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Maestros de la táctica: Entrenadores campeones del mundo (1930-1982)

The Coaches' Voice en español
Maestros de la táctica: Entrenadores campeones del mundo (1930-1982)
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Redacción
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Publicado el
diciembre 9 2022

campeones del mundo

1930-1982

La historia de la Copa Mundial está protagonizada también por los entrenadores que llevaron a sus jugadores a alcanzar el título más deseado por todos. De Alberto Supicci, primero de los seleccionadores que se coronó campeón del mundo con Uruguay a Didier Deschamps, el último en hacerlo a las órdenes de Francia en 2018.

En The Coaches’ Voice repasamos los nombres de los seleccionadores campeones del mundo, con sus principales rasgos tácticos y sistemas de juego. Un informe dividido en dos períodos.

En este primero, echamos la vista atrás para recordar el transito histórico de 1930 a 1982.

Alberto Suppici: Uruguay 1930

El primer Mundial fue ganado por la selección de Uruguay, país también encargado de organizarlo. Su entrenador, Alberto Suppici, tomó las riendas del equipo en 1928 y tuvo como banco de pruebas la Copa América de 1929 de Argentina, en la que los charrúas obtuvieron el tercer puesto.

Uruguay vivía una transición futbolística en la que la selección estaba retomando jugar con un delantero centro tradicional, después del paso de José Piendibene, quien para muchos fue el primer falso nueve de la historia. El esquema utilizado, conocido como 'La Pirámide Invertida' (2-3-5) tenía a José Castro como punta de referencia. Castro era un atacante capaz de retroceder unos metros para asociarse con los mediocampistas y los extremos.

El encargado de achicar espacios era el central José Nasazzi, quien para muchos fue el primer líbero de la historia. Contó con el apoyo de los mediocampistas ofensivos, quienes retrasaban su posición según el ataque rival.

El campeón fue un equipo contundente en las dos áreas: en seis partidos anotó 15 goles y recibió tres. Suppici, conocido como ‘El profesor’, construyó un equipo imbatible para convertirlo en el primer campeón de la historia.

Vittorio Pozzo: Italia 1934 y Francia 1938

Pozzo, en el centro de la imagen, lideró a Italia a dos títulos mundiales. Algo que no ha conseguido ningún otro entrenador hasta la fecha. STAFF/AFP vía Getty Images

Vittorio Pozzo es el único de los seleccionadores que ha ganado dos veces consecutivas el Mundial de fútbol. Lo hizo al mando de la selección de su país, Italia. Para lograrlo, diseñó un modelo de juego opuesto al sistema WM (3-2-2-3) que se había impuesto durante esa década. Su rechazo dio nacimiento a lo que se conoció como ‘El Método’.

Además del éxito en los mundiales, la Italia de Pozzo también triunfó en los Juegos Olímpicos de Alemania 1936 y en la Copa Internacional Centroeuropa, una suerte de Eurocopa primigenia, en las ediciones de 1930 y 1935. En aquellas selecciones brillaron futbolistas de renombre, como Angelo Schiavo, Attilio Ferraris, Raimundo Orsi y el inolvidable Giuseppe Meazza.

A Pozzo no le convencía la idea de sumar un tercer defensor, por lo que mantuvo a dos zagueros, casi como en la ‘Pirámide Invertida’, pero le dio responsabilidades defensivas al mediocampista central sin que perdiera de vista su participación en la creación de juego. El argentino naturalizado italiano, Luis Monti, cumplió a cabalidad con aquel planteamiento.

El esquema táctico que empleó fue el 2-3-2-3, que daba gran protagonismo a los mediocampistas interiores (Ferraris y Meazza). Su idea de juego se sustentó en conceptos firmes: una defensa firme, un mediocentro con cualidades para marcar y distribuir y la explotación de los extremos. Las dos versiones campeonas de Italia presentaron una gran variedad de futbolistas, pero lo que siempre se sostuvo fue el modelo de Pozzo. En ocho partidos, durante dos mundiales, Italia marcó 21 goles y recibió 8.

