FRANCISCO J. GARCÍA PIMIENTA
Las Palmas, 2022-2024
Nunca he tenido prisa.
Es mi primera vez como entrenador en Primera después de mucho tiempo de trabajo en los banquillos. Pero no me preocupa qué pasará a partir de ahora.
Si todo va bien, como espero, será genial. Pero si la siguiente temporada o en un par de años o tres tengo que volver a Segunda, lo haré sin ningún problema. Pase lo que pase, sí tengo claro una cosa: cómo quiero conseguir mis objetivos. Y eso está influido por mi paso por el Barcelona. Viví ahí muchos años, concretamente 28. Primero como jugador y después como entrenador en la cantera.
Mucho tiempo bajo el ‘estilo Barça’.
Llegué al club en 1986, siendo un niño de 12 años. Por entonces, la cantera del Barça era como el resto de las principales canteras. Se buscaba tener a los mejores jugadores en cada categoría y después cada entrenador tenía su manera de plantear los partidos. No había una línea marcada.
Pero eso cambió cuando llegó Johan Cruyff dos años después. Su impacto se trasladó desde el primer equipo hasta el último de la cantera. Yo viví ese impacto con 14 años, algo que todavía te marca mucho más. Éramos chicos de 14 años que pasamos a entrenar como el primer equipo. Hacíamos juegos de posición, muchos rondos, partidos cortos… En los partidos, también jugábamos como el primer equipo. ¡Como el Barça de Cruyff!
"Pase lo que pase, sí tengo claro una cosa: cómo quiero conseguir mis objetivos. Y eso está influido por mi paso por el Barcelona"
Además de esos cambios, hubo algunos más. Entre ellos, los jugadores empezamos a ser definidos por los dorsales. Cada número hacía referencia a cómo era tu juego y lo que hacías en el campo. Yo era el ‘7’. El ‘7’ era para los extremos. En mi caso, extremo derecho.
Todo venía marcado por lo que Cruyff decía arriba, y desde ahí se trasladaba hacia abajo. Una filosofía con una premisa principal que definiría como ‘ganar con un estilo propio’. Mi recorrido como jugador en el Barcelona fue sobre esos principios, que se convirtieron casi en una religión para mí.
Yo formé parte de la que se conoció como la ‘Quinta del Mini’ —por el estadio en el que jugaba el segundo equipo—, con compañeros como Iván De la Peña, Albert Celades, Toni Velamazán, Roger o Quique Álvarez. Y debuté con el primer equipo en la última jornada de la temporada 1995/96, con Carles Rexach como entrenador. Carles fue la mano derecha de Cruyff y también una de las personas más relevantes en el trabajo que se hizo en La Masia. Diría que si Cruyff era el ideólogo, Carles era el guardián de la idea de Cruyff.
Solo llegué a jugar ese partido oficial con el primer equipo, más otro partido amistoso. Es verdad que no pasaré a la historia por eso, pero para mí sí es algo muy importante. Desde pequeño jugué en todas las categorías del Barça y cumplí el sueño de debutar con el primer equipo en un partido oficial.
"CUANDO LLEGÓ CRUYFF, los jugadores empezamos a ser definidos por los dorsales. YO ERA EL '7'. EL '7' ERA PARA LOS EXTREMOS"
Después de ese encuentro contra el Deportivo de La Coruña, en el verano de 1996 salí cedido al Extremadura, que ese año jugaba en Primera División. Hasta entonces, yo no había conocido a entrenadores de otros equipos, solo los del Barça.
Encontré entonces en Josu Ortuondo un técnico diferente, adelantado a su tiempo en la dirección de un equipo modesto como era el Extremadura. Josu fue muy valiente en su filosofía y también con los cambios de los sistemas de juegos, algo que por entonces no se veía mucho. Los entrenadores tenían un sistema e iban hasta el final con él.
Después, volví al Barcelona B, tuve una cesión al Figueres y finalmente dejé al Barça para ir al Hospitalet. En todos los clubes fuera del Barça tuve que adaptarme a otras maneras de jugar. A otros estilos de juego muy diferentes entre sí y, por supuesto, a los del Barça. No es fácil para un jugador que se ha pasado toda la vida en la cantera del Barça tener que jugar de otra manera, pero tienes que hacerlo. Supongo que eso le pasa a todos.
Alejado del Barça durante un par de años, en 2001 volví a la disciplina azulgrana. Todavía apuraba mis últimos días como jugador en el Hospitalet, pero fue cuando empecé a entrenar. De manera muy amateur, eso sí, porque no ganaba nada de dinero. Alex García, quien ahora está conmigo de segundo entrenador, entró en el Cadete A del Barcelona y me preguntó que si me quería ir con él.
"No es fácil para un jugador que se ha pasado toda la vida en la cantera del Barça tener que jugar de otra manera"
Por supuesto, le dije que sí. Pero también le advertí de que yo todavía estaba en activo y, a lo mejor, a algún entrenamiento no podría ir. También que me perdería algunos partidos, porque jugaba fuera de Cataluña los fines de semana. A Álex no le importó. Era simplemente para ayudarle y yo aprender. Una buena combinación que duró dos años, porque en 2003 hubo elecciones a la presidencia del Barcelona (ganó Joan Laporta), y tanto Álex como yo nos fuimos del club.
Esa vez, mi segunda etapa fuera del Barcelona, duró tres años. En 2006 entré como primer entrenador del Cadete A —Álex estaba en el Juvenil A si no recuerdo mal— y al mismo tiempo me retiré como jugador. Desde el principio, respeté todo lo que había aprendido como jugador del Barcelona. Y creo que lo trasladé como entrenador.
Siempre fuimos protagonistas con el balón. Nos impusimos a nuestros rivales bajo esa idea. También contra rivales mucho más físicos que nosotros, como en la Youth League que ganamos en el año 2018 con los juveniles. Ganamos al Paris Saint Germain, el Atlético de Madrid, el Manchester City y, en la final, al Chelsea con un rotundo 3-0.
Nosotros jugamos con futbolistas principalmente de perfil asociativo, no físicamente muy fuertes, y mediante nuestro juego fuimos capaces de ganarlo a todos. Eso también sirvió para que se volviera a creer en la idea de que con chicos de la casa, muy jóvenes y técnicamente muy bien dotados y físicamente, éramos capaces de competirle y ganar a cualquiera. Se podían ganar títulos con una idea de juego.
"EN LA CANTERA DEL BARÇA Siempre fuimos protagonistas con el balón. Nos impusimos a nuestros rivales bajo esa idea"
Cuando llegué al Barcelona B en abril de 2018, poco tiempo después de ganar la Youth League, mi función siguió siendo la misma. Pero esta vez condicionada por un aspecto muy importante: formar a jugadores para el primer equipo. Así, muchas veces en el equipo perdía a jugadores porque subían con el primer equipo.
Si me pongo solamente en el papel de un entrenador que mira por lo suyo, por intentar ganar, lo hubiera pasado muy mal porque naturalmente se te llevan a los mejores jugadores. Pero siempre tuve muy claro cuál era mi papel: todos teníamos la obligación de estar preparados para el primer equipo.
Y yo también me lo marcaba. Si un día el primer equipo necesitaba que yo estuviera un partido o dos, o media temporada o una temporada, tenía que estar preparado para ello.
A mí no me daba miedo entrenar al primer equipo del Barcelona, porque al final y al cabo, iba a hacer lo mismo que había hecho en la cantera. Obviamente con mucha más exigencia y naturalmente mucha más responsabilidad, por supuesto, pero lo único que sabía es que yo estaba preparado por si el primer equipo me necesitaba.
