' Voice, dio todos los pasos necesarios para llegar a la cima. Chelsea Football Club/Chelsea FC via Getty Images

Yo fui sacando mis títulos durante la carrera. Si me hubiera convertido en una mera "entrenadora con los títulos", nunca habría estado preparada para hacer este trabajo. Los títulos de entrenadora no te enseñan a lidiar con la gente y a afrontar los verdaderos retos del día a día.

Es algo que digo ahora a los entrenadores y las entrenadoras jóvenes: "Eso no se compra". Yo estaba empeñada en llegar a la cima lo antes posible, pero recuerdo que un muy buen amigo mío entrenador me dijo: "No te saltes ningún paso".

Mis experiencias hicieron que, cuando el Chelsea llegó a la final de la FA Cup femenina de 2015, estuviera preparada.

"Siempre he tenido facilidad para comunicarme con la gente. cuando tienes eso, es un buen punto de partida"

Llevaba entrenando desde los 20 años. Ya había ganado títulos en Estados Unidos, había sido despedida y había estado a punto de ganar la Copa aquí en Inglaterra. Estaba tranquila. Estaba preparada.

Era un partido especial. La oportunidad de ganar mi primer título como entrenadora del Chelsea y el primer gran campeonato del equipo. También era la primera final femenina que se jugaba en Wembley. Un partido que nos daba la oportunidad de entrar en la historia.

Hubo nervios, claro que los hubo. Pero lo más importante fue que las jugadoras no vieron eso en mí. Ya me tocaría gestionar esas emociones cuando llegara a casa. De eso se trata  liderar.

Emma Hayes entrenando al Chelsea
El palmarés de Emma Hayes en su etapa en el Chelsea reúne 3 FA Cup, 6 Premier League y una Community Shield. Chelsea Football Club/Chelsea FC via Getty Images

En las semanas previas a la final, trabajamos mucho en las clases tácticas sobre cómo afrontarían las jugadoras ese día. ¿Vamos a volar? ¿Nos hundiremos? ¿Vamos a desaparecer? Les planteé un escenario. Estás en un callejón completamente oscuro. No sabes lo que hay al final, pero tienes que caminar hasta allí. ¿Cómo vas a atravesarlo? Enfrentarse a situaciones así ayudó a las jugadoras a creérselo, a pensar que estaban preparadas. Pasara lo que pasara durante el partido, se sentirían listas.

Ese día, quería dar a las jugadoras algo especial. Algo que reconociera lo importante que era, como lo harías el día de tu boda o si tuvieras un hijo. Me encanta mi jardín. Es mi santuario. Así que, con el paso del tiempo, cultivé unas rosas rosadas para ellas. Después, también les escogí un poema.

Pero no quería darle eso demasiado pronto. O demasiado tarde, cuando ya estuviéramos en el vestuario. Quería entregarlo cuando tuvieran tiempo para reflexionar y contemplar. Así que, cuando subieron al autobús para ir al partido, les dije que se pusieran los audífonos como de costumbre y que se tomaran su tiempo para leer el poema. Que lo asimilaran todo.

"quería llegar a la cima lo antes posible, pero un muy buen amigo mío entrenador me dijo: "No te saltes ningún paso"

Me pareció lo correcto ese día. Para entrenar al más alto nivel tienes que ser algo más que trazar las coordinadas sobre el césped. Tienes que ser capaz de influir en sus mentes y sus corazones.

Antes del partido, les hice alinearse en el césped de Wembley, como lo harían cuando se entona el Himno Nacional. Y les dije algo que había aprendido de Sir Alex Ferguson. "El error que cometen muchos equipos en este momento, es que empiezan a saludar a todo el mundo en la grada. Nosotros no vamos a hacer eso".

"¿Ves ese cartel de Wembley ahí arriba? Quiero que todo el mundo se centre en la letra W, pase lo que pase. No miréis a vuestros padres. No miren a su pareja. Y no me miren a mí". Cuando salimos a hacerlo de verdad, me puse de pie con mi equipo y miré al otro lado a nuestros rivales, el Notts County.

Vi a varias de sus jugadoras saludando y mirando a su alrededor. Pensé en Sir Alex, y supe exactamente dónde estaba el centro de atención de mi grupo.

Emma Hayes, dentro de su plan de partido, también desarrolló un importante trabajo psicológico con sus jugadoras en la final de la FA CUP 2015. David Rogers/Getty Images

En el descanso, ganábamos 1-0. Las puse a todas en círculo, abrazadas. "Miradme", les dije.

"Hay una cosa en la que tenéis que concentraros mientras vuestras piernas se cansan. Imaginad que, al final del partido, es su capitana la que sube las escaleras para levantar el título. Y tú estás de pie en la parte inferior. Eso es todo".

"Hubo nervios, claro que los hubo. Pero lo más importante fue que las jugadoras no vieron eso en mí"

Quería que mataran el partido. Ralentizar los saques de banda. Ralentizar las reanudaciones de juego. Que le costara al rival coger impulso. Si acabamos con un 1-0, que así fuese. Se trataba de ganar.

Cuando sonó el pitido final, mi primera sensación fue sencilla. Mis jugadoras habían hecho exactamente lo que les había pedido.

La segunda sensación fue de alivio.

Hayes logró crear un importante grupo para empezar a ganar títulos con el Chelsea. Ian Walton/Getty Images

¿La tercera? Katie Chapman, mi capitana, tirándose encima de mí. Caí al suelo con tal estrépito que a la mañana siguiente me desperté con un dolor en el cuello.

"Te dije que lo conseguiríamos", gritó.

Yo ya había ganado trofeos con los equipos que había dirigido en Estados Unidos, pero tenía la sensación de que aquí tenía que ganarme otro nivel de respeto. Sentía que tenía que ganar uno.

Pero siempre supe que llegaría. Porque se trataba de mi  verdadera vocación.