JUEGOS OLÍMPICOS TOKYO 2020 final, 7 de agosto 2021
Cunha (45+1)
Malcom (107)
Oyarzabal (60)
Brasil logró revalidar la medalla de oro que ganó en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016. Si en aquella ocasión fue Neymar quien comandó a la Canarinha hacia lo alto del podio, en esta ocasión ha sido el veterano Dani Alves -38 años- el líder de un equipo que superó a España con un gol en la prórroga cuando se cumplía el minuto 107.
Pocos minutos antes de llegar al descanso del partido, el delantero Matheus Cunha adelantó a los brasileños en el marcador. Los errores defensivos condenaron al equipo entrenado por Luis de la Fuente que consiguió empatar tras un gran gol de Mikel Oyarzabal a pase de Carlos Soler. Ya en la prórroga, una carrera entre Malcom Filipe y Jesús Vallejo en la que resultó ganador el primero, terminó con un disparo cruzado del jugador brasileño que serviría para que su selección se colgase el oro en Tokio.
15/9
DISPAROS / A PUERTA
9/5
42%
POSESIÓN
58%
527/380
PASES / COMPLETADOS
716/574
20/4/0
FALTAS / AMARILLA / ROJA
22/2/0
Fase de posesión: Brasil
El seleccionador brasileño André Jardine eligió a una estructura 4-4-2 cuando no tenían el balón, mientras que cuando eran dueños de la posesión, Richarlison en mayor medida, o Matheus Cunha tenían libertad para caer en cualquiera de los costados o bajar a recibir a la zona de centrocampistas siempre dejando a uno de los dos fijando a los centrales españoles. Así, y dado el perfil de los dos extremos, el sistema sufrió modificaciones por lo alto que se encontraban tanto Claudinho como Antony llegando a ejercer un 4-2-4 en muchas ocasiones. Esta variación ocasionó que el centro del campo brasileño tuviera problemas para construir, pero cuando llegaba el balón a banda, el duelo entre extremo brasileño y lateral español estaba asegurado.
Ahí estuvo el principal foco de ataque de Brasil: llevar el balón a banda e intentar sacar provecho del desborde de sus jugadores para eliminar rivales y llegar con varios receptores al área. De este modo llegaron los dos goles del conjunto entrenado por Jardine. El primero en un centro lateral mal defendido por España y el segundo en un cambio de orientación que permitió a Malcom encarar a Vallejo con espacio suficiente para desequilibrar y llevarse el oro.
El futbolista brasileño que tuvo más movilidad y entendió mejor dónde estaban las debilidades de España fue Richarlison. El del Everton eligió caer al costado izquierdo para arrancar. En ocasiones, en transiciones, cuando robaban el balón y la selección española se encontraba muy abierta y con mucho espacio a sus espaldas. Otras veces fue realizando desmarques a esa zona cuando Bruno Guimarães levantaba la cabeza en campo contrario. Richarlison fue el jugador al que más buscaban sus compañeros y entre desmarques y carreras al espacio tuvo un penalti a favor para que Brasil marcase el primer gol del partido. Una acción que ejecutó sin acierto.
Sin balón, Jardine apeló al orden y juntó dos líneas de cuatro que resultaron difícil de superar para el juego español. Tanto Douglas Luiz como Bruno Guimarães ocuparon mucho campo y su primera acometida cuando recuperaban era ser verticales. No dejar espacio a los jugadores españoles, tapar líneas de pase y una basculación efectiva fueron los mejores aliados de la defensa brasileña. En la salida de balón, Bruno se lateralizaba al costado de Diego Carlos para recoger el balón con más espacio y tiempo para pensar. Si el futbolista del Olympique de Lyon quería armar la jugada desde atrás, era el momento que aprovechaba uno de los delanteros de Brasil para sumarse al centro del campo e igualar efectivos.
La otra manera de salir con balón y progresar para Brasil fue encontrar a Dani Alves en el costado diestro. A veces jugando por dentro, pero siempre teniendo soluciones para realizar un pase correcto. El veterano lateral brasileño elegía siempre la mejor opción dando criterio al juego brasileño. No hubo modificación de sistema por parte de Brasil a pesar del gol del empate de España y en la prórroga la velocidad de Malcom, quien ingresó en el campo en el minuto noventa, fue determinante para que Brasil lograse el oro.
Fase de posesión: España
El seleccionador español Luis de la Fuente siguió fiel a sus principios y utilizó el sistema 4-3-3 sin un delantero referencia. Tan solo en semifinales optó por poner a Rafa Mir como nueve puro, por lo que en la final ante Brasil la posición más adelantada fue de nuevo para Mikel Oyarzabal, con el firme propósito de generar mucho juego interior y generar superioridades en el centro del campo que le permitiesen a España controlar el partido a través del balón. Martín Zubimendi ejerció como único mediocentro, acompañado por Pedri y Mikel Merino en el centro del campo, mientras Dani Olmo y Marco Asensio dieron la amplitud al equipo jugando como extremos muy cerca de la línea de banda a pierna cambiada.
