¿Qué le ha pasado al Manchester City en la primera mitad de la temporada 2024/25? Es la gran pregunta a tenor de los resultados del equipo Pep Guardiola, muy lejos de su rendimiento habitual.
Basta con ver lo ocurrido el pasado noviembre, con cinco derrotas seguidas: Tottenham (2-1) en la Carabao Cup; Bournemouth (2-1), Brighton (2-1) y Tottenham (0-5) en Premier League y Sporting Portugal (4-1) en la Champions League. La peor racha de derrotas de Pep Guardiola como entrenador y de los citizens desde 2006. Por otro lado, de noviembre a finales de 2024, los de Guardiola solo pudieron sumar una victoria en 12 partidos.
Esos malos resultados en la primera mitad de la temporada han alejado al City de la pelea por la Premier League, un título que Guardiola da casi por perdido, dada la diferencia de puntos con el líder Liverpool. Pero también los ha situado en una incómoda posición en la Champions League. Con solo ocho puntos en seis jornadas, los de Guardiola están muy lejos del Top 8 de la competición, es decir, de la clasificación directa para octavos de final. Se jugarán su avance para los dieciseisavos de final en los dos últimos partidos del mes de enero: PSG a domicilio y el Brujas como local.
La lesión de Rodri ha tenido un grave impacto en el nivel de juego y resultados del Manchester City. Ya se vislumbró la dependencia del equipo en su centrocampista en la 2023/24. Entonces registraron cinco derrotas en toda la campaña, con cuatro de ellas sin Rodri sobre el campo. En la 2024/25, con la baja larga de Rodri, las consecuencias han sido mayores. Pero ¿cómo ha influido la ausencia del Balón de Oro 2024 en el funcionamiento táctico y técnico del City?
Rodri actúa como centrocampista posicional, de manera que su rol es fundamental en la fase de construcción (abajo). Aquí, proporciona equilibrio y fluidez en la salida de balón. Bien sea incrustándose entre los centrales en salida de tres, como recibiendo a la espalda de los puntas rivales.
Su capacidad para atraer la presión del rival y liberar a sus compañeros, facilita al City construir líneas de pase verticales y diagonales. Hechos claves en las evoluciones dinámicas.
Sin Rodri, Pep Guardiola ha apostado por Ilkay Gündogan y Mateo Kovacic como figuras principales para construir la salida de balón. Sin embargo, ambos jugadores han encontrado dificultades para mantener un ritmo constante en la progresión ofensiva, provocando un aumento de pases horizontales, disminuyendo así la capacidad para generar desequilibrio en la zona intermedia del campo.
Tácticamente, Rodri no solo conecta a los centrales con los mediocampistas más avanzados, sino que también actúa como un eje organizador. Algo que facilita la circulación del balón y asegura las transiciones ofensivas verticales y fluidas o la posesión tras recuperar el balón.
Sin él, el City ha perdido eficiencia en la organización ofensiva y la ocupación de los espacios entre líneas. Esto es algo que ha facilitado a los rivales cerrar mejor las zonas interiores, realizando así circulaciones de lado a lado lentas y previsibles (abajo). Esto se traduce en un menor volumen de pases profundos hacia jugadores clave, como pueden ser Kevin De Bruyne, Bernardo Silva o Phil Foden, y menor efectividad para explotar los pasillos interiores.
Por otro lado, la ausencia de Rodri ha limitado la capacidad del City para sostener la posesión en zonas avanzadas. Su habilidad para recuperar balones en campo rival y retomar posesiones de manera efectiva permitía mantener una presión ofensiva constante.
Desde su baja, el City ha tenido un promedio de 4,5 recuperaciones menos por partido en el último tercio de campo respecto a la temporada 2023/24. Una estadística que ha reducido las opciones de contraataque para aprovechar la desorganización defensiva del rival.
A nivel general, la ausencia de Rodri no solo ha afectado la estabilidad táctica en la fase ofensiva. También ha comprometido la capacidad del City para ejercer su habitual control territorial del espacio ofensivo y una presión alta efectiva.
En todo caso, el rendimiento del City en esta primera mitad de campeonato no puede explicarse solo desde la baja de Rodri. Hay también otras claves tácticas que han influido en el juego de ataque y la defensa del equipo dirigido por Pep Guardiola.
Previsibilidad ofensiva y dependencia excesiva de Erling Haaland
El ataque citizen en la 2024/25 ha perdido parte de la versatilidad que lo caracterizó en temporadas anteriores. Esto lo convirtió en predecible y excesivamente dependiente de la capacidad goleadora de Erling Haaland.
Si bien el rendimiento individual del delantero noruego sigue siendo notable, esta dependencia ha limitado las alternativas tácticas del City en ataque. Aquello debido a que los rivales ajustan sus defensas para anularlo, concentrando marcajes en el área y bloqueando los pasillos interiores (abajo). Esto se ha visto reflejado en la efectividad ofensiva: promedió de 1,6 goles por partido en la Premier y Champions en la primera mitad de campaña; muy lejos de los 2,4 goles de la misma etapa de la temporada 2023/24.
En partidos de alta exigencia, Haaland ha tenido una mejor conexión dentro del área rival. Por ejemplo, ante Newcastle (1-1, en la sexta jornada), el noruego conectó con el balón dentro del área rival tan solo en 11 ocasiones. Hecho que refleja su aislamiento, al igual que la incapacidad del equipo para generar combinaciones ofensivas fluidas (abajo). A nivel general, este enfoque de jugar principalmente en zona central ha facilitado que los rivales neutralicen las acciones ofensivas del City.
