ibai gómez
Seleccionador República Dominicana Sub-23 y Santutxu Sub-18
Mi primer equipo como entrenador fue con 13 años.
Hubo un motivo principal para empezar tan pronto: mi aita, mi padre. Todos los fines de semana lo acompañaba por los campos de fútbol de Vizcaya, de nueve de la mañana a las seis de la tarde. Daba igual el tiempo que hiciera, porque ahí estaba yo siempre con mi padre. Él era entrenador y todavía hoy, con 69 años, lo sigue siendo. Es alucinante.
También hubo una razón principal: mi frustración. A los 13 años, todavía no me había desarrollado físicamente. Era un chico muy bajito y delgado, y eso hacía que apenas tuviera minutos en mi equipo. Vamos, lo que se dice, un suplente de los fijos.
“Oye, ¿y por qué no entrenas a un equipo de chavales?”, me preguntó un día mi padre. Él sabía que me faltaba algo, y lo encontré entrenando a un equipo de niños de cinco años. Recorrí con esos chicos diez temporadas. De los cinco a los quince años, mientras yo completaba mi camino particular hasta llegar al Athletic Club. Después, ya como jugador profesional, estuve entrenando tres años a un equipo cadete (Sub-14) y más tarde a dos equipos juveniles (Sub-18).
Casi todos los técnicos que tuve en el Athletic sabían que yo, al margen de jugar, también entrenaba. Y los que no, creo que lo intuían, porque me interesaba por todo lo que hacían en los entrenamientos y en los partidos. No paraba de hacerles preguntas y de tomar apuntes.
Marcelo Bielsa sabía de mi pasión por entrenar. Cuando acabó su primera temporada en el Athletic, me acerqué a hablar con él para pedirle si era posible que me facilitara todas las sesiones de entrenamiento que habíamos hecho durante el año.
"Hubo un motivo principal para empezar tan pronto como entrenador: mi padre"
Esa temporada 2011/12 fue espectacular. Jugamos dos finales, la de Copa del Rey y la Europa League. Lamentablemente, no pudimos ganar ninguna de las dos. El Barcelona fue superior a nosotros en la Copa del Rey (3-1) y el Atlético de Madrid todavía más en la Europa League (3-0), pero eso no puede borrar el gran año que hicimos. Aprendí muchísimo de Marcelo, sobre todo, a nivel de conceptos ofensivos. Igualmente, en el concepto de asociaciones de juego: parejas, tríos, cuatro jugadores...
Pues bien, él me facilitó todas sus sesiones de trabajo del primer año con nosotros. También al acabar la segunda temporada, 2012/13; su último año en el Athletic.
Todo lo tengo guardado en un pen drive. Una cantidad innumerable de ejercicios analíticos que hicimos con Marcelo esas dos temporadas. Cada ejercicio está desarrollado con siluetas que se van moviendo por secuencias en un PowerPoint. Una a una, así que son cientos de diapositivas. Y es curioso, porque me basta solo con ver el primer movimiento para reconocer qué ejercicio es.
Hay mucha gente que me ha pedido que le deje el pen drive, pero eso me lo guardo solo para mí por respeto a Marcelo. Tuvo ese enorme detalle conmigo y se lo agradezco enormemente. Ojalá algún día podamos cruzarnos en un partido en los banquillos. Sería algo grandioso, pero sé que a mí me queda todavía mucho tiempo por delante y, sobre todo, mucho trabajo para que eso se produzca. Eso también lo aprendí de él: “Ibai, trabajo y trabajo si quieres llegar a tus objetivos”.
"Aprendí muchísimo de Marcelo bielsa, sobre todo, a nivel de conceptos ofensivos"
Como Marcelo, Ernesto Valverde sabía que yo entrenaba. La experiencia de trabajar con él fue —y es— muy importante para mí, porque de todos los entrenadores que he tenido, Ernesto es el más completo a nivel de conceptos ofensivos-defensivos y también en la relación con el jugador.