Juan López: Uruguay 1950

En el cuarto mundial de la historia, y el primero tras la Segunda Guerra Mundial, Uruguay recobró el trofeo de campeón bajo la batuta de Juan López, uno de sus seleccionadores más recordados.

El técnico uruguayo sacó partido a las cualidades de grandes futbolistas, tales como Alcides Ghiggia o Juan Schiaffino, así como del liderazgo de Obdulio Varela para construir un equipo con un claro espíritu colectivo. El esquema utilizado fue la WM. En él, Eusebio Tejera y Varela eran claves, tanto para adoptar esa formación como para permitir las proyecciones ofensivas de Schubert Gambetta y Víctor Rodríguez Andrade. Este movimiento, sumado a que el delantero Óscar Míguez mantenía su posición en el centro, habilitaba las constantes diagonales de Ghiggia, así como las de Rubén Morán en la final ante Brasil.

Ante el ambiente que se vivía antes de la final, López aconsejó a sus jugadores adoptar un perfil más defensivo ante Brasil. Sin embargo, el gol de Friaça despertó la reacción charrúa; Varela calmó a sus compañeros y Uruguay ganó un partido que parecía imposible. Aquel triunfo quedó inmortalizado como ‘El Maracanazo’, una de las mayores sorpresas en la historia de las copas mundiales.

Josef Herberger: Alemania Federal 1954

Sepp Herberger fue el primero de los seleccionadores campeones con Alemania Federal en el Mundial de 1954. Hanns Hubmann/ullstein bild vía Getty Images
Sepp Herberger fue el gran arquitecto del triunfo de Alemania Federal en el Mundial de 1954. Hanns Hubmann/ullstein bild vía Getty Images

Alemania Federal, todavía en ruinas tras la Segunda Guerra Mundial, protagonizó una de las grandes sorpresas de los mundiales. Josef Herberger, su entrenador, construyó un equipo que creció a medida que avanzaba el torneo. La derrota por 8-3 ante la gran candidata Hungría en el segundo partido, donde el seleccionador alemán prescindió de hasta cinco titulares, le permitió evitar a las selecciones sudamericanas y luego protagonizar, bajo la lluvia y en el barro suizo, el llamado ‘Milagro de Berna’. Un final donde los germanos se volvieron a enfrentar a Hungría, para esta vez, contra todo pronóstico e incluso con un 2-0 en contra apenas transcurridos diez minutos de partido, ganar la final por 3-2.

El conjunto teutón tuvo grandes futbolistas, como Fritz Walter, Max Morlock o Helmut Rahn, sin embargo, fue Herberger el gran conductor. Además de su decisión de jugar con suplentes en el primer partido ante Hungría, el seleccionador alemán demostró su flexibilidad e inteligencia táctica cuando en la final diseñó un esquema que clausuraba las líneas de pases que conectaban a los cerebros rivales, al tiempo que ordenaba una marcación personal sobre un disminuido Ferenc Puskás. La WM alemana se impuso al 4-2-4 húngaro.

Alemania Federal fue un equipo muy potente en ataque, anotando 23 goles en 6 partidos. Recibió 14, 8 de ellos ante Hungría en la primera fase. Sin embargo, esa derrota le permitió descansar titulares y recorrer el camino ideado hacia la final. Herberger transmitió tranquilidad a su equipo en todo momento, incluso cuando Puskás anotó el primer gol de la final.

Alemania Federal venció a la favorita Hungría, conocida como ‘El Equipo Dorado’, mezclando su potencia futbolística con el liderazgo tranquilo y flexible de Herberger, quien en todo momento supo identificar qué requería cada partido y el torneo mismo.

Vicente Feola: Brasil 1958

El once titular de Brasil en el Mundial de 1958 bajo el mando de otro de sus seleccionadores campeones: Vicente Feola.
El once titular de Brasil en el Mundial de 1958.

El 4-2-4 de Hungría no logró un campeonato Mundial, pero sí tuvo su revancha bajo la aplicación de Vicente Feola y su Brasil en la cita de 1958. No obstante, lo más relevante del entrenador brasileño estuvo en dos aspectos claves para que Brasil levantase la Copa por primera vez: el rol de los laterales y saber escuchar a sus futbolistas. Fueron ellos quienes exigieron la titularidad de dos jovencitos que se convirtieron en figuras: Pelé y Garrincha.

