Final Supercopa de España, 17 de enero 2021
Griezmann (40,77)
Óscar de Marcos (42)
Villalibre (90)
Williams (93)
Cinco años después, el Athletic Club volvió a conquistar la Supercopa de España. Y de nuevo en una final contra el Barcelona. Un triunfo que llegó después de que los de Marcelino García Toral igualaran hasta en dos ocasiones los tantos de Antoine Griezmann.
En la prórroga, Iñaki Williams marcó el tercer tanto para el Athletic, a la postre definitivo gracias a un brillante ejercicio defensivo que realizó el equipo a partir de ese momento, frustrando cualquier vía de paso para el Barcelona. El final del partido tuvo la expulsión por roja directa de Lionel Messi por agresión a Asier Villalibre, la primera tarjeta roja del internacional argentino como jugador del Barcelona. Una imagen que contrastaba con la felicidad de Marcelino, quien lograba su primer título al frente del Athletic en solo su tercer partido como entrenador de los "leones", lo que constituye un récord en el club.
11 / 4
DISPAROS / A PUERTA
12 / 4
62 %
Posesión
38 %
951 / 867
Pases / Completados
460 / 382
15 / 2 / 1
Faltas / Amarilla / Roja
23 / 3 / 0
Los primeros compases del partido nos permitieron ver claramente la disposición en el Barcelona en un 4-3-3 (abajo) en fase ofensiva, donde Ronald Koeman situaba a Sergio Busquets por delante de los centrales, acompañado por Pedri y Frenkie De Jong como interiores. Más adelante, Antoine Griezmann partía desde la banda izquierda y Ousmane Dembélé en derecha, dejando a Lionel Messi como hombre más adelantado con total libertad de movimientos.
El Athletic, por su parte, decidió contrarrestar la ofensiva de su rival con un 4-4-2 (abajo) que dejaba una línea defensiva formada por Ander Capa y Mikel Balenziaga en los laterales, con Iñigo Martínez y Yeray Álvarez en el centro de la zaga. En la línea de medio campo, Unai Vencedor y Dani García jugaron por delante como mediocentros, acompañados en los costados por Óscar de Marcos en la derecha e Iker Muniain por la izquierda, siendo la punta de ataque para Raúl García e Iñaki Williams.
Griezmann, en posiciones interiores:
Comenzó el equipo de Koeman tratando de hacer circular el balón de un lado al otro con velocidad para desordenar al bloque defensivo rojiblanco. El objetivo era contactar con los jugadores interiores, De Jong y Pedri, superando líneas de presión del rival, y como alternativa a Griezmann, aprovechando la capacidad de descolgarse del internacional francés desde el costado para recibir libre por dentro, ofreciendo el carril a Jordi Alba y aportando soluciones en fase de inicio. Un desarrollo ofensivo que tuvo respuesta en el Athletic, con Capa y Yeray alternándose la marca de Griezmann para acompañarle cuando se acercaba a recibir, y así paliar esa solución que el delantero azulgrana ofrecía.
El equipo de Marcelino adelantó su línea de presión hasta tres cuartos de campo, preocupado por acumular mucha gente y proteger la zona central mediante la densidad defensiva que le aportaba el estar muy juntos a lo largo y ancho del campo. Una tarea defensiva que le obligaba a redoblar esfuerzos en basculaciones de lado a lado y arriesgar en cierto modo los espacios a su espalda. Asimismo, en caso de recuperar el balón en esa presión, el Athletic estaba siempre preparado para salir al contraataque lanzando a los laterales y buscando a Williams al espacio, donde con su velocidad causó problemas desde el inicio a la defensa culé.
Desarrollo ofensivo de ambos equipos:
El Barcelona no logró tener la velocidad deseada en el desarrollo del partido, situación que llevó a Messi a abandonar la zona ofensiva para acercarse a los centrales y así poder recibir y lanzar el ataque él mismo (abajo). Cuando esto ocurría, el argentino imprimía un ritmo distinto, buscando también balones largos y precisos para los desmarques de ruptura de Griezmann, Alba y Dembélé.
Mientras el Athletic, en fase ofensiva, introducía a Muniain por dentro y lanzaba a los dos laterales largos, siendo estos objetivo de cambios de orientación por parte de los centrales y mediocentros (abajo).
El equipo de Marcelino también consiguió desestructurar el bloque defensivo culé y empezaba a filtrar balones por dentro, donde De Marcos y Muniain (abajo) se encontraron relativamente cómodos y podían buscar las carreras en profundidad de Williams, quien se enfrentó una y otra vez a ambos centrales.
Dos tantos antes del descanso:
Defensivamente, el Barcelona decidió replegar en un 4-4-2 (abajo) dejando a Messi y Griezmann en punta y retrasando a Dembélé a la línea de medios. Una defensa ligeramente pasiva que esperaba en campo propio con las líneas muy juntas, sin presionar arriba, tratando de robar balones interiores.
