BO SVENSSON
Mainz, 2021-2023
Fue justo en Nochebuena de 2020 cuando el Mainz se puso en contacto conmigo.
El club atravesaba una etapa muy caótica. Yo había pasado muchos años allí como jugador y conocía a mucha gente allí, así que seguía cada uno de sus partidos. Podía ver que iban a tener muchos problemas para evitar el descenso.
En el momento de esa llamada a mí me iba bien en la Segunda División austríaca con el Liefering, con los jóvenes del segundo equipo del Red Bull Salzburgo. El Mainz quería conocer mis planes y saber si me veía capaz de incorporarme como entrenador.
Pensé que estaba preparado, pero no estaba convencido de que el club estuviera listo para ir en la dirección que yo creía necesaria para recuperarlo. No me refiero a escapar del descenso. Me refería a recuperar la identidad que Jürgen Klopp y Thomas Tuchel habían implantado durante su etapa como entrenadores.
Hablo de la cultura, del estilo de juego, de evolucionar. Llevar a los mejores jugadores de la Segunda División y desarrollarlos, hacer lo mismo en las categorías inferiores, reconstruir la conexión entre el club, los aficionados y toda la región. Creía que eso se había perdido un poco, y no estaba seguro de que todo el mundo en el club entendiera que eso era más importante que la permanencia o no en la Bundesliga. Hicieron falta varias conversaciones para convencerme.
"Es esa mezcla de exigencia y comprensión lo que le hace tan especial A JÜRGEN KLOPP"
Tenía 28 años cuando el club me llamó por primera vez, en el verano de 2007. Había pasado un año en el Borussia Mönchengladbach, pero eso no había salido bien y buscaba otro reto en mi carrera como jugador. Estaba en la playa y me llamó Jürgen Klopp. Conectamos muy bien y tuve la sensación de que tal vez era algo para mí.
No sabía mucho del Mainz, pero Jürgen me invitó a su casa. Su familia estaba allí y había comprado una tarta. Tenía mucha energía, un gran sentido del humor y una idea bien definida de cómo quería devolver al club a Primera División tras el descenso de la temporada anterior. Después de eso, no tuve ninguna duda. Estaba claro que tenía que ir allí.
Jürgen quería jugar un fútbol de alta intensidad, presionando al rival y sin pausas en el juego. Era algo diferente a lo que yo había experimentado en mi carrera, y me atraía mucho. Y luego estaba su forma de tratar a los jugadores. Nos exigía mucho y quería que siempre estuviéramos a nuestro máximo nivel, pero él también tiene un gran lado humano. Es esa mezcla de exigencia y comprensión lo que le hace tan especial.
Aquella temporada llegó hasta el último partido, pero lamentablemente las cosas no salieron como queríamos. Jürgen se despidió después de, creo, 17 años como jugador y entrenador en el Mainz, y creo que todos en el club tuvimos una sensación de incertidumbre sobre el futuro.
Pero fuimos capaces de reunir un equipo realmente fuerte, con jugadores experimentados que habían estado en Primera División y que querían volver a demostrar su valía. Creo que fuimos el mejor equipo de la Segunda División la temporada siguiente, y conseguimos merecidamente el ascenso.
"ESOS cinco años con Thomas TUCHEL también supusieron un cambio para mí en lo que se refiere a entrenar"
Habíamos ascendido con Jørn Andersen como entrenador, pero cuatro días antes del comienzo de la nueva temporada fue despedido. El entrenador del equipo Sub-19 fue contratado para sustituirle. Como jugador, empiezas a pensar: "¿Qué está pasando aquí?".
Yo no conocía a Thomas Tuchel, pero sí sabía que había ganado el campeonato alemán Sub-19. El Mainz sigue siendo un club modesto en términos alemanes, así que eso había sido todo un logro. Todavía tengo muy presente los dos primeros días con Thomas al frente del equipo. Teníamos muchos jugadores que habían estado antes en la máxima división, incluido yo, pero él hizo las cosas de forma muy diferente. Asumió la tarea como un joven entrenador con mucho valor y mucha energía. Después de los dos primeros días, creo que ya sabíamos que teníamos un tipo especial de persona y de entrenador.
Jugué a las órdenes de Thomas en el Mainz durante cinco años. Por supuesto, se puede hablar de las victorias contra el Bayern Múnich, de la clasificación para Europa o de no haber estado nunca en puestos de descenso en 170 partidos, pero lo más destacado, para mí, fue toda la evolución. Llevó al club de ser un equipo que siempre se jugaba el descenso a ser un equipo seguro y estable en la zona media de la tabla, llenando el vacío que había dejado Jürgen, redefiniendo la identidad del club y llevándolo al siguiente peldaño.
