liga de naciones, 27 de septiembre 2022
Morata (88)
Álvaro Morata le dio la clasificación a España para la 'Final Four' de la Liga de Naciones con su gol ante Portugal. Una fase final donde también estarán Países Bajos, Italia y Croacia, y que se celebrará entre el 14 y 18 de junio de 2023.
Se queda fuera el equipo luso que, a pesar de partir con ventaja en la última jornada —le valía el empate—, no pudo ante el seleccionado español. Luis Enrique agitó el equipo en la segunda mitad con la entrada de Pedri, Gavi, Yéremi Pino y Nico Williams, jugadores que dieron el dominio de la posesión y dinamismo al equipo. La conexión entre Williams y Morata, previo pase de Dani Carvajal, dio la decisiva victoria a España en los últimos minutos.
"Mejoramos con los cambios tras cansarles. La victoria es el mejor antídoto contra cualquier tipo de tristeza", señaló Luis Enrique. Fernando Santos, seleccionador portugués, se lamentó de la falta de puntería de su equipo: "Siempre que tuvimos el balón llegamos al área para hacer gol, pero no lo conseguimos. Esta derrota no va a estropear el trabajo de cara al Mundial".
Las claves tácticas
Portugal:
Profundidad defensiva
Santos, seleccionador portugués, orquestó un plan de partido basado en desarrollar una buena profundidad defensiva. La meta era evitar así generar espacios entre líneas por donde España pudiera evolucionar en ataque. El dispositivo en 4-2-3-1 (abajo) permitió a los locales mantener un compacto y profundo bloque defensivo sobre los espacios. Esto con una actitud de presión sobre el jugador de España en posesión del balón.
Eso forzó a la selección de Luis Enrique a jugar hacia atrás. Un enfoque que provocó en España fallos en las entregas y malos controles, y que facilitó a Portugal llegar a puerta rival. De ese modo, la intención de los locales era llevar a su rival a cometer errores no forzados en el juego de sus centrales altos o en su salida de balón a través de los laterales abiertos.
Transición ofensiva
Organizada desde el mediocampo rival, la transición ofensiva de Portugal tenía la clara finalidad de buscar verticalidad. Así ocuparían los espacios que España generaba tras la pérdida del balón de manera directa, ya fuera por una mala entrega o un mal control. También con interceptaciones sobre la línea de tres mediapuntas, principalmente. Tras recuperar el balón en campo rival, sobre todo en la primera mitad del encuentro, Portugal podía finalizar la jugada de manera rápida y directa con muy pocos pases y jugadores interviniendo.
Silva o Fernandes lideraron esas transiciones, con Cristiano como finalizador principalmente. Estos jugadores, a pesar de estar en inferioridad numérica ante la defensa de España, aprovecharon los espacios entre líneas para realizar conducciones que atraían al oponente directo e indirecto. Una situación que generó espacios relevantes por donde el punta podía penetrar y aprovechar los espacios libres a la espalda de la última línea defensiva de España (abajo), para rematar siempre el atacante con ventaja sobre su marcador. Acciones donde Simón tomó protagonismo, salvando a España del gol en varias ocasiones.
Acciones ofensivas a balón parado
Portugal aprovechó la debilidad defensiva España en acciones a balón parado —los de Luis Enrique encajaron dos goles ante Suiza en estas situaciones— para conseguir situaciones de remate directo o en una segunda jugada sobre la portería de Simón.
Los locales generaron peligro constante al rival. Especialmente cuando hacían llegar el balón sobre los espacios más alejados a la zona de remate. Allí buscaron la espalda de los extremos de España, como también de sus laterales. Carvalho y Dias (abajo) fueron los dos jugadores señalados para el remate en esas acciones a balón parado. Ellos aprovechaban el espacio libre que se había generado en las movimientos previos, como también en la segunda jugada.
España:
4-3-3 revolucionario, pero poco efectivo
Luis Enrique volvió a sorprender en el once inicial, con hasta siete cambios en el equipo respecto al último partido ante Suiza.
Los únicos jugadores que repetían fueron Unai Simón, Pau Torres, Pablo Sarabia y Ferran Torres. El seleccionador español cambió todo el centro del campo, Rodri, Koke y Carlos Soler, con el objetivo de alcanzar cohesión táctica ante un rival como Portugal. En punta, Álvaro Morata ejerció como principal delantero. Así, el sistema, 4-3-3 (abajo), era el habitual, pero la presencia de jugadores distintos hizo que la flexibilidad táctica mostrada en anteriores partidos no se diera ante Portugal. A los tres medios les faltó movilidad, intercambio de posiciones y escalonamientos ofensivos que facilitaran los desajustes en el dispositivo defensivo rival.
De ese modo, las superioridades numéricas no se traducían en ventajas posicionales ante el rival. Esto impidió que la fluidez necesaria para que la posesión del balón fuera efectiva. Por otra parte, tampoco hubo desborde por las bandas. Allí se evidenció cierta falta de capacidad ofensiva, una de las principales características de las formaciones del Luis Enrique en partidos ante rivales que esperan atrás. Sin esta actividad ofensiva, España no generó los desajustes necesarios sobre la zaga rival que facilitaran encontrar a delanteros como Morata, una zona de remate.
Falta de profundidad ofensiva
La selección española se hizo con la posesión. Pero no pudo someter al rival con el balón en el campo contrario, apenas generando situaciones de peligro en zona de finalización. La acumulación de pases de España en zona de inicio propia era densa. Muchas devoluciones entre jugadores de la misma línea, o pases que superaban la primera línea de presión rival. Los medios no giraban para buscar una posterior línea (abajo). Este detalle táctico y el acoso de las dos primeras líneas defensivas de Portugal sobre los poseedores del balón en inicio de juego, llevó a España a los mencionados errores en pases sencillos en cesiones sobre Simón, como también en los controles orientados.
De esa manera, sin una buena salida, la presencia ofensiva de España en la zona de finalización se diluyó. Ferran y Sarabia se mostraron muy rígidos. Morata, quien no paró de realizar desmarques de apoyo y ruptura en el primer tiempo, no encontró un jugador que le filtrara pases en los últimos metros. La consecuencia de todo esto fue que España no tiró a puerta hasta el minuto 70.
Los cambios
El punto de inflexión táctico del partido llegó en el minuto 70, momento en el que Luis Enrique dio entrada a Nico Williams, Gavi, Pedri y Yéremy Pino. Desde allí, España se mostró más activa en ataque a través del juego interior en generación de superioridades posicionales sobre Portugal. Pedri facilitó la verticalidad y las conexiones a la espalda de la línea medular rival, que poco a poco iba replegando. A esto se sumó Nico Williams, electrizante en los duelos individuales e incisivo para atacar los espacios, desajustando poco a poco la defensa de Portugal.
Las conexiones de España con triangulaciones interiores generaron peligro, hasta que, en los últimos minutos, Carvajal puso un balón desde la derecha al segundo palo, donde Nico Williams conectó con Morata para el gol decisivo (arriba).
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