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Análisis táctico: PSG 0 Bayern Múnich 1

Análisis táctico: PSG 0 Bayern Múnich 1
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Redacción
Héctor Riazuelo
Publicado el
24 de agosto 2020

Final de la Champions League, 23 de agosto 2020

PSG 0Bayern Múnich 1

Coman (59)

La Champions League eligió campeón en su edición más complicada y diferente. Fue el Bayern, equipo que cerró ante el PSG una hoja de ruta intachable en Europa esta temporada, con 10 victorias en 10 partidos. El campeón con mejor récord desde que la antigua Copa de Europa adquiriera el nuevo formato Champions y el sexto título de los bávaros en esta competencia, igualando a entorchados con el Liverpool.

Fue una final igualada de un alto ritmo de juego, especialmente en la primera mitad. El PSG tuvo en los pies de sus atacantes las ocasiones más claras en el primer acto, donde sobresalió la figura de Manuel Neuer, guardameta del Bayern. Sí acertó Kingsley Coman al poco de arrancar el segundo tiempo, con un cabezazo cruzado directo para silenciar las aspiraciones del club parisino, que tendrá que seguir esperando para levantar el gran título europeo.

Mientras, en el particular duelo de entrenadores alemanes en los banquillos, Hansi Flick derrotó a Thomas Tuchel para cerrar una temporada mágica. Llegó el pasado mes de noviembre para ganar Liga, Copa y Champions League, con un balance de 33 victorias (21 en los últimos 21 partidos), un empate y 2 derrotas, impactantes números a los que acompañan 116 goles.

Alineaciones iniciales
PSG
Bayern Múnich
Estadísticas
PSG Bayern Múnich

8 / 3

DISPAROS / A PUERTA

12 / 3

36 %

Posesión

64 %

629 / 469

Pases / Completados

839 / 681

16 / 4 / 0

Faltas / Amarilla / Roja

22 / 4 / 0

 

PSG-Bayern Múnich, análisis final de la Champions League en The Coaches' Voice

El Bayern formó con su habitual 4-2-3-1 (abajo) con Thiago Alcántara y Leon Goretzka en el doble pivote en el medio del campo, con Serge Gnabry, Thomas Müller y Kingsley Coman apoyando en ataque a Robert Lewandowski.



El PSG, por su parte, se estructuró sobre un 4-3-3 (abajo) en los momentos en los que tuvo que defender. Thilo Kherer, Thiago Silva, Presnel Kimpembe y Juan Bernat formaron la línea de 4 atrás, jugando por delante de ellos Marquinhos, Ander Herrera y Leandro Paredes. Arriba, Tuchel apostó en ataque de nuevo por el tridente que forman Ángel Di María, Neymar y Kylian Mbappé.



La presión del PSG:

El Bayern tuvo el control de la posesión, enfrentándose a un PSG que varió entre una presión alta sobre su rival o mantenerse en bloque medio. En la presión alta, cuando el equipo alemán buscaba la salida de balón desde Manuel Neuer, Di María y Mbappé cerraban la salida de balón de los centrales y Neymar iba a la presión sobre el portero, si era necesario. Mientras, Herrera y Paredes se encargaban de la vigilancia del doble pivote, con Thiago y Marquinhos controlando los movimientos de Müller entre líneas.

Esa estructura de presión dejaba liberados a los laterales del Bayern, ya que los laterales del PSG adoptaron una versión más defensiva, un aspecto que facilitó al equipo de Flick potenciar sus avances a campo contrario por los costados.

Cuando el balón llegaba a los laterales del equipo alemán, los centrocampistas del PSG adaptaban su posición en el campo dependiendo de los movimientos de sus rivales. Herrera o Paredes salían a la presión sobre ellos si se mantenían atrás, y Marquinhos era el encargado de cerrar su progresión cuando llegaban al último tercio de campo.

La clave en esa situación era ver quién se hacía cargo del nuevo jugador libre que aparecía por dentro en la izquierda debido a la presión de los centrocampistas. Si Paredes o Herrera salían a la presión a los costados, Neymar tenía que ser el encargado de esa marca a su espalda. Si era Marquinhos el encargado de la presión, entonces Herrera o Paredes debían controlar a Müller.

