La Liga, 22 de mayo 2021
Plano (18)
Correa (57)
Suárez (67)
El Atlético de Madrid se proclamó campeón de la Liga 2020/21. Un nuevo título para los rojiblancos, el número once en su historia, y el segundo de Diego Pablo Simeone al frente del equipo madrileño. El Atlético estaba obligado a ganar –el Real Madrid derrotó 2-1 al Villarreal- para terminar como puntero y no falló, aunque llegó a atravesar momentos complicados durante el partido.
Óscar Plano, en una brillante acción al contragolpe, adelantó al Real Valladolid en la primera mitad. La reacción de los rojiblancos llegó al comienzo del segundo tiempo, en apenas diez minutos, con goles de Ángel Correa y Luis Suárez, decisivo el uruguayo en la conquista del título con 21 tantos. Con ventaja en el marcador, el Atlético se asentó sobre un compacto sistema defensivo para cerrar la conquista del título de Liga.
10 / 4
DISPAROS / A PUERTA
14 / 3
48 %
Posesión
52 %
422 / 324
Pases / Completados
445 / 342
11 / 4 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
11 / 6 / 0
El Real Valladolid formó en fase ofensiva sobre un 4-4-2 (abajo), con Marcos de Sousa y Shon Weissman como pareja atacante, apoyados por los volantes en mediocampo, Óscar Plano y Toni Villa, quienes se unían a la línea de ataque en las ocasiones que el equipo local buscaba llegar a la portería del Atlético de Madrid.
Atacar los espacios:
Con una estructura enfocada en generar amplitud en la posesión de balón, Fede San Emerterio y Roque Mesa proporcionaban profundidad y apoyo en el doble pivote en mediocampo, habilitando a los jugadores de banda a avanzar. De este modo, por momentos, la estructura de juego del Valladolid en ataque pasaba a un 4-2-4, pero sin dejar espacios en la zona central. Cuando construía el juego por el perfil izquierdo, el lateral derecho, Saidy Janko, adelantaba su posición para unirse a la línea de mediocampo, con la intención de explotar los espacios que el Atlético había dejado en su balance defensivo. Perfilado para recibir siempre de cara y jugar hacia adelante, Janko buscaba conducir en espacios abiertos, aprovechando la intensidad de sus compañeros de ataque en el arrastre de marcas de los defensas rojiblancos.
No obstante, el Valladolid tuvo dificultades para poder superar la defensa del Atlético, en una formación compacta y organizada en los momentos sin balón. Las mejores opciones llegaron a través de transiciones, parte fundamental del plan de juego local. Al recuperar la posesión, en los momentos que el Atlético estaba desorganizado, el Valladolid buscaba atacar con velocidad al espacio, explotando las ventajas numéricas cuando era posible.
El 1-0 emergió de este planteamiento, con los locales atacando rápido desde una recuperación tras saque de esquina. Weissman, responsable de recuperar el balón, Plano, el goleador, Villa y De Sousa condujeron hacia adelante con velocidad, corriendo en los pasillos libres y reconociendo el espacio a la espalda de la defensa del Atlético (abajo).
El rol del portero:
Cómodos jugando bajo presión, el Valladolid mantuvo la posesión y cambió la orientación de sus ataques a través de su portero, Jordi Masip (abajo). Suárez buscó aplicar una presión alta, posicionado entre los centrales rivales con el objetivo de obligarlos a salir por fuera. Evadiendo la presión, Masip participó en la construcción de juego y, seguro con los pies, habilitó a los centrales que adoptaron posiciones abiertas en la salida de balón. Esta estructura facilitó a los laterales tomar posiciones altas en mediocampo, con los volantes jugando en los pasillos interiores.
Desarrollo defensivo:
El Atlético efectuó las transiciones desde un 4-4-1-1 sin balón, con Yannick Carrasco o Ángel Correa descolgándose a posiciones interiores para ayudar a la unidad en mediocampo (abajo). Uno de los dos jugadores, el que no se descolgaba a mediocampo, acompañaba a Suárez en la presión alta, justo por detrás del delantero uruguayo, con la intención de recuperar el balón en la segunda fase de la construcción de juego del Valladolid.
En el bando local, el lateral izquierdo, Lucas Olaza, habilitaba opciones ofensivas adicionales cuando su equipo jugaba desde atrás. Dependiendo de la situación que tenía por delante, Olaza podía conectar con el mediocampo, combinando con Roque Meso o Toni Villa, o podría conducir hacia adelante por el pasillo central, arrastrando la presión del Atlético y generando así espacio por banda para sus compañeros. Esta estrategia quedó realzada con la entrada del centrocampista Jota por Toni Villa. Jota y Olaza intercambiaron posiciones en los momentos de construcción de los ataques.
Sin embargo, ya con desventaja en el marcador en el segundo tiempo, fue difícil para el Real Valladolid romper el bloque defensivo del Atlético. Los volantes Jota y Plano siguieron buscando la amplitud por fuera en un intento de desorganizar al Atlético, pero su posicionamiento no fue efectivo en los últimos minutos de partido.
Movilidad de Suárez:
Ordenado en defensa, el Atlético varió su dibujo para desarrollarse sobre un 4-3-3 (abajo) en fase ofensiva, con Koke como organizador en mediocampo y Luis Suárez de '9'. Desde los primeros momentos del partido, Suárez se descolgó de su posición inicial para conectar con la unidad en mediocampo, provocando con estos movimientos arrastrar la marca de uno de los defensores del Valladolid. Una opción que le permitía jugar y conducir por el espacio que había abierto con su movimiento.
Carrasco buscó caer en una posición de apoyo a la unidad del centro del campo cuando el Atlético desarrollaba una acción colectiva. Orientado el internacional belga para recibir más retrasado, esto generó una clara opción de pase hacia adelante para el equipo visitante (abajo), principalmente desde el lateral izquierdo, Mario Hermoso, pero también con la suficiente seguridad defensiva en caso de pérdida de balón.
