Fernando Seabra
Red Bull Bragantino, 2024-Presente
"En lugar de contártelo, quiero demostrarte con hechos la influencia que has tenido en mí”. Pude decirle estas palabras a Jürgen Klopp durante su reciente visita al Red Bull Bragantino. Es una sensación única tener la oportunidad de trabajar con alguien a quien siempre has admirado.
Fue una persona espectacular, se mostró muy accesible. Es un tipo que se expresa muy bien, pero que también sabe escuchar. Está ahí, presente. Valora lo que tienes que decir y te hace sentir bienvenido.
Klopp es la elección perfecta para desempeñar su actual función en Red Bull como director global de fútbol del grupo. Porque, en cierto modo, la seña de identidad fundamental de todos los equipos de Red Bull tiene mucho que ver con cómo se construyó y se estableció él como entrenador.

Valores como el gegenpressing (la presión tras pérdida), dar prioridad a un juego organizado y valiente, y utilizar una estructura que favorezca la elección de jugadores de ataque son premisas básicas para un equipo Red Bull.
La idea es que se pueda identificar a un equipo del grupo, aunque no lleve el uniforme de Red Bull. Eso es identidad. Serías capaz de decir quién es ese equipo en el campo incluso sin ver la camiseta.
Red Bull tiene su identidad como marca, y sus equipos deben seguir ese modelo de irreverencia, atrevimiento y agresividad. La llegada de Klopp al proyecto contribuye a impulsar este trabajo que se viene realizando desde hace muchos años.
"Klopp es un tipo que se expresa muy bien, pero que también sabe escuchar"
No obstante, el proyecto ha madurado para respetar la idiosincrasia de las culturas locales. No es una fórmula prefabricada. Hay una coordinación global de procesos y contenidos. Pero también hay autonomía para que cada uno de los equipos construya el camino según la realidad de su región.
Cuando le conté a Klopp su influencia en mí, no se lo dije por decir. En el Sub-17 del Athletico Paranaense, durante la pandemia de 2020, pusimos al Liverpool como referencia para el trabajo que hacíamos con los jugadores. Tanto en el aspecto colectivo como en el desarrollo posicional del jugador. 17 años es una edad importante para maximizar la especialización de un jugador en una posición principal y otra alternativa.
Todo nuestro material de referencia, sobre todo en relación con la organización defensiva, giraba en torno al Liverpool de Klopp de la 2018/19.

Cuando entrené al Cruzeiro Sub-20, y también cuando formé un tándem con Paulo Autuori en el primer equipo del club, la influencia de Klopp volvió a estar presente. El equipo venía jugando en un 4-2-3-1, y cambiamos el sistema a un 4-3-3, con tres centrocampistas y tres delanteros.
Ojo, no estamos hablando de dos extremos y un delantero centro, no estamos hablando de un ‘5’ y dos interiores, estamos hablando de tres centrocampistas y tres delanteros. Tal y como jugó en su día el Liverpool de Klopp. Sugerí este cambio a Autuori y él pensó que tenía sentido para el Cruzeiro, teniendo en cuenta los jugadores que teníamos. En 2024 también organicé al equipo del Cruzeiro de esta manera, con algunas adaptaciones.
"Red Bull tiene su identidad como marca, y sus equipos deben seguir ese modelo de irreverencia, atrevimiento y agresividad. La llegada de Klopp al proyecto contribuye a impulsar ese trabajo"
Lo más curioso es que en 2001, cuando aún entrenaba en la universidad, también monté un equipo con tres mediocentros y tres delanteros. Las circunstancias me llevaron a ello. El entrenador puede tener sus preferencias tácticas, pero tiene que actuar en función de las características de los jugadores que tiene a su disposición.
El fútbol universitario fue crucial para mi desarrollo como entrenador. Me dio tiempo para estudiar y poner en práctica lo aprendido. Mi carrera empezó en 1999 como segundo entrenador del equipo femenino de arquitectura de la FAU, la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad de São Paulo (USP).

Luego pasé a entrenar en la Facultad de Odontología al equipo de fútbol sala femenino y al de fútbol masculino, y a los equipos de Educación Física, Odontología, Selección (universitaria) y Economía en la USP. A veces entrenaba a tres equipos diferentes durante la semana. Era mucho trabajo, pero también un gran laboratorio para mí.
La mayoría de los jugadores universitarios son jóvenes adultos que buscan un pasatiempo. No tienen un dominio del deporte y tienes que enseñarles el juego. Como entrenador, esto desarrolla tu capacidad para planificar y ejecutar un proceso pedagógico que no consiste sólo en organizar al equipo, sino también en desafiar a estas personas que quieren jugar mejor y entender mejor el juego.
"En el Sub-17 del Athletico Paranaense, durante la pandemia de 2020, pusimos al Liverpool como referencia para el trabajo que hacíamos con los jugadores"
En 2006 pasé al fútbol de clubes. Recibí una invitación del Assisense, entonces en la cuarta división del fútbol de São Paulo, para convertirme en preparador físico y segundo entrenador. Renuncié a mis trabajos en la universidad y en una escuela de São Paulo, donde entrenaba a equipos de secundaria de fútbol sala, chicos y chicas, para vivir la experiencia del Assisense.
Tras la marcha del entrenador al que había acompañado al principio del trabajo, tuve la oportunidad de quedarme en el equipo unos meses más, con el objetivo de aprender en un contexto diferente. La verdad es que la situación económica no merecía la pena. Sólo pude mantenerme en el fútbol porque mi mujer, con un trabajo estable, me apoyaba.

