diego cocca
Seleccionador de México, 2023
Lo maravilloso del fútbol es que le puede dar alegrías a mucha gente.
Lo he vivido en Argentina con Racing Club y también en México con el Atlas, dos grandes instituciones en las que ganamos campeonatos cortando largas sequías. Y en el Atlas, lograr el bicampeonato fue una sensación impresionante.
Conozco muy bien al Atlas. Aquí viví una linda etapa como futbolista. En aquella época el entrenador era Ricardo La Volpe (abajo). Era un equipo muy ganador, peleaba los primeros lugares del fútbol mexicano y competía en la Copa Libertadores de América. Estábamos siempre en los primeros lugares peleando arriba. Un equipo protagonista completamente.
La Volpe fue de gran influencia para mi carrera porque encontré una manera de pensar futbolísticamente diferente. Yo hice las inferiores en River Plate y debuté en Primera División con el primer equipo, que es un equipo de elite. Pero cuando llegué al fútbol mexicano descubrí otra realidad: “No, esto es otra cosa, otro deporte”, me dije.
Me estaban mostrando otra cosa que a mí no me enseñaron en Argentina y realmente me abrió ese apetito de querer aprender y que después, a la postre, me abrió el apetito para querer enseñar también.
En el regresó al Atlas ya como entrenador, sin embargo, el club no era el mismo que había dejado como jugador.
Cuando los clubes pasan mucho tiempo sin conseguir éxitos, la mentalidad se vuelve tóxica. Siempre hay una excusa, un pero, se bajan los brazos.
"La Volpe fue de gran influencia para mi carrera porque encontré una manera de pensar futbolísticamente diferente"
El reto fue construir una mentalidad ganadora, tratando de hacerle entender al jugador lo que tiene que hacer dentro de la cancha, a creer en él, en la idea, en el trabajo, en el día a día.
Era un reto complicado, pero la directiva nos dio el tiempo y la posibilidad de recambio en algunos jugadores que creíamos que no tenían esa mentalidad. Así fuimos construyendo y creando, junto a los jugadores la estructura para ganar el primer campeonato en 70 años. Sí ¡70 años!
Aquello fue una locura, casi no lo podíamos creer, y después llegó el bicampeonato, que reafirmó el trabajo que veníamos haciendo.
Hoy por hoy uno de los temas a atender en los futbolistas, sobre todo en los jóvenes, es la confianza. Perder afecta la confianza. Pero nos agarramos de todo lo positivo que encontramos, bien fuese en las prácticas, en los partidos, en la construcción del equipo, en hacerlos soñar que iba a ser posible por ese camino.
Estábamos convencidos de que cuando obtuviéramos el primer resultado, íbamos a tener la estructura para poder sostenerlo. Y así fue como se dio.
Recuerdo cuando dirigí a Defensa y Justicia, en Argentina. El presidente del club, José Lemme, me dijo que el objetivo era evitar el descenso. En aquel torneo, la segunda división de Argentina, competimos contra clubes muy grandes y con mayor presupuesto. Estaban Huracán, Banfield, Independiente, Unión de Santa Fe o Instituto.
"Cuando los clubes pasan mucho tiempo sin conseguir éxitos la mentalidad se vuelve tóxica. Siempre hay una excusa, un pero, se bajan los brazos"
Pero, ¿por qué solo no descender? Con muestra mentalidad peleamos el campeonato con rivales que nos doblaban o nos triplicaban el presupuesto. Eso es lo que a mí me genera más satisfacción.
Creíamos en lo que podíamos lograr. Todos juntos, jugadores, cuerpo técnico, directivos e hinchas. Siempre decía: “La historia la hacemos nosotros. La historia la creamos nosotros, la generamos nosotros”. Y cuando convences a un grupo de futbolistas de eso, puedes lograr milagros. Aquel Defensa y Justicia jugó 42 fechas y la peor posición que ocupó fue segundo.
No fue casualidad.