Por otro lado, la falta de aportaciones significativas de otros jugadores ofensivos, como los extremos o los centrocampistas que llegan desde segunda línea, ha reducido también la diversidad táctica en ataque de los de Guardiola.
Poca amplitud y profundidad en el juego por las bandas
El City de Pep Guardiola se ha reconocido por su capacidad para explotar las bandas como una herramienta táctica clave en su fase ofensiva. Sin embargo, el equipo ha sufrido una notable pérdida de amplitud y profundidad en su juego exterior durante la primera parte de temporada 2024/25. De ese modo se limita la capacidad para generar desequilibrio en las zonas laterales y desorganizar defensas compactas (abajo).
La falta de desborde por las bandas ha sido especialmente evidente en los duelos individuales (abajo). Los extremos (Savio, Doku, Jack Grealish y Bernardo Silva) y los laterales (Rico Lewis, Kyle Walker, Mateus Nunes o Josko Gvardiol) completaron hasta el 2025 solo un 31% de los regates intentados, en comparación con el 42% de éxito en la temporada anterior. Esta carencia en el juego exterior ha permitido a los rivales cerrar espacios en el centro del campo. Así se reducen las opciones creativas del City en la zona de finalización.
Pero la disminución de la amplitud no solo ha afectado a la capacidad del equipo para generar superioridad numérica en las bandas. También ha reducido, en segunda instancia, la creación de espacios en los pasillos interiores para la llegada de los centrocampistas desde segunda línea.
Falta de solidez defensiva y rotaciones constantes
En los momentos sin balón en la temporada 2024/25, el City ha sufrido una merma en la estabilidad defensiva debido a la ausencia prolongada de jugadores importantes (Ruben Días, Nathan Aké o John Stones). Por lo tanto, se ha visto en la necesidad de realizar rotaciones defensivas frecuentemente. Pep Guardiola alineó hasta once combinaciones diferentes de centrales en los primeros 20 partidos de la Premier League.
A nivel general, las bajas en defensa y la obligación de rotar han provocado una falta de cohesión en los jugadores que forman la última línea defensiva. También se ha visto dañada significativamente la organización en defensa, sobre todo las distancias de relación y responsabilidad entre jugadores. Un problema que se ha traducido en intervalos relevantes por donde los rivales han logrado llegar con ventaja al área del City (arriba).
Asimismo, el déficit defensivo ha mermado la capacidad del equipo para mantener su tradicional control en los partidos. Esto ha provocado un número mayor de goles en contra. El incremento de goles en propia puerta se debe, en parte, a la falta de ajustes previos de manera sólida y la coordinación entre los centrales y los laterales. Algo que facilita espacios de ataque para el rival (abajo).
Baja intensidad en la presión alta y en la recuperación del balón
Los problemas defensivos del City no solo han llegado desde su última línea, sino también en la intensa presión tras pérdida, rasgo característico de los citizens.
En la primera mitad de la 2024/25, el equipo ha mostrado una notable disminución en la agresividad y eficacia de esa presión. Esto ha permitido a los rivales construir jugadas desde el fondo con mayor tranquilidad, exponiendo las debilidades tácticas del equipo de Pep Guardiola en el mediocampo (abajo).
Por ejemplo, el City ha pasado de recuperar el balón en un promedio de 7,8 segundos tras pérdida la temporada pasada, a 10,2 segundos en esta campaña. Además, el porcentaje de recuperaciones en el último tercio ha caído del 29% al 21%.
La falta de sincronización en los movimientos de presión colectiva y la desconexión entre las líneas también han generado espacios entre el mediocampo y la defensa. Esta es una deficiencia aprovechada por los rivales en transiciones rápidas.
De ese modo, los oponentes han sacado partido de los espacios interiores que el City ha generado, tanto en la presión como en la reorganización defensiva. Equipos como el Arsenal (2-2) y el Liverpool (derrota por 2-0) pusieron de manifiesto esa debilidad, completando secuencias de pases bajo presión y generando ocasiones de gol (abajo).
Pero la pérdida de intensidad en la presión no solo afecta la recuperación del balón. También ha limitado la capacidad del City para asfixiar a sus oponentes. Restándole así espacios ofensivos por donde poder progresar y mantener así su tradicional dominio territorial.
En los primeros partidos de 2025, el Manchester City ha mejorado tácticamente al implementar una estructura más sólida en zona de creación. Se ha organizado sobre un 3-4-3, con Savinho y .Foden como extremos y la intención de generar una superioridad interior con Kovacic (abajo). A eso se añade el movimiento a zona central de Rico Lewis con la ayuda de Bernardo Silva y Kevin De Bruyne junto a Haaland.
La línea de tres defensores (Rúben Dias, Manuel Akanji, Nathan Aké o Gvardiol) ha sido fundamental para garantizar estabilidad, también a través de una superioridad numérica que atrae la presión del rival por dentro. Así se consigue una circulación previa que facilita el aprovechamiento de los espacios exteriores en ventaja. Aquí, Savinho y Foden son los principales protagonistas para llegar a zona de finalización y generar las ocasiones de gol.
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