Edorta Murua
Director de fútbol en Aspire Academy, 2017-Presente
Si el objetivo es educar a los jugadores en las mejores condiciones para competir, los entrenadores debemos exigirnos lo máximo para conseguirlo.
Suelo llegar a las ocho y media de la mañana a mi despacho en la Aspire Academy (Doha). A partir de ahí, se inicia el día: reuniones del staff, objetivos de cada jornada de trabajo y preparación de las sesiones con todos los miembros de los distintos departamentos (preparadores físicos, analistas, scouts, fisios, nutricionistas y técnicos).
Dos sesiones de trabajo de domingo a miércoles, siempre con mucho trabajo y apenas tiempo para comer, donde el papel de exigencia y preparación de los entrenadores debe asumirse desde otra perspectiva.

Así lo llevo haciendo desde el primer día que llegué de Chile en 2017. Allí, yo estaba a cargo de la dirección de fútbol base del Club Universidad de Chile. Un paso muy importante para mí, porque, entre otras cosas, implicaba trabajar fuera de mi entorno habitual. Antes de eso, estuve 14 años en Lezama, en la cantera del Athletic Club.
"Aspire no puede entenderse solo como una academia al uso. Esto es mucho más grande: es un proyecto de país"
Ese año fuimos a jugar con Universidad de Chile un torneo en Dallas, en Estados Unidos. Una cita para competir en la que nos enfrentamos a equipos representantes de diferentes zonas geográficas. Ahí también estaba Aspire, como representante de los países árabes.
Precisamente en Dallas coincidí con Roberto Olabe, en ese momento director de Aspire. Ya nos conocíamos de antes, pero en ese torneo tuvimos tiempo para tener una conversación más personal sobre lo que es el fútbol, nuestras carreras, ideas y pensamientos.

Después de aquello, Aspire invitó a Universidad de Chile a jugar un campeonato en sus instalaciones en Qatar. Una cita importante para nosotros, sobre todo porque nos ofrecía —a los equipos de tres generaciones distintas: 98, 99 y 2000— competir con un componente internacional que no tienes en Chile. Por otro lado, también pude hacer una presentación del trabajo que estábamos realizando en Universidad de Chile para dar a conocer nuestra metodología.
Poco después de esa visita, recibí la llamada de Iván Bravo, director general de Aspire, para conocer cuál era mi situación. La academia buscaba un director después de que, cinco meses antes, Olabe hubiese tomado la decisión de incorporarse como director técnico de la Real Sociedad. Tras un viaje a Qatar para reunirme con Iván en persona, me llamaron para tomar el puesto de director de la Academia.
"El papel de exigencia y preparación de los entrenadores debe asumirse desde otra perspectiva"
Desde el primer momento en que asumí la dirección, el nivel de organización trazado por Olabe facilitó desarrollar nuestro modelo. Para simplificarlo mucho, Aspire no puede entenderse solo como una academia al uso. Esto es mucho más grande: es un proyecto de país, con todo lo que ello conlleva a nivel de exigencia.

vía Getty Images
Para lograr esa filosofía de formación de jugadores dentro de un concepto de país —algo que puede sonar muy amplio y tal vez difícil de definir— entendimos que debíamos enfocar a Aspire como si fuéramos un club. Es decir, teníamos que empezar a incidir en la captación inicial, la que haces desde abajo con los chicos más jóvenes. Era la parte más importante para llevar adelante el proyecto. Tener esa visión del jugador a lo largo del tiempo, donde se desarrolle y se consolide el talento detectado, proyectándolo en los siguientes pasos.
Tengo que decir que para eso me ayudó mucho la experiencia acumulada en clubes anteriores y las personas con las que inicié este camino, tras mi etapa en el Athletic Club. Sobre todo, con Jonathan Cabanelas, nada hubiera sido posible si no hubiera estado acompañado por él. Nos embarcamos juntos en esta aventura que nos trajo a Qatar, y más tarde se sumaron otras personas, en especial María Ruiz de Oña e Iñaki González, que nos ayudaron a materializar nuestra visión en la realidad que vivimos hoy en día.
"Jugar por primera vez un Mundial dio a los jugadores una experiencia adicional que llevó a esta selección a volver a ser campeona de Asia"
Mi experiencia me ha ayudado a trabajar en Qatar, un país pequeño en el que solo hay 500 fichas por generación. Si lo comparamos con otros países, todos tienen un número mucho mayor de fichas y, por lo tanto, más posibilidades de encontrar jugadores. Así, aquí se reducen las posibilidades de encontrar talento, por lo que debes ser muy preciso en la captación.