Desde fuera, puede parecer una persona fría, pero dentro del vestuario sabe muy bien cómo lanzar su mensaje para que llegue al jugador. Lo hizo los tres años que coincidí con él en el Athletic, de 2013 a 2016, y ahora incluso mejor con muchos chicos muy jóvenes.
En el fútbol, todos sabemos que el resultado es lo más importante, porque es lo que hace bueno o malo a un entrenador. Pero para conseguir el resultado debes tener una relación especial con el futbolista para detectar sus momentos complicados. El entrenador debe estar siempre en alerta. Al menos como lo veo yo; también por mi experiencia personal.
Mis últimos años como jugador fueron muy difíciles para mí. Perdí nivel, y, como consecuencia de eso, la confianza. No se lo dije a nadie, ni siquiera a los entrenadores, pero el fútbol pasó a ser algo que no quería hacer. Había días que no me apetecía ni levantarme de la cama para ir a entrenar. Nunca me había pasado, pero llegó un momento en el que el fútbol pasó a ser de algo divertido a ser algo rutinario. No me sentía feliz. No quería jugar.
"ernesto valverde sabe muy bien cómo lanzar su mensaje para que llegue al jugador"
Pero había un problema: tienes que dar el paso de dejarlo. Y es ahí cuando todo se complica. Diría que la mayoría de los futbolistas, cuando ve que llega el momento de dejarlo, se hacen una misma pregunta: “¿Y ahora qué?”.
¿Qué voy a hacer con mi vida? ¿Hacia dónde tengo que ir? ¿Sigo o no en el fútbol? Le das mil vueltas a todo y surgen muchas dudas. Por suerte, yo encontré mi nuevo camino muy pronto: dar el paso definitivo a entrenador. Ya tenía todos los títulos -me los había ido sacando en los años de jugador- y eso lo hizo más fácil para mí, porque tenía algo muy importante y motivador una vez cerrada la puerta de jugador.
Estoy seguro de que a lo largo de mi carrera como entrenador me equivocaré muchas veces, pero uno de mis objetivos es no olvidarme de lo que sentí yo como jugador.
Quiero estar atento a lo que necesita el futbolista en cada momento. Qué piensa un jugador que lleva varios partidos sin jugar, cómo se siente uno al que no le salen las cosas en el campo o que, simplemente, tiene un problema en casa. Todo afecta en el rendimiento del jugador. Por eso, mi idea es crear un contexto mental individual lo mejor posible para el futbolista, para que eso influya en el rendimiento colectivo.
"Mis últimos años como jugador fueron muy difíciles para mí. Perdí nivel, y, como consecuencia de eso, la confianza"
Eso sí, aunque mis últimos momentos como jugador fueron complicados —por eso dejé el Deportivo de La Coruña—, sí pude despedir mi carrera como lo había soñado: empecé jugando en el Santutxu y acabé aquí también. Algo muy especial, todavía más si cabe porque no mucho después empecé como entrenador del equipo Juvenil (Sub-18) del Santutxu.
Desde febrero de 2024, también lo hago en la selección de la República Dominicana, que participará en los Juegos Olímpicos de París.
Una historia bastante curiosa e inesperada.
Un día de enero, se presentaron en el entrenamiento del Santutxu dos personas que trabajan para la Federación de fútbol de República Dominicana. “Nos gustaría hablar contigo. Te hemos visto entrenar y también hemos visto un par de partidos del equipo, y estamos más que convencidos de que eres la persona indicada para liderar el proyecto queremos”, me dijeron.
De primeras, me sorprendió mucho, porque no sabía muy bien a qué proyecto se refieran. “A ver, seguramente te va a sonar extraño lo que te vamos a decir. Pero ¿estarías dispuesto ir a la República Dominicana?”, fue su respuesta.
