BARTOLOMÉ 'TINTÍN' MÁRQUEZ
Seleccionador de Qatar, 2023-Presente
¿Alguna vez me tocará a mí?
Es la pregunta que me hacía siempre que veía a un entrenador ganar un título. A Félix Sánchez, por ejemplo, cuando ganó la Copa Asia 2019 con Qatar. Me alegré un montón por él, porque tenemos una buena relación, pero confieso que sentí algo de envidia por lo que había conseguido. También cuando ves por televisión a Pep Guardiola, a Carlo Ancelotti y a otros entrenadores levantar títulos.
Pues bien, a los 62 años, por fin me ha tocado a mí.
¡Es increíble ser y sentirse campeón de la Copa Asia!
Nunca es tarde si crees que es posible conseguirlo. Para mí, es muy parecido a cuando sales a pescar. Lo digo porque soy un gran aficionado a la pesca, desde niño. Lo hacía con mi padre, y ahora lo sigo haciendo con mis amigos. Para ir a pescar, te tienes que levantar muy temprano, salir a la mar y ahí esperar y esperar hasta que algo muerda el anzuelo.
Muchas veces, la mayoría, no pescas nada. O si lo haces, no es nada interesante; solo peces pequeños. Por eso digo que entrenar es parecido. Tienes que poner mucha dedicación, mucha paciencia y esperar a que lleguen los resultados. En muchas ocasiones, como ocurre cuando pescas, ni aun con todo eso llegan. Y es ahí cuando aparecen los momentos malos.
"Ya había cumplido todas las etapas en el Espanyol. Faltaba solo la última: entrenar al primer equipo"
Yo pasé por un momento muy muy duro en el Espanyol. Jugué ahí varias temporadas (1982-1986). Eso me hizo ser una persona muy conocida en el club y, lo que es más importante para mí, muy querido por la afición.
Cuando acabé mi carrera como jugador, empecé como entrenador. Ingresé en la academia del Espanyol en 1998, con un buen rendimiento desde entonces en todas las categorías y títulos. De entrenar a los chicos de 14 y 15 años hasta el segundo equipo, de 2002 a 2004.
Mi trayectoria dentro del Espanyol fue siempre paso a paso y en progresión.
Llegué al primer equipo en 2004, para ser asistente de Miguel Ángel Lotina. En esa etapa ganamos la Copa del Rey en 2006. Después trabajé junto a Ernesto Valverde, que llevó al equipo hasta la final de la Copa UEFA —ahora Europa League— en 2007. Perdimos la final contra el Sevilla por penaltis (el partido terminó 2-2), pero eso no empaña el gran trabajo que hizo Ernesto con el equipo.
Ya había cumplido todas las etapas en el Espanyol. Faltaba solo la última: entrenar al primer equipo. Y también llegó. “Vamos a confiar en ti después de todo el trabajo que has hecho estos años en el club”, me dijeron en el verano de 2008 desde arriba, desde la directiva. “Estos años” eran un total de 16. Seis como jugador y diez como entrenador. Hasta ese momento, había pasado casi la mitad de mi vida en el Espanyol.
"Tienes que poner mucha dedicación, mucha paciencia y esperar a que lleguen los resultados"
Empezamos la temporada de una manera inmejorable. Dos victorias en los dos primeros partidos y líderes en la Liga. “Pero cuidado. Esto es algo anecdótico”, dije en la rueda de prensa después de ganar ese segundo partido, contra el Recreativo de Huelva (1-0). Yo podría haberlo vendido ese liderato mejor, porque no es muy normal que el Espanyol sea primero en la Liga, ni siquiera al comienzo de la temporada. Pero sabía que solo era el principio y en el fútbol las cosas pueden cambiar de un día para otro. Como así fue.
En la jornada 13, me despidieron. Habíamos estado líderes, en puestos europeos, pero cuatro derrotas seguidas nos llevaron abajo. Sin embargo, cuando llevas tan pocos partidos, la distancia de puntos entre los equipos todavía es corta y eso hace que los malos resultados te llevan arriba o abajo muy rápido. Pero la dirección del Espanyol no tuvo esa visión. Faltó paciencia. Desgraciadamente, algo muy habitual en el fútbol.
Fue horrible, de verdad. Salir del Espanyol de ese modo me dejó hundido. Algo que se agravó con otro muy mal trago en la breve etapa que pasé en el Castellón la temporada siguiente. Fui allí, con el equipo en Segunda, y solo pude estar media temporada. Dos clubes como primer entrenador y dos despidos.
"Yo pasé por un momento muy muy duro en el Espanyol"
Volví a Barcelona, y allí, la gente no paraba de preguntarme. En cada sitio que iba o incluso por la calle, los aficionados del Espanyol que me reconocían. “¿Cómo estás?, ¿qué ha pasado?; ¿por qué tan poca paciencia?”, me preguntaban. Sé que lo hacían porque me tenían cariño, pero yo me sentía asfixiado. Había trabajado mucho para tener la oportunidad de entrenar en la elite, y todo había salido mal.
Llegó un momento en que no podía más. Y entonces tomé una decisión. “Me voy. No puedo seguir viviendo aquí, porque me estoy ahogando”, le dije a mi familia. No sé qué habría pasado si hubiera seguido en Barcelona, pero creo que todo hubiera ido a peor.
