Nico Estévez
FC Dallas, 2021-Presente
Para un perfil como el mío, en el que no se incluye haber sido jugador profesional, todo debe construirse de un modo diferente.
En mi último año como jugador del equipo juvenil del Club de Fútbol San José, en 1999, comenzó mi interés por entrenar. Fue en ese momento cuando inicié mi aventura como entrenador de fútbol base, dirigiendo a un conjunto alevín (niños de 10 a 11 años).
Un poco más tarde el Valencia buscaba entrenadores para las categorías de formación en fútbol 7. Me acuerdo de mi entrevista con Enrique Huerta, Joaquín Trives y Vicente Giner, donde me dieron la oportunidad de unirme a la Academia.
Durante mis siete años en la Academia del Valencia, en cada temporada fui promocionado de categoría entre diferentes edades. En esa etapa tuve la oportunidad de conocer y trabajar con muchos entrenadores, preparadores físicos, psicólogos y directores que me aportaron mucho de lo que más tarde configuraría mi visión del fútbol.
Una de las ventajas de trabajar en la cantera del Valencia es convivir con la dualidad de desarrollar jugadores y obtener buenos resultados. Eso en cierta medida me ayudó a estar mejor preparado para las exigencias competitivas que vendrían mas tarde en mi carrera como entrenador.
Al finalizar mi etapa en el Valencia apareció Huracán Valencia, donde me llamaron para formar parte de la dirección de su Academia.
En ese momento vi que mi progresión en el Valencia podía estancarse, por lo que consideré que era una muy buena oportunidad para cambiar de camino, buscar nuevos retos donde crecer como profesional y, por qué no, volver en el futuro en otra posición.
"En la Academia del Valencia configuré la que sería más tarde mi visión del fútbol"
Faltando una semana para el inicio de la pretemporada del primer equipo, la persona que iba a ser el entrenador (Óscar Fernández) aceptó una oferta en la Primera División de Grecia. El dueño y el Secretario Técnico del club me dieron la posibilidad de hacerme cargo del primer equipo. En aquel momento iba a competir en Tercera División, pero dos o tres días antes del inicio de la pretemporada el club adquirió una plaza vacante en Segunda B.
Mi vida cambió por completo en menos de una semana.
La mayor preocupación que podía existir tenía que ver con el hecho de no haber trabajado nunca con jugadores profesionales. Entendí que debía adaptar mi experiencia con jóvenes para trabajar con futbolistas ya formados, algunos incluso mayores que yo. En ese momento tenía 31 años. Fue importante crear un cuerpo técnico preparado y con experiencia (Miguel Villagrasa, Oscar Suárez y José Bargues). También me apoyé en los jugadores más veteranos y en el capitán, José Hernández.
El objetivo era mantener el equipo en la categoría, pero conseguimos que adquiriese una identidad reconocible y compitiera por objetivos mayores. Acabamos terceros y fuimos capaces de entrar en los playoffs para subir a Segunda División.
Después del primer año, el club nos ofreció la renovación. Lo curioso de aquella situación es que a modo personal me permitía dedicarme exclusivamente a la profesión de entrenador, ya que anteriormente siempre la había compaginado con mi trabajo de profesor de Educación Física en el colegio Santa Ana. Es algo por lo que siempre había luchado.
El club empezó a crecer también a nivel organizativo. Hicimos un gran trabajo en nuestra segunda temporada, en la que solo perdimos dos partidos, en una categoría muy igualada y difícil. Una actuación que nos llevó a ser segundos, empatados a puntos con el primer clasificado, el Hospitalet.
Iniciamos la liguilla con la experiencia del año anterior, aprendiendo a prepararla de otra manera. De hecho, dos meses antes de medirnos en junio de 2013 al Real Jaén incorporamos a un nutricionista y reorientamos la periodización físico-táctica haciendo que las sesiones de entrenamiento fueran más cortas, pero con un alto nivel de contenido, para así maximizar el tiempo y poder competir mejor el día de partido.