"analizamos cerca de cien jugadores. Muchos con doble nacionalidad y otros que ni dentro de la Federación sabían que tenían la doble nacionalidad"
Es verdad que sonaba muy extraño, pero les dije que quería saber más, y ellos me explicaron: “Nosotros estamos trabajando en una línea de hacer evolucionar el fútbol dominicano y nos gustaría saber si te gustaría aportar tu granito de arena para conseguirlo. Queremos que lleves a la selección Sub-23 que participará a los Juegos Olímpicos”.
Me quedé bastante en shock por la propuesta, porque nunca te esperas que dos personas de una federación se planten en un entrenamiento y te ofrezcan llevar al equipo olímpico de un país. “Vale, dejadme verlo, porque antes de tomar cualquier decisión, me gustaría conocer los jugadores con los que podría contar”, les dije.
Fueron cerca de dos meses de mucho trabajo, con el análisis de cerca de cien jugadores. Muchos con doble nacionalidad y otros que ni dentro de la Federación sabían que tenían la doble nacionalidad para jugar con la República Dominicana. Todo lo hicimos a través de reunir vídeos, cortes, imágenes... Fue mucho trabajo, pero sirvió para analizar bien las posibilidades que teníamos con los jugadores. Y llegué a la conclusión de que eran positivas.
“Está bien, vamos a probar hasta los Juegos Olímpicos de París y después vemos si estamos contentos por ambas partes para seguir o no”, le dije a la Federación para aceptar el reto. Eso sí, hice una petición muy necesaria para mí.
"mi mensaje hacia los jugadores es que sean ambiciosos. Queremos que se convenzan de que podemos hacer grandes cosas"
No me importaba el tema económico, es decir, mi salario. Eso ahora para mí es lo menos importante. Mi prioridad era contar con mi grupo de trabajo. Fernando Amorebieta, que jugó conmigo también en el Athletic y tiene la experiencia de haber sido internacional por Venezuela. Pero también con mi equipo de trabajo: Iñigo Iarriketa —asistente y persona de confianza—, Omar de Calle —preparador físico—, Endika Montiel —asesor nutricional— y Gonzalo Rubio —analista—.
Le damos vital importancia a cada detalle, y por eso les dije a la Federación que necesitaba a todo mi equipo conmigo. Todos trabajamos como un grupo y todos estamos juntos en esto.
La Federación aceptó mi petición.
A finales de marzo de 2024 hicimos la primera concentración con los jugadores. Perdimos 2-0 contra Paraguay, una selección con mucho mayor nivel que nosotros. Sin ir más lejos, fue campeona del Preolímpico 2023, por delante de selecciones como Brasil o Argentina.
Los jugadores dieron un gran nivel. Ellos estaban muy contentos porque cómo había jugado y competido contra una gran selección, también la gente de la Federación.
"las grandes oportunidades hay que aprovecharlas. Y eso es lo que quiero"
Pero para mí no es suficiente con eso. “Chicos. Estamos aquí para pensar a lo grande”, les dije al terminar el partido. Tres días después, jugamos de nuevo contra Paraguay y, aunque el partido se suspendió por una trifulca en los últimos minutos, ganamos 2-1. Un dato muy importante para nosotros, porque la República Dominicana Sub-23 llevaba sin ganar un partido desde 2019.
Sabemos que tenemos rivales muy complicados en la fase de grupos de los Juegos de París. España, el más difícil de todos. Pero también lo son Egipto y el equipo que saldrá de la Copa Asia Sub-23. A pesar de las dificultades, mi mensaje hacia los jugadores es que sean ambiciosos. Queremos que se convenzan de que podemos hacer grandes cosas.
Si te soy realista, sé que me ha llegado muy pronto una oportunidad tan grande como es dirigir a una selección en unos Juegos Olímpicos, pero estoy ahora más convencido de que podemos hacerlo bien.
Como me dijo mi padre cuando le conté que iba a entrenar a la República Dominicana, las grandes oportunidades hay que aprovecharlas. Y eso es lo que quiero.
Tengo un motivo, unos Juegos Olímpicos, y una razón principal, el orgullo de liderar a la República Dominicana, para hacerlo.
ibai gómez
Redacción: Héctor García