europa league 2022/23, final 31 de mayo 2023
Mancini (55, en propia puerta)
Dybala (34)
El Sevilla se proclamó campeón de la Europa League 2022/23 tras ganar una maratoniana final ante la Roma. Más de 150 minutos, con el añadido de la prórroga y los descuentos. Tiempo, sin embargo, que no sirvió para tener un vencedor. Paulo Dybala adelantó a la Roma en el primer acto, dominado por los de José Mourinho, mientras que Gianluca Mancini marcó en propia puerta en la igualada del Sevilla en el segundo tiempo, de color sevillista. La prórroga estuvo protagonizada por muchos parones y poco juego.
Fue la tanda de penaltis la que decidió el campeón, escenario en el que emergió la figura de Yassine Bounou como gran protagonista. El portero del Sevilla paró dos lanzamientos, para terminar la noche con el título de MVP de la final. Gonzalo Montiel marcó el penalti definitivo para el título del equipo español, el séptimo en la Europa League. Los sevillistas han ganado las siete finales disputadas en este competición. Por contra, la de Budapest es la primera final europea que pierde José Mourinho en su carrera.
"El Sevilla es un gran equipo, es una realidad. Tienen una plantilla que nosotros no tenemos. También la experiencia. Hicimos un gran primer tiempo, luego obviamente ellos tuvieron una reacción", señaló Mourinho, quien se quejó de la labor arbitral, desde su punto de vista, desacertada en las decisiones con el equipo italiano. "Hemos empezado mal, sin buscar espacios, sin sacar centros. Ellos han jugado cómodos. En el segundo tiempo hemos sido más agresivos. Hemos generado más, más centros, más área", analizó, por su parte, el técnico del Sevilla, José Luis Mendilibar, quien destacó también el acierto de su equipo en la tanda de penaltis.
Sevilla-Roma: Las claves tácticas
Sevilla
Mediapuntas en la presión
Mendilibar organizó al Sevilla en las dos fases del juego, ataque y defensa, bajo un 4-2-3-1 ubicado en bloque medio y con una actitud presionante sobre los dos pivotes rivales, Nemanja Matic y Bryan Cristante. El objetivo de esa presión fue forzar a los pivotes rivales a realizar combinaciones hacia atrás, obligando a la Roma al juego directo si quería llegar a campo rival, ya que sus pivotes estaban cercados por los jugadores del Sevilla.
Además de esa presión, el equipo de Mendilibar cerró todos los posibles espacios intermedios a través de la profundidad defensiva con una defensa zonal en su línea de medios y mediapuntas. Cuando Matic y Cristante se veían forzados a jugar con los centrales de la Roma, el extremo del Sevilla cerca del balón saltaba al acoso, cerrándole también al equipo de Mourinho cualquier oportunidad de pase exterior (abajo).
Superioridades sobre el sector derecho
El Sevilla aprovechó al máximo las virtudes ofensivas de Jesús Navas en fase de ataque y zona de finalización. Para ello, Mendilibar organizó al lateral en situaciones en ventaja para que fuera el jugador que desequilibrara por los carriles exteriores, generando después continuos centros laterales.
Consciente de que la Roma se podía replegar, Navas en amplitud y profundidad, recibió el apoyo constante del interior del Sevilla y la ruptura de un jugador por sorpresa que ganaba la espalda a los centrocampistas de la Roma (abajo). De este modo, el Sevilla aprovechó de manera indirecta los espacios entre centrales y carrileros que facilitaba el equipo de Mourinho en su repliegue.
Inicio directo
Como es habitual con Mendilibar, el Sevilla minimizó los errores en campo propio durante todo el encuentro. En su salida desde atrás, Bounou no tuvo otra opción que jugar directo ya que sus compañeros más cercanos estaban fijados por los atacantes de la Roma (abajo). Mientras, los laterales del Sevilla se quedaban profundos y los extremos en posiciones interiores.