La posición de Carrasco fue efectiva también cuando el Atlético pretendía penetrar sobre la defensa rival, colocándose justo por fuera del lateral derecho del Real Valladolid, Janko. Esto buscaba desorganizar la estructura compacta de los locales creando opciones para que el lateral izquierdo, Hermoso, o el interior, Saúl Ñíguez, pudieran pasar el balón por encima de sus oponentes.
Cambio de dibujo:
En fase defensiva, el Valladolid se desarrolló sobre un bloque medio, permaneciendo compacto y paciente cuando el balón estaba entre los defensas del Atlético. Cuando presionaba, el delantero centro Weissman se dejaba caer y apoyaba a la unidad del medio campo, con el Valladolid replegándose en una formación 4-5-1. Pero dependiendo del tipo de juego ofensivo impuesto por el Atlético, este dibujo cambiaba a un 5-4-1 (abajo) con Villa cayendo a la izquierda de la unidad defensiva para proporcionar cobertura, si el Atlético jugaba hacia adelante en juego directo. La línea defensiva demostró un alto nivel de concentración y organización, manteniendo su forma y forzando numerosos fueras de juego de los atacantes rivales.
En el desarrollo del partido, Koke se retiró regularmente para apoyar a la unidad defensiva con el objetivo de facilitar la salida de balón. Al caer en una posición cercana a los centrales, Felipe Augusto y Jose María Giménez, Koke buscaba recibir el balón de frente a la portería contraria, lo que le permitía jugar hacia adelante con toques limitados y opciones de jugar directamente hacia los extremos, Carrasco y Correa, o combinar en zonas centrales con Marcos Llorente y Ñíguez (abajo). La posición de salida en profundidad de Koke no siempre fue utilizada por el Atlético a la hora de construir el juego, pero su ubicación en el campo creaba más opciones de pase para la unidad defensiva y generaba una ventaja numérica de 4 contra 2 ante la presión rival.
Cuando el Valladolid se organizó cerca de su área, el Atlético demostró paciencia en la construcción de juego, circulando el balón de izquierda a derecha para encontrar el momento adecuado para jugar el balón hacia adelante. Carrasco, Correa y Suárez se mantenían en posiciones altas, y ocupaban la zaga del Valladolid. Esta altura en el juego creó más espacio en las zonas centrales para que el equipo de Simeone moviera el balón, y cambiara la orientación del ataque a través de Koke.
Otras vías ofensivas:
En la segunda parte, el Atlético se vio obligado a buscar otras formas de penetrar en la defensa del Valladolid. Desde los primeros instantes del segundo periodo Llorente buscó avanzar con el balón y se incorporó con más asiduidad al ataque, situándose por delante de Koke a la hora de construir el ataque desde atrás, tratando de eludir la presión de los locales. Cuando estaba en posesión del balón, el jugador rojiblanco utilizaba su capacidad física para superar a los defensores, lo que dificultaba que le quitaran el balón sin cometer una falta.
Asimismo, Llorente fue apoyado por la posición más avanzada del lateral derecho, Kieran Trippier, que parecía ser más agresivo con su posicionamiento durante la segunda mitad cuando el Atlético tenía el balón. Trippier adoptaba una posición en el pasillo exterior y generaba una opción de pase adicional para Llorente, quien buscaba jugar al pie con Correa o por delante hacia el jugador inglés, buscando crear ventajas numéricas en zonas amplias.
La posición adelantada de Trippier fue un factor que contribuyó al primer gol del Atlético. Los laterales, Trippier y Hermoso, adoptaron posiciones elevadas frente a la unidad defensiva del Real Valladolid, colocándose por fuera de los laterales. Esto estiró la línea de fondo, creando más espacio en las zonas centrales para que el Atlético intentara jugar. El gol en sí nació de la excelencia técnica de Ángel Correa, que eludió con habilidad a sus rivales, pero también fue determinante la estructura del equipo de Simeone en ataque.
Tras el gol de Suárez, que puso al Atlético por delante, los visitantes se contentaron con mantener la posesión y jugar con un bloque bajo en fase defensiva, manteniendo una estructura organizada que era difícil de romper y penetrar para el Real Valladolid. Los laterales Trippier y Renan Lodi, que sustituyó a Hermoso a mitad del periodo, mantuvieron posiciones más conservadoras, garantizando la seguridad defensiva durante el resto del partido.
"El partido de hoy ha sido fiel reflejo de lo que ha sido la temporada, no hemos estado consistentes los 90 minutos. Les agradecemos a los jugadores el esfuerzo, el compromiso y cómo nos han tratado al cuerpo técnico", señaló Sergio González. "La sensación que tengo es que hemos tenido muchas oportunidades de poder conseguir esa salvación, pero no hemos cogido la ola buena y nos ha faltado solidez. Tenemos que asimilarlo, encajarlo, entenderlo y transmitir a la afición que nosotros también estamos muy dolidos", añadió el técnico del Valladolid.
"Estoy feliz por un montón de gente, las sensaciones que me vienen es que en un año tan complejo, con tanta gente que nos dejó por el virus, que salga campeón el Atlético es diferente. Fue un año difícil, como nuestra historia, uno de los mejores años para salir campeón, es este", destacó Simeone. "Repasaba en la previa del partido cuando dejábamos el Vicente Calderón y pensábamos en si seguíamos o no. Decía que me iba a quedar porque pensaba que el club tenía futuro y no me equivoqué. El club sigue creciendo, ha hecho un trabajo enorme y con estabilidad más allá de los resultados", desveló el técnico del Atlético.
Redacción: Héctor García