Rudi Garcia
Napoli, 2023-24
Hay un periodo clave para un entrenador cuando llegas a un nuevo equipo: los primeros 15 días. Ese tiempo con los jugadores decide qué podrás hacer o no después.
En los primeros 15 días, mi cuerpo técnico y yo nos enfocamos principalmente a la preparación física del equipo. Siempre, por supuesto, trabajo con balón. Si quieres construir un buen equipo, debes hacerlo desde una buena base física.
Después viene cómo quiero que juegue mi equipo. Si tuviera que definirlo en unas pocas palabras, sería un juego basado en la posesión de balón, atacar, contratar rápidamente después de recuperación y, lo más importante, tener un espíritu colectivo. No podrás alcanzar el modelo de juego que quieres si no tienes un espíritu de equipo.
Esa fórmula funcionó muy bien en el Dijon, donde estuve cinco temporadas, de 2002 a 2007. Un paso muy importante para mí después de que las cosas no saliesen como yo esperaba en el St-Étienne, donde estuve apenas 16 partidos. También en Le Mans en la temporada 2007/08, club que me llevó al Lille.
En Lille ganamos dos grandes títulos en una misma temporada, la liga francesa y la Copa en 2011. Lo conseguimos contra equipos con mucho mayor presupuesto que nosotros.
"Si quieres construir un buen equipo, debes hacerlo desde una buena base física"
También utilicé esa misma fórmula de trabajo en la Roma, en la Serie A. No pudimos ganar títulos, pero sí hicimos un gran trabajo en las tres temporadas que estuvimos al frente de uno de los grandes equipos de Europa e Italia. Por otro lado, Italia me hizo crecer mucho como entrenador tácticamente. También fue importante para mí entrenar en un país que no fuera Francia, ya que me sumó nuevas experiencias que no había vivido antes.
Después de tres años en Italia, de 2013 a 2016, volví a Francia. El destino esta vez fue el Olympique de Marsella. Uno de los grandes equipos de Francia, pero también un lugar complicado para entrenar por las altas exigencias que tiene el club y la afición.
En 2018 conseguimos llevar al Marsella a una final europea de nuevo después de mucho tiempo. La última vez que el Marsella había jugado una final europea fue en 2004. Y la última vez que la ganó fue en 1993, en la Copa de Europa con victoria ante el AC Milan. Esta vez, sin embargo, el Atlético de Madrid fue superior a nosotros en la final (3-0) y ganó el título de la Europa League 2017/18.
Por suerte, Europa me dio otra oportunidad poco después. Fue en 2020, en la Champions League, con el Olympique de Lyon. Superamos a Juventus en los octavos de final en una eliminatoria en la que el partido de ida lo jugamos en febrero y el de vuelta en el mes de agosto por el Covid. En Turín, resistimos la ventaja del 1-0 que llevábamos de la ida. Fue un partido durísimo que la Juventus ganó 2-1, con dos tantos de Cristiano Ronaldo. Pero nos clasificamos nosotros por el valor doble de los goles de visita, entonces todavía estaba vigente esa norma.
"Es un lugar complicado para entrenar por las altas exigencias que tiene el club y la afición"
Superada la eliminatoria ante la Juventus, la Champions League se decidió en un formato que no se había jugado nunca: a un solo partido desde los cuartos de final y en una sola sede, Lisboa. Nuestro rival en los cuartos de final fue el Manchester City. Uno de los grandes favoritos, mucho más después de que eliminaran al Real Madrid en los octavos y llegaran con más rodaje que nosotros.
El City había jugado el tramo final de la Premier League. Nosotros, sin embargo, solo dos partidos: el de la eliminatoria ante la Juventus y la final de la Copa de la Liga ante el PSG, que perdimos por penaltis.
A la dificultad de jugar contra el City de Pep Guardiola y la diferencia de rodaje de los dos equipos, se sumó un problema que no esperábamos. No supimos cómo iban a jugar ellos hasta que empezó el partido. Fernandinho estaba en la alineación, pero para nuestra sorpresa no jugó en el mediocampo como esperábamos, sino de central en una línea de tres.
Pero ese cambio de Guardiola no varió nuestro plan de partido. Nos enfrentamos al City con las mejores armas que teníamos. Siendo fuertes físicamente, agresivos en los duelos y veloces y certeros en los contragolpes para ganar 3-1. Eso nos llevó hasta las semifinales. Un partido en el que pagamos caro el tremendo desgaste físico que habíamos hecho días antes contra el City. Competimos, pero el Bayern Múnich, a la postre el campeón de esa Champions League, nos derrotó 3-0.
"No podrás alcanzar el modelo de juego que quieres si no tienes un espíritu de equipo"
Sin embargo, para entonces, yo ya empezaba a tener dos sensaciones muy diferentes en el Lyon. Estaba muy a gusto con el equipo y los jugadores, pero no existían esas mismas sensaciones con la dirección deportiva del equipo. Realmente fue difícil mi tiempo ahí.
Una pena, porque al principio mi relación con el director deportivo era excelente. Pero mes a mes, incluso aunque ganáramos partidos en la Liga o hiciéramos un gran papel en la Champions League, la relación cada vez era cada vez peor. No era posible para mí continuar en el Lyon trabajando si no había un buen ambiente.