Me fui lo más lejos que pude: a Qatar. Llegué aquí en 2011 por una oportunidad diferente a lo habitual. Quiero decir que no vine para entrenar a un club, sino que lo hice a través del proyecto Aspire Football Dreams, una plataforma que trajo a Qatar a un gran número de jugadores africanos para formarlos. Desde ahí, crearon después un equipo en Bélgica para competir ahí, el KAS Eupen. Ese fue mi trayecto: de Qatar a entrenar en Bélgica.
La verdad que resultó muy interesante, porque eran jugadores de gran nivel. Sin embargo, se me hizo muy duro el clima de Bélgica. Demasiado frío y mucha lluvia. Tres años fueron más que suficientes.
"me sentía asfixiado. y tomé una decisión: 'Me voy. No puedo seguir viviendo en barcelona'"
En 2018, volví a Qatar, después de un corto periodo como director deportivo en la selección de Irak y unos cuantos partidos de nuevo en Bélgica, con el Sint-Truidense. Ahí volví a recordar que el clima de Bélgica no está hecho para mí. Esta vez sí me llamó un equipo de Qatar: Al-Wakrah Sport Club. Estaban entonces en la segunda división del país. Yo fui uno de los primeros entrenadores extranjeros que vinieron a entrenar aquí, en un momento en el que el país ya empezaba a acelerar de cara al Mundial de 2022.
He vivido de cerca la evolución de Qatar respecto al fútbol. Las instalaciones que han hecho son increíbles. También la Academia Aspire. Pero no es sencillo hacer una selección que pueda competir al máximo nivel con tan pocos jugadores. Qatar es un país con tres millones de población y 400.0000 son qataríes. Y más de la mitad de los qataríes son niños y mujeres. Así que tienes un número muy reducido para elegir a los jugadores.
Félix Sánchez hizo un increíble trabajo, no solo por el triunfo en la Copa Asia 2019. Construyó una cultura de selección. También Carlos Queiroz, que llegó después del Mundial 2022. Todo eso también llegó a los equipos. Al-Wrakah es un ejemplo de esa evolución.
Estaba muy contento con mi trabajo en el club, cuando a principios de diciembre de 2023, me llamó la Federación. Queiroz había dejado la selección y me llamaron a mí. “Necesitamos que vengas a ayudarnos para este corto periodo”. No era un corto espacio de tiempo cualquiera, sino uno de los más importantes. En apenas un mes arrancaba la Copa Asia en Qatar.
"en 2018 volví a qatar, Al-Wakrah Sport Club. he vivido de cerca la evolución del fútbol en el país"
Llegué el primer día y hablé con los jugadores. A muchos los conocía de la Liga. “Vamos a jugar a lo que yo sé. Un fútbol de presión alta, dominar la posesión y muy sacrificados en defensa”, les dije como principios básicos para empezar con ellos. Preparábamos al equipo en función de esa base y después, según fue avanzado el campeonato, introdujimos algunas cosas más para competir. Pero en tan poco tiempo y jugándote la clasificación en cada partido, lo más importante es ganar. Al final y al cabo, se trata de eso.
Las eliminatorias fueron realmente complicadas. Sufrimos mucho ante Palestina (2-1) en octavos de final. Más todavía en los cuartos contra Uzbekistán. Tuvimos que ir hasta los penaltis para pasar. Y semifinales ganamos 3-2 a Irán, uno de los equipos más fuertes. En la final, ganamos a Jordania, la selección revelación del campeonato por 3-1. Un partido también muy difícil y con la presión de jugarnos el título en casa.
Llegué a la selección en diciembre de 2023 y dos meses después éramos campeones de Asia. Y aquí, déjame poner en contexto lo difícil que es ganar la Copa Asia con Qatar. Como dije antes, tiene que elegir entre una base muy reducida de jugadores, y competimos ante gigantes como Australia, China, Japón, Irán...
Por si te sirve como ejemplo, es como si Luxemburgo ganara una Eurocopa. Y Qatar lo ha hecho dos veces seguidas, en 2019 y 2024.
"a los 62 años, por fin me ha tocado a mí.
¡Es increíble ser y sentirse campeón de la Copa Asia con qatar!"
Esta vez soy yo el que sale en las fotos y en la televisión levantando un título. Un gran título. Me gustaría que mi historia pueda servir a todos los entrenadores que, como yo, pelean por ganar al menos un título en su carrera. Muchas veces parece que nunca llega, pero no hay que abandonar. Es cuestión de seguir y seguir.
A mis 62 años, tengo la suerte de decir que el fútbol me ha devuelto todo lo que le ha dado. Y además, me ha abierto una nueva ventana: el siguiente objetivo es llevar a la selección al Mundial 2026.
Llegué a la selección de Qatar para un corto periodo y ahora tengo por delante un ilusionante proyecto. Pero lo tomo con los pies en el suelo. Los palos que me ha dado la vida y también la pesca me sirven para esto. Aunque hayas pescado un pez grande antes, cada vez que sales al mar es empezar de cero.
En el fútbol es igual.
Toca volver a poner mucha dedicación, mucha paciencia y esperar a que los resultados lleguen de nuevo.
Nunca es tarde para dirigir en un Mundial, ¿no?