LIAM ROSENIOR
Racing Club de Estrasburgo, 2024-Presente
Mi padre tiene un dibujo que hice cuando tenía ocho años. Dice que me lo dará cuando se haga realidad.
Papá jugaba en el Fulham cuando yo nací, en 1984. Pasó dos temporadas allí, después de jugar en el QPR con Jim Smith. Mi madre siempre me llevaba a sus partidos, prácticamente desde que era un recién nacido.
Llevábamos el fútbol en la sangre. Para mí y mi hermano Daron, cuando los dos éramos pequeños, lo mejor de la semana era siempre el sábado. Era cuando veíamos jugar a papá.
Yo tenía cuatro años cuando mi papá se fue al West Ham, con John Lyall de entrenador. El West Ham estaba en la máxima categoría, mi papá era el máximo goleador y antes de cada partido nos llevaba al vestuario
Había un pequeño gimnasio en Upton Park, donde todos los jugadores calentaban. Los niños jugábamos y calentábamos con todos los jugadores quince minutos antes de empezar el partido. Podía sentir el olor de la crema para dolores Deep Heat y sentir la adrenalina de los jugadores. Desde aquellos días, el vestuario ha sido mi casa.
En casa, los amigos de papá venían a cenar y hablaban de fútbol y tácticas. Yo me hacía el dormido en el sofá, para no tener que jugar con los otros niños. Lo único que quería era escuchar las conversaciones sobre fútbol.
"SIEMPRE VI MI CARRERA COMO JUGADOR COMO UN VEHÍCULO PARA ENTRENAR"
Pero mi papá no me obligó a jugar al fútbol. La motivación para abrirme camino en el fútbol siempre vino de adentro. Eso sí, el criterio de nuestra familia era que, si querías hacer algo, debías hacerlo lo mejor que pudieras. Y esforzarte al máximo.
Por supuesto que hablaba de fútbol con papá. Sin embargo, cuando jugaba los partidos, me dejaba en el campo y fingía que no venía a verme. En realidad, se apartaba para que nadie notara su presencia y me veía jugar desde allí. No quería poner una presión extra sobre mí.
Probablemente fui una pesadilla cuando niño. A los nueve años leí el manual sobre tácticas y habilidades en el fútbol escrito por Charles Hughes para la federación inglesa, la FA, y recuerdo que me interesó mucho. A los once años, yo era el jugador- entrenador del equipo del colegio, organizaba entrenamientos e intentaba que jugáramos de una determinada manera.
El Ajax era el equipo más destacado en aquella época, y papá me animaba a verlo con él. También veíamos al Barcelona, en el que destacaba Pep Guardiola. Así que siempre tuve una mentalidad de entrenador, lo que significaba que probablemente era bastante desafiante como jugador. Siempre me preguntaba: “¿Por qué jugamos así?”.
Cuando tenía 17 años y jugaba en el Bristol City, no estaba de acuerdo con el entrenador sobre la forma en que quería jugar y le hacía preguntas. No porque quisiera causar problemas, sino porque era curioso y quería aprender. Siempre vi mi carrera como jugador como un vehículo para entrenar.
Después de convertirme en profesional, entrené en escuelas de fútbol dirigidas por mi padre y en academias con distintos grupos de edad. Obtuve mi licencia profesional de entrenador cuando aún jugaba, a los 32 años. Después de los partidos, me iba en el autobús con mis compañeros de equipo, donde algunos jugaban a las cartas. A veces me unía a ellos, pero otras veces me quedaba mirando el partido o las imágenes de otro equipo. Lo analizaba todo.
"LA FORMA EN QUE CONSTRUYÓ UN EQUIPO Y CONSIGUIÓ QUE LOS JUGADORES CONFIARAN EN ÉL FUE INCREÍBLE"
Tomé notas a lo largo de mi carrera como jugador, lo puse todo en un documento de PowerPoint y lo fui adaptando sobre la marcha. Tiene 350 páginas y detalla lo que aprendí y cómo cambiaba ciertas cosas. Por ejemplo, los sistemas contra determinados equipos.
Al principio de mi carrera como jugador, el fútbol inglés se basaba en el 4-4-2, en ganar las batallas y los duelos individuales. Pero yo siempre vi el fútbol como algo más que eso. Desde entonces, el juego ha evolucionado tácticamente, y, sobre todo, en Inglaterra, debido al dinero de la Premier League. Ahora, los jugadores quieren hacerte preguntas y te cuestionan como entrenador sobre tu modelo de juego.