También mi experiencia me ha permitido tener un pensamiento claro a la hora de proyectar al jugador hacia el futuro. Aquí buscamos futbolistas que tengan un recorrido durante los siguientes diez años para que, finalmente, lleguen a los objetivos pretendidos: garantizar la continuidad competitiva de los clubes, y la selección nacional, procediendo al relevo generacional con perfiles que permitan seguir siendo una referencia en el fútbol asiático.
En nuestro proceso, se dio en 2019 una circunstancia que representó un salto cualitativo en el fútbol de Qatar. Por primera vez en su historia, la selección ganó la Copa Asia, con Félix Sánchez como seleccionador, a quien conocía. Félix logró el título con varios jugadores de la generación del 90 formados en Aspire, algo que fue importante para la Academia porque dio sentido a la inversión que se había hecho.
"Tenemos que ser muy buenos en la captación del talento. Debemos llevar a otro nivel a los niños antes de pasar al grupo de élite de la academia"
Nos tocó vivir ese éxito, pero sin olvidar y recordar a toda la gente que estuvo antes en Aspire y dio los pasos acertados para que Qatar no solo pudiera competir contra las mejores selecciones de su continente, sino también ganarles. En definitiva, fue el trabajo de Iván Bravo (director general), de los anteriores directores de fútbol de la Academia, Olabe, Michael Browne, directores de performance como Walter Di Salvo, entrenadores y el resto de la organización.

Sí fue distinto con la segunda Copa Asia ganada por Qatar en 2024, con Tintín Márquez como seleccionador, porque una gran mayoría de los jugadores de la selección han sido formados en Aspire, y fueron apareciendo otras generaciones (2000, 2001 y 2002) que se incorporaron al equipo nacional campeón con la visión de trabajo que venimos realizando desde 2017.
Es cierto que en el Mundial de 2022 en Qatar no se dieron los resultados que todos querían: la selección no pasó de la fase de grupos. Pero jugar por primera vez un Mundial dio a los jugadores una experiencia adicional que llevó a esta selección a volver a ser campeona de Asia. Con todo eso, Qatar es ya una selección importante en Asia, y trabajará duro para pronto serlo también fuera del continente.
"Ganar un partido o un campeonato es importante, está claro, pero se trata de una educación para todos los entrenadores"
Sin embargo, no debemos perder de vista dónde empieza todo para nosotros. Reitero: tenemos que ser muy buenos en la captación del talento. Debemos llevar a otro nivel a los niños antes de pasar al grupo de élite de la academia. En este caso, hablo del grupo de edad de los 12 a los 18 años, que ya están a tiempo completo en la academia.
Ese es nuestro objetivo en Aspire, y lo hacemos con una estructura trazada de abajo hacia arriba.

Para los entrenadores, esta academia les permitirá desarrollarse en otra visión de formación de jugadores, otro modelo de metodología, también otro tipo de planificaciones, entrenamientos y organización. Y tienen los mejores medios para hacerlo. Pero siempre les hago una pregunta a los entrenadores antes de tomar la decisión de unirse a nosotros: "¿Estás dispuesto a entender que no puedes trabajar de manera independiente? Aspire tiene una idea de trabajo, y eso hará que tengas que trabajar de otra manera a cómo estás acostumbrado".
Ellos tienen la respuesta.
"Cuando un modelo está presente, la metodología es más fácil de desarrollar"
Ganar un partido o un campeonato es importante, está claro, pero se trata de una educación para todos los entrenadores. Es una educación competitiva que te lleva a tener una visión sobre lo que estás desarrollando de cara al futuro.
Lo importante en Aspire es ser reconocido por la organización.

Ahí es donde los entrenadores nos tenemos que preparar de otra manera, porque nunca tienes el control. El juego está vivo, y todo lo que ocurra lo van a decidir los jugadores. De ese modo, seguramente pasarán cosas que no has previsto, pero que sí debes anticipar. Eso ayuda mucho a la formación. Por eso Aspire también es un lugar de debates continuos, donde nos cuestionamos las cosas que hacemos.
En definitiva, visión, disciplina, educación, espacios, responsabilidades, compromisos y consecuencias. Este ha sido nuestro enfoque y orientación en nuestras relaciones para humanizarlas.
"La educación nos permite aprender. La educación competitiva nos permite afrontar desafíos"
Por eso, sabiendo lo que una academia de alto rendimiento nos demanda, tenemos que saber cómo todas esas intenciones tienen su realidad y presencia.
Cuando un modelo está presente, la metodología es más fácil de desarrollar. Cuando es común, creces en el mismo espacio y te permite comunicarte. Da igual la complejidad: tú eres parte y convives con ella. De ese modo, no hay dificultad para hablar de las cosas con conocimiento y, más aún, hacerlo en primera persona con vivencia de las situaciones y lo que reclaman.

Siempre nos han dicho: “Los jugadores hablan poco; los jugadores participan poco; no hay una cultura del esfuerzo o no hay una interiorización de lo que queremos y este país demanda”.
Pero yo digo: no es verdad.
La educación nos permite aprender. La educación competitiva nos permite afrontar desafíos. Entender para qué y para quién se hacen las cosas nos permite crecer, ser más conscientes y convertirnos en referentes.
Aspire es una referencia.
Pero nada se hubiera conseguido si, desde el principio y a medida que hemos ido evolucionando en el tiempo en esta organización, todo lo que he enumerado no hubiera estado presente en nuestro día a día.

Edorta Murua