Hoy en el Atlas creo que estamos en el puesto número 12 en presupuesto y tenemos un bicampeonato. Entonces no pasa por el dinero; pasa por la confianza, por el querer y por el trabajo.
Para conseguir eso, mi trabajo como entrenador es encontrar cómo convencer al futbolista de que tiene que hacer algo y por qué hacerlo le va a hacer mejor a él y al equipo. En definitiva, entrenar se trata de eso.
En Racing Club fue maravilloso porque también, si lo ponemos en contexto, el club llevaba 13 años sin lograr un título. Había que hacer una reestructuración distinta.
"Hoy por hoy uno de los temas a atender en los futbolistas, sobre todo en los jóvenes, es la confianza"
Además, tuve la suerte de contar con futbolistas como Diego Milito y Sebastián Saja. Dos referentes, dos líderes sobre los que me pude apoyar y aprender de ellos, porque hay veces que te tocan estos líderes y debes tratar de liderar junto a ellos.
Hay otras ocasiones en que no tienes esos líderes, entonces ahí debes asumir el liderazgo. Esto va de identificar la función que debes adoptar.
En Defensa y Justicia adopté ese papel de liderazgo en un gran colectivo que llevó a lograr el ascenso a primera con dos fechas de anticipación.
En ese momento me llegaron varias ofertas, entre ellas una de Newell’s Old Boys y otra de Racing Club. Aquel Newell’s era un gran equipo que venía de ser campeón bajo la dirección de Gerardo Martino. Parecía una locura no aceptar la oferta. Sin embargo, alguien que quiero mucho me hizo cambiar de parecer: César Luis Menotti.
Por aquellos días acostumbraba a comer con ‘El Flaco’ los miércoles. Le comenté acerca de ambas ofertas y me dijo algo que no olvidaré jamás: “Si juegas bien con Newell’s no será ninguna novedad. Ahora, sí juegas bien con Racing y sales campeón no te olvidarán nunca más en la vida”.
"En Racing me pasó que una persona mayor se acercó con su hijo y me dio las gracias porque no pensaba que podía ver a Racing campeón en vida al lado de su hijo"
Como te decía antes, en Racing armamos el plantel en base a Sebastián y a Diego, y fuimos los tres para adelante. Trajimos 14 futbolistas que en la gran mayoría no habían jugado en equipos grandes ni habían salido campeones. Y nos convencimos de que teníamos que ir por un camino, que fue duro, pero en las últimas siete fechas ganamos seis partidos y empatamos uno.
Generamos una estructura para que cuando la victoria llegara, la pudiésemos sostener en el tiempo. Salimos campeones y jugamos una gran Libertadores. Entramos tres veces seguidas a la Copa Libertadores, cosa que Racing Club no había hecho nunca.
Y eso creo que habla del nivel de exigencia y de competitividad que tenía ese equipo.
Al igual que en Defensa y en el Atlas, logramos algo que nadie esperaba ni soñaba. La satisfacción que uno puede llegar a vivir es totalmente incomparable a ganar con equipos que están acostumbrados a salir campeones.
En Racing Club me pasó que una persona mayor se acercó con su hijo y me dio las gracias porque no pensaba que podía ver a Racing campeón en vida al lado de su hijo. Me ha pasado también en el Atlas, con gente que nunca lo vio campeón en su vida y pensaba que nunca lo iba a ver.
Son cosas que te movilizan, que uno no toma conciencia porque uno trabaja y trata de hacer lo mejor, pero esto es lo maravilloso del fútbol: la alegría que le puede dar a mucha gente.
Pero nada de esto es sencillo.
"Si juegas bien con Newell’s no será ninguna novedad. Ahora, sí juegas bien con Racing y sales campeón no te olvidarán nunca más en la vida", me dijo menotti
Es necesaria mucha paciencia y una directiva que crea en el proyecto. El problema está en cómo vivimos hoy, apresurados, queriendo que las cosas sucedan inmediatamente.
En Tijuana me pasó que jugamos una semifinal durante mi primer semestre. Si bien es una historia corta, Tijuana ha jugado dos semifinales en su vida. Aquello había sido algo muy bueno, pero no se interpretó de esa manera. Creo que hay que aprender a valorar si en el día a día si se está construyendo algo en serio.
