¿Qué son las transiciones?
Las transiciones en el fútbol son situaciones de juego muy corta en duración de tiempo, pero muy completas desde el punto de vista táctico. Desde la comprensión global del juego, la transición hace referencia al momento que transcurre entre la pérdida de balón por parte de un equipo y la posesión del balón por parte del rival.
Los momentos de transición son decisivos para la fluidez del juego porque requieren una organización rápida a nivel colectivo para intentar aprovechar la desorganización temporal del rival.
Ese cambio no solamente se produce a nivel físico, con un equipo dejando de poseer el balón y el oponente pasando a tenerlo. También exige un cambio de mentalidad a nivel emocional por parte de los futbolistas. Esto, debido a que pasan de atacar a defender y de defender a atacar.
“El cometido consiste en hacer lo necesario para ayudar a tus compañeros, para cubrirlos cuando se enfrentan a un oponente. Ser cien por cien fiable en mi rol”, (Thomas Tuchel, entrenador del Chelsea, en rueda de prensa)
¿Cuándo se pueden producir las transiciones defensivas?
Las transiciones defensivas hacen referencia específicamente al momento en el que un equipo pierde el balón y pasa a defender. Es importante destacar que la transición defensiva no solamente implica la pérdida de balón y el cambio en el comportamiento del equipo de atacar a defender. También existe la preparación previa del equipo para la siguiente fase de juego.
Es decir, el equipo que está atacando se está preparando ante una posible pérdida de balón. Esto para neutralizar al rival si termina ocurriendo.
¿Cómo se organiza un equipo en transición defensiva?
En el momento en el que un equipo pierde el balón, debe decidir qué tipo de organización táctica colectiva va a adoptar para poder intentar recuperarlo. En el desarrollo de las transiciones en un equipo influyen diferentes factores:
• Modelo de juego.
• Zona del campo de la pérdida o recuperación de balón.
• Posicionamiento de los jugadores en ambos equipos.
• Perfil cualitativo de los jugadores de los equipos.
• Modelo de juego del equipo rival.
• Momento del partido.
Otros elementos para tener en consideración para clasificar las transiciones defensivas:
• Velocidad de la transición: lenta, media o rápida.
• Zona donde se produzca el cambio de posesión: zona de inicio, zona de progresión y zona de finalización.
• Distribución del equipo, pudiendo estar equilibrado o desequilibrado.
¿Cuáles son los modelos de ejecución de las transiciones defensivas?
Los tipos de transición defensiva se dividen en dos principalmente:
• Repliegue.
• Presión tras pérdida.
El repliegue implica ocupar espacios cercanos a la portería a defender. Por el contrario, la presión tras pérdida implica intentar recuperar el balón en el menor tiempo posible y lo más cerca posible de la portería rival.
El Barcelona, con presión tras pérdida
El Barcelona, independientemente del entrenador en el cargo, tiene como característica principal en su juego dominar los partidos a través del dominio de la posesión. Es por ello que en caso de pérdida su principal objetivo es recuperar el balón lo más pronto posible para activar de nuevo la fase combinativa.
Pero para que esa presión tras pérdida sea exitosa, el equipo -en fase o momento ofensivos- debe encontrarse organizado y con poco espacio entre sus jugadores para poder saltar a la presión sobre el jugador rival con balón y rivales cercanos (abajo). Una ejecución que amplía las posibilidades de recuperar la posesión con éxito.
Después de perder el balón y tras un pase de seguridad del rival hacia uno de sus centrales, los jugadores más cercanos a la pérdida de balón - Sergio Busquets, Pedri y Lionel Messi- se activaban e inician la presión con la intención clara de recuperar lo antes posible el balón presionando hacia delante sobre sus rivales. Mientras, los jugadores intermedios, -Antoinne Griezman y Ousmane Dembélé- y lejanos -Serginño Dest y Jordi Alba- también se activaban ante la posibilidad de que el rival sea capaz de alejar el balón de la zona jugando con alejados.
Si el equipo se encuentra junto, tiene posibilidad de recuperar el balón porque está posicionado en distancias cortas, con tiempo de ajustar la presión.