Cuando empecé como jugador, era casi como si los entrenadores esperaran que corrieras por ellos a través de un muro de ladrillos, sin tener que explicarte por qué. Como entrenador, explico a los jugadores por qué hacemos lo que hacemos, y puedo justificarlo, porque hay un proceso y un concepto detrás. El juego ha evolucionado en ese sentido.
Pasar del Bristol City al Fulham en 2003 fue una formación increíble para mí. Chris Coleman había asumido el cargo de entrenador, pero había muchas influencias de su predecesor, Jean Tigana, de cuyo cuerpo técnico Chris había formado parte. Era la primera vez que los entrenadores me hablaban de detalles técnicos. Chris y su ayudante, Steve Kean, eran extraordinarios en eso. Se habían dejado influir por la forma de trabajar de Jean, que estaba muy por delante de otros en el fútbol inglés de la época.
El Fulham había subido a la Premier League con Jean, y eso continuó con Chris. Debuté en la máxima categoría contra el Manchester United y jugué casi 100 partidos de Premier League con el Fulham. Fuimos uno de los primeros equipos ingleses en jugar realmente saliendo desde atrás; lo disfruté mucho.
Después de cuatro años me fui al Reading de Steve Coppell, que tenía un estilo de fútbol más inglés. Sin embargo, yo no encajaba en la forma de jugar del equipo. No había aprendido ese estilo y no lo disfrutaba, así que fue una época difícil para mí, pero aun así fue una buena experiencia de aprendizaje. Steve era un maestro en la gestión de grupo; la manera en que construía un equipo y conseguía que los jugadores confiaran en él era increíble.
"CHRIS HABLAba CON LOS JUGADORES QUE HABÍA DEJADO FUERA, PARA DARLES RESPETO Y TIEMPO PARA AFRONTARLO"
En septiembre de 2008 jugamos en casa contra el Swansea, que acababa de ascender a la Championship con un estilo con mucha amplitud, basado en la posesión del balón y a las órdenes de Roberto Martínez. Intentaban jugar desde atrás y cometían un error tras otro. Recuerdo que después del partido la gente decía: “En Inglaterra no se puede jugar así al fútbol. Es una locura”. Éramos físicamente más fuertes y les ganamos 4-0.
Cuando jugamos contra ellos en el partido de vuelta, no pudimos quitarles el balón. Me expulsaron porque estaba muy frustrado. La manera en que jugaron con la estructura que Roberto había puesto en marcha fue increíble, y esta vez ganaron 2-0. Habían trabajado en su planteamiento y habían mejorado. Eso se me quedó grabado.
Ese mismo año llegó Brendan Rodgers, un joven entrenador del Reading. Quería jugar un fútbol abierto y dominar la posesión del balón. En aquella época, estaba muy por delante de casi todos los demás equipos de la Championship. Brendan me influyó en su forma de estructurar las sesiones y en cómo queríamos jugar. Aprendí todo lo que pude de él, aunque sólo pude trabajar con él dos meses antes de incorporarme al Ipswich.
Mi padre también fue una influencia para mí, tanto por ser un entrenador negro, como por ser excepcional en su trabajo. Jugué para él en el Torquay, cedido por el Fulham en 2004. Cualquiera que nos viera ascender desde la cuarta división ese año diría que jugábamos el mejor fútbol.
Papá se inspiraba en el Ajax y el Barcelona, así que en el Torquay jugábamos saliendo desde atrás y dominábamos la posesión del balón. Cuando dejó el cargo, pasó por varios periodos difíciles como entrenador, en los que intentaba fungir de apagafuegos. Dado el nivel de su capacidad como entrenador, no creo que recibiera lo que se merecía.
Por eso fue increíble para mí ver a Chris Hughton -un entrenador negro, además de amigo y excompañero de equipo de mi padre- hacer lo que hizo en el Brighton. Tuve el privilegio de formar parte de ese viaje, jugando en el equipo del Brighton que Chris dirigió hasta el ascenso a la Premier League en 2017.
