josé luis mendilibar
Sevilla, 2023
La víspera del partido fue increíble. Sentir la atmósfera de Old Trafford con las gradas vacías y saber que al día siguiente el estadio se iba a llenar. Pero una vez que empezó el encuentro... ¡Pum! La magia desapareció. El United nos estaba aplastando.
Yo estaba ahí en la banda, en la zona del entrenador. Totalmente paralizado. Era mi primer partido como entrenador en Europa, la ida de los cuartos de final de la Europa League, y la bienvenida del United era un ‘meneo’ tremendo.
No sabía qué hacer. Los jugadores tampoco veían modo alguno de parar a los jugadores del United. Nos hacían mucho daño con su velocidad por las bandas, la posición de Marcel Sabitzer entre líneas —nos hizo dos goles— y, sobre todo, su ritmo. Íbamos 2-0 en contra y solo llevábamos veinte minutos de partido. El escenario para nosotros era terrible.
Y qué haces entonces. ¿Rendirte? No. Lo dice bien claro el lema que acompaña al club: ‘Nunca te rindas’. Aquí eso no vale, y menos en una competición tan especial para el club. Ni siquiera nos valía pensar que en esos momentos nuestra prioridad era salvarnos en la Liga y, tal vez, podía ser mejor dejar a un lado la Europa League.
Cuando llegamos a Sevilla el 22 de marzo de 2023, el objetivo entonces estaba muy claro: salvarse. Los resultados habían sido malos en la Liga, pero las sensaciones que nos encontramos al llegar en el equipo eran casi peores. Los jugadores habían dejado de creer en todo lo que son capaces de hacer. Por eso insistí e insistí en la palabra “creer” en la rueda de prensa de mi presentación. Solo si los jugadores creen en el entrenador, pero, sobre todo, en ellos mismos, puedes conseguir cosas.
"Era mi primer partido como entrenador en Europa, y la bienvenida del United era un ‘meneo’ tremendo"
En otros clubes que hemos estado antes, lo que hemos hecho cuando te estás jugando la salvación ha sido darle menos peso a una segunda competición, como puede ser la Copa del Rey, para centrarnos en el objetivo de no descender en la Liga. Jugar menos partidos ayudan a preparar mejor los de la Liga.
Sin embargo, repito, eso no vale en el Sevilla. No puedes abandonar la Europa League, aunque te estés jugando la vida en la Liga y el Manchester United te esté dando una paliza en Old Trafford.
No sé muy bien cómo —porque ellos nos pudieron hacer más goles— llegamos al descanso solo con un 2-0 en contra. Obviamente era un mal resultado, pero en esos momentos era lo mejor que podíamos tener. Entramos en el vestuario y aprovechamos el tiempo para hablar. ¿Cómo podemos recomponernos en la segunda parte?
Creo que también ayudó que el entrenador del United, Erik ten Hag hizo varios cambios en el segundo tiempo. Sacó jugadores que estaban jugando muy bien, para dar entrada a otros que, por suerte para nosotros, no tuvieron el mismo nivel.
"nunca antes había vivido que una hora y media antes de un partido todo el mundo estuviera rodeando las calles"
Eso, sin duda, nos permitió tomar aire. Y una vez con eso, aunque no jugamos bien, ni tampoco llegamos arriba con claridad, sí encontramos los goles en dos carambolas. Digo carambolas porque fueron así: dos tantos de rebote en propia puerta del United. Pero dos goles igualmente importantes en la eliminatoria.
El resumen es que podríamos haber salido de Old Trafford con varios tantos en contra y seguramente fuera de la competición. Pero el empate nos dio la sensación de que, aun jugando mal, fuimos capaces de hacerles goles al United y resistir. Así que una semana después teníamos nuestra oportunidad en nuestro estadio, en el Ramón Sanchéz-Pjizuán, con el apoyo de nuestra afición.
Todo el mundo esperaba un gran ambiente en el partido de vuelta, pero sobrepasó lo que todos esperábamos. Al menos para mí, porque yo nunca había vivido que una hora y media antes de un partido todo el mundo estuviera rodeando las calles. No era solo alrededor del estadio.
Desde casi dos kilómetros antes de llegar al campo el autobús ya tenía dificultades para avanzar. Eso nos dio mucha fuerza e ilusión, porque sabíamos que íbamos a tener el ánimo de la gente durante el partido para ganar al United.
"La victoria por 3-0 ante el United fue el pase a semifinales de la Europa League, pero también una liberación para los jugadores. Más todavía cuando logramos la salvación en la Liga"
Luego está todo lo que tú tienes que hacer bien para ganar el partido, y nosotros lo hicimos todo muy bien. Jugamos a un gran nivel, controlamos su salida de balón, pero, sobre todo, controlamos la velocidad de sus extremos. Algo que nos hizo mucho daño en los primeros minutos en la ida.
Con balón, y después de recuperar en la presión tras pérdida, fuimos capaces de penalizar mucho sus errores. También nos dimos cuenta de que el United es un gran equipo. Si las cosas bien le salen bien, es capaz de aplastarse. Sin embargo, también es un equipo al que cuesta reponerse de los golpes que recibe. Cuando marcamos el segundo gol —Loïc Badé de cabeza en la salida de un córner—, ellos ya no se levantaron.
La victoria por 3-0 ante el United fue el pase a semifinales de la Europa League, pero también una liberación para los jugadores. Más aún cuando logramos la salvación en la Liga con la victoria ante el Espanyol un par de semanas después.
Un triunfo también con mucho sufrimiento y remontando un 1-2 en contra, que nos hizo llegar a los 43 puntos. En la Liga, seguir en Primera suele estar en los 42 puntos. Es decir, si sumas al menos esa cifra de puntos, estás salvado. Así que estábamos salvados.
