Estaba en Valencia trabajando como comentarista para la emisora Radio City en un partido del Liverpool, en la Copa de la UEFA, cuando conocí a Gérard Houllier.
Bajé a tomar algo en el bar del hotel y me encontré con Ronnie Moran, Tom Saunders y sus esposas. Entonces pasó por ahí Gérard y Tom se levantó y nos presentó.
“Claro que conozco a Phil”, dijo Gérard. “Lo he visto jugar muchas veces”. Charlamos unos quince minutos. Un momento muy jovial. Él era un caballero, totalmente encantador.
Una semana después, el Tottenham nos ganó 3-1 en la Copa de la Liga, en Anfield. Yo estaba trabajando otra vez en la radio, y había estado hablando acerca de una falta de conexión entre Gérard y Roy Evans, al verlos allí sentados durante el partido.
Faltaba unión en el campo, y yo decía que era un reflejo de lo que estaba pasando con los entrenadores.
Al día siguiente recibí una llamada. Era Peter Robinson, director ejecutivo del Liverpool. “¿Puedes venir a una reunión?”, me dijo. “Pero no vengas a Anfield. Hay prensa por todos lados en el estadio. Roy acaba de renunciar. ¿Sabes dónde vive el presidente, David Moores?”.
Le dije: “Claro que sí. ¿Cuándo te gustaría que nos viéramos?”.
“Ya”.