Decidimos variar la planificación, debido a la gran cantidad de encuentros jugados durante la temporada, las altas temperaturas en el mes de junio en España y los viajes de larga duración. ya que nos desplazábamos en autobús.
En la final a dos partidos del play-off empatamos 1-1 en casa. En el partido de vuelta estábamos 0-0 y en los últimos dos minutos nos quedamos con dos jugadores menos. La segunda expulsión, además, con un penalti en contra. El Jaén falló el penalti, dándonos una vida más.
Y casi la aprovechamos, con una última oportunidad que estuvo muy cerca de acabar en gol. Estuvimos a centímetros de ascender a Segunda División. Fue una tristeza para todos.
Después de unos días de reflexión, decidimos junto con el club que nuestro período en Huracán Valencia había concluido. Volví al Valencia en el verano de 2013. Como valenciano y valencianista era un orgullo poder volver al club, entrenando al segundo equipo, el Valencia Mestalla.
El entrenador del Valencia era en ese momento Miroslav Djukic (arriba), con quien tenía una relación muy buena. Los resultados no le estaban acompañando. Anteriormente se habían producido cambios en la dirección deportiva. El 16 de diciembre de 2013, después del entrenamiento con el filial, recibí una llamada de Francisco Rufete, máximo responsable deportivo en ese momento, informándome sobre la destitución de Djukic y mi paso a ser entrenador Interino del primer equipo.
Se nos venía encima un partido de Copa del Rey ante el Gimnástic de Tarragona y otro de La Liga ante el Real Madrid.
Formamos dos equipos de trabajo con técnicos de la Academia para preparar los dos partidos: un grupo estaría encargado de analizar al Nàstic y el otro al Real Madrid, ya que teníamos dos días para preparar cada encuentro. Partidos difíciles por la situación que tenía el Valencia en ese momento. Ganamos 1-0 al Nástic consiguiendo la clasificación para octavos de final de la Copa del Rey y perdimos 2-3 con el Real Madrid. Fui el entrenador más joven de la Liga con 33 años.
"Aproveché la experiencia en el primer equipo del Valencia para aprender y volcarla a los jugadores del filial"
Soy una persona que sabe controlar las emociones, sé de la responsabilidad que en ese momento suponía entrenar al Valencia. Estaba muy concentrado en cada detalle.
Pero sí recuerdo que hubo un momento muy emocionante en esa experiencia.
Habíamos iniciado esa semana con la afición muy enfrentada a los jugadores por los resultados anteriores. Pero tras el partido con el Real Madrid, los futbolistas fueron al centro del campo a saludar. La afición respondió. Hubo una reconciliación entre ambos. Aunque no ganamos el partido, para mí eso fue una victoria. La afición reconocía el gran esfuerzo que habían hecho los jugadores.
Un partido que quisimos preparar no solo desde el aspecto técnico-táctico y físico, sino también desde el punto de vista psicológico. Primero para generar confianza en los jugadores, mostrándoles que nuestro rival era vulnerable. Habíamos detectado que en las últimas jornadas el Real Madrid había encajado goles en sus partidos. Hicimos una recopilación de esos tantos y los pasamos en los televisores del vestuario una y otra vez.
¿Por qué? Para que de alguna manera tomaran conciencia de que era un equipo al que se le podía anotar.
Con el departamento de comunicación del club, además, trabajamos en la creación de un vídeo sobre la afición en Mestalla que utilizamos para que los jugadores sintieran que ante el Real Madrid nuestra afición estaría con nosotros y nos apoyaría.
