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Seleccionador de Brasil, 2016-2022
Es algo cultural que el seleccionador de Brasil está condenado a ganar.
Ese "condenado" lo pongo entre comillas, pero eso refleja nuestra cultura.
Confieso que nunca pensé en dirigir a Brasil hasta el día en que gané el Mundial de Clubes con el Corinthians en 2012. Después de ese título y, naturalmente, teniendo en cuenta todo lo que viví hasta ese momento, me convertí en uno de los aspirantes al puesto de la Selección.
La oferta de la selección de Brasil llegó en 2016, tras la eliminación en la Copa América Centenario. Obviamente, a través de los medios de comunicación, pude sentir la fiebre del fútbol en ese momento. Y mi trabajo en el Corinthians me cualificaba para el puesto. Meses antes de la oferta, ganamos el título de la liga brasileña de 2015 batiendo todos los récords y jugando un fútbol precioso.
Por no hablar de nuestro estilo eficiente, agresivo y creativo. Ese trabajo me acreditó.
Si mal no recuerdo, la primera invitación que se hizo fue a través de Edu Gaspar (coordinador de la Selección entonces). Edu me telefoneó. Pudimos concertar una reunión. Pero siempre antes con algo que debe estar muy claro para mí: el anterior entrenador ya no estaba. Así, no se trataba de hablar con un entrenador y si aceptaba la oferta entonces despedían al técnico que ocupaba en el cargo.
Siempre he prestado mucha atención a esto a lo largo de mi carrera a este detalle. Sólo se puede considerar una nueva oportunidad si el puesto está disponible.
Ese fue el caso.
Viajé a Río para la reunión. Para entonces, no había acuerdo. Quería conocer el proyecto de la Selección antes. Al día siguiente —después de conocer el proyecto— seguía con dudas. Pero en esa tarde, tomé la decisión de aceptar la tarea de ser el seleccionador.
"MI TRABAJO CON CORINTHIANS ME ACREDITABA PARA EL PUESTO DE SELECCIONADOR DE BRASIL"
Desde siempre, mi principal presión —como entrenador— es perseguir la excelencia. Soy consciente de que nunca la alcanzaré, pero cuanto más me acerque, mejor. Pero, ¿qué es la excelencia?
Es un equipo creativo capaz de marcar goles. Es un equipo con consistencia, sólido defensivamente. Y con resultados positivos En el fútbol, si te falta alguno de estos tres pilares, no alcanzarás ni te acercarás a la excelencia. Eso es la grandeza.
En el periodo de la clasificación para el Mundial 2018 alcanzamos nuestra mejor versión. Un nivel extraordinario. Pero también he aprendido que la Selección sólo juega cada dos o tres meses, y está a merced de las lesiones y de las condiciones técnicas y físicas de los jugadores en sus clubes. Estábamos viviendo un momento mágico, que, sin embargo, se vio perjudicado en la fase previa al Mundial con la lesión de Renato Augusto y el problema de rodilla de Dani Alves.
No pudimos contar con ellos como hubiéramos querido.
"DESDE SIEMPRE, MI PRINCIPAL PRESIÓN ES CONSEGUIR LA EXCELENCIA"
En el primer partido del Mundial de Rusia 2018, el equipo se puso nervioso tras el empate de Suiza. Después, contra Costa Rica (en el segundo partido) creamos muchas ocasiones, pero nos faltó eficacia. Como he dicho antes, hay que crear y ser eficiente. Hay que transformar las ocasiones. Ser eficaz.
Lo hicimos al final del partido. Pero hubo algo que me gustó mucho: fuimos persistentes y estuvimos concentrados hasta el final. Construimos una victoria de 2-0 en los últimos minutos. Fuimos mejorando a lo largo del Mundial.
También ganamos el siguiente partido, ante Serbia. Luego, tuvimos una actuación muy buena y consistente contra México en octavos de final.
Si analizamos el gol que anotamos contra México, ellos nos marcaban con un planteamiento de presión alta, con cinco o seis jugadores. Y conseguimos construir la jugada pasando el balón hasta que encontramos el fondo de la red.
"FUIMOS MEJORANDO A LO LARGO DEL MUNDIAL"
Ese tipo de gol lo mostramos en las charlas tácticas. Comienza en el lado derecho y llega hasta el lado izquierdo, debilitando al rival hasta que marcamos.
En el minuto cinco del partido nos ajustamos al posicionamiento táctico de Bélgica. Atacábamos con seis jugadores, así que cuando Bélgica nos marcaba, traían a Romelu Lukaku muy abierto en el lado derecho para intentar explorar un contraataque a la espalda de Marcelo.
