CESC FÀBREGAS
Como 1907 B y Sub19, 2023-Presente
Es una sensación extraña, los últimos días como futbolista.
A lo largo de mis 21 años al más alto nivel, sentía un poco de pánico al pensar en el día en el que tendría que colgar las botas.
Pero en entrenar he encontrado mi pasión. Me está haciendo ver el fútbol de una manera completamente nueva, y está haciendo que esta transición a la vida después de jugar sea un poco más fácil.
Empecé a pensar en convertirme en entrenador después de cumplir los 30. Tres años más tarde militaba en el AS Mónaco cuando llegaron los confinamientos por el coronavirus. En Francia, la liga se detuvo por completo. De repente me vi confinado en mi casa, con mucho tiempo libre. Estuve cuatro meses en casa, así que me dediqué a aprender cosas nuevas y mejorar mi forma de ver el juego.
Veía mucho fútbol. Todavía lo hago. Estoy obsesionado con el juego. Todos los días veo dos o tres partidos. También analicé los partidos del Como y pensaba en qué haría si fuera el entrenador. Cómo jugaría mi equipo y cómo reaccionaría ante ciertas situaciones.
Trato de hablar por teléfono con personas que han estado en el fútbol durante mucho tiempo. Quiero mejorar, quiero hablar, quiero debatir. Quiero tomar ideas de la gente que me rodea. Esto es algo que realmente me apasiona.
En mi carrera como jugador trabajé a las órdenes de Arsène Wenger, Pep Guardiola, José Mourinho, Antonio Conte, Luis Aragonés y Vicente del Bosque. He sido muy afortunado.
"Empecé a pensar en convertirme en entrenador después de cumplir los 30"
Sin embargo, no siempre se trata de haber tenido a los mejores. Tienes que ser capaz de aprender de cualquier tipo de entrenador. Al hablar con la gente del fútbol, a través de las conversaciones, puedes recoger ideas, tanto positivas como negativas. Algunos entrenadores hacen cosas que tú mismo no harías en la misma situación. ¡También tienes que aprender lo que no debes hacer!
Como entrenador, creo que lo más importante es cómo convences a tus jugadores para que jueguen tu estilo de fútbol. Yo creo en eso firmemente.
Ahora, cuando pienso en implementar mis propias ideas y metodología como entrenador, muchas, muchas cosas me vendrán de Arsène. Para mí, en el campo, era el número uno. Llegué al Arsenal con 16 años y, desde muy pronto, me enseñó y confió lo suficiente en mí como para ponerme en el equipo. Me hizo ver el fútbol a otro nivel.
A lo largo de ocho años en el club, trabajó mucho conmigo, tanto de forma individual como colectiva, dentro del equipo. Arsène estudió a los mejores jugadores del mundo y llegó a una conclusión: escaneaban lo que pasaba 15, 20 veces antes de recibir la pelota. Si quieres ser un centrocampista de primer nivel, esto es lo que necesitas.
"Otra cosa que aprendí de Arsène wenger es lo importante que es tener una buena comunicación con los jugadores"
Insistía en jugar hacia adelante desde el centro del campo y me inculcaba la idea de que adoptara la posición correcta. Orientarme para recibir era clave. Si miras hacia atrás a la pelota y te encierran, o tienes una mala orientación, nunca podrás mirar hacia adelante ni con un toque, ni siquiera con dos.
De Arsène viene mi obsesión por mirar hacia adelante. Me hizo darme cuenta de que es el mejor atributo que puede tener un centrocampista.
Cuando yo mismo entrenaba a niños, mientras completaba mis títulos de entrenador, les decía lo mismo: tenemos que atacar la portería contraria, ahí es donde tenemos que mirar. ¿Cómo vas a lograr eso? Esta es la tarea del entrenador. Enseñar a los jugadores cómo cambiar su orientación, cómo mirar dos, tres, cuatro o cinco veces antes de recibir.
Otra cosa que aprendí de Arsène es lo importante que es tener una buena comunicación con los jugadores.
"Para mí, en el fútbol, no puedes decirle a un jugador que haga siempre lo mismo. En el mediocampo, necesitas tener muchas soluciones para encontrar la jugada correcta"
Era alguien a quien podías acudir en busca de liderazgo porque sabías que tenía un plan para ti. Podías confiar en él con absolutamente cualquier cosa, sin importar lo que fuera. Siempre me trataba como si fuese su hijo. Esa es la sensación que teníamos todos, como jugadores. Confiamos en él, y esa confianza era en ambos sentidos: él confiaba en mí sobre el campo.
Pep era parecido. De cierta manera al menos.
Los dos ven el fútbol del mismo modo, y sus entrenamientos eran muy similares. Cuando hablé con Pep en el Barcelona, incluso antes de firmar el contrato, me dijo lo que quería de mí.
Jugar de una manera donde entráramos todos los 'pequeños' en el equipo.
Había jugado con Xavi y Andrés Iniesta en la selección española, y junto con Leo Messi todos habíamos pasado por la cantera del Barcelona. Pep quería que yo jugara de la misma manera. Creo que confiaba en el feeling que Leo y yo teníamos entre nosotros. Nos conocíamos desde hacía mucho tiempo, y realmente nos entendíamos; teníamos una buena conexión.
Sin embargo, en términos de carácter, Pep era diferente. Arsène se había mostrado amable y cercano con los jugadores, pero Pep mantuvo mucho más la distancia. Podía ser un poco más agresivo en su mensaje, pero es algo que le ha funcionado muy, muy bien.