"FUE UN PASO PERFECTO PARA MÍ APRENDER LO QUE SE SIENTE AL SER UN ENTRENADOR A TIEMPO COMPLETO"
Chris era tan tranquilo, comedido y meticuloso con los detalles de cómo quería que funcionara el equipo. Siempre recordaré su gestión humana, su humildad y su forma de tratar a la gente. Por ejemplo, siempre daba la lista de convocados el día antes de un partido. Antes de hacerlo, hablaba con los jugadores que había dejado fuera, para mostrarle respeto y darles el tiempo necesario.
Del mismo modo, como entrenador siempre he dado el equipo titular el día antes de un partido. Siempre he sido sincero y abierto con los jugadores, porque es la única manera de ganarse el respeto y la confianza. La confianza lo es todo. Para mí es la palabra más importante en la vida, y mucho más en el fútbol.
En el Brighton, Chris era exactamente igual tanto si ganábamos un partido como si lo perdíamos. Muy tranquilo y mesurado. Tenía un proceso minucioso de lunes a viernes; nos convertimos en un equipo muy disciplinado porque éramos muy disciplinados en nuestra organización.
Sobre el tema de la organización, cuando jugaba en el Hull, recuerdo cómo Steve Bruce nos preparó para la final de la FA Cup de 2014 contra el Arsenal. De lunes a viernes, trabajamos la formación del equipo. Cubrimos todas las posiciones y todas las tareas que tenía que hacer cada jugador, al estar en posesión y sin el balón, y con jugadas a balón parado. En la final nos pusimos en ventaja 2-0 y estuvimos a punto de ganar. Ése es el tipo de entrenador organizado en el que me he convertido.
Cuando me incorporé al Brighton como jugador, todo sabían sobre mis ganas de ser entrenador. Así que cuando dejé de jugar en 2018, me incorporé al Sub-23 como ayudante a las órdenes de Simon Rusk. Teníamos un grupo fantástico, y fue un paso perfecto para que aprendiera lo que se siente al ser entrenador a tiempo completo.
Aunque siempre había querido ser entrenador, sabía que no tenía la plataforma de una carrera estelar como jugador. Sí, había jugado en la Premier League, pero no era un internacional de élite. En lugar de eso, necesitaba encontrar mi propia manera de demostrar lo que era. Así que empecé a trabajar en televisión, analizando partidos en Sky Sports.
"OBSERVAR DIFERENTES CULTURAS DESDE LEJOS ES UNA COSA, PERO TRABAJAR CON ALGUIEN DE ESE NIVEL ES OTRA MUY DISTINTA"
Dio sus frutos. Al final de la temporada 2018/19, recibí una llamada inesperada del propietario del Derby, Mel Morris. Había visto cómo hablaba del juego en Sky y me pidió que formara parte de la plantilla de Phillip Cocu, como entrenador del primer equipo, en la Championship.
Como había estudiado al Barcelona, Phillip me inspiraba admiración. Había sido un jugador excepcional en casi 300 partidos con el Barcelona, tácticamente capaz de jugar en tantas posiciones diferentes. Ahora tenía una oportunidad increíble de aprender de él como entrenador.
Phillip tenía un estilo de fútbol holandés, así que pude adaptarme y tomar cosas de su forma de ver el juego. Observar culturas diferentes desde lejos es una cosa, pero trabajar con alguien de ese nivel es otra muy distinta.
La mayor diferencia al trabajar con un entrenador europeo era la cantidad de trabajo que hacíamos con el balón y la concentración en lo que hacíamos con la posesión. Para muchos entrenadores ingleses, probablemente el 80-20 era a favor del trabajo sin balón. Cuando trabajé con Tony Pulis en el Bristol City, por ejemplo, era brillante a la hora de armar un equipo sin el balón. Chris Hughton también era excelente a la hora de organizar un esquema defensivo.
Con Phillip, era un 80-20 a favor del trabajo con el balón, y tenía muchas ideas realmente buenas. Mi papel dentro de su equipo consistía en traducir esas ideas para que los jugadores las entendieran.
Hubo muchos buenos momentos, pero durante el mandato de Phillip el club empezó a atravesar tiempos difíciles, que culminaron en la liquidación. Estábamos viendo cómo miembros clave del personal, personas a las que queríamos, perdían su trabajo. Algunos llevaban 20 años trabajando para el Derby.