La transición defensiva también puede comenzar en campo propio, porque la pérdida de balón se produce en la zona de inicio del ataque posicional. Es decir, en la salida de balón. Esto exige cambios de conducta en los jugadores -pasar de atacar a defender- y que los ritmos en la ejecución de la presión sean más altos, y los mecanismos más precisos en el momento de la reducción de espacios. La intención prioritaria es evitar la progresión del rival en carriles centrales cercanos a portería.
Inmediatamente a la interceptación del rival, comienzan los ajustes defensivos (abajo), activando el salto de los jugadores cercanos del carril central - Busquets y Pedri- sobre sus marcas, buscando emparejarse con los jugadores interiores rivales.
Atrás, los centrales -Gerard Piqué y Clément Lenglet- reducen espacios hacia delante saltando sobre delanteros rivales y los laterales también se movilizan. El lateral más alejado del balón salta a la presión sobre el extremo rival para evitar una posible recepción, y el lateral cercano al balón cierra pasillos interiores, juntándose al central y los medios.
El Chelsea, en repligue
El Chelsea intenta neutralizar el juego rival con conductas disuasorias, tales como conseguir un adecuado balance defensivo a través de una correcta posición en los momentos sin balón. Y lo hace bajo dos actitudes:
• Presionante, implicando a un número determinado de jugadores o a todo el equipo.
• De contención, repliegue rápido otorgando la iniciativa al equipo rival.
Una adecuada y positiva transición defensiva permite al Chelsea alcanzar el posicionamiento más adecuado para poder ser lo más eficiente. También facilita poder organizar defensivamente al equipo en una altura y espacio determinado. Esto aplicando los conceptos tácticos defensivos con la intención de neutralizar al adversario en su progresión y posible finalización.
En una de sus variantes, el Chelsea comienza la transición defensiva tras una pérdida de balón en campo contrario, momento a partir del cual busca conseguir un balance defensivo positivo. Esto significa tener superioridad numérica por detrás de balón, exigiendo el retorno de todos los jugadores con la idea siempre de tener controlados a los futbolistas rivales más avanzados, a los cuales intenta parar emparejándose con ellos.
Después de la pérdida de balón de Kai Havertz, el Chelsea se activa y el retorno de los jugadores cercanos -el propio Havertz, N´Golo Kanté y Mason Mount- es mucho más rápido y vertical, buscando siempre evitar progresiones centrales rivales. Mientras Jorginho, en posiciones intermedias, tiene la función de temporizar, saltando en proximidad sobre poseedor, ralentizando el ataque rival.
Por otro lado, César Azpilicueta, se empareja sobre el jugador rival más avanzado y cercano a portería para evitar que reciba al espacio, o sea receptor del pase para construir un ataque organizado (abajo).
Otro contexto distinto es el que se produce cuando el Chelsea pierde el balón en zonas intermedias. Una situación donde tiene la posibilidad de reorganizarse y juntar al equipo en bloque medio o medio bajo. Aquí, el rol del equipo y los jugadores es distinto, formando bajo un bloque en el que las distancias y líneas se encuentran mas ajustadas.
El Chelsea, ante una pérdida de balón, se organiza protegiendo la zona central. Para ello forma un triángulo defensivo compuesto por el jugador que ha perdido el balón y los dos medios -Kanté y Jorginho-, con una línea de 5 jugadores por detrás, formada por los dos carrileros y los tres centrales (abajo).
El objetivo del Chelsea en esas transiciones defensivas es orientar el ataque del rival hacia los espacios exteriores. Allí genera superioridades numéricas en la acción de juego.
En el caso de que el equipo rival consiga jugar por dentro, el equipo de Tuchel tiene recursos para cerrar espacios de progresión por zonas centrales, a través de la acumulación de jugadores para construir un equipo difícil de superar.
¿Qué valor tiene en el juego gestionar las transiciones defensivas?
El fútbol moderno, por la alta velocidad en la ejecución de acciones, obliga a pensar rápido a los futbolistas. En muchas ocasiones en situaciones límite y con poco margen para el error.
Gestionar con aciertos las transiciones defensivas permite tener una estructura sólida en los momentos sin balón. Esto hace que el equipo sea más difícil de superar por el rival, tanto por los carriles exteriores, como por zonas interiores.
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Redacción: The Coaches' Voice en español