"guardiola puede Puede ser un poco más agresivo que wenger en su mensaje, pero le ha funcionado muy, muy bien"
El éxito de dos entrenadores tan distintos demuestra que en el fútbol hay que ser uno mismo. Es necesario creer en lo que estás haciendo, tener una idea clara y transmitir ese mensaje a tus jugadores, el personal técnico y la gente de arriba. Eso es todo.
En el momento de mi segunda etapa en Inglaterra, las cosas eran diferentes. Yo había llegado al Arsenal cuando todavía era un niño y Arsène me hizo evolucionar lentamente. Ere como su hijo. Ahora, en el Chelsea de Mourinho, yo era un hombre.
Mou me enviaba mensajes. Me hablaba todos los días. Su actitud dejó en claro que yo era uno de los jugadores más importantes de la plantilla. Era una confianza diferente a la que había tenido con Arsène. Fue impactante.
Jugó con mi mente de una manera que nadie más había hecho antes, y creo que eso sacó lo mejor de mí. Jugué muy bien con él.
Después de Mourinho en el Chelsea, llegó Antonio Conte. Conte fue el entrenador que más me trabajó táctica y físicamente.
"MOURINHO Jugó con mi mente de una manera que nadie más había hecho antes, y creo que eso sacó lo mejor de mí"
Tácticamente, siempre quiso decirme exactamente qué hacer en el campo. Funcionó bien durante algún tiempo, ganamos la Premier League 2016/17, pero siempre fue lo mismo. Personalmente, eso no me motivó tanto.
Siempre sentí que mi fortaleza provenía de mi intuición en el campo: saber dónde encontrar el espacio en el momento adecuado. Cuando estás en el campo, cada situación depende de cómo esté posicionado el oponente enfrente. ¿Están cerca de ti? ¿Te están dando más espacio? ¿Vienen por la derecha? ¿Vienen por la izquierda?
Para mí, en el fútbol, no puedes decirle a un jugador que haga siempre lo mismo. En el mediocampo, necesitas tener muchas soluciones para encontrar la jugada correcta y el próximo balón, especialmente cuando quieres jugar hacia adelante. En ese Chelsea, cuando los equipos empezaron a estudiarnos de cerca y a entender cómo jugábamos, se nos hizo muy difícil adaptarnos. Sólo teníamos un método.
Por eso mi idea del fútbol es tratar de ayudar a mis jugadores a ser lo mejor que puedan en cada situación. No es fácil. Se necesita mucho tiempo y dedicación, reuniones individuales, encuentros colectivos. Pero creo que esta es la mejor manera de que un jugador se sienta poderoso en el campo.
"siempre miré con un poco de pánico el día en el que tendría que colgar las botas.
Pero en entrenar he encontrado mi pasión"
En la Selección también empecé a jugar muy joven. Luis Aragonés me hizo debutar con 18 años. Me dio la oportunidad de jugar en una de las mejores selecciones españolas de la historia. Siempre estaré agradecido por eso.
Confiaba mucho en mí y quería que jugara como lo hacía en el Arsenal.
Tácticamente, lo hacía más arriba en el campo. Interior, mediapunta, dentro y alrededor del área rival. Marqué muchos goles con él. Me dio libertad y jugué mi mejor fútbol.
Cuando llegó Vicente Del Bosque, mi rol cambió un poco. Yo era el ‘jugador número doce’.
Éramos un equipo que nos conocíamos desde hacía mucho tiempo y él supo aprovechar eso. Construyó un grupo muy fuerte, con muchos buenos valores. Cada vez que había un pequeño problema, intervenía con calma y lo solucionaba.
Obviamente, teníamos un muy, muy buen equipo. Pero Vicente es uno de esos entrenadores que lleva esa tranquilidad a los jugadores y al campo de entrenamiento. Es increíble todo lo bien y relajados que nos hizo sentir.
"intento ir paso a paso. Trabajar todo lo que pueda, analizar todo lo que pueda, aprender todo lo que pueda"
El fútbol no es perfecto. Te puedes equivocar en un pase, en una transición, al disparar... Él te da esa confianza: 'Está bien, es lo próximo lo que cuenta'. Lo apreciamos mucho, como persona y como entrenador.
He tenido la suerte de trabajar con algunos de los mejores. No creo que lo sepa todo solo porque jugué 20 años al máximo nivel. Sé que este es un proyecto muy largo para mí. Solo tengo 36 años. Todavía soy joven como entrenador y tengo mucho que aprender.
Lo increíble del fútbol es que todos los días puedes aprender cosas nuevas. Todos los días hay nuevos sistemas, nuevas ideas y nuevos jugadores con diferentes cualidades. Esa es la belleza de este juego que me encanta.
Necesito dar los pasos adecuados y rodearme de las personas adecuadas, personas con ganas de trabajar y mejorar. Esto es muy importante para mí como entrenador.
Obviamente, uno siempre piensa en el futuro y en dónde te ves entrenando y dirigiendo. Hay ligas muy buenas en todas partes: España, Alemania, Italia, Francia y, por supuesto, es el sueño de todo jugador y entrenador trabajar en la Premier League. Yo siempre intento ir paso a paso. Trabajar todo lo que pueda, analizar todo lo que pueda, aprender todo lo que pueda.
Habrá que ver adónde me lleva el futuro. Pero cuando llegue la próxima oportunidad, quiero estar preparado.