luis enrique
Seleccionador de España, 2019-Presente
Semifinalista de la Eurocopa, finalista de la Nations League y clasificado para el Mundial de Qatar 2022. Luis Enrique ha logrado a lo largo de 2021 reactivar grandes objetivos en la selección española, situándola de nuevo con ello entre las grandes selecciones del escenario mundial.
“Es un grupo excelente. Soy muy afortunado porque tengo 50 jugadores. Lo siento por ellos porque va a ser muy difícil seleccionar. Tenemos una mezcla maravillosa de veteranos ejemplares, Sergio Busquets, Jordi Alba, Koke, César Azpilicueta, que son líderes por lo que hacen dentro del campo y lo que representan fuera, y jóvenes maravillosos”, ha destacado el seleccionador español.
Estilo de juego:
Luis Enrique es partidario de un fútbol ofensivo muy variado que, debido a su formación en el Barcelona y a las influencias que allí encontró, demuestra a menudo su admirable comprensión del juego posicional y hace que sus equipos también sean capaces de interpretar con un alto rendimiento un juego vertical y de transiciones.
La selección española, del mismo modo que en su paso como entrenador del Barcelona, se organiza con mayor regularidad en un 4-3-3 (abajo), pero su planteamiento es considerablemente más vertical, en gran medida porque el perfil de los jugadores de los que dispone es menos capaz de poner en práctica su juego posicional que cuando estaba en el banquillo del Barça.
Así, los extremos tradicionales son más favorecidos por ese enfoque que los centrocampistas que se mueven en zonas interiores. Sobre todo, en los momentos donde se requiere una mayor sensación de riesgo, en los que el seleccionador favorece un 3-4-3, que mezcla su enfoque posicional con la verticalidad en último tercio de campo, desarrollo en el que los extremos adoptan posiciones especialmente amplias y permanecen preparados para atacar los espacios abiertos que existen.
El posicionamiento de esos jugadores de banda es fundamental no sólo para potenciar su potencial ofensivo y su capacidad para atacar el espacio y rematar, sino para disuadir a los laterales rivales de que se desplacen hacia zonas interiores. En el centro, Sergio Busquets, capitán y organizador, es el encargado de elaborar todo el sistema de juego que trasmite Luis Enrique a sus jugadores. La pieza del rompecabezas que hace que todo encaje a la perfección. Desde la posición de mediocentro (abajo), Busquets tiene la capacidad casi innata de dirigir el juego con una simplicidad que le hacen ser el futbolista que mejor entiende lo que necesita el juego de la selección a cada momento.
Más atrás, Luis Enrique ha dado la titularidad en la portería a Unai Simón, guardameta de reflejos y garantías bajo palos, pero del que destaca una gran capacidad en su relación con el balón. Ese ingrediente adicional le permite a España contar con un hombre más para iniciar el juego. Sin duda, esto es algo fundamental para Luis Enrique, ya que arriesgar en salida de balón para intentar crear superioridades desde el portero ha sido una constante en todos los partidos (abajo).
La selección española, por otro lado, ha ofrecido distintas posibilidades a las del Barça para iniciar el juego y ordenarse con el balón de acuerdo a la naturaleza de sus jugadores.
Si se enfrenta a una presión alta, posiciona a los centrales dentro del área, pero con la mayor amplitud posible. Lo hace así para facilitar el pase y control, porque las distancias entre jugadores son cortas y el balón circula rápido. En esta misma secuencia se suman los mediocentros, posicionados enfrente del área para ofrecer una línea de pase alternativa, y para conseguir una superioridad numérica de inicio de dos contra uno.
Otra situación de juego que se puede dar es la posibilidad de que el equipo rival presione con tres delanteros, provocando un cinco contra tres. Para salvar esta presión, se activa el lateral derecho buscando generar dudas al jugador rival que ejerce la presión en banda izquierda.
En ese mismo momento, se aproxima el mediocentro, posicionado por delante del lateral, para recibir el pase. Superada esa primera presión, los equipos de Luis Enrique progresan en ataque en función de la altura del bloque defensivo rival, intentando acelerar las acciones ofensivas o apostando por un juego posicional. También existe un planteamiento más vertical, desarrollado cuando juega con delanteros capaces de retener el balón en juego directo, y, por tanto, con la opción de construir inicialmente en corto para luego jugar hacia adelante con un pase en largo.
Posiblemente es en la pareja de centrales donde Luis Enrique ha tenido las modificaciones de mayor impacto. Y es que Sergio Ramos, indiscutible hasta poco antes de la Eurocopa, ha dejado de asistir a las convocatorias debido a sucesivas lesiones.
