Lionel Scaloni
Seleccionador de Argentina, 2018-Presente
El Perfil:
En la Copa América 2021, Lionel Scaloni llevó a Argentina a su primer título en 28 años. Un título, además, conquistado con victoria ante Brasil en la final disputada en el estadio de Maracaná. Scaloni representa un caso singular en el fútbol al dirigir una de las selecciones más importantes del mundo sin haber tenido una experiencia previa en un cargo similar. Empezó en la estructura de la selección albiceleste como analista de rivales en el Mundial 2018, con Jorge Sampaoli entonces como seleccionador, para después tomar el cargo de técnico de la Sub-20.
Una posición que no tardaría mucho en cambiar, ya que ingresó como interino de la absoluta en los últimos meses de 2018 para terminar siendo ratificado antes de la Copa América 2019. Un tercer puesto en la competencia y una buena sintonía con los jugadores le valió para asentarse en el cargo desde entonces, consolidando su posición con el título de 2021. "La afición apoya incondicionalmente al equipo. Pueden identificarse con este equipo porque nunca se rinde", ha señalado el seleccionador argentino.
Estilo de juego:
En los primeros partidos con la selección de Argentina, Scaloni se decidió por una defensa que, al contar con un jugador de la naturaleza de Juan Foyth en el lateral derecho, les daba la flexibilidad necesaria para desarrollarse con una zaga de tres. Esto significaba sacrificar la amplitud por el perfil derecho, que sí ofrecía Nicolás Tagliafico en desdoblamientos desde el lateral izquierdo y zonas interiores en el centro del campo dentro del 4-4-2 (abajo), 4-3-3 o 4-4-2 en rombo, sabiendo que en cualquiera de las estructuras, su interior izquierdo se desplazaba hacia zonas centrales, también con Tagliafico ocasionalmente en posiciones interiores.
El equipo de Scaloni siempre ha buscado construir con paciencia y dominar la posesión. Para ello, sus defensas centrales se abren y un centrocampista central retrasa su posición para, junto con su portero, formar un rombo alrededor de los jugadores presionantes del rival. Un desarrollo que les habilita generar la versatilidad de construir el juego sobre esa presión, a menudo mediante pases directos a sus laterales, incluso si los rivales añaden a un jugador más en esa presión.
Lautaro Martínez y Messi conforman la delantera preferida por Scaloni. Una sociedad en la que cada jugador ejecuta diferentes tareas ofensivas. Martínez se mantiene casi siempre adelantado y trabaja para disuadir a los defensores contrarios de avanzar, y a Messi se le da una gran libertad para participar en el juego desde zonas más retrasadas, lo que hace a menudo priorizando el repliegue hacia el pasillo interior derecho, desde donde también hace carreras hacia adelante para contribuir al juego directo en el perfil derecho. El rango de pase de Leandro Paredes complementa a Messi tanto cuando hace esas carreras hacia adelante como cuando se posiciona entre las líneas.
Para el triunfo en la Copa América 2021, Nicolás González fue elegido regularmente como interior izquierdo de Scaloni. Mientras que, anteriormente, Sergio Agüero podía ser seleccionado para jugar por banda y luego se animaba a moverse para operar como un delantero más, o Marcos Acuña para pasar al mediocampo central, González mantuvo su amplitud; con un mediocampista central titular que, en cambio, avanzaba por el canal interno izquierdo para apoyar a Tagliafico si Acuña no era utilizado también como un lateral izquierdo más defensivo.
Cuando González está en la izquierda, el interior derecho de Argentina se desplaza hacia el interior, lo que a su vez anima a Messi a desviarse por banda (arriba) y, por tanto, a recibir y crear desde fuera del bloque defensivo de su oponente mientras está apoyado por su lateral derecho. Gonzalo Montiel y Nahuel Molina han demostrado su eficacia a la hora de potenciar su equilibrio ofensivo por detrás de Messi y desde fuera de Rodrigo de Paul o Ángel Di María.
Con los dos laterales avanzando cada vez más al mismo tiempo, un centrocampista central, cuando se le requiere, tiene instrucciones de moverse para apoyar a los dos defensas centrales a su espalda, formando así una zaga diferente. Cuando los dos centrocampistas interiores avanzar para actuar como extremos y, por tanto, crear un ataque con tres jugadores; sus laterales proporcionan la amplitud en ataque, y Messi opera como principal generador de juego desde una posición central (abajo).
Las combinaciones centrales han sido siempre influyentes en los ataques de Argentina bajo el mando de Scaloni, y algunas han evolucionado a partir de su eficaz presión alta. Las opciones que ofrecen en el centro del campo y su efectividad desde la amplitud del terreno de juego se ven favorecidas por los pases desde el tercio defensivo que permiten seguir construyendo la posesión cuando Paredes ha sido cubierto.
Las jugadas a balón parado han demostrado ser otro punto fuerte. Messi representa una amenaza en los tiros libres directos, también con Paredes y De Paul aportando variedad en los saques de esquina y en los envíos abiertos. Cinco jugadores ocupan el área de penalti en esas jugadas a balón parado -los más fuertes, desde el punto de vista aéreo, suelen situarse en el primer palo- y los que dan prioridad al segundo balón desempeñan un papel reactivo que atrae a los marcadores o genera espacios para los compañeros, incluso si se prefiere jugar en corto a balón parado.
Fase defensiva y presión:
Scaloni prefiere la aplicación de una agresiva presión tras pérdida, con su equipo defendiendo en campo contrario. También muestran un deseo de forzar la posesión del rival hacia las bandas cuando no parece probable lograr la recuperación del balón o cuando su presión alta no tiene posibilidades de éxito. La presencia de dos mediocentros les otorga una base confiable en las transiciones que requieren e, independientemente de su planteamiento, defensivo, conservan su 4-4-2.
En las ocasiones en que defienden con un bloque bajo (arriba), siguen aplicando la presión agresiva a través del centro del campo para intentar forzar el balón hacia afuera, sabiendo que sus dos líneas de cuatro son efectivas a la hora de defender los centros que seguramente se producirán posteriormente. Más adelante, Messi y Martínez permanecen avanzados y posicionándose alejados de los mediocampistas defensivos rivales y, en última instancia, listos para lanzar potenciales contragolpes. Desde ese bloque bajo, las acciones de uno contra uno se vuelven la prioridