gerardo seoane
Borussia Mönchengladbach, 2023-Actualidad
"Todos estamos en un proceso que nunca termina”. Esta es la filosofía de Gerardo Seoane, señalada en su entrevista con The Coaches’ Voice. Después de una exitosa etapa en el FC Lucerna, su primer club como entrenador, y el Young Boys, equipo al que llevó a competir en la Liga de Campeones, Seaone dio un nuevo paso en su carrera, en el verano de 2021, al ponerse a los mandos del Bayer Leverkusen en la Bundesliga. Tras ese ciclo, se sumó al Borussia Mönchengladbach en 2023.
“Queremos volver a un estilo ofensivo, dominante y técnicamente exigente. Algo que nos ha definido durante mucho tiempo. Y queremos seguir desarrollando ese estilo en los próximos años junto a Gerardo Seoane y tener éxito con él”, señaló Simon Rolfes, director deportivo del Leverkusen en la firma del entrenador suizo, quien devolvió al equipo alemán a los primeros puestos de la Bundesliga con una media que superaba los dos goles por partido.
Estilo de juego:
Seoane llegó al Young Boys después de hacer méritos en el club que le vio nacer como entrenador, el FC Lucerna.
El técnico suizo no solo cambió en el Lucerna la dinámica de resultados para salvarlo del descenso, sino que también lo hizo a través de un fútbol ofensivo, algo normalmente no relacionado con equipos que luchan por la permanencia. Una idea de juego que consolidó en sus tres años en el Young Boys (2018-2021), dotando al equipo de un modelo de juego definido basado en el desarrollo de un fútbol atractivo para los jugadores y aficionados. Su idea pasaba por ser dominador de los partidos.
Pese a que esos principios no han variado mucho entre su etapa en Suiza y la actual en el Bayer Leverkusen, hay matices en los que se puede ver la evolución de Seoane como entrenador.
En el Young Boys su estructura solía ser inalterable: 4-4-2 tanto en fase ofensiva como defensiva. Si bien es un entrenador que suele ir cambiando en función del equipo rival, la superioridad que demostró el Young Boys no le hizo modificar el hecho de alinear a dos mediocentros muy posicionales y dar libertad tanto a los jugadores de banda como a los delanteros. Hasta cuatro futbolistas solían estar por delante del balón y con capacidad para llegar al área contraria.
Tener tantos jugadores en posición de remate es signo del dominio que tenía el Young Boys en la competición doméstica, elaborando juego y llegando en ocasiones con superioridades a la zona de finalización. Una situación que venía precedida por las acciones de ataque elaborado. Esto principalmente en progresiones por fuera con futbolistas como Christian Fassnacht por derecha o Moumi Ngamaleu en el flanco izquierdo (abajo).
5-3-2, con un centrocampista más
Una de las maneras más efectivas que tenía el Young Boys de acumular jugadores en campo rival, y más aún en el área contraria, era a través de los desdoblamientos de los laterales. Jugadores como Silvan Hefti en el carril derecho o Jordan Lefort por izquierda subían constantemente para poder realizar superioridades por fuera y sacar centros al área.
Esa opulencia ofensiva se veía restringida cuando el equipo rival o la competición lo demandaba. Es por ello que en partidos de Champions League ante rivales de mayor magnitud -se midió a la Juventus o el Manchester United, entre otros-, Seoane reforzaba el centro del campo con un centrocampista más, eliminando así a uno de los dos delanteros. En ocasiones también alineaba un 5-3-2, priorizando el hecho de no encajar gol.
Netamente dominador en la liza de Suiza, pero inferior en las competiciones europeas, fue algo que obligó a Seoane a modificar sistemas e ideas de juego para dar con resultados positivos.
La distancia siempre era grande frente a la mayoría de sus equipos, pero logró hacer un cuadro competitivo tanto en Champions League como en la Europa League.
La figura del mediapunta
Al tomar las riendas del Bayer Leverkusen, el técnico suizo dejó aparcado el sistema que tanto le había hecho prosperar en el Young Boys, para darle importancia al mediapunta. Por ello, generalmente ha utilizado el 4-2-3-1 que tan bien encaja para la estrella del equipo alemán: Florian Wirtz.
El mediapunta de tan solo 18 años e internacional con la selección alemana comandaba todo el juego de ataque del Bayern Leverkusen hasta que una grave lesión lo apartó del césped.
Esa lesión mermó el carácter ofensivo del Bayer Leverkusen. El juego de ataque basaba gran parte de su organización en encontrar a Wirtz entre líneas y darle libertad creativa para que fuera diferencial en la última zona del campo.
Un jugador con una gran precisión en el pase, un buen cambio de ritmo y una conducción de alta intensidad con capacidad para ejecutar con buena visión de juego, Wirtz era el encargado de asistir a Paulinho, Amine Adli o Moussa Diaby.
Tras la lesión del mediapunta, el Bayer Leverkusen tuvo que adaptarse a jugar sin el futbolista que más criterio con balón tenía en la zona ofensiva del campo, pero sigue sin cambiar su dibujo, aunque Seoane probó a diferentes futbolistas para encontrar un reemplazo en esa labor creativa.