"CREO QUE LO QUE CONSEGUIMOS EN EL DERBY FUE UNO DE LOS LOGROS MÁS INFRAVALORADOS DEL FÚTBOL INGLÉS EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS"
Fue una lección para asegurarnos de que, sea cual sea el club en el que estemos, trabajamos de la manera correcta. En última instancia, siempre se trata de que el club de fútbol sea sostenible y trabaje dentro de sus posibilidades, y no sólo del éxito del primer equipo. Un club de fútbol es algo más que ganar partidos. Tener un club de fútbol para la comunidad lo es todo.
En el Derby, Wayne Rooney había llegado a ser jugador y capitán a las órdenes de Phillip. Cuando Phillip dejó el club, trabajé con Wayne para supervisar las cosas, al principio de forma interina. Sabíamos que necesitábamos un líder en el grupo y, dado el respeto que le tenían los jugadores, Wayne era natural que asumiera ese papel. Entre los dos decidimos que yo le ayudaría en el campo de entrenamiento. Wayne, que fue nombrado entrenador al cabo de un par de meses, me dio autonomía y confianza en el cargo.
Estábamos muy de acuerdo en la forma en que queríamos que se jugara. Podía organizar las sesiones que organizaría como primer entrenador, pero siempre respetando que Wayne era el entrenador. Él tenía la última palabra sobre el equipo.
Desarrollar una filosofía con un equipo en quiebra, jugar con chavales y tener que dar un puñetazo por encima de nuestras posibilidades fue una gran experiencia de aprendizaje para mí. Creo que lo que conseguimos en el Derby fue uno de los logros más infravalorados del fútbol inglés en los últimos tiempos. Tras mantener al club en la Championship en 2020/21, logramos 55 puntos la temporada siguiente con un equipo de chavales.
Nadie esperaba que ganáramos ningún partido esa temporada, pero los partidos que ganamos fueron magníficos. Y lo hicimos con un estilo de juego en el que dominábamos la posesión, construyendo desde atrás, lo que era muy importante para mí y para Wayne.
Fuimos muy valientes en lo que hicimos, así que fue una verdadera lástima que acabáramos descendiendo después de que al club le restaran 21 puntos. Podríamos haber construido algo, pero seguir adelante me dio confianza en que esta filosofía podía funcionar con el equipo y los jugadores adecuados. Mientras tanto, Wayne había estado soportando tanta presión que él y el club decidieron que se iría. Entonces me convertí en entrenador interino, cuando nos metimos en la League One.
"ME SENTÍ BASTANTE DESOLADO EN ESE MOMENTO, PORQUE CREO QUE ME PERCIBÍAN COMO UN ENTRENADOR JOVEN"
Al principio de la pretemporada sólo teníamos cinco jugadores contratados. Dos de ellos ya habían dicho que querían irse, así que tuve que empezar de cero. Prácticamente no teníamos personal, así que trabajábamos día y noche, llamando por teléfono a los jugadores, intentando formar un equipo. La primera semana de pretemporada, tuvimos que reunir lo que quedaba del Sub-18 y del Sub-21, con un grupo como primer equipo.
El éxito en el fútbol se mide a menudo por los títulos o los partidos ganados, pero a veces hay circunstancias subyacentes que dan motivos para mirar más allá de los marcadores. Estoy muy orgulloso de lo que conseguimos en el Derby aquella temporada, formando un equipo y dando un estilo de juego claro. También conseguimos buenos resultados. Llegamos a la tercera ronda de la Copa de la Liga, y estábamos dentro y cerca de los playoffs cuando dejé el club aquel septiembre.
Fue mi primera experiencia en la gestión de un club de fútbol, sobre todo en lo que se refiere a reclutar, conocer jugadores y confeccionar una plantilla en poco tiempo. En aquel momento me sentí bastante abatido, porque creo que se me consideraba un entrenador joven, en lugar de ser alguien que había tenido todas las experiencias que había vivido para llegar a esa etapa.
Lo que me lleva de nuevo a ese dibujo que hice cuando tenía ocho años y que mi padre aún conserva. Dice que es un dibujo mío en la línea de banda, dirigiendo a Inglaterra en la Copa del Mundo.
Siempre he querido ser seleccionador de fútbol. Ahora estoy viviendo mi sueño, disfruto de cada momento, porque el fútbol ha sido toda mi vida.
liam rosenior
Redacción: The Coaches' Voice