En aquel plantel brillaban Didí, Vavá, Nilton Santos, Djalma Santos, Hilderaldo Bellini, Zito y Mario Zagallo. No obstante, la aparición de los jóvenes exigidos por los capitanes en el tercer partido fue el elemento que inclinó la balanza. En los cuatro partidos en los que fueron titulares, el equipo de Feola convirtió hasta trece goles, cinco de ellos en la final ante la selección local.

Feola, con la inclusión de Nílton de Sordi, Djalma y Nilton Santos dio inició a una larga tradición de laterales brasileños cuya vocación ofensiva es aún reconocida en el mundo entero. El juego interno de los sudamericanos derivaba en pases hacia las bandas, aprovechando las distintas sociedades que se formaban. Luego estaba Pelé, el imprevisibe futbolista tan capaz de sumarse a la construcción de juego como de aparecer desmarcado en zonas de remate.

Defensivamente, cuando Brasil debía replegarse, Zagallo retrasaba su posición hasta convertirse en el tercer mediocampista, consiguiendo en ese momento distintas superioridades que beneficiaron al equipo. La victoria ante Suecia en la final consagró a Pelé y también a un estilo de juego que combinaba la belleza con la efectividad: ‘El Jogo Bonito’.

Aymoré Moreira: Brasil 1962

El once titular de Brasil en el Mundial de 1962 bajo el mando de uno de sus seleccionadores campeones: Aymoré Moreira.
El once titular de Brasil en el Mundial de 1962.

Brasil llegó a Chile con un equipo que mantuvo la base del campeón en 1958, aunque su entrenador fue otro: Aymoré Moreira. El seleccionador decidió que Zagallo retrasara aún más su posición, lo que llevó al combinado amazónico a adoptar un sistema de 4-3-3 flexible, ya que el propio Zagallo, al cubrir mucho terreno, hacía que el equipo pasara de ese esquema al 4-2-4 con facilidad.

Durante el torneo, Brasil sufrió la baja por lesión de Pelé en el segundo partido del torneo. En su lugar, Moreira alineó a Amarildo, un futbolista de menor movilidad que Pelé pero con gran técnica para suplir la ausencia del astro brasileño.

Moreira afrontó el torneo con una dupla de defensores centrales diferente a la que salió campeona del mundo cuatro años antes. Para el campeonato chileno los elegidos fueron Mauro Ramos y Zózimo, zagueros con amplia capacidad para jugar en corto y conducir la pelota.

Chile 1962 fue el Mundial de Garrincha. El extremo fue imparable en las acciones de uno contra uno, pero también brilló con dos tantos. Además, su juego asociativo con el resto de sus compañeros fue factor clave para el triunfo de esta Brasil de Moreira.

Alf Ramsey: Inglaterra 1966

Ramsey, a la derecha, es uno de los seleccionadores míticos del fútbol inglés después de llevar a su país a ganar el Mundial de 1966. Norman Quicke/Daily Express/Getty Images
Ramsey, a la derecha, es uno de los grandes mitos del fútbol inglés después de llevar a su selección a ganar el Mundial de 1966. Norman Quicke/Daily Express/Getty Images

Sir Alf Ramsey construyó un gran equipo que fue capaz de cumplir su promesa de quedar campeones, dándole a los británicos su única Copa del Mundo hasta la fecha.

Ramsey pasó de utilizar la clásica formación WM para jugar con un 4-1-3-2, en el que era clave Nobby Stiles, centrocampista más retrasado, no solo por su rendimiento sino porque su rol de equilibrista llevó al entrenador a tomar otra decisión que afianzaba este nuevo esquema: jugar sin extremos. Esto, en el fútbol inglés constituyó una novedad.

Los tres mediocampistas interiores, Bobby Charlton, Alan Ball y Martin Peters, tenían mayor libertad de movimientos gracias a la protección que ofrecía Stiles, lo que potenció otras sociedades con los delanteros: Geoff Hurst y Roger Hunt. Sin embargo, el triunfo de Inglaterra no se podría explicar sin el enorme aporte de dos baluartes defensivos, su arquero Gordon Banks, y el capitán, Bobby Moore.