A pesar del propósito de su dibujo, España no fue capaz de ejercer un dominio absoluto sobre el balón, lo que permitió a Brasil sentirse cómoda bajo su 4-4-2 en fase defensiva. Sin la claridad de ideas que acostumbra Pedri y una salida desde atrás más opaca que de costumbre, al combinado español le costó progresar filtrando balones interiores. Èric García y Pau Torres, solventes a la hora de meter el balón con pocos espacios, no se atrevieron a saltarse líneas de presión y cuando lo hicieron el receptor se vio con grandes dificultades a la hora de girar o encontrar el tercer hombre debido a la presión de Brasil en la zona intermedia.
Conforme pasaban los minutos, más desasistidos se encontraron Dani Olmo y Asensio, en gran medida porque Brasil comenzó a adueñarse del partido. No tuvo la fluidez necesaria el triángulo del centro del campo formado por Zubimendi, Mikel Merino y Pedri para darle consistencia al juego. Pedri se movió a las espaldas de los brasileños para encontrar un balón que pocas veces llegaba con ventaja para ser jugado hacía delante. Y cuando lo hacía, tanto Douglas Luiz como Bruno Guimarães llegaban en la ayuda para impedir progresar al futbolista del Barcelona en su intención.
Con el gol de Brasil a pocos segundos del descanso, Luis de la Fuente efectúo dos cambios, aunque sin variar su sistema, 4-3-3 ni su plan de partido. Peró sí lo hizo con el perfil de los extremos, pasando a jugar Dani Olmo en banda derecha y Bryan Gil en izquierda, ambos a pierna natural buscando un juego más exterior e intentando ser más vertical cuando hubiese espacios por delante. La entrada de Carlos Soler al centro del campo español otorgó más dinamismo. El jugador del Valencia realizó varios desmarques desde dentro hacía afuera buscando atacar el espacio que se generaba entre lateral y central brasileño. En una de esas jugadas llegó el gol del empate español. Carlos Soler rompió la línea defensiva brasileña percutiendo por derecha para asistir a Oyarzabal, quien definió a la perfección con la zurda sin dejarla caer.
El empate generó dudas en Brasil y lo aprovechó España para elevar el control del partido. En este desarrollo, los laterales Óscar Gil y Cucurella se alargaron buscando la profundidad, mientras que los tres encargados de dar salida al balón, Pau Torres, Èric García y Zubimendi, superaron con más facilidad a los dos delanteros brasileños, Richarlison y Matheus Cunha, quienes ya programaban sus fuerzas más orientadas al ataque que a ejercer una presión constante sobre la salida de balón de España.
Sin embargo, fue solo un espejismo durante los minutos posteriores al gol porque España no consiguió ejercer el dominio necesario para hundir en su área a Brasil, ni para encontrar las superioridades por dentro que buscaba a través del pase. Solo una acción de Gil con una acción individual desde fuera del área pudo desnivelar el encuentro. Al final de los noventa minutos y para afrontar la prórroga, Luis de la Fuente cambió a los laterales buscando frescura en unas piernas ya cansadas. Con el mismo 4-3-3 de todo el campeonato, pero sin los desdoblamientos que ejerce Óscar Gil en deferencia de Jesús Vallejo.
Precisamente un desajuste defensivo de este último permitió a Brasil encontrar el gol necesario para no llegar a la tanda de penaltis. Minutos antes salió Rafa Mir en sustitución de Oyarzabal, con la intención en España de optar por un juego más directo, ejerciendo varios centros desde los costados sin encontrar rematador. Una vez Malcom desequilibró la balanza hacía los brasileños, todo el juego se interrumpió mucho más evitando que el conjunto español tuviera alguna posibilidad de inquietar al portero de la selección brasileña.
Entrenadores:
“Doy la enhorabuena a todos los entrenadores que formaron a estos jugadores. Los entrenadores brasileños han sido muy golpeados y esto es un reconocimiento”, destacó Jardine al final del partido. “Ha sido una gran final, ante una escuela muy difícil de enfrentar que tiene el control del balón y lucha por no rendirse. Pero construimos un equipo con mucho orgullo que quería ganar el oro”, celebró el seleccionador brasileño.
“Ha sido una final muy competida y equilibrada. Había en liza dos grandísimos equipos. Han estado más acertados en momentos determinantes, pero hemos estado compitiendo de tú a tú a una selección con el mismo poder futbolístico que el nuestro, pero estamos encantados”, señaló Luis de la Fuente. “Teníamos el objetivo de pelear por el oro y lo hemos hecho hasta el último momento. Es una medalla de plata que se valorará mucho más en el futuro”, añadió el seleccionador de España.