Si en un principio centró la posición de Diaby para ocupar la posición detrás del delantero, la entrada de Paulinho parece la más natural en cuanto a condiciones futbolísticas, ya que es el jugador con el rol más parecido al ausente Wirtz.
Seoane generó un equipo mucho más contragolpeador, en un Bayer Leverkusen con jugadores muy jóvenes y rápidos que pueden realizar grandes esfuerzos con muchos metros por delante. Las características de los jugadores también invitaban a no elaborar mucho y sí apostar por llegar en pocos pases a la portería rival.
Es por ello que, durante fases del partido, a Seoane no le importa estar en bloque medio o bajo para recuperar y activar rápidamente a sus jugadores con continuos desmarques de ruptura y creando espacios que luego eran ocupados de manera vertical.
Adaptarse a la competición
Manejar diferentes registros refleja la evolución táctica del técnico suizo. Si bien en el Young Boys no debía utilizar tantos elementos en la fase ofensiva, en una liga tan competitiva como la Bundesliga y con tanta cultura histórica del contraataque, elige variar el modelo de ataque en función de lo que demanda el partido. No obstante, ser vertical cuando tiene el balón, sobre todo después de una recuperación, era la primera premisa del Bayer Leverkusen para poder progresar (abajo).
Pero eso no quería decir que el equipo alemán solo apostaba por el contragolpe. Y es que también era capaz de salir desde atrás jugando para generar superioridades, progresando con el balón controlado y a través de un equipo ordenado.
En estas acciones, el Bayer Leverkusen iniciaba la salida de balón con el portero o con el central. Ese comienzo del juego solía tener como objetivo atraer jugadores rivales y desubicarlos, para posteriormente golpear a los espacios que se han generado a la espalda del oponente (abajo).
Si la línea defensiva rival no saltaba a la presión, era probable que el Bayer Leverkusen intentara progresar a través del pase y de los apoyos. Por el contrario, si había un marcaje más al hombre, dejando mucho espacio a la espalda del rival, el conjunto alemán atraía rivales con varios pases en su primera zona de juego para lanzar un balón largo e intentar atacar en situaciones de dos contra dos o tres contra tres.
Fase defensiva y presión:
Al igual que en ataque, Seaone también realizó variaciones entre su etapa en el Young Boys y el Bayer Leverkusen. Mientras en el equipo suizo la presión era permanente con los delanteros realizando un fuerte desgaste sin balón (abajo), en el Leverkusen no siempre tenían ese automatismo para ser constantes en la presión alta.
En muchas ocasiones el equipo alemán replegaba hasta su propio campo y es ahí cuando comenzaban a ser agresivos en la recuperación de balón. Para ello, Seoane ordenaba a su equipo jugar las líneas muy juntas en fase defensiva, dejando solo al delantero sin ese desgaste sin balón.
Impenetrables por dentro, como se ha señalado en la fase de ataque, uno de los principales cometidos de ese Bayer Leverkusen era robar el balón y ser verticales. Es por ello que, sin balón, el equipo alemán solía estar en bloque medio o bajo, sin que por ello sea un equipo únicamente contragolpeador.
A la hora de cerrar espacios en el centro del campo, no realizaba el Leverkusen un repliegue intensivo en su propia área. Más bien trazaba una la línea defensiva unos diez metros por encima de la frontal del área. Desde ahí el centro del campo se juntaba para provocar el menor espacio posible.
En este desarrollo, los extremos perdían mucha altura y el mediapunta se alineaba con otro de los centrocampistas, mientras que Robert Andrich cambiaba su posición a mediocentro defensivo para que, en caso de encontrar un resquicio a la espalda de los interiores, pudiese llegar a la cobertura defensiva y evitar la progresión del rival.
Trabajo colectivo
Para poder lograr esa acumulación de jugadores en la zona ancha, Seoane demandaba a su mediapunta a que se incrustara en la línea de centrocampistas para formar un 4-5-1 (abajo). De ese modo, un disciplinado Witrz retrasaba su posición para tapar las posibles líneas de pase por dentro, obligando a que los ataques rivales fueran siempre por fuera, zona donde el Bayer Leverkusen generaba superioridades para recuperar el balón. Una misma función que tenía que realizar el mediapunta en sustitución del lesionado Witrz.
El cambio de sistema en fase defensiva tenía su consecuencia también en los extremos. Moussa Diaby y Nadiem Amiri son jugadores con gran capacidad para el repliegue y ayudan a sus laterales cuando el equipo rival tiene el balón en campo contrario.
Seoane demostró una gran capacidad para mantener su estilo de juego, pero adaptado a los jugadores y la competición. Dominador con el Young Boys en liga suiza y protegido para salir al contragolpe en competiciones europeas, el Bayer Leverkusen conjugaba ambos estilos a la vez bajo un profundo orden táctico, que le permite contragolpear o desarrollar un juego asociativo dependiendo del momento de partido o del rival.