Eurocopa 2020: Tercera jornada del Grupo E, 23 de junio 2021
Drubavka (30, propia puerta)
Laporte (45+3)
Sarabia (56)
Ferran Torres (67)
Kucka (71, propia puerta)
España mostró su mejor versión ante Eslovaquia para sellar su pase a los octavos de final. Después de dos primeros partidos con dudas y sin acierto de cara a la portería rival, el equipo de Luis Enrique firmó cinco tantos, en la mayor goleada de la Eurocopa 2020. El primero, minutos después de que Álvaro Morata fallara un penalti, llegó en un garrafal error del portero eslovaco, Martin Dubravka, intentando despejar un balón que terminó en su propia portería.
A partir de entonces, España encontró la vía del gol con facilidad, con tantos de Aymeric Laporte, Pablo Sarabia, Ferran Torres y uno más, en propia meta, de Eslovaquia, en este caso Juraj Kucka. La selección española pasa como segunda en el Grupo E después de la victoria de Suecia ante Polonia (3-2), y se medirá en octavos de final ante Croacia, Mientras, Eslovaquia se despidió de la competición.
3 / 0
DISPAROS / A PUERTA
19 / 9
34 %
Posesión
66 %
345 / 269
Pases / Completados
666 / 592
14 / 2 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
7 / 2 / 0
Luis Enrique optó por varios cambios en la alineación de España respecto a los partidos anteriores, pero sin modificar su habitual 4-3-3 (abajo). Estos nuevos jugadores fueron Èric García como central diestro, César Azpilicueta en el lateral derecho, Sergio Busquets en el eje en mediocampo y Pablo Sarabia en la línea de ataque como extremo derecho.
Eslovaquia, por su parte, se desarrolló sobre un 4-4-1-1 (abajo) con Lubomir Satka y Milan Skriniar como centrales y Peter Pekarik y Tomas Hubocan en los laterales. En el centro del campo formaron -de derecha a izquierda- Lukas Haraslin, Juraj Kuck, Jakub Hromada y Robert Mak, con Marek Hamsik acompañando a Ondrej Duda en punta.
España comenzó desde atrás jugando combinativo a partir de su portero, Unai Simón, quien no golpeaba en largo, si no que siempre buscaba al compañero libre. Azpilicueta, por su parte, se colocaba prácticamente como tercer central en la salida de balón para, en el caso de que los dos delanteros de Eslovaquia presionaran, tener siempre superioridad.
Además, el jugador del Chelsea encontró siempre el pase filtrado hacia Busquets quien, recibiendo por dentro y con el perfil correcto, daba la posibilidad a su equipo de romper la primera línea de presión rival y comenzar con la progresión del ataque por el carril interior. Ante esta situación, Eslovaquia replegaba y trataba de cerrar esos pasillos interiores, siendo consciente de que si España jugaba por dentro generaría muchas ocasiones de peligro. Un desarrollo donde el equipo eslovaco acumulaba gente por dentro para protegerse a través de densidad defensiva (abajo), algo que sucedió durante todo el primer tiempo.
En fase de creación, España se encontró muy cómoda, ya que una vez superado ese primer escollo del rival, podía mover el balón por dentro para acabar llegando a banda, en zonas desde donde generaba gran parte de su peligro en ataque. En esta situación, los cambios de orientación de Koke obligaban al bloque defensivo eslovaco a esforzarse al máximo para llegar a la presión en banda. Se sucedieron también las llegadas de Gerard Moreno por banda izquierda, así como por banda derecha cuando Sarabia venía a recibir, mientras era Koke el jugador que rompía al espacio generado en banda.
En su fase ofensiva, Eslovaquia optaba principalmente por salir al contraataque tras robos en el centro del campo pero la combinación del gran esfuerzo para recuperar el balón y las muy grandes distancias que se veían obligados a recorrer, le impedía llegar con suficientes efectivos a los metros finales.
También vieron frenados los eslovacos sus acciones de contragolpe porque la ocupación racional del terreno de juego de España era buena, algo que se vio acrecentado por el posicionamiento de Busquets, quien aportaba equilibrio, permitiendo al equipo de Luis Enrique, a su vez, activar muy bien la presión tras pérdida (abajo). También sumaba España más efectivos en la presión sobre el ataque posicional de Eslovaquia, desarrollo que le permitía recuperar el balón rápidamente.
La fluidez en el juego fue una constante en la selección española, en parte gracias también a Busquets, que decidía bien en uno o dos toques y siempre con un golpeo con la velocidad justa. Esto permitía generar un flujo de ocasiones muy alto que acabó decantando la primera parte a favor del equipo de Luis Enrique, fruto de un error del portero eslovaco tras un disparo de Sarabia al larguero. A pesar de la ventaja, España siguió buscando más goles. Un nuevo tanto que llegó por medio de Laporte, después de una asistencia de Moreno, jugador que volvió a la banda derecha en los últimos minutos del primer tiempo.
La segunda parte comenzó con dos cambios en Eslovaquia -se marcharon Duda y Hromada dejando su posición a Duris y Lobotka- y un cambio también de actitud de sus jugadores, que trataron de tener una mayor cuota de balón e intentar ganar metros mediante el juego combinativo. Después de filtrar el balón dentro para superar la primera línea de presión de España, el combinado eslovaco buscaba conectar con los jugadores de banda que esperaban pegados a línea aportando amplitud. O bien jugaban con el lateral o intentaban directamente el cambio de orientación profundo hacia el extremo (abajo).
Ante la relativa facilidad que tuvieron los españoles en fase de inicio, Azpilicueta ganó metros y cambió ligeramente su rol, olvidándose de esos apoyos en los primeros metros para actuar más avanzado. España, mientras tanto, continuó con su plan de partido y siguió encontrando los espacios interiores con mayor facilidad, donde Busquets, Koke y Pedri se asociaban con claridad. Estos tres jugadores atraían la presión eslovaca hasta las posiciones interiores con el objetivo de acabar abriendo juego hacia la entrada de los hombres de banda. En una de estas situaciones fue Jordi Alba quien llegó a línea de fondo y asistió a Sarabia para hacer el 3 a 0.
Morata, por su parte, se seguía descolgando desde la delantera para habilitar de cara como tercer hombre y asociarse con los jugadores de dentro (abajo). Un movimiento que realizó muchas veces y que casi siempre resultó exitoso. Otra de las soluciones que encontró la selección española en salida de balón fueron las conducciones de Laporte para liberar compañeros por dentro, fijando y provocando el jugador del Manchester City a los rivales para que saliesen a presionarles para luego acabar encontrando al hombre libre.
Después del tercer tanto, Eslovaquia trató de dar un paso adelante tanto con la presión (abajo) como con el balón y consiguieron algún disparo lejano, aunque no generó muchos problemas a la portería de Simón.
Sí encontró más goles España, donde Luis Enrique dio entrada a nuevos jugadores, pero sin variar su 4-3-3. Ferran Torres fue uno de ellos, firmando el jugador del City el cuarto gol después de una acción combinativa de Pedri y Sarabia (abajo).
Hubo tiempo para dos goles y nuevos cambios en España. Entraron Mikel Oyarzabal y Adama Traoré por Moreno y Azpilicueta, buscando Luis Enrique más desequilibrio por banda, sobre todo por derecha con la colocación de Traoré de lateral derecho.
España, a pesar del resultado, siguió mostrando intensidad y compromiso en el repliegue y la presión, una situación que también fue una constante durante el partido para llevarle a los octavos de final.
Redacción: Héctor García