El anhelado equilibrio de Ramsey derivó en una selección que no recibió goles hasta la semifinal del torneo, cerrando el campeonato con un balance de 11 goles y apenas 3 en contra.

Mario Zagallo: Brasil 1970

Zagallo fue campeón del mundo con Brasil en el Mundial de 1970. Antonio Scorza/AFP vía Getty Images

México fue el escenario perfecto para que Brasil desarrollara uno de sus mayores caudales futbolísticos que se recuerden. Aunque su preparación para el mundial fue tumultuosa (Joao Saldanha fue despedido y asumió en su lugar Mario Zagallo), Brasil, una vez comenzado el torneo, sacó provecho de todo el talento de sus futbolistas.

La selección sudamericana se dio el lujo de jugar sin un delantero centro definido, una ausencia que fue paliada por los 'cinco dieces' que alineó Zagallo: Pelé, Jairzinho, Rivelino, Gerson y Tostao. Lejos de sucumbir ante la tentación del juego individual, las estrellas de Brasil alternaron constantemente sus posiciones, tanto en situaciones de construcción de juego como en las zonas de definición.

Zagallo, que había sido campeón en 1958 y 1966, condujo el equipo a la perfección. Aplacó todo tipo de diferencias entre los futbolistas y dispuso de un 4-2-4 muy flexible, en el que Clodoaldo muchas veces retrasaba su posición para equilibrar las proyecciones de Carlos Alberto por el lateral derecho, sumando a Gerson como el otro mediocampista central. Gracias a su dinámica, además de la vocación ofensiva de los laterales, Brasil fue una máquina anotadora, anotando en todos los partidos e incluso goleando a su rivales en los partidos de la fase final.

El primer tricampeón del mundo convirtió 19 goles y recibió 7 para convertirse en una de las grandes muestras ofensivas jamás vistas en los mundiales.

Helmut Schön: Alemania 1974

Helmut Schön fue líder de Alemania Federal en su título de 1974. Tallsport UK/ALLSPORT
Helmut Schön fue el seleccionador y líder de Alemania Federal en su título de 1974. Tallsport UK/ALLSPORT

Alemania Federal había ganado la Eurocopa de 1972, lo que le convertía en uno de los favoritos para el Mundial de 1974. Schön tuvo como base a futbolistas del Bayern Múnich, que se adjudicó la Copa de Campeones de Europa en la temporada 1973/74, y del Borussia Mönchengladbach, los dos equipos más influyentes del torneo alemán.

Inicialmente, la selección alemana se disponía en un 4-3-3. Sin embargo, y muy al estilo de la recordada Países Bajos, su rival en la final, los futbolistas mostraron una gran dinámica, en la que varios de ellos no se estacionaban en posiciones fijas. Así, por ejemplo, Gerd Müller, a quien se le recuerda como un goleador, representó otro estilo de futbolista total: su radio de acción era más amplio que la del típico delantero centro. Haciendo en ocasiones de falso nueve se movía por diferentes zonas del campo de juego, incluso retrasando su posición hasta zonas defensivas.

Schön contó con grandes futbolistas, entre los que destacó el rol interpretado por Franz Beckenbauer. El capitán ejerció de líbero, ordenando a su defensa y corrigiendo los errores de sus compañeros. Además, fue el encargado de iniciar la construcción del juego desde la zona defensiva. Uno de sus grandes socios fue Paul Breitner, que con sus proyecciones por el lateral izquierdo hacía las veces de extremo. El equilibrio en el centro del campo fue tarea de Bonhoff, lo que liberaba a Hoeness y le acercaba a Müller.

Sin la brillantez que les caracterizó en la Euro, el equipo de Schön no fue una selección apabullante. Aquello le llevó a caer derrotada en la primera fase contra Alemania Democrática. Sin embargo, a lo largo del torneo construyó la solidez que le permitió anotar trece goles y recibir apenas cuatro. Esto fue suficiente para derrotar a la favorita Países Bajos en una de las grandes sorpresas de la historia.