Mi independencia económica del fútbol sólo llegó cuando me hice cargo del Cruzeiro, en 2023. La vida de un entrenador tiene muchos periodos de bajos salarios, desempleo e inversión en oportunidades de desarrollo sin retorno inmediato.
Para que funcione necesitas el apoyo de mucha gente. Mi mujer, en particular, fue fundamental en mi trayectoria.
Estaba en el Cruzeiro Sub-20 cuando recibí la invitación para entrenar como interino al primer equipo en un partido del Brasileirão 2023 contra el Red Bull Bragantino. Fue un reconocimiento a nuestro trabajo en el fútbol base. En aquella época Ronaldo Nazário era el presidente del club, donde había brillado en los primeros años de su carrera como jugador.
"Esta nueva oportunidad en Red Bull también me ha demostrado que el reconocimiento, en el fútbol y en la vida, no siempre llega de inmediato"
El contacto con él fue breve, pero siempre muy amistoso. Ronaldo siempre respetaba las decisiones de quienes había elegido para dirigir el fútbol, lo que creaba un ambiente muy distendido, con profesionales trabajando a gusto.
Cuando recibí aquella oportunidad en mi regreso al Cruzeiro en 2024 me acordé de todas las personas que me habían ayudado a llegar hasta allí. No podía defraudarlos y no ser fiel a todo lo que había construido en mi carrera y en las inferiores del club. No podía renunciar a ese legado.

Fui yo mismo todo el tiempo. Intenté dar la cara por el club con mi forma de jugar y de entrenar. El equipo tuvo sus altibajos, como es natural al principio de un trabajo. Terminamos la primera mitad de la temporada en el quinto puesto del Campeonato Brasileño, pero tuvimos muchas dificultades al principio de la segunda mitad.
Creo que el descenso de rendimiento en el Brasileirão se debió a dos factores principales: las lesiones de jugadores clave en ataque y el hecho de que estábamos dividiendo nuestra atención y esfuerzos debido al avance en la Copa Sudamericana.
"No consiste sólo en organizar al equipo, sino también en desafiar a estas personas que quieren jugar mejor y entender mejor el juego"
En medio de la eliminatoria de cuartos de final de la competición continental, después de derrotar a Libertad por 2-0 y haber empatado a cero en Cuiabá en el Brasileirão, ambas veces como visitante, la nueva directiva —Ronaldo ya no era presidente— decidió interrumpir nuestro trabajo.
Visto ahora, creo que la decisión del club fue costosa para mí, que tenía la perspectiva de entregar algo concreto —un lugar en la Copa Libertadores o el título sudamericano—, y para el propio club, que no alcanzó ninguno de esos objetivos.

Un mes después de dejar el Cruzeiro el Red Bull Bragantino reapareció en mi vida. Había trabajado en el Red Bull Brasil entre 2009 y 2014 en varios cargos: entrenador Sub-17 y Sub-20, entrenador asistente del equipo profesional y entrenador interino. En los últimos meses también había actuado como observador técnico. Al comienzo de 2024 estaba a cargo de la Sub-23 del Red Bull Bragantino. Y unos meses después, en ese mismo año de 2024, tomé las riendas del primer equipo.
El equipo estaba en la zona de descenso del Brasileirão, sin una victoria en siete partidos y con siete partidos más por disputar. El objetivo, por supuesto, era evitar el descenso a segunda división. Cuando me reuní con amigos que llevaban trabajando en el club desde mi primera etapa, escuché: “Tenías que ser tú”.
"Mi independencia económica del fútbol sólo llegó cuando me hice cargo del Cruzeiro, en 2023. La vida de un entrenador tiene muchos periodos de bajos salarios"
Esta nueva oportunidad en Red Bull también me ha demostrado que el reconocimiento, en el fútbol y en la vida, no siempre llega de inmediato. Pero a veces llega de forma exponencial. El club estaba en una situación de emergencia y me confió a mí y a mi cuerpo técnico la misión de evitar el descenso.
Les dije a los jugadores que el reto era mucho más mental que técnico. Ya habían demostrado una y otra vez que sabían jugar al fútbol a un alto nivel. La situación exigía aún más coraje para jugar de forma que nos permitiera recuperar esa calidad de juego. Nos centramos en mejorar nuestro rendimiento para conseguir el resultado.

En la penúltima jornada nos enfrentamos al Athletico Paranaense fuera de casa y, en el minuto 81, una combinación de resultados nos condenaba a la segunda división. El gol de la victoria, que nos dejó vivos para la última jornada, simboliza todo el esfuerzo que hicimos durante ese periodo.
En las circunstancias más adversas marcamos el gol de forma lúcida en una acción de gran calidad individual y colectiva. La jugada comienza con un saque de puerta. Salimos en corto por un lado, atrayendo al contrario, y circulamos el bloque por detrás, hacia el lado contrario. Rompemos la presión en el semiespacio contrario y verticalizamos rápidamente, de forma asociativa, por dentro, lo que acaba desembocando en el gol de Eduardo Sasha.
El objetivo de la temporada pasada se alcanzó en la última ronda del Campeonato Brasileño. Ahora afrontamos la nueva edición de la competición con mucha determinación y la misma mentalidad ganadora.
Sabemos quiénes somos y lo que representamos.

Fernando Seabra