"Desde el principio, respeté todo lo que había aprendido como jugador del Barcelona. Y creo que lo trasladé como entrenador"
Sin embargo, esa opción no se pudo dar. Salió mi nombre en los medios como opción después de la salida de Ronald Koeman, pero yo sabía que era difícil. Ni me hice ilusiones en ningún momento. No quise generarme ninguna expectativa.
En junio de 2021 se produjo mi salida del Barcelona. Yo tenía un año más de contrato, y creo que estábamos haciendo un buen trabajo formando jugadores para el primer equipo, compitiendo y a nivel de resultados. Pero al final, por la razón que sea —no me dieron ningún motivo aparente—, se rompió mi contrato.
Es verdad que me sorprendió un poco la decisión del club, más aún cuando me habían informado dos semanas antes que iba a seguir, pero cambié el chip y tocó seguir adelante. Por otro lado, yo tenía muy claro que esa iba a ser mi última temporada en el Barça B. Quería dar un paso adelante.
No obstante, después de salir del Barcelona lo tomamos con calma. Álex, mi segundo, y yo barajamos varias opciones, y a finales de enero de 2022 llegó la opción de la Unión Deportiva Las Palmas. Un club que creíamos que era el sitio ideal.
"Salió mi nombre en los medios mi nombre como opción después de la salida de Koeman, pero yo sabía que era difícil. Ni me hice ilusiones en ningún momento"
¿Por qué? Por el perfil del equipo y los jugadores. Pensábamos, sobre todo, que el jugador canario se adaptaría bien a nuestra manera de entender el juego: tener el dominio del balón y desde ahí dirigir los partidos. Un ejemplo de ello es Pedri, ahora en el Barcelona, pero que se formó en la UD Las Palmas. También nos sentimos muy conectados con el director deportivo, Luis Helguera, desde el principio.
Arrancamos en Segunda con un empate y una victoria. Un buen comienzo, sin duda, pero que se torció después con cinco partidos sin ganar. Ahí surgieron las dudas, normal por otro lado en un equipo que aspiraba al ascenso, pero no cambiamos nuestra idea.
Y, lo más importante, los jugadores creyeron en nosotros.
En los últimos once partidos, ganamos 9 y empatamos 2. No recuerdo haber hecho eso antes. Ni siquiera cuando estuve en la cantera del Barcelona, donde casi siempre teníamos una gran superioridad sobre nuestros rivales.
La presión cada partido fue inmensa, porque no podíamos fallar. Si queríamos llegar al play-off de ascenso a Primera, no había margen de error. Con esa espectacular racha final de resultados conseguimos llegar al play-off. Sin embargo, el equipo llegó a la eliminatoria contra el Tenerife, el eterno rival de la UD Las Palmas, con el agua al cuello.
"en febrero de 2022 llegó la opción de Las Palmas. Un club que creíamos que era el sitio ideal. ¿Por qué? Por el perfil del equipo y los jugadores"
Estábamos agotados después del enorme esfuerzo que hicimos en el tramo final de la temporada.
Fue una pena porque perdíamos una gran oportunidad para ascender, pero habíamos conseguido construir cimientos muy importantes. Aunque suene raro, para mí esa eliminación contra el Tenerife en el play-off de ascenso en 2022 fue el inicio de nuestro ascenso a Primera División un año después.
Por supuesto, la pasada temporada fue muy dura, con momentos complicados, pero nunca dudamos de nosotros. Menos aún en el último partido contra el Alavés para el ascenso.
Confieso que ha sido de los partidos más difíciles en mi carrera, con muchos nervios y agonía hasta el final —a la UD Las Palmas le valió el 0-0 ante el Alavés para ascender—. Pero, a pesar de todo el sufrimiento, fue el partido que nos llevó a la Liga.
Sabemos que esta temporada todo será diferente. Jugar en la Liga lo cambia todo por el nivel de los rivales y el contexto de la competición.
Pero no cambiará cómo queremos jugar.