El Bayern buscaba explotar esas situaciones intentando llevar el balance defensivo del PSG hacia un lado del campo para buscar después el cambio de juego desde donde continuar el ataque.

Varias vías de ataque:

Cuando el equipo de Flick tenía la posesión con sus centrales, entonces el PSG se estructuraba en un bloque medio. Fortaleciendo especialmente la zona central del campo con sus tres centrocampistas, lo que obligaba al Bayern a jugar por fuera de ellos para mantener la posesión.

Lo intentó conseguir de varias maneras, con los movimientos de los cuatro jugadores de ataque cruciales para generar la opción de una segunda línea de pase sobre el medio del campo parisino.

Un ejemplo fue ver a Lewandowski atacar el lado débil de Herrera desde una posición central a los espacios intermedios, mientras Coman trazaba la diagonal por dentro desde banda. Ese movimiento del extremo del Bayern disuadía a cualquier defensor de ir a la marca de Lewandowski, facilitando al delantero polaco moverse a medio campo y recibir. Este pase saldría en diagonal desde un jugador en el centro del campo, con lo cual la línea de medios del PSG se fijaba en el balón, y no en los movimientos de Lewandowski (abajo).



El Bayern utilizó la misma estrategia en el otro perfil. Müller, por ejemplo, atacaba en profundidad desde una posición central, mientras Gnabry trazaba la diagonal por dentro facilitando también un pase en diagonal desde el centro. El equipo de Flick trató de hacer coincidir estos movimientos con los avances de sus laterales con el objetivo de añadir un elemento más a su ataque.

También buscó el Bayern complicar la tarea defensiva a los interiores del PSG, situando a un jugador más por fuera. Esto restringía la salida a banda del interior del equipo parisino, ya que si lo hacía dejaba a un jugador libre por dentro (abajo).



Ocupar a uno de los interiores del PSG, facilitaba el pase en diagonal por fuera y, una vez ejecutado, la siguiente acción era una carrera diagonal en profundidad a la espalda del lateral del equipo parisino que había salido a la presión. Una acción que llevó al Bayern a atacar principalmente por los costados, finalizando con centros al área.

Acumular jugadores en ataque:

En esas acciones, el equipo de Flick, como acostumbra, intentó llegar al área rival al menos con cinco jugadores cuando era posible. Los cuatros jugadores de ataque más uno de los centrocampistas o lateral. Acumular tantos jugadores en zona de ataque llevó al gol que decidió el partido, superando la espalda de Kehrer y una línea mal posicionada del PSG que finalizó con el remate de cabeza de Coman en un centro de Kimmich. A pesar de ganar el partido, el Bayern no fue capaz de generar ocasiones claras de gol como sí hizo en partidos anteriores.

En la mayoría de las ocasiones, el PSG se protegió bien ante los centros laterales, con excelentes intervenciones de Kimpembe y Thiago Silva. El equipo parisino añadió, además, el apoyo de sus centrocampistas para restringir el 2 contra 1 en banda y cerrar los recortes por dentro de los jugadores de banda del Bayern.

Llegar lo más rápido posible al tridente:

El PSG se estructuró en fase de posesión con un 4-3-3 (abajo), con Marquinhos, Herrera y Paredes en la creación de juego en la línea de medios, buscando el objetivo de llegar a Di María, Neymar y Mbappé.



El Bayern mantuvo su dibujo matriz también en fase defensiva, instalado sobre un 4-2-3-1 (abajo) con Kimmich, David Alaba, Jérome Boateng y Alphonso Davies en la zaga, con el doble pivote por delante y los jugadores de ataque en la siguiente línea.



El PSG no tuvo un gran porcentaje de posesión ante un equipo alemán concentrado en defender con una intensidad formidable. En lo primero que pensaba el equipo francés era en aprovechar la posición adelantada de la defensa del Bayern, utilizando a sus atacantes con balones a la espalda (abajo). En ocasiones, los mediocampistas del PSG ni siquiera levantaban la cabeza para ver qué estaba pasando. El plan era claro: llegar lo más rápido posible arriba.