Esos cinco años con Thomas también supusieron un cambio para mí en lo que se refiere a entrenar. Tenía muy claro que quería probar algo diferente después de mi carrera como jugador. Sentía que necesitaba desafiar diferentes aspectos de mi personalidad, y pensaba que eso sería difícil en un mundo tan especializado como el del fútbol.
Pero hablé mucho con Thomas al final de mi carrera y me animó a intentarlo. Vio algunos aspectos de mi personalidad que pensó que encajarían bien con el trabajo de entrenador. Así que, tras un tiempo de reflexión, decidí ver si, paso a paso, el mundo de los banquillos podía ser algo para mí.
"Necesitábamos confianza, y eso significaba que necesitábamos resultados para convencer a los jugadores"
Cuando llegué al Mainz en enero de 2021, tenía mucho más claro cómo quería afrontar el reto fuera del campo que dentro de él. Sí que había visto algunos de sus partidos, por supuesto, y tenía una idea del tipo de equipo al que me tocaba dirigir, pero tenía una idea más clara de cómo iban a ser las cosas dentro de seis o incluso doce meses que dentro de dos semanas.
Puede parecer una locura, pero para mí se trataba más de la estructura, la identidad y el ADN del club que de cómo afrontaríamos nuestro primer partido contra el Eintracht Frankfurt. Quizá podríamos ganar ese partido, pero lo decisivo para nosotros iba a ser el largo plazo. El reto era grande, por supuesto —el equipo sólo llevaba seis puntos en 14 partidos—, pero yo estaba convencido de que teníamos calidad en el conjunto.
Uno de los principales problemas que teníamos que resolver era encajar demasiados goles. Esa temporada, el equipo había jugado tanto con cuatro como con cinco defensas. En el primer partido, contra el Frankfurt, jugamos con cuatro y perdimos 2-0. Me fijé en los perfiles de mis centrales, y en Moussa Niakhaté y Jeremiah St Juste teníamos tipos rápidos que también eran capaces de defenderse de los extremos. Niakhaté y St Juste serían los centrales exteriores, y Stefan Bell —un jugador tácticamente inteligente y con una buena mentalidad, con el que yo había jugado— podría desempeñarse en el centro.
Si hubiéramos seguido perdiendo, por supuesto, eso no habría cambiado nada. Necesitábamos confianza, y eso significaba que necesitábamos resultados para convencer a los jugadores. En mi segundo partido, empatamos de visitantes ante el Borussia Dortmund, y una semana después remontamos y ganamos en casa al RB Leipzig. No era un fútbol bonito, pero tampoco se trataba de simplemente obtener resultados. Estábamos demostrando que teníamos cualidades futbolísticas para competir contra los mejores equipos. Eso era perfecto para las ideas que yo predicaba.
"no puedes prepararte para que la mitad del equipo dé positivo por Covid la semana anterior"
Entre principios de marzo y principios de mayo de 2021, encadenamos una racha de nueve partidos sin perder, que incluyó mi primera victoria contra el Bayern Múnich como entrenador. Por supuesto que fue algo especial ganarles, pero recuerdo aquel partido más por la forma en que jugamos que por el resultado. Hubo otros partidos que resultaron más decisivos para no descender —dos semanas antes, por ejemplo, marcamos el gol de la victoria en el tiempo añadido en Colonia—, pero la victoria contra el Bayern fue clave para nosotros porque cambió, de cara al futuro, nuestra forma de jugar tácticamente. Fue muy importante para nosotros.
Después de garantizarnos la permanencia, la atención pasó a centrarse en la siguiente temporada. "¿Serán capaces de continuar esta buena racha?", se preguntaba la gente. "¿Han tocado techo? ¿Qué vamos a ver ahora?".
Puede que el reto no fuera más difícil de lo que había sido cuando entré en la lucha por el descenso. Sin embargo, después de una mitad de temporada que había ido tan bien, seguía siendo difícil. Pero lo afronté con la misma mentalidad que cuando llegué. No se trataba sólo de ganar el primer partido o de estar en esa posición después de 12 partidos o en el ecuador de la temporada. Se trataba de construir lo que queríamos que fuera nuestra identidad. ¿Qué queremos que nuestros seguidores, los de otros clubes y los de otros equipos digan del Mainz?
Dicho eso, el primer partido de la temporada 2021/22, en casa contra el RB Leipzig, fue un episodio absurdo. Puedes prepararte durante toda la pretemporada para afrontar la nueva campaña, pero no puedes prepararte para que la mitad del equipo dé positivo por Covid la semana anterior. Afrontamos el partido con apenas 10 u 11 titulares disponibles, y el resto de la plantilla procedente de la Sub-21. No sólo eso, sino que todo mi cuerpo técnico también estaba fuera por el virus. Yo era el único que no estaba afectado, así que llamé a un antiguo compañero para que se sentara conmigo en el banquillo.
