ernesto valverde
Athletic Club, 2022-Presente
Athletic Club y Ernesto Valverde volvieron a unir sus caminos en el verano de 2022. Después de dos años fuera de los banquillos tras un intenso paso por el Barcelona, donde destacan dos títulos de Ligas en dos temporadas y media (fue destituido en enero de 2020), el técnico español decidió retomar su carrera en un club que conoce muy bien. Fue jugador del Athletic, 1990-1996, y también entrenador en dos momentos anteriores, 2003-2005 y 2013-2017.
“Es donde más feliz he sido en todos los sentidos, y eso que ha habido momentos que no fueron las mejores épocas. A nivel de sensación de equipo, de pertenencia a un sitio, es difícil encontrar algo igual. Todo es a tu favor, todo es para ti y tú te identificas con ello", señaló Valverde en una entrevista a ETB (televisión autonómica del País Vasco) en 2021, tiempo antes de decidirse por iniciar su tercera etapa como entrenador de los ‘leones’.
Estilo de juego:
Los equipos de Valverde se caracterizan principalmente por ser protagonistas en ataque y valientes en la salida de balón. Una idea de partida en la que también ha sabido adaptarse a las cualidades de sus jugadores, pero siempre intentando dejar su impronta de ser un técnico que apuesta por el fútbol ofensivo. Una actitud que elevó a su máxima potencia en su paso por el banquillo del Barcelona, que también marca, por otro lado, un antes y un después en su utilización de los diferentes sistemas de juego.
Así, en el Valencia, Espanyol, Olympiakos, como también en sus dos periodos anteriores en el Athletic, moldeó a sus equipos en base al 4-4-2 o a un 4-2-3-1. Mientras, en sus temporadas en Barcelona y ahora en su tercer ciclo Athletic, el 4-3-3 es origen de partida en sus planteamientos.
Mantener las estructuras habituales
Otra de las características importantes a resaltar del técnico español —en cuanto a sistema de juego e incluso al modelo de juego— es que siempre intenta ordenar a sus equipos en función de las principales pautas que estaban presentes antes de su llegada.
Así, en el Valencia, Valverde apenas modificó la estructura del conjunto pese a firmar a mitad de temporada y en un momento difícil a nivel de resultados. De ese modo, el 4-2-3-1 que en las últimas temporadas estaba siendo la referencia, apenas se vio alterado al 4-4-2 (abajo), sobre todo en situaciones de mayor verticalidad.
El juego de ataque del Valencia se basaba en sus tres centrocampistas: Tino Costa, Daniel Parejo y Éver Banega. Tres jugadores muy organizativos, con buen pie y gran último pase. Por otro lado, la alternancia se detectaba cuando jugaban dos extremos clásicos o cuando en una banda jugaba Jonas Gonçalves, futbolista que dotaba al equipo de mayor juego interior y presencia en área contraria. En punta, Valverde apostaba por un delantero referencia como Roberto Soldado, un ‘9’ capaz de estirar al equipo y a su vez quedarse con el balón de espaldas.
Pese a ser el Valencia de Valverde un equipo con gran capacidad para tener el balón con posesiones largas, también mostró la habilidad para salir rápido al contraataque y ser muy verticales.
En su segunda etapa en el Athletic (2013-2017), el 4-2-3-1 mutó en ocasiones a un 4-3-3. Pero lo que no alteró nunca el entrenador fue la importancia que le daba a los tres centrocampistas que ocupaban la parte ancha del campo. Es ahí donde radicaba el principal trabajo ofensivo que realizaba el conjunto bilbaíno, ya que de esa zona dependía en gran medida la capacidad de controlar el partido y el modelo de ataque.
Al igual que en el Valencia, Valverde apostó en el Athletic porque al menos uno de los dos jugadores de banda fuera un futbolista asociativo, también con capacidad de generar superioridades por dentro. Un rol que tomó Iker Muniaín en la izquierda, mientras que en otras ocasiones sobre el campo tenía a dos extremos puros: Ibai Gómez y Markel Susaeta. Ambos jugadores con la intención de poner centro desde las bandas, buscando al delantero referencia, Aritz Aduriz.