Neymar y Mbappé:

En teoría, el duelo individual entre Mbappé ante Kimmich proporcionaba un elemento de superioridad al PSG, y el equipo francés buscó sacar partido de esa situación con frecuencia.

Apoyado en las carreras en profundidad de Mbappé, el equipo de Tuchel recurrió a la astucia y movimientos inteligentes de Neymar para desequilibrar la defensa del Bayern, con la posibilidad de buscar el último pase al desmarque de Mbappé (abajo). Fue la combinación de esos elementos, lo que llevó al equipo parisino a tener algunas ocasiones de gol.



Mientras tanto, al equipo de Tuchel le costaba generar ataques más elaborados, especialmente debido a la velocidad del Bayern en el repliegue defensivo. En estas fases de juego, dependía más de los regates de sus jugadores, algo que muchas veces resultaba en la pérdida del balón o en faltas cometidas por el equipo alemán.

Buscó utilizar a Marquinhos más retrasado y a subir a Herrera en el espacio intermedio derecho para facilitar la acción. Muchas veces esto hizo que Neymar retrasara su posición, situándose el jugador brasileño en el espacio intermedio izquierdo para crear una superioridad central de 4 contra 3, una situación que el equipo parisino ya utilizó en su triunfo en semifinales ante el RB Leipzig.

Esa superioridad podía ser más explotada si Müller optaba por unirse a Lewandowski en la presión en primera línea. Sin embargo, al PSG le costó enormemente encontrar la fórmula de superar a su rival debido a la intensidad defensiva del Bayern, lo que provocaba errores en los pases o los envíos en profundidad en el último tercio de campo.

El papel de Neuer:

Con todo eso, las mejores ocasiones del equipo parisino llegaron principalmente en las transiciones, ya fuese por recuperaciones de balón tanto en posiciones defensivas como más arriba en el campo. Estas situaciones condujeron a oportunidades claras de gol, algunas frustradas por la habilidad de Neuer para cerrar todos los ángulos.

Otras, mientras, no fueron convertidas por malos golpeos del balón frente al arco. En muchas ocasiones una mala carrera, una imprecisión en el pase decisivo o una mala definición fueron las razones claves por las cuales el PSG no pude concretar de cara a portería. En el segundo tiempo, Tuchel dio entrada a Marco Verrati para intentar controlar más el partido y dar más alternativas al ataque desde del mediocampo. Sin embargo, su falta de estado físico (salía de una lesión) quedó en evidencia y el italiano perdió el balón en varias ocasiones.

La coordinación del trabajo del Bayern sin el balón fue una constante durante los 90 minutos, con cada jugador reconociendo el momento para salir y presionar de inmediato. La tenacidad de esta presión intensa se reflejaba cada vez que un jugador del PSG recibía el balón. En las ocasiones en las que el equipo parisino conseguía evadir la presión alta, el Bayern se replegaba rápidamente para ejercer de nuevo el acoso.



"Hubo una diferencia de un gol entre dos equipos súper fuertes. Estoy orgulloso de nuestra mentalidad, y de cómo hemos jugado nuestros últimos partidos. Eso es todo lo que puedes pedir como entrenador. Sí, estoy decepcionado, pero no demasiado", explicó Tuchel. "En las últimas semanas, hemos mostrado todo lo necesario para ganar todos los títulos. En el fútbol, hay que aceptar que en un partido la suerte puede jugar un gran papel”, añadió el entrenador del PSG.



"Fue un partido de alto ritmo y con llegadas a ambas porterías. Tenemos al mejor portero del mundo en Neuer y nos mantuvo en el partido en ciertos momentos", aseveró Flick. “Lo que fue genial fue cómo el equipo jugó, ya que mucha gente se preguntaba cómo el Bayern se defendería del impresionante ataque del PSG. Creo que hicimos un muy buen trabajo en ese aspecto. Tuvimos una buena actitud en el equipo que fue genial de ver".