César Menotti: Argentina 1978

El primer triunfo de Argentina en un Mundial está asociado al libro de estilo de uno de sus seleccionadores más célebres, César Luis Menotti. STRINGER/AFP vía Getty Images
El primer triunfo de Argentina en un Mundial está asociado al libro de estilo de su entrenador, César Luis Menotti. STRINGER/AFP vía Getty Images

Fútbol de sociedades, reducción de espacios y juego por las bandas. Estos tres elementos caracterizaron al equipo que César Menotti condujo hasta el título. La coronación argentina, primera en su historia, fue el trampolín a la fama de uno de los grandes pensadores del fútbol. Al tiempo que su equipo ganaba  -no sin complicaciones - Menotti se encumbró como el gran defensor de una forma de jugar, de un estilo ofensivo que no renegaba de la agresividad competitiva propia del jugador argentino.

El esquema utilizado por el entrenador fue el 4-3-3. En él, brilló Daniel Passarella, que con apenas veinticinco años se erigió en el gran capitán. Comandó, junto al portero Ubaldo Fillol, la defensa argentina y sumó su capacidad para conducir el balón, sus pases largos y su gran aptitud cabeceadora. En su faceta ofensiva contó con la complicidad de Rubén Gallego y Osvaldo Ardiles, este último apodado ‘El Pitón’ por su dinámica para jugar.

Menotti contó con un aliado extraordinario en Mario Kempes. El goleador del torneo nunca ejerció de delantero centro sino que el rol asignado por el entrenador lo encontró en algunos partidos jugando por la banda y en otros un tanto más centrado, a la altura de los mediocampistas, lo que potenció el juego de los extremos Ortiz, Valencia o Houseman.

Argentina se proclamó por primera vez campeona del mundo después de derrotar a Países Bajos en la final. El balance fue de 15 goles a favor y solo 4 en contra en todo el campeonato.

Enzo Bearzot: Italia 1982

En un campeonato de menos a más, Italia conquistó el Mundial de 1982 celebrado en España. Un equipo dirigido por Enzo Bearzot, uno de los seleccionadores más recordads en su país (tercero a la izquierda de la imagen, en la fila de arriba). Alessandro Sabattini/Getty Images
En un campeonato de menos a más, Italia conquistó el Mundial de 1982 celebrado en España. Un equipo dirigido por Enzo Bearzot (tercero a la izquierda de la imagen, en la fila de arriba). Alessandro Sabattini/Getty Images

Italia tuvo dos caras en el Mundial de España. Sus primeros tres partidos se saldaron con empates y sólo gracias a la diferencia de goles pudo clasificar a la siguiente ronda. En ella, el equipo de Bearzot mostró una faceta goleadora inédita y de la mano del cuestionado Paolo Rossi obtuvieron su tercera Copa Mundial.

Bearzot dispuso un esquema que mutaba del 3-5-2 al 5-3-2. En él, Gaetano Scirea ejerció de líbero detrás de a línea defensiva, en un rol de corrector defensivo que dio estabilidad a toda la estructura italiana. Esto debido a que cubría las espaldas de Antonio Cabrini y Claudio Gentile. A ellos se le sumaban los dos mediocampistas centrales, Gabriele Orialli y Marco Tardelli. Con este dispositivo, la selección italiana intentó controlar el centro del campo.

En faceta ofensiva Bearzot confió ciegamente en Paolo Rossi. Este delantero había sufrido una fuerte sanción por amaño de partidos que lo alejó de los terrenos de juego durante dos años. A pesar de la poca efectividad mostrada en la primera fase, el entrenador lo mantuvo en la alineación titular. Rossi respondió anotando seis goles en los últimos tres partidos de su selección.

El equipo de Bearzot fue fiel a sus principios y a su juego predominantemente defensivo. Su bagaje de doce goles a favor y seis en contra fue suficiente para obtener la copa. Aunque su explosión futbolística tras la primera fase es lo que ha quedado como marca indeleble de un campeón que parecía no tener con qué llevarse el trofeo.

Puedes conocer a los grandes entrenadores de la historia en The Coaches' Voice/Análisis Maestros de la táctica.