Ya en el partido, a nivel táctico, sabíamos que el Real Madrid de Carlo Ancelotti tenía jugadores muy rápidos y potentes. Hablamos de estar compactos vertical y horizontalmente, sobre un 1-4-4-2 que a veces se convertía un 1-4-4-1-1, variando en función de la posición de Xabi Alonso. Y también muy atentos a los movimientos de Karim Benzema –todos sabemos cómo se mueve por todo el ataque- para no perder las posiciones y quedar expuestos a un desmarque de ruptura de Cristiano Ronaldo (abajo) o Ángel Di María. “Solamente intercambiar marcas”, les recalqué.
Así para frenarlos, y en ataque intentamos jugar por fuera y provocar centros laterales. Algo que conseguimos en la mayor parte del partido. Sofiane Feghouli y Pablo Piatti nos daban profundidad, y Juan Bernat (abajo), de la cantera, como lateral izquierdo buscando el desdoblamiento para desgastar mucho al rival.
Nunca me creé una falsa expectativa. Sabía que la llegada de Juan Antonio Pizzi para encargarse del equipo estaba por concretarse. Aproveché la experiencia en el primer equipo para aprender y volcarla a los jugadores del filial.
Mi etapa en el Valencia Mestalla terminó en abril de 2014. El club me ofreció la opción de quedarme, ejerciendo una labor por determinar, pero decidí salir. Fue una decisión difícil. Utilicé ese tiempo para viajar por España y Europa para ver cómo trabajaban otros entrenadores. La formación debe ser continua, nunca acaba.
Entretanto surgieron algunas opciones de Segunda B, a las cuales estoy agradecido, pero hablé con mi familia y concluimos que para mi perfil era mejor buscar algo fuera de España.
En octubre de 2013 había conocido a Gregg Berhalter (abajo) porque estuvo una semana en Valencia viendo cómo entrenábamos el filial y el primer equipo. Me reuní cada día con él y tuvimos una buena conexión. Después me pidió informes sobre jugadores de La Liga, acerca de ciertos aspectos importantes para él.
En una de esas llamadas que tuvimos le comenté que había decidido trabajar en el extranjero y que tenia algunas entrevistas en diferentes países. Y que si conocía de alguna opción en Estados Unidos me lo dijera porque estaba interesado.
"Conocía a Gregg porque estuvo una semana en Valencia viendo cómo entrenábamos el filial y el primer equipo"
Él llevaba más de media temporada en el Columbus Crew SC, de la MLS. Estaba como Director Deportivo y Entrenador. Me invitó a visitar el club, conocer el proyecto y la ciudad. (Columbus, Ohio).
Ambos vemos el fútbol de una manera similar y conectamos enseguida. Era una buena ciudad a nivel familiar. El proyecto reunía muchas cosas positivas y por ello acepté la oferta.
Mi posición en el club sería la de Director de Metodología, enfocada a la dirección referente a fútbol, trabajando conjuntamente con el director de la Academia que desarrollaba un trabajo más administrativo y de relaciones con clubes, Liga, Federación, padres… La MLS estaba apostando por la formación de jugadores y la creación de las Academias, por lo que había mucho trabajo por hacer.
Algunos de los primeros cambios que hicimos fueron el número de entrenamientos, que pasaron de dos a cuatro por semana. Creamos una metodología común basada en el estilo de juego del primer equipo -adaptada para cada etapa-, organización de los viajes, nutrición...
Ordenamos ciertas cosas que nos hicieron diferenciarnos tanto a nivel organizativo como metodológico. En definitiva, creamos una identidad de juego desde el primer equipo hasta U12.
Queríamos formar jugadores que entendiesen el juego en sus diferentes fases. Prepararlos para que cuando Gregg los llamase, estuviesen listos. Para ello contratamos técnicos cualificados y con un perfil determinado que nos ayudarían a trasladar esa idea. Hicimos una apuesta diversa, donde mezclamos entrenadores estadounidenses y españoles. Fue muy enriquecedor poder trabajar con todos ellos.