Kevin De Bruyne se situó en una posición central para intentar poner en acción a sus delanteros y vigilar a Fernandinho. Y Hazard era otro delantero en el lado izquierdo.
Hablé con Fagner y le dije: “Debemos seguir atacando con seis jugadores, pero tú, Fagner, no te adelantes, quédate posicionado para hacer frente a Hazard en eventuales contraataques. Mira a Fernandinho. Está lidiando con De Bruyne. Y Miranda —como hacemos un marcaje zonal, no es un planteamiento de marcaje al hombre—, quien esté en la zona, será el marcador”. Pero Miranda debería estar atento para cubrir la espalda de Marcelo.
"EN EL FÚTBOL HAY QUE TRANSFORMAR LAS OCASIONES. SER EFICAZ"
Entonces tendríamos un jugador de ventaja, cuatro defensas marcando a tres delanteros, en los contraataques.
Ese partido contra Bélgica fue partido extraordinario. Algunos dicen que fue el mejor partido de ese Mundial. Yo no tendría esa pretensión, pero digamos que es de los tres mejores partidos. Por la calidad técnica, la organización y el talento individual de ambos equipos. Si los dioses del fútbol vinieran y permitieran que el partido hubiera continuado 30 minutos más.
Después de la eliminación del Mundial, sé que mi continuidad como seleccionador fue un cambio de paradigma. Soy totalmente consciente de ello. El fútbol es un proceso de mejora con sus ciclos y etapas. También soy consciente de eso.
Como lo soy del hecho de que tomé el control de la Selección a mitad de la preparación para el Mundial. Creo que un ciclo adecuado debe durar estos cuatro años desde que se juegan las eliminatorias, la Copa América y los amistosos. Esa es la esencia de la preparación. Así que tal vez esa fue la principal razón que me hizo aceptar continuar como entrenador de la Selección.
"HUBO DOS PUNTOS CLAVE EN MI DECISIÓN PARA SEGUIR COMO SELECCIONADOR DE BRASIL"
Asumí el cargo en un momento difícil, ya que Brasil estaba sexto en la tabla de clasificación. Tenía el riesgo de no clasificarse para el Mundial (2018).
Mejoramos y creamos expectativas positivas gracias a nuestras actuaciones. Mis propias expectativas eran que al menos llegáramos a las semifinales. Ese era mi objetivo. Y luego, en función de la solidez que encontráramos, podríamos llegar hasta el título. Así que esa era la etapa que tenía en mente para el equipo. A pesar de llevar sólo dos años en el cargo. Después del partido, Rogério Caboclo (ex coordinador de la Federación brasileña de fútbol) entró en el vestuario donde me hizo la oferta de continuar. Ratificó la oferta para que me quedara en la Selección.
Le dije que me iría a casa a hablar con mi familia y a reflexionar.
Hubo dos puntos clave en mi decisión. Lo primero , que tuve en cuenta fue el apoyo de mi familia. Construí una carrera que me permitió llegar al punto de conseguir la oferta.
La segunda razón, no sé si tuvo la misma importancia que la primera, fue la emoción que sentí cuando llegamos al aeropuerto de vuelta de Rusia. Mi cuerpo técnico y yo nos íbamos y la gente nos aplaudía.
"EL ÚLTIMO PASO SERÍA GANAR LA COPA DEL MUNDO CON BRASIL"
En cierto modo fue un masaje a ese dolor que sentíamos. Entre siete y diez días después de la oferta, dije que sí. Me permití hacer un ciclo adecuado, un ciclo completo. No uno parcial como era antes.
Un día, estaba caminando con mi esposa en nuestra rutina de ejercicios por la mañana. Y le dije que lo había vivido todo, que había ganado básicamente todos los títulos posibles en mi carrera. La final de la Copa América, por ejemplo, fue mi primer partido al frente de la selección en el Maracaná. Es emblemático.
El último paso sería ganar la Copa del Mundo para Brasil. Todos los demás pasos de mi carrera, estoy orgulloso de ellos. Me siento agradecido a todos los clubes en los que he trabajado.
Le dije: "Me hubiera gustado mucho ganar el Mundial de 2018. Si eso hubiera sucedido, me habría retirado después". No tendría nada más que conseguir. Habría pasado por todas las etapas posibles.
Entonces ella me miró y me contestó: “Entonces quizás no era el momento de retirarse. Aún queda trabajo por hacer en 2022”.