Desde la Eurocopa, la pareja de centrales formada por Èric García y Aymeric Laporte ha sido la más utilizada, pese a que Iñigo Martínez y Pau Torres también han disputado varios partidos. El gran hándicap de jugar con dos perfiles zurdos (Laporte, Torres y Martínez), además de la gran capacidad de García para filtrar, atraer y fijar en conducción (abajo), algo muy destacable en el juego de posición que propone Luis Enrique, han llevado al central del Barça a convertirse en el futbolista más importante, junto a Laporte, en la zona central.
Mientras tanto, a la larga nómina de interiores se ha unido Gavi, un jugador que ha dinamizado el medio del campo y se adapta a la perfección a la idea de juego que propone España. Con un tren inferior bajo y fuerte, sus giros con balón cuando le encuentran entre líneas, constituyen una de las mejores formas para progresar ante rivales hundidos (abajo) o con las líneas muy juntas.
Las dudas, mientras tanto, siguen latentes en la posición de delantero centro, donde Luis Enrique no solo ha ido variando nombres -Álvaro Morata, Abel Ruiz, Raúl de Tomás o Gerard Moreno-, sino también variantes ofensivas. Así, España ha jugador algunos partidos con un solo punta -Morata de manera más regular-, con dos delanteros -actuando uno de ellos en banda, el jugador con más capacidad asociativa, y un ‘9’ más tradicional en el centro-, como también sin un ‘9’, posicionado un extremo como falso nueve, como en la semifinal ante Italia en la Eurocopa.
Fase defensiva y presión:
Cuando la selección española no tiene el balón, la premisa de Luis Enrique es clara: defender hacia delante. Nunca replegar, excepto si es superado, siempre con la tendencia de acosar al rival y dificultar la progresión. Un desgaste físico que se produce en todo el equipo pero que ejercen con más asiduidad los tres delanteros recorriendo distancias largas.
Si el oponente ataca desde un 4-3-3 o 3-4-3, mantiene la misma estructura para intentar igualarles, siendo liderados por sus extremos que presionan a los centrales contrarios y por su delantero, quien prioriza al mediocentro defensivo y es apoyado por un compañero del centro del campo.
De este modo, se obstruyen las vías de pase en corto y se socava el intento del adversario de construir la posesión si los integrantes del tercio ofensivo tienen éxito en sus batallas individuales y evitan el desequilibrio táctico.
Si el equipo no consigue recuperar en posiciones avanzadas, puede reorganizarse en una estructura distinta, pero siempre conservando una estructura defensiva compacta para proteger ciertos espacios de juego importantes. En España, el equipo se desplaza a un bloque defensivo en zonas intermedias, donde se distribuyen los espacios en un 4-1-4-1. Una formación donde destaca el papel del pivote en el medio del campo, quien forma el triángulo con los centrales para ganar las segundas jugadas y activar el inicio de las acciones ofensivas.
Por otro lado, si el centrocampista más avanzado del equipo contrario retrasa su posición -incluso hasta el centro de la defensa-, Luis Enrique exige que uno de sus centrocampistas le siga, por lo que no es raro ver a su centrocampista más defensivo en esa tarea, siendo por momentos el jugador de mediocampo más avanzado.
Busquets es un auténtico especialista en el arte del robo y de la presión alta. La unión de esa capacidad defensiva a su destreza en el primer pase, hacen que sea siempre el futbolista más indicado para dar continuidad a las jugadas y, a su vez, filtrar balones a los interiores más adelantados que él.
Su coordinación defensiva también contribuye a anular los esfuerzos de los rivales por atacar en torno a los tres centrocampistas, algo que puede ser tentador con su estructura de salida y cuando esos tres jugadores tienen instrucciones de permanecer cerca de su contrario, de forma similar al Barça.
La irrupción de Gavi potencia la idea de Luis Enrique en fase defensiva. Así, el jugador del Barcelona ejerce una agresiva presión tras pérdida en el momento que España deja de tener el balón, como también una presión alta en cada reinicio.
Sin abandonar el 4-3-3, Luis Enrique, como ocurrió en la fase final de la Nations League o en los últimos minutos del partido ante Suecia en la clasificación para el Mundial, ha reforzado en ocasiones el centro del campo con la inclusión de Rodri (arriba) unos metros por delante de Busquets.
Con gran presencia física y capacidad de retorno, el jugador del Manchester City da el equilibrio y la pausa necesaria cuando el equipo necesita más balón y altura en acciones defensivas y ofensivas a balón parado.
En total, Luis Enrique convocó hasta 43 jugadores durante la fase de clasificación para el Mundial, un abanico enorme en el que, sin embargo, la idea de juego se mantiene inmutable.
Redacción: Héctor García