Después de mi salida del Lyon, tomé un tiempo de pausa. Necesario porque llevaba mucho tiempo trabajando en diferentes equipos y con mucha presión.
Una vez recuperadas las fuerzas, la idea pasaba por seguir entrenando en Europa. Rechacé ofertas que llegaron desde otros lugares a la espera de ese objetivo, pero Al-Nassr finalmente terminó por convencerme después de varios intentos. Sé que muchos dijeron que ir a entrenar a Arabia Saudí era una decisión cómoda por mi parte. Un lugar con menos presión que Europa. Ya sabes. Pero no fue así.
"No era posible para mí continuar en el Lyon trabajando si no había una buena atmósfera"
Tomé Al-Nassr como la oportunidad de trabajar en una nueva y exigente liga. También para aprender a adaptarnos a condiciones de trabajo muy diferentes a la que mi cuerpo técnico y yo estamos acostumbrados. La primera de esas condiciones desconocidas llegó en la pretemporada.
En Riad, ciudad de donde es Al-Nassr, es imposible hacer una pretemporada tan exigente como la que nosotros demandamos. La temperatura en el mes de agosto por el día está por encima de los 45 grados. Así que nos fuimos a Málaga, a España, para trabajar duramente en una larga concentración con dobles sesiones en mucho de los días.
Los jugadores entendieron bien lo que queríamos de ellos. En el trabajo físico y también tácticamente. Los primeros partidos los jugamos con defensa de tres y dos carrileros muy largos por bandas. Un sistema que había utilizado en algunas ocasiones en el Lyon. El objetivo pasaba por consolidar primero los conceptos tácticos para después construir el equipo sobre un 4-2-3-1 o 4-2-2-2, pero también que los jugadores aprendieran a cambiar a una defensa de tres si lo necesitábamos en algún momento de un partido.
En Al-Nassr nos encontramos también con muchos jugadores jóvenes locales en el equipo. Fueron muy buenas noticias, porque siempre me ha gustado entrenar con jugadores jóvenes. Puedes trabajar con ellos pacientemente para desarrollar su talento. Por eso siempre les pido que jueguen como ellos son; deben ser valientes.
"Creo que he ayudado a desarrollar grandes jugadores.
En el Lille, Eden Hazard"
Pero también deben escuchar al entrenador, al segundo entrenador o a sus compañeros. A veces un consejo de un compañero con más experiencia suma mucho más que las palabras del entrenador.
Sobre mi etapa en Napoli, estábamos cuartos en la clasificación y casi clasificados para los octavos de final de la Champions League antes de mi salida. Un despido increíble e injusto.
Todo eso ha sido mi carrera hasta ahora, que empezó como primer entrenador en el Corbeil-Essonnes en 1994. Trabajaba 24 horas, 7 días a la semana. No había pausa. Solo trabajo y trabajo.
Llegué a creer que eso era lo acertado. Si quería ser un buen entrenador y tener éxito, eso era lo que tenía que hacer. Estaba convencido de ello. Sin embargo, con el tiempo y la experiencia que fui acumulando, me di cuenta de que estaba equivocado.
Un entrenador también necesita descansar, porque si no lo haces corres el riesgo de agotarte. Pierdes frescura mental para encontrar nuevas ideas o soluciones a los problemas que surgen. En definitiva, es bueno cuidar todos los detalles, pero en exceso, puede ser demasiado.
"Estoy muy orgulloso de lo que he hecho en mi carrera, porque no solo me siento un entrenador"
Si echo la vista atrás y analizo mi trayectoria, creo que he ayudado a desarrollar grandes jugadores.
En el Lille, Eden Hazard. Con él hicimos un equipo ganador, que jugaba un fútbol fantástico. Un Lille con otros jugadores jóvenes que crecieron mucho con nosotros. Lucas Digne o Divock Origi, por ejemplo.
En la Roma, Lorenzo Pellegrini, se convirtió en uno de los grandes líderes del equipo y Omar Sadiq empezó conmigo. Sin olvidar la gran actuación que un joven Maxime López logró en el Olympique de Marsella.
También cambiamos la posición en el campo de algunos jugadores con un gran éxito para ellos y para el equipo: En el Lille Mathieu Debuchy, que pasó de la posición de centrocampista a la de lateral derecho hasta jugar con la selección francesa. Lo mismo ocurrió con Aurelien Chedjou, que pasó del centro del campo a convertirse en uno de los mejores defensas centrales.
"fue un despido increíble e injusto en el NapoIi"
En la Roma también ascendimos a varios jugadores con cambios de posición: Alessandro Florenzi, jugador de ataque que, tras este cambio, fue el lateral derecho titular de la selección italiana.
En Marsella, con Boubacar Kamara, de central a la posición de mediocentro defensivo, o también Bouna Sarr, un atacante que trasladamos al lateral derecho y ficharon en esa posición para el Bayern Múnich.
Todo esto lo repetimos en el Lyon: Maxence Caqueret, un joven jugador con gran potencial, y Maxwell Cornet como nuevo lateral izquierdo.
Estoy muy orgulloso de lo que he hecho en mi carrera, porque después de muchos años de experiencia no solo me siento un entrenador. También me considero un formador de jóvenes jugadores que miran al futuro. Al igual que yo.
¡Me siento con muchas ganas de afrontar nuevas aventuras!
Rudi Garcia