Según bajaba la intensidad defensiva del Athletic en la presión, el Barcelona consiguió ligeramente soltar a los laterales y acercarse a la portería de Unai Simón, quien prácticamente no tuvo que intervenir durante toda la primera parte. La banda derecha con Dembélé fue la principal amenaza del equipo de Koeman en fase ofensiva, con el extremo francés generando situaciones de uno contra uno en las que resulta muy peligroso. Así arrancó la jugada del primer gol, en la que Dembélé ofreció el desmarque de ruptura y atrajo al bloque rival (abajo), para luego asociarse atrás con Messi. El argentino, por primera vez recibiendo con espacios, aceleró la jugada para conectar con Alba por el carril opuesto libre de marca. La asistencia atrás del lateral encontró el disparo del argentino en primer lugar, y el gol de Griezmann en el rechace.
En la acción siguiente, el Athletic respondió con una jugada similar para empatar el partido. Fue Williams el que se descolgó a zonas interiores para recibir de cara, girarse sin oposición y asistir a Óscar de Marcos.
Atacar los espacios:
La segunda parte comenzó con el cambio en el Barcelona de Óscar Mingueza por Sergiño Dest, que se colocó como lateral derecho sin implicar ninguna modificación táctica. El partido ganó ritmo, lo que conllevó que ambos equipos se asomaran más a las áreas, dado que el orden del equipo vasco fue decayendo fruto del gran esfuerzo. Con el partido roto, De Jong, Pedri y Busquets empezaron a encontrar los espacios, facilitando al equipo de Koeman comenzar a llegar a fase de finalización con disposición de generar ocasiones. El Athletic, mientras tanto, consiguió ocasiones de peligro gracias a acciones a balón parado y con internadas de ambos laterales, como la que acabó en los pies de Williams en la frontal del área pequeña.
equipo de Koeman fue ganando terreno y consiguió meter a su rival en su área, situación que no se dio en la primera mitad, aunque seguía sin generar ocasiones de gol. El Athletic, ante el cansancio acumulado, decidió reducir las distancias con su portería, pero no entre sus jugadores, por lo que seguía bien protegido a la espera de poder robar y realizar algún contraataque que castigara los riesgos asumidos por el Barcelona.
Aunque sin claridad en la fase final, el Barcelona seguía teniendo jugadores de mucha calidad para generar peligro. Dembélé se acercó a la banda izquierda para juntarse con Alba y, tras una pared, el lateral puso un balón al área pequeña para que Griezmann adelantara al Barcelona en la primera ocasión que tuvo en la segunda parte, al igual que ocurriese en la primera. Un gol que encontró una nueva respuesta del Athletic. Esta vez en una jugada a balón parado, acciones donde el equipo de Marcelino se mostró muy poderoso durante todo el partido. Asier Villalibre, libre de marca en el envío de Muniain, llevó el gol del empate al marcador para forzar la prórroga.
Gol y una ordenada defensa:
El Athletic solo necesitó tres minutos para hacer gol en la reanudación del partido. El central Yeray encontró a Muniain con un pase por dentro (abajo), jugando después el centrocampista con Williams, quien, desde el borde izquierdo del área, ejecutó un espectacular lanzamiento cruzado para poner en ventaja a su equipo por primera vez en el partido.
Tras el gol, el Athletic volvió a aumentar los esfuerzos en el orden defensivo, retornando a un repliegue muy ordenado con líneas muy marcadas y juntas, acompañado con ayudas defensivas constantes y asumiendo pocos riesgos. Un planteamiento que bloqueó cualquier acción ofensiva del Barcelona en la búsqueda del empate.
"Nos han marcado antes del descanso y casi al final del partido, eso es muy difícil de manejar. El último gol ha sido peor, porque cuando te marcan al final es muy difícil asumirlo", analizó Koeman. A pesar de la derrota, el entrenador del Barcelona mantiene el optimismo: "Estamos tristes y decepcionados, porque queríamos ganar, pero eso no quita que estemos en el buen camino, porque estamos mejorando. También lo hemos hecho ante el Athletic, pero no ha podido ser".
"Es mérito de los jugadores. Lo merecen por el trabajo que hicieron el año pasado y porque ahora han ganado estos dos partidos al Madrid y el Barça. También me gustaría acordarme de Aduriz, San José, Beñat... y de todos los jugadores que estuvieron aquí la pasada temporada. Y cómo no del cuerpo técnico anterior, al que le pertenece una parte importante de este trofeo", señaló Marcelino. "Llegamos a Sevilla con toda la ilusión y humildad del mundo. Estos jugadores son esponjas, hacen todo lo que se les propone y se esfuerzan. Pelean, trabajan y estamos muy orgullosos de ellos”, añadió el técnico del Athletic.