Diego Lainez
Real Betis, 2019-Presente
El Perfil:
Formado en las fuerzas básicas de América, Ricardo La Volpe no dudó en dar paso al talento de Diego Lainez con el primer equipo, convirtiéndose en el tercer futbolista más joven en la historia del club en jugar un partido, con 16 años y 8 meses. Su carrera desde entonces tomó una rápida progresión, atrayendo la atención de diferentes equipos europeos, entre ellos el Real Betis, club en el que acabó recalando en el verano de 2019. Un fichaje que le convirtió en el jugador más joven en emigrar de la Liga MX, así como la segunda transferencia más cara pagada por un jugador mexicano desde un club europeo.
Después de una primera temporada de adaptación a su nuevo equipo y nueva competición, también condicionada por el parón en la Liga por la pandemia del coronavirus, Lainez ha tomado protagonismo en el equipo dirigido en la 2020/21 por Manuel Pellegrini, un entrenador con gran experiencia en la gestión de jugadores del perfil del mexicano. “Lainez es un jugador joven, está empezando y todavía tiene que adaptar facetas de su juego a lo que es la realidad del fútbol español. Pero estoy convencido de que será un jugador que en un tiempo breve va a marcar la diferencia”, ha señalado el técnico chileno.
Análisis táctico:
Lainez es un jugador con excelentes cualidades técnicas y con una condición física de élite, desempeñándose con mayor frecuencia como extremo derecho -jugando a pie cambiado-, aunque también puede ubicarse como alternativa sobre la banda opuesta. Asimismo, si su equipo requiere de velocidad y regate por pasillos centrales, posiblemente en un planteamiento con defensa organizada en bloque medio y como método ofensivo el contraataque, puede desenvolverse como segunda punta.
Sus mejores acciones se producen en los últimos metros, donde posee un uno contra uno determinante. Se muestra muy agresivo cuando dispone del balón apuntando a los rivales e interpreta muy bien las posibilidades que se generan cuando lo desdoblan los laterales (abajo). Esto lo posiciona en ventaja contra su marcador y, con el engaño de un pase profundo, consigue recortar hacia su mejor perfil y entrar en pasillos interiores para decidir y finalizar con un pase filtrado a un compañero, un centro al área o un remate desde media distancia.
A sus virtudes en fase ofensiva se le añade una buena predisposición para cumplir en tareas defensivas cuando su equipo no posee el balón. En estas situaciones muestra intensidad para presionar tras la pérdida, e intenta recuperar con gran determinación cuando su equipo se ubica presionando alto contra la salida de balón del rival.
Es muy ágil en espacios reducidos y su aceleración le facilita sortear rivales cuando se encuentra en un contexto favorable tras la recuperación, con defensas rivales en despliegue y avanzados en el terreno de juego. Su conducción en velocidad y sus rupturas al espacio sin balón también son virtudes muy valiosas para aprovechar en transiciones ofensivas previo a que sus oponentes se reorganicen defensivamente.
Por otro lado, puede ejecutar las acciones a balón parado a favor con un golpeo de balón fuete y colocado o formar parte de los jugadores que ingresan al área, generalmente cerrando sobre el segundo palo.
Rol en el Real Betis:
Con un rendimiento futbolístico en pleno crecimiento todavía en relación a su juventud, Lainez está consolidándose en el once inicial de Pellegrini, en el que un orden táctico riguroso ha permitido al Real Betis alzarse en la disputa por puestos europeos.
El entrenador chileno dispone a sus dirigidos en el campo bajo el esquema de un 4-2-3-1, utilizando preferentemente al jugador mexicano como extremo derecho. En fase ofensiva varía su posicionamiento dependiendo del sector donde se encuentra la pelota y el momento de cada ataque.
En iniciaciones bajas no participa de forma activa, sino que toma un posicionamiento alto para sostener y fijar rivales, y también generar espacios para los defensores y mediocampistas encargados de este momento de la fase ofensiva.
Cuando el equipo progresa con el balón sobre pasillos opuestos a su posición, Lainez generalmente ingresa al pasillo central derecho en la búsqueda de posicionarse en el intervalo entre el central izquierdo y el lateral izquierdo rival (arriba) para fijar y liberar el pasillo derecho al lateral, Emerson. Un desarrollo en el que se mantiene expectante como opción por detrás de los mediocampistas rivales.
En ataques que avanzan por su sector, realiza movimientos opuestos a su marcador para alejarse de él y poder recibir al pie con tiempo para perfilar y quedar de cara al arco rival o se descuelga a posiciones retrasadas para atraer su marca y luego romper al espacio. Cuando dispone del balón busca filtrar pases que rompan líneas, y, rápidamente, brindar apoyo para la descarga y continuación del ataque.
En juego de posición difícilmente se le puede ver descendiendo y ubicándose en la zona del doble pivote para participar activamente de la iniciación de juego. En cambio, se siente más cómodo insertándose por derecha y a la misma altura del doble pivote derecho, en la mayoría de las situaciones defensivas.
Cuando el equipo mantiene una actitud defensiva presionante en campo rival, el esquema se transforma en un 4-3-3, en el que durante los distintos momentos de la temporada ha sido Lainez quien retrocedía para ubicarse como uno de los tres mediocampistas, mientras el mediapunta y el extremo opuesto se unían al delantero para ejercer un inicio de presión con tres jugadores. Mientras, en jugada sobre la banda opuesta, bascula a pasillos centrales, liberando en principio a los jugadores en amplitud sobre el lado débil, y se mantiene en posición intermedia para saltar a presionar al central izquierdo si la jugada lo requiere (arriba).
Una vez armado el equipo en bloque defensivo medio-bajo, la estructura se dispone sobre un 4-4-2 con el retroceso de los dos extremos a la línea de los mediocampistas. Siempre en vigilancia a los laterales rivales y resolviendo defensivamente la subida del lateral rival con la persecución del extremo y no la reestructuración e intercambio de marcas.
En ese caso, Lainez termina en muchas acciones defensivas muy retrasado en campo propio, un posicionamiento que desfavorece sus posibilidades de participar en las transiciones ofensivas desarrolladas como contraataques, en las cuales tiene muy buenas cualidades para aportar al equipo (arriba).
Equilibrar todo su talento ofensivo con el desarrollo de las funciones defensivas demandadas por su entrenador, es la tarea que Lainez tiene por delante para convertirse en uno de los grandes jugadores del futuro, como ha pronosticado Pellegrini.
Redacción: Héctor García