Los cuerpos técnicos deben tener esa sensibilidad para darse cuenta de si van por el camino correcto o no. No solo en lo futbolístico, sino también en el convencimiento del jugador, que eso es clave para poder formar grupos comprometidos con una idea.
Todos vivimos en esta época y a mí me pasa que si el teléfono me tarda dos segundos más en encontrar señal siento que está lento. Lo veo en los chicos, para quienes todo pasa muy rápido. Pero el fútbol no es así. No se puede correr tanto.
En los equipos te encuentras con jugadores que no están maduros ellos mismos. Entonces, cómo pedirle a un jugador que tome buenas decisiones si todavía le falta un tiempo natural de maduración. La paciencia es clave en todo esto.
"Si no tienes buenos cimientos, la casa en algún momento se va a venir abajo. Yo empiezo por los cimientos y los cimientos no se ven"
En el Atlas me encontré con una directiva dispuesta a darnos ese tiempo. Tiene mucho mérito en lo que hemos conseguido. Sin embargo, creo que también nosotros como técnicos tenemos que entender que las directivas viven de resultados. Entonces, uno tiene que demostrar con otras herramientas de que se va por el camino correcto.
Demostrar con hechos individuales, a nivel colectivo, tener herramientas para poder sostener el proyecto y estar convencido de ir por el buen camino. Es una parte fundamental del crecimiento de los cuerpos técnicos.
Reitero que soy un convencido de que lo primero que hay que hacer es convencer a los futbolistas de que yo estoy para ayudarlos, para hacerlos crecer, para hacerlo ganadores, para hacerlos disfrutar más su carrera, porque es una carrera muy corta y es muy difícil, pero es la más linda del mundo.
Soy fiel creyente de eso, de convencer antes que imponer. Si mi trabajo lo van a mostrar ellos, ¿cómo no los voy a tener bien, contentos, convencidos de lo que quiero que hagan? Sí, lo mío va por imposición, a lo mejor en el corto plazo puedo lograr algún objetivo, porque el futbolista tiene miedo de que los puedo sacar o porque quiere jugar, pero a largo plazo eso se desvanece. No tiene fundamentos.
"el Atlas no tiene un problema, no tiene conflictos, no hay una declaración fuera de tono. Y somos bicampeones en el fútbol mexicano después de 70 años"
Es como construir una casa. Si no tienes buenos cimientos, la casa en algún momento se va a venir abajo. Yo empiezo por los cimientos y los cimientos no se ven. Los cimientos empiezan muy desde abajo y hay momentos que parece que no estás construyendo nada. Esos son los momentos que hay que tener paciencia y convencimiento de que una vez que esté la base, después se puede construir no solo una casa, sino un edificio.
Un edificio que hemos construido en el Atlas con un grupo de jugadores que se dejaron convencer por una idea, por una forma y por una manera que va más allá de lo futbolístico.
Es una manera de comportarse en la vida que va más allá de lo que hacemos adentro de la cancha. Lo que hacemos afuera, cómo nos comportamos y lo que declaramos. Es el perfil que tomamos. Es una idea que a mí me representa y siento que los he convencido y yo me siento completamente identificado con ellos.
Fíjate que el Atlas no tiene un problema, no tiene conflictos, no hay una declaración fuera de tono. Y somos bicampeones en el fútbol mexicano después de 70 años. Entonces cuando se logra eso con un plantel, el trabajo está hecho.
La gente se acuerda de mí como jugador, pero mi satisfacción más grande es que estoy seguro que como técnico no se van a olvidar nunca más, porque darle dos campeonatos a este club para mí es una satisfacción enorme y me siento completamente lleno y orgulloso.
En definitiva, el fútbol es un instrumento para darle alegrías a la gente. Y eso lo hemos conseguido. En Defensa y Justicia, en Racing Club y en el Atlas.
La mejor sensación que uno puede tener como entrenador.