4-4-2 en el Barça
Su llegada al Barcelona acercó a Valverde aún más al juego posicional, pero sin perder la verticalidad. Es quizás el principal momento de su transformación como entrenador a lo largo de su carrera. Hay que recordar, además, que su llegada al Barcelona coincidió con la salida de Neymar del conjunto catalán (al PSG), provocando que el equipo perdiera a uno de sus jugadores más determinantes y, a su vez, que Valverde tuviera que darle un nuevo enfoque al habitual 4-3-3 azulgrana, modificándolo en multitud de ocasiones a un 4-4-2.
Una decisión que tomó con la intención de buscar lo que necesitaba el equipo en ese momento, más que la tradición histórica de jugar siempre con el mismo sistema.
El hecho de cambiar el dibujo no modificó las principales líneas de juego que proponía Valverde, y que también se asociaban al juego de posición del Barcelona. Ocupar el centro del campo con cuatro mediocentros equilibraba al equipo tanto en ataque como en defensa. Una zona donde la versatilidad de Andrés Iniesta fijando rivales y dándole continuidad al ataque organizado fue la principal arma del técnico.
Así, y aunque se partiera de un sistema diferente al habitual, apenas se notaron variaciones en el estilo de juego habitual del Barça.
También sin cambiar los principales patrones de juego del Barcelona, Valverde sí aportó otros registros como el contraataque.
Una acción ofensiva donde los cuatro centrocampistas daban mayor libertad tanto a Luis Suarez como a Leo Messi. Esto para repartirse ambos jugadores las zonas de ataque. Especialmente a Messi, para facilitarle al argentino no perder altura y comenzar a organizar la jugada con muchos apoyos en la zona de creación. Allí combinaba con Paulinho, Ivan Rakitic, Sergio Busquets e Iniesta (arriba).
Messi ocupaba zonas de mediocentro con Suárez realizando continuos desmarques de ruptura, al igual que los desdoblamientos constantes de Jordi Alba en el carril izquierdo.
4-3-3 en su vuelta al Athletic
Su nueva etapa en el club vasco llegó con un refuerzo aún más grande del juego de posición. Y es que, como hemos señalado, Valverde ha ido mutando en un entrenador con un fuerte arraigo por la necesidad de tener el balón.
Después de su etapa en el Barcelona, el primer cambio notorio es su apuesta por el 4-3-3 (abajo), con dos interiores muy versátiles capaces de recibir entre líneas y girar. Eso le lleva a apostar por un centro del campo lleno de jugadores con buen pie y capacidad de asociación.
Muniain, jugador de banda antes, ha pasado a ejercer de líder por dentro. En tanto que Oihan Sancet, quien con Marcelino García en temporadas anteriores partía de la posición de delantero, ahora está más cerca de ser un centrocampista organizador que un mediapunta. Valverde ha interpretado a Sancet como un futbolista de alto nivel a la hora de perfilar y elegir la mejor opción para progresar y encontrar el pase entre líneas, también con una alta capacidad para hacer gol.
A ellos se les suma Ander Herrera, un conocedor de la posición desde hace muchos años. Escoltando a los dos interiores emerge la figura de Mikel Vesga, perfecto jugador ancla para hacer ayudas defensivas y ser el primer eslabón para sacar el balón jugado desde atrás.
Precisamente en la defensa es donde más riesgos asume el Athletic en la salida de balón y, por consiguiente, mayores beneficios para los futbolistas que pueblan el mediocampo.
El portero Unai Simón y el central Iñigo Martínez tienen una gran jerarquía en estas situaciones. Y es que el central tiene una exquisita conducción y facilidad para encontrar el hombre libre entre líneas (abajo). Yeray no asume tantos riesgos como su homólogo en el centro de la zaga. Pero en su caso, se puede ver su clara evolución en este aspecto: salir jugando desde atrás para progresar a través del balón.
