Partido de vuelta octavos de final de la Liga de Campeones de la UEFA, 8 de agosto 2020
Lenglet (10)
Messi (23)
Luis Suárez, (41, pen)
Insigne (45+5, pen)
Después del 1-1 en San Paolo en el partido de ida, Barcelona y Napoli retomaban su eliminatoria en el Camp Nou. Un duelo que se desniveló a favor del equipo azulgrana en la primera mitad, donde el equipo de Quique Setién llegó a situarse con un 3-0 en el marcador después de los goles de Clément Lenglet, Lionel Messi y Luis Suárez.
A pesar de la desventaja, el Napoli de Genaro Gattuso no abandonó la eliminatoria, recortando distancias antes del descanso con un gol de Insigne de penalti. Un tanto que llevó al equipo italiano a ser más ofensivo en el segundo tiempo para intentar igualar el duelo, algo que no pudo llevar a cabo ante un rival muy ordenado en fase defensiva.
El Barcelona se enfrentará al Bayern de Múnich en los cuartos de final a partido único en la sede de Lisboa, después de que el equipo alemán superara también su eliminatoria ante el Chelsea con un contundente 7-1 en el global.
7 / 4
DISPAROS / A PUERTA
16 / 4
47 %
Posesión
53 %
610 / 553
Pases / Completados
595 / 535
8 / 1 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
17 / 1 / 0
El Barcelona formó en un 4-3-3 (abajo) con Ivan Rakitic, Sergi Roberto y Frenkie De Jong en medio campo, jugando por delante de ellos Antoine Griezmann, Lionel Messi y Luis Suárez en ataque.
Un sistema que se enfrentó al 4-1-4-1 en defensa (abajo) del Napoli, donde Giovani Di Lorenzo, Kostas Manolas, Kalidou Koulibaly y Mario Rui formaron la zaga. Diego Demme, por su parte, fue el jugador encargado de operar como enganche entre la defensa y el medio del campo, con José Callejón, Fabián Ruiz, Piotr Zielinski y Lorenzo Insigne por delante y Dries Merters en ataque.
Aunque el Barcelona jugó sobre su habitual 4-3-3, esta vez varió las posiciones y roles de sus jugadores, posicionando la línea de medio del campo más retrasada y compacta. Messi y Griezmann también operaron en estas posiciones (abajo), permitiendo a Nélson Semedo y Jordi Alba avanzar por las bandas proporcionando amplitud. El posicionamiento de Messi y Griezmman, más atrás y cerca el uno del otro, fortaleció la capacidad del equipo de Setién en llegadas desde segunda línea.
El Barcelona utilizó a Luis Suárez para estrechar el campo verticalmente, posicionándose el delantero uruguayo en muchas ocasiones en fuera de juego para fijar las posiciones de Koulibaly y Manolas, provocando así que ambos no fueran al encuentro de Messi y Griezmann o al medio del campo. Este posicionamiento de Suárez arrastró a su vez a toda la línea defensiva del Napoli a permanecer atrás, algo que fue ayudado también por la tarea ofensiva de los laterales del Barça, quienes provocaron problemas al equipo italiano para defender las bandas.
Con el objetivo de frenar esas penetraciones desde segunda línea, el Napoli estrechó su línea del medio del campo, lo que significó que Callejón e Insigne se fueran al centro para ejecutar esta tarea. Esto, sin embargo, abrió más espacio al Barcelona por las bandas, aunque el equipo de Setién buscó seguir jugando por el centro antes de llevar el siguiente pase a los flancos.
La presión del Napoli durante el primer tiempo no pudo evitar las penetraciones del Barcelona en ataque. Generalmente Mertens era el encargado de la vigilancia de Rakitic o de aplicar una presión en banda sobre el central si tenía el balón, sin perder de vista la vigilancia sobre Rakitic. Si esto no era posible, los centrocampistas centrales, Fabián y Zielinski, presionaban al central portador del balón del otro lado. Esto facilitó al Barcelona progresar, ya que uno de los interiores, Sergi Roberto o De Jong, era capaz de moverse al lado débil de su rival para generar una línea de pase desde los centrales.
Conscientes de esta debilidad, Callejón e Insigne buscaron cerrar esta vías de pase. Sin embargo, esto tuvo impacto sobre la estructura defensiva del Napoli, que habilitó espacios para que el medio del campo del Barcelona pudiera conectar con Messi, Griezmann o el lateral. Demme trató de cerrar esa conexión ofensiva, aunque el posicionamiento de Messi y Griezmann en esta zona le hacía imposible llegar a la presión a tiempo.
Con el 2-0, el Barcelona varió el ritmo de juego, apostando por mantener la posesión. En el segundo tiempo, el equipo local continuó utilizando sus centrocampistas centrales en posiciones más retrasadas y muy cerca entre ellos, lo que le facilitó tener el dominio del partido. Primero con superioridades ante el medio del campo del Napoli y generando también juego en profundidad desde posiciones más retrasadas, a menudo en el pasillo entre los laterales y centrales del Napoli o por bandas con las carreras de los laterales.
Se sumó a eso las combinaciones en profundidad por la zona central, particularmente con Messi y Griezmann ayudando a los centrocampistas en la combinación. La disposición táctica del Barcelona en ataque, además, facilitó ejecutar acertadamente las transiciones defensivas, con los tres centrocampistas y los dos centrales posicionados en zonas interiores para controlar los contragolpes de su rival.
No obstante, y a pesar de tener el dominio del partido, el nivel de las oportunidades de gol del equipo de Setién no fue particularmente alto. El primer gol llegó en un saque de esquina, el segundo con una gran acción individual de Messi en los metros finales y el tercero después de un penalti sobre el propio Messi. Un aspecto que el Barça deberá mejorar si quiere eliminar al Bayern en los cuartos de final.
El Napoli formó en 4-3-3 en fase ofensiva (arriba), posicionados Insigne, Callejón y Mertens en la línea de ataque en los momentos con balón. El Barcelona, por su parte, no varió su 4-3-3 (abajo), jugando también bajo esta estructura en defensa, con Semedo, Piqué, Lenglet y Jordi Alba en la línea de atrás.
A pesar de estructurarse en ataque también sobre un 4-3-3 como el Barça, el equipo italiano se desarrolló de manera diferente. Buscó utilizar a sus interiores, Fabian y Zielinski, en posiciones más avanzadas, mientras Insigne y Callejón se posicionaron muy abiertos para proporcionar amplitud. Esto dejó poco espacio a los laterales, Di Lorenzo y Rui, para avanzar, manteniéndose ambos muy atrás y cerrando por dentro, como se vio en Di Lorenzo (abajo), quien en algunos momentos actuó como centrocampista central cerca de Demme. El avance de los interiores facilitaba al Napoli tener cinco jugadores en ataque.
Sin embargo, el problema para los visitantes fue la falta de profundidad de sus jugadores de ataque, situados en la misma altura de la zaga azulgrana (abajo). Esto significaba que cuando el balón era jugado por fuera para los extremos, el lateral del Barcelona estaba en posiciones adecuadas para defender razonablemente bien la acción.
Redacción: Héctor García