Fue una semana de locos. El Leipzig había quedado segundo la temporada anterior, y no tenía ningún jugador de baja, pero supimos responder a todo lo que nos lanzaron y acabamos ganando el partido por 1-0.
La afición ayudó mucho aquel día, y el hecho de que volvieran aquella temporada, después de haberlos echado de menos durante tanto tiempo, tuvo un efecto enorme. Lo mismo ocurrió con todos en la liga, por supuesto, pero para nosotros el impacto fue aún mayor. Ganamos 10 partidos de liga en casa y sólo perdimos dos, lo que la convirtió en la mejor temporada en casa del Mainz en la Bundesliga. Sin la afición, eso no habría sido posible.
"no tenemos el privilegio, como los grandes clubes, de contar con 25 jugadores de un nivel muy, muy alto, así que nuestra contratación tiene que ser de primera"
Sin embargo, la temporada en su conjunto tuvo altibajos. Acabamos octavos, pero no fuimos regulares. Por supuesto, jugar fuera de casa y tener al público en contra era un problema, pero lo más importante era comprender de dónde veníamos.
La mayoría de los jugadores llevaban dos o tres temporadas luchando por el descenso, pero algo ocurre cuando te encuentras mucho más seguro en mitad de la tabla. No es que te sientas cómodo, pero si no sientes la presión del descenso cada semana, la mentalidad cambia.
En algunos momentos, parecía que éramos mejores cuando sentíamos la presión de la clasificación. Después de una derrota, podíamos tener un partido en casa y pensar que si perdíamos podríamos meternos en problemas. Al sentir esa presión, jugábamos bien y ganábamos. Pero en ese momento, el siguiente partido podía parecer más bien un partido adicional fuera de casa que sería estupendo ganar, pero que si tal vez perdíamos no fuese tan decisivo. Superar eso fue un gran problema para nosotros.
Por supuesto, no tenemos el privilegio, como los grandes clubes, de contar con 25 jugadores de un nivel muy, muy alto, así que nuestra contratación tiene que ser de primera. Si tomamos demasiadas decisiones equivocadas, o traemos a demasiados chicos que no funcionan, vamos a sufrir más que los clubes que tienen mucho más dinero. Y cuando un jugador muy importante falta durante mucho tiempo —como Jonathan Burkardt en la temporada 2022/23—, eso afecta enormemente a nuestro juego.
Afortunadamente, teníamos otros jugadores ofensivos que podían dar un paso adelante, y yo estaba contento con los que habíamos traído. Ludovic Ajorque, por ejemplo, que llegó en enero. De hecho, en la temporada 2022/23 marcamos más goles que ningún otro equipo del Mainz de la historia en una temporada de la Bundesliga, de lo cual estamos muy orgullosos.
"Pero hacer las cosas hoy para llegar a otro sitio en un año no es mi forma de funcionar"
Por otro lado, no es satisfactorio ver que sólo fuimos capaces de sumar tres puntos en seis partidos contra Hertha de Berlín, Schalke y Stuttgart, los clubes que acabaron en los tres últimos puestos. Si se observan esos partidos con más detenimiento, se ven nuestros evidentes problemas. Creo que es normal que a un club de nuestro tamaño le gusten los partidos en los que tenemos menos posesión y podemos jugar al contraataque —ganamos al Bayern, al Leipzig y al Bayer Leverkusen en 2022/23—, pero contra clubes con el mismo tipo de calidad individual, los partidos son diferentes.
Por supuesto, queremos mejorar en la posesión del balón, pero también sabemos que cuando en el fútbol dices que sí a algo, tienes que decir que no a otra cosa. Los mejores equipos del mundo pueden controlar todas las fases del juego, pero para nosotros es muy difícil. Hay una fina línea entre querer evolucionar y tratar de mejorar en ciertos aspectos, y aceptar que todavía hay que trabajar duro y mantener las cosas que nos diferencian.
Siempre es difícil evaluarse a uno mismo, pero mi principal objetivo cuando llegué era devolver al club a sus raíces. Jürgen Klopp y Thomas Tuchel son los dos entrenadores que definieron la evolución del Mainz: su identidad, su estructura, su lugar en el fútbol alemán. Cuando miro hacia atrás, a mi llegada en enero de 2021, creo que hemos recorrido un largo camino; nos valemos por nosotros mismos, sabemos quiénes somos... y sabemos lo que no somos.
En algún momento, y esto ha sido un tema recurrente de mi historia como jugador y como entrenador, pensaré que necesito un nuevo reto. Pero hacer las cosas hoy para llegar a otro sitio en un año no es mi forma de funcionar. Ahora mismo, estoy orgulloso de los pasos que hemos dado en el Mainz. Hemos hecho cosas buenas juntos, y estoy contento de haber formado parte del camino recorrido por el club. Ha sido una experiencia realmente divertida.