Jugar por fuera
Los extremos son otra parte fundamental en el juego ofensivo del Athletic y la evolución de Valverde en su nueva etapa en el club. Siempre jugador verticales y muy abiertos. En primer lugar, para darle espacio a los futbolistas de dentro y dificultar el salto de la línea defensiva rival. En segundo lugar, para aportar el regate y la velocidad que tanto Álex Berenguer como Nico Williams ejercen cuando reciben el balón.
También entra en esta ecuación Iñaki Williams. Pese a que normalmente ha formado como delantero centro, en múltiples ocasiones cae a la banda. Sobre todo con la entrada en ataque la entrada de Raúl García o Gorka Guruzeta en punta.
En ese progreso del juego interior del Athletic, llegar a la banda con capacidad para que haya un desdoblamiento de un lateral o simplemente dejar a los extremos con capacidad para el regate y el centro en ventaja es el arma más importante del último tercio. Función en la que Nico Williams tiene un papel fundamental. Y es que el mundialista por España tiene un talento descomunal a la hora de encarar y eliminar rivales. Desde el costado derecho puede salir hacía los dos perfiles, tanto para sacar un centro como para definir con pierna izquierda (abajo).
Fase defensiva y presión:
Valverde es un entrenador que pondera defender lo más lejos posible de su portería. Para ello, realizar una presión tras pérdida efectiva es fundamental. También posicionar al equipo muy arriba, aunque es consciente de que asume riesgos a la espalda de sus centrales.
La ejecución de una gran presión en campo rival posibilita que se recupere el balón o temporizar el ataque del rival. Una situación que da tiempo para que la estructura del equipo vuelva a ubicarse por detrás del balón con la mayor celeridad posible.
Si bien casi siempre la premisa es presionar arriba, hay ocasiones en las que el bloque medio es la fase defensiva más repetida. Un ejemplo claro es la modificación defensiva que ejercía el Barcelona. Con el 4-4-2 (abajo) siendo la manera más sencilla para que Messi se ordenara en defensa, sin tener que recorrer muchos metros.
El encargado de ejercer presiones muchos más agresivas era Luis Suárez, con dos líneas de cuatro por detrás con orden y muy juntos. Para ello, Gerard Piqué era el encargado de alejar lo máximo posible la defensa de la portería de Marc André-ter Stegen.
Emparejarse con el rival
Cuando los equipos de Valverde defienden hacía adelante, son los tres futbolistas más adelantados los encargados de comenzar la presión sobre el rival. En el Athletic, Iñaki Williams, desde la posición de delantero centro, divide la circulación del equipo rival. A partir de ahí, los extremos acompañan la acción.
En caso de que el extremo más cercano al central con el balón reduzca metros para ayudar al delantero centro, el extremo más lejano se posiciona en el espacio intermedio entre el central o el lateral con balón y el central o lateral sin balón.
Con eso se promueve que los tres delanteros tengan la capacidad de abortar la progresión de los cuatro defensores rivales. Además, que los tres jugadores del medio igualen a los tres futbolistas de su zona.
De ese modo, el objetivo principal es emparejarse por dentro. Esto para que ningún receptor tenga facilidad para tener el balón entre líneas. Tampoco poder realizar pases a la espalda de los centrales del Athletic (abajo).
Pese a que sus principios tácticos no pasan por estar en bloque bajo, en algunos momentos, obligado por el dominio del balón del rival, sus equipos pueden adaptar su enfoque defensa y protegerse con una estructura compacta. Esto siempre con un alto grado de solidaridad de sus jugadores en los esfuerzos sin balón.
No obstante, en estas situaciones los equipos de Valverde se muestran más vulnerables que cuando defienden con metros a sus espaldas.
Eso nos hace ver una vez más el alto de grado de riesgo que demanda el técnico en la dirección de sus equipos. A la búsqueda del resultado, Valverde suma siempre ser dominador de los partidos a través de la posesión y conquistar los espacios.
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Redacción: The Coaches' Voice en español