
MASSIMILIANO ALLEGRI
Juventus, 2014-2019; 2021– Presente
El Perfil:
Punto y seguido para Massimiliano Allegri. Después de dos años alejado de los banquillos y de figurar como opción a ocupar el banco de algunos de los principales clubes de Europa, entre ellos Real Madrid o Inter de Milán, el técnico italiano ha decidido retomar su carrera en el que fue su último equipo, la Juventus.
Dos finales de la Champions League, cinco títulos de Serie A o cuatro Coppas de Italia fueron los éxitos de Allegri en su primera etapa. “Lo que logró en su primera aventura en la Juventus está grabado en la historia del club”, destacó la Juve en el anuncio de su contratación. “Estamos listos para comenzar de nuevo con Allegri, para construir nuestro futuro juntos; con su enorme profesionalidad, su fuerza moral, con las brillantes ideas de un entrenador capaz de barajar las cartas, tanto dentro como fuera del campo”.
Análisis táctico:
En su primera etapa en la Juventus, Allegri trató de construir el equipo sobre los sólidos cimientos que heredó de Antonio Conte. Con un 3-5-2 basado en el venerado tridente defensivo que conformaban Andrea Barzagli, Leonardo Bonucci y Giorgio Chiellini, la Vecchia Signora buscó generar amplitud en sus ataques a través de sus carrileros, con uno de sus tres centrocampistas en una posición más retrasada y los otros dos avanzando por los pasillos interiores y junto a sus carrileros para dar apoyo a sus dos delanteros.
Carlos Tévez acompañado de Álvaro Morata o Fernando Llorente formaban inicialmente la dupla atacante, en la que Morata o Llorente eran los principales objetivos para los posibles pases directos de los centrocampistas, incluido Andrea Pirlo, su influyente centrocampista organizador. Paulo Dybala y Mario Mandzukic llegaron en la segunda temporada de Allegri en Turín, en sustitución de Tévez y Llorente, añadiendo el equipo opciones más dinámicas en mediocampo con Paul Pogba, Claudio Marchisio y Sami Khedira, jugadores que efectuaban un mayor número de carreras ofensivas. Un desarrollo en ataque complementado por la disposición de Dybala a descolgarse a posiciones más retrasadas para combinar (abajo). De este modo, el equipo presentaba mayor intercambio de posiciones entre sus interiores y los dos delanteros, como también entre el pivote en mediocampo y los laterales.

Otro cambio supuso que Allegri reorganizara su equipo en un 4-2-3-1 (abajo) construido sobre el doble pivote en mediocampo formado por Khedira y Miralem Pjanic, y liderado en ataque por Gonzalo Higuaín -tras su llegada del Napoli-, asegurando que Dybala figurara como mediapunta, mientras Mandzukic jugaba en banda izquierda, desde donde atacaba los centros laterales enviados por la banda derecha. Cuando el croata se adentraba en el área, también alejaba la marca de los defensores rivales de Dybala e Higuaín.
El hecho de que Mandzukic recibiera instrucciones de atacar con tanta frecuencia hacia el interior significaba que Alex Sandro se encargaba de proporcionar la amplitud desde el carril izquierdo, y que su doble pivote proporcionaba la cobertura defensiva en los pasillos interiores, realizando, por lo tanto, menos carreras hacia adelante. En la banda derecha, Juan Cuadrado era la opción más natural para jugar en esa posición en mediocampo, provocando que su lateral derecho tuviera menos libertad para desdoblarse.

La voluntad de Allegri de adaptarse a los jugadores que tenía a su disposición le llevó a utilizar cada vez más un 4-4-2 o un 4-3-3 -a veces incluso variando el dibujo a mitad de partido- durante las dos últimas temporadas de su primera etapa como entrenador de la Juve.
Un dibujo también variable en función a las exigencias planteadas por la estructura de sus rivales. Douglas Costa complementaba a Cuadrado como otro extremo puro con velocidad, y si Mandzukic empezaba hacia la izquierda, lo hacía en ausencia de un mediapunta y ofrecía un mayor apoyo en el centro del campo, formando Higuaín y Dybala a menudo la dupla atacante. Mientras, si el equipo jugaba con tres centrocampistas, Pjanic operaba como único pivote y era apoyado por dos interiores, Khedira, Blaise Matuidi o Rodrigo Bentancur.
La llegada de Cristiano Ronaldo y el regreso de Bonucci desde el AC Milan, y con él su capacidad de distribución, supuso que Ronaldo sustituyera a Mandzukic y que se redujera el énfasis sobre Pjanic en la construcción del juego desde campo propio.
En su lugar, a Ronaldo se le dio un papel más central que le implicaba incorporarse a los ataques en una fase posterior desde banda izquierda, con Dybala operando a menudo desde la banda derecha. Hasta que a Ronaldo se le dio finalmente un rol central permanente (abajo) por delante de los laterales y de los centrocampistas centrales cuya función era proporcionar cobertura por detrás de la línea de pase. Cuando lo hacía, Dybala jugaba por detrás de él, como en su día hizo Higuaín.
Otra opción en ataque consistía en utilizar un centrocampista más para aumentar el apoyo y cobertura a los laterales que avanzaban, y que ese mismo centrocampista se desplazara por fuera cuando no tenían el balón. Matuidi fue especialmente eficaz en este sentido.