Siempre me he considerado un técnico muy detallista y que estudia el juego para poder facilitar recursos a los jugadores. Pero cuando empecé a trabajar con Gregg, me di cuenta de la gran capacidad de análisis que tiene y cómo es capaz de simplificar la complejidad del juego, de manera que al jugador le resulta muy sencillo asimilar los conceptos.
En enero de 2017 pasé a ser entrenador asistente del primer equipo. Gregg decidió que podía aportar mi conocimiento y experiencia al equipo. El primer año nos clasificamos para los play-off y jugamos la final de la Conferencia Este contra Toronto. En 2018 nos clasificamos de nuevo para los play-off y perdimos en las semifinales de conferencia contra New York Red Bulls.
Fue una gran experiencia, que me permitió conocer desde dentro cómo se mueve un vestuario, estar cerca de los jugadores, observar su comportamiento, conocerlos mejor. Todo ello me ha aportado mucho en mi formación como entrenador.
Gregg fue anunciado como nuevo seleccionador de Estados Unidos en diciembre de 2018. Quería que siguiera trabajando con él y después de pasar una serie de entrevistas, la Federación me ofreció la posición de Asistente Técnico de la Selección.
"En estos momentos estoy muy centrado en la Selección y en cumplir los objetivos marcados"
Existen diferencias entre trabajar en una selección nacional y en un club. Por poner un ejemplo, en una selección hay un seguimiento mayor de jugadores ya que el grupo es muy amplio. También nos da la oportunidad de hacer un análisis mas exhaustivo sobre nuestros partidos, los rivales y otros equipos que nos puedan aportar nuevas ideas. Además, nos permite poder planificar con detalle las diferentes fechas FIFA, las concentraciones y torneos que vayamos a disputar.
La idea de juego, en su esencia, es la misma. Cambian los recursos, en este caso el perfil de jugadores, los contextos a los que te somete el rival y la evolución del juego.
En el fútbol internacional hay menos espacios entre líneas. Los equipos son más compactos.
Creo que, tanto el desarrollo de las academias en la MLS como el trabajo que realizan las categorías inferiores de la USSOCCER está ayudado a que el recorrido de los jugadores jóvenes tenga diferentes vías.
También su inversión en infraestructura, formación de entrenadores, apuesta por futbolistas jóvenes y competiciones. Es por ello, que tanto en la MLS como en Europa estamos viendo una gran cantidad de jóvenes jugadores con un gran potencial.
"Hoy la magnitud del fútbol a nivel mundial permite opciones atractivas en muchísimas partes del mundo"
Decidí tomar este camino para seguir desarrollándome como profesional. Me está permitiendo ver cómo trabajan equipos de máximo nivel, estar actualizado metodológica y tácticamente, conocer los últimos avances tecnológicos en cuanto a análisis y Data, conocer las últimas tendencias a nivel de preparación física, además de vivir el día a día en un entorno profesional, tanto a nivel de organización como de vestuario.
Uno de los objetivos que me marqué cuando empecé a trabajar en Estados Unidos fue el de poder influenciar de alguna manera a otros (jugadores, entrenadores), en cómo veo y siento el fútbol. Espero dentro de unos años poder echar la vista atrás y ver que efectivamente pude aportar mi granito de arena.
En el futuro es verdad que me gustaría volver a ejercer como entrenador. Pero en estos momentos estoy muy centrado en la Selección y en cumplir los objetivos marcados. Es un proyecto de máximo nivel y exigencia el que tenemos por delante. Para los que amamos la competición, estos retos nos apasionan.
Cuando uno da ese paso, las opciones se pueden abrir en cualquier parte del mundo.
Me acompaña la ilusión de poder en un futuro volver a entrenar en España, pero eso no significa que lo tenga como prioridad.
Hoy la magnitud del fútbol a nivel mundial permite opciones atractivas en muchísimas partes del mundo.
Y así lo estoy viviendo ahora mismo en Estados Unidos.
Redacción: Héctor García