Sin embargo, Lucas Ocampos o Youssef En-Nesyri, principales receptores de esos envíos en largo, no pudieron ganar el balón. Debido a esto, el Sevilla no dominó el juego y, por ende, la primera mitad del partido. En la segunda, el Sevilla sí alternó sus inicios combinativos para atraer y estirar a la Roma. Opción que, en una segunda fase de la jugada, permitió envíos directos para aprovechar los segundos balones cerca de su área.
La entrada de Suso
En la segunda mitad, Mendilibar dio entrada a Erik Lamela y a Suso, siendo las dos piezas clave cuando su equipo tenía el balón en el último tercio de juego. Suso dio la verticalidad y velocidad en sus acciones, además de liberar de manera determinante a Navas para realizar centros laterales. Así, Ocampos circuló por zonas interiores para llegar a zonas de remate por sorpresa y aprovechar su instinto ofensivo en todos los centros y segundas jugadas dentro del área rival.
Un ejemplo de esa nueva disposición del Sevilla en ataque se vio en el gol del empate. La Roma, aun en superioridad numérica, no defendió de manera correcta los espacios relevantes de remate, justo donde Ocampos y En-Nesyri estaban ubicados para rematar (abajo).
Roma
Tres centrales y dos carrileros
Mourinho planteó el partido bajo un 5-3-2, reforzando la zona central para minimizar los centros laterales para los atacantes sevillistas. En fase de ataque, los carrileros de la Roma ganaron altura y profundidad, con una clara intención ofensiva.
En su repliegue defensivo, la Roma intentó igualar las situaciones exteriores con el carrilero y el interior lo más lejos posible del su área para frenar el avance del Sevilla (abajo). Una disposición que tuvo como objetivo minimizar las posibles irrupciones de Navas en profundidad. Irrupciones que, de todas maneras, terminaron siendo decisivas, ya que los interiores del equipo italiano fueron disminuyendo su rendimiento defensivo.
Atacar la zona defensiva de Navas
Mourinho tenía claro que una de las debilidades defensivas del Sevilla eran los espacios entre Badé y Navas en los momentos de transición defensiva rival. Para ello, en zona de creación y tras invitar a los medios del Sevilla a jugar por dentro, los jugadores de la Roma acosaban a sus oponentes con el objetivo de provocar posibles errores en los controles.
Esa presión del jugador de la línea intermedia fue apoyada por uno de los centrales, para buscar tras recuperación a Dybala en el espacio entre Badé y Navas. El argentino, además, se encontró libre de marca después de que Tammy Abraham atrajera antes a los centrales del Sevilla, liberando así la marca para liberar a su compañero (abajo).
Forzar errores en zona de creación
Al margen de atacar el espacio entre Navas y Badé, otra de las armas ofensivas que Mourinho manejó durante todo el encuentro fue intentar que el Sevilla cometiera errores innecesarios en zona de creación para robar el balón y contraatacar de manera rápida e inesperada.
Para ello, invitó a los medios rivales para que se adentraran sobre las zonas centrales, construyendo ahí una estructura con hasta tres jugadores en la presión sobre el poseedor del balón, más otro futbolista en la vigilancia ofensiva sobre el interior cercano del Sevilla (abajo). Esta vía, como hemos señalado, fue origen del primer gol del encuentro, pero también de otras ocasiones que, sin embargo, por falta de claridad ofensiva tras el robo no llegaron a zona de finalización.
Cambios de orientación
En campo rival, la Roma realizó numerosos cambios de orientación con la intención de aprovechar los espacios que los extremos del Sevilla, Bryan Gil y Ocampos, generaban en su fase defensiva. Una situación donde fue clave la movilidad de Dybala atacando esos espacios, ya que ninguno de los dos centrales del Sevilla salía a su marca. Un movimiento de Dybala, que, además, generó dudas a los centrales del Sevilla, que sin una marca fija replegaron demasiado (abajo).
Ese repliegue muy abajo de los centrales del Sevilla facilitó un espacio frontal que fue atacado en varias ocasiones por la Roma. Acciones, como un disparo de Spinazzola, en las que sobresalió la figura de Bonou, gran protagonista de una final que se decidió en los penaltis.
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