Fase defensiva y presión:
Allegri ha favorecido en su trayectoria jugar bajo una defensa organizada y disciplinada de carácter conservador, pero sigue habiendo ocasiones en las que opta por una presión alta.
Cuando la Juve puso en práctica la defensa de tres, sus carrileros se replegaron para formar una línea de cinco atrás (abajo), protegida por tres centrocampistas que daban prioridad a los espacios delante de sus tres defensas centrales. Sus dos delanteros trabajaron para cubrir los espacios centrales y forzar la posesión de balón rival hacia zonas laterales.
Uno de los delanteros también operó desde una posición ligeramente más retrasada en la vigilancia sobre el pivote rival, una táctica que resultó especialmente influyente contra rivales que dependían en gran medida de ese centrocampista para dictar el desarrollo de su juego,
Cuando conseguían forzar la salida del balón del rival a zonas laterales, los jugadores que formaban su bloque defensivo se mostraban eficaces a la hora de defender los intentos de centros o combinaciones en banda. Barzagli, Bonucci y Chiellini representaban la mejor selección de defensas centrales del mundo, por lo que cuando se les exigió que defendieran desde una posición más retrasada y contra un mayor número de carreras de ataque por dentro, se mantuvieron, en gran medida, resistentes.

La presencia de una línea defensiva de cinco jugadores también significaba que el defensa central -la mayoría de las veces Bonucci- podía reaccionar de forma agresiva cuando los rivales superaban el mediocampo de la Juve, potencialmente saltando a la presión. Bonucci lo hacía consciente de que un quinteto defensivo permanecería en su sitio detrás de él y listo para defender a los delanteros rivales y las posibles segundas jugadas.
Cuando Bonucci u otro defensa central saltaban a esa presión, también había ocasiones en las que los ataques rivales se temporizaban lo suficiente como para que sus tres centrocampistas presionaran por detrás o por el lado del balón, y potencialmente forzaran la salida del balón por banda, donde sus carrileros se mostraban difíciles de superar en las situaciones de uno contra uno.

Cuando su estructura evolucionó y pasó a jugar con cuatro defensas, si no era un 4-2-3-1, su dibujo más habitual era un 4-4-2 que se veía favorecido cuando defendían durante periodos más largos, y no cuando aplicaba una presión alta. Mandzukic y Cuadrado se retrasaban a la altura de mediocampo para dar cobertura a Pjanic y Khedira y a los laterales que se habían replegado en defensa.
Por delante, Dybala e Higuaín aplicaron una presión más agresiva, no tanto para recuperar el balón cuando estaban en inferioridad de condiciones, como sí para impedir los ataques rápidos e incisivos del rival por el centro del campo. Una vez establecidas sus dos líneas de cuatro, Dybala e Higuaín operaron como lo habían hecho los dos delanteros en el anterior dibujo en 5-3-2. La eficacia de Dybala como mediapunta también significó que hubo momentos en los que la Juve se defendió con un 4-4-1-1 (arriba), desde el que contribuyó a la cobertura contra los tres mediocampistas rivales.

Fue sobre ese 4-4-1-1 cuando el doble pivote de la Juve se posicionaba más atrás que sobre el 4-4-2 (arriba), con una actitud menos agresiva en la presión para priorizar la defensa de los espacios entre líneas debido al reducido número de defensores que tenían por detrás. Cuando su bloque defensivo estaba establecido, la Juve se contentaba con frustrar al rival y defender durante largos periodos de forma organizada.
El hecho de que el lateral más alejado quedara libre animaba a los rivales a cambiar el juego hacia esa posición, pero la distancia que debía recorrer el balón para llegar a esa posición, hacía que los centrocampistas de la Juve tuvieran a menudo tiempo suficiente para ejercer el balance defensivo y aplicar la misma presión en ese lado, limitando así de nuevo las opciones del rival.
Un equipo así equilibrado en todas sus líneas que Allegri espera construir de nuevo en la Juve como base para alcanzar los éxitos demandados.