"No soy una persona a la que le guste mucho celebrar delante de todos"
Realmente, como dije antes, nosotros habíamos llegado al club para ese objetivo. Y lo habíamos conseguido varias jornadas antes del final de temporada. Sin embargo, nadie nos dio la enhorabuena por ello. Todo el mundo ya tenía la cabeza puesta en la Europa League. Intentar llegar a la final. Aunque antes teníamos que eliminar a la Juventus.
Jugamos un partidazo en Turín, con muy buenas sensaciones. Uno de los mejores que hicimos en toda la temporada. Pero muy pasado el tiempo de descuento, nos hicieron un gol para el 1-1 final en un saque de esquina por medio de Federico Gatti. Ese córner fue la última acción del partido.
Había ocurrido todo lo contrario que contra el United. Habíamos hecho un gran partido. Habíamos sido mejores que la Juventus, pero no ganamos el partido. La sensación cuando salimos del estadio de la Juventus era menos optimista que cuando salimos de Old Trafford. Nos sentíamos con menos confianza que en la vuelta contra el United. También por el tipo de equipo que es la Juventus.
El United es un equipo que ataca más, y eso te da a ti también más posibilidades para hacerles daño. Los equipos italianos, sin embargo, suelen cerrarse más, lo que los convierte en equipos difíciles de superar, sobre todo si ellos marcan primero. Y lo vimos muy pronto. La Juve salió al Sanchez Pizjuán como un equipo totalmente distinto al del partido de ida. Era otra Juventus.
"Si las sensaciones en la previa del partido ante el United en Old Trafford fueron increíbles, la final en Budapest ante la Roma lo superó todo"
Ellos se pusieron por delante en la segunda parte con un gol de Dusan Vlahovic. Con un equipo italiano, estar un gol abajo es muy difícil de remontar, pero nosotros fuimos capaces de darle la vuelta al partido. Después del 2-1 de Erik Lamela en la prórroga sufrimos mucho, pero en el cómputo general de la eliminatoria fuimos mejores que la Juventus.
Una vez que acabó el partido, no me pude creer que estábamos clasificados para la final de la Europa League. Yo no me había visto en esa situación en ningún momento antes en mi carrera como entrenador. Llevo casi 30 años como entrenador —empecé en esto en 1994— y nunca me había clasificado para una final europea.
Decidí irme lo más rápido posible al vestuario. Me gusta hacerlo así: celebrar con los míos, mi cuerpo técnico, y los jugadores dentro del vestuario. No soy una persona a la que le guste mucho celebrar delante de todos. Poco a poco fueron llegando los jugadores, recuerdo que el primero fue Youssef En-Nesyri. Nos dimos un gran abrazo.
Sin embargo, en esos momentos, no pensé en la final. Solo pensé en todo lo que había pasado ante la Juventus. Cómo el equipo, una vez más, no se había rendido. Conseguimos sobreponernos a un gol en contra ante una gran Juventus.
"insistí e insistí en la palabra ‘creer’ en la rueda de prensa de mi presentación. Solo si los jugadores creen en el entrenador, pero, sobre todo, en ellos mismos, puedes conseguir cosas"
Si las sensaciones en la previa del partido ante el United en Old Trafford fueron increíbles, la final en Budapest ante la Roma lo superó todo. Disfruté cada segundo de la previa de la final. Los días anteriores, con la gente viajando desde Sevilla a Budapest. También el entrenamiento el día antes del partido, con sensaciones muy muy buenas. Eso te da ánimo para la final; ves que los jugadores están preparados para un partido tan importante.
Si miramos a los entrenadores y a los equipos, la Roma tenía en el banquillo a José Mourinho, experto en jugar y ganar finales europeas y yo era un ‘novato’ en finales. Pero si hablamos de los equipos, los jugadores del Sevilla habían jugado muchas más finales europeas que los jugadores de la Roma. Eso equiparó un poco todo.
El partido fue el menos atractivo de la Europa League que jugamos, porque la Roma es un equipo muy difícil defensivamente. Amarran muy bien y te juegan muy directo. Así, es muy difícil hacerle una contra porque no te da pie a eso: no pierden balones en zonas intermedias, sino en campo contrario.
Además, se adelantaron en el marcador con un gol de Paulo Dybala mediada la primera mitad. De nuevo abajo estábamos abajo en el marcador, y otra vez, como ante la Juventus, contra un equipo italiano.
"Lo dice bien claro el lema que acompaña al club: ‘Nunca te rindas’. Aquí eso no vale, y menos en la europa league"
Una jugada en el segundo tiempo por las bandas, con nuestro estilo de juego, dio lugar a un gol en propia puerta de ellos. A partir de ahí, el partido se igualó. Tuvimos oportunidades para hacer un gol más, pero el 2-1 no llegó. Tampoco en la prórroga, en la que los dos equipos estábamos muy cansados.
Finalmente, los penaltis se decidieron a nuestro favor. Tuvimos mucho más acierto que ellos en los lanzamientos y una actuación increíble de Yassine Bounou en la portería. Cuando marcó Gonzalo Montiel el último gol, la gente que estaba conmigo en la banda salió corriendo al centro a celebrar. Yo me quedé en la banda. En la zona del entrenador.
Sin embargo, esta vez las sensaciones era muy diferentes a la que viví en los primeros minutos en Old Trafford. Esta vez me quedé ahí para ver desde la distancia como los jugadores celebraban el título.
Los chicos se lo merecían por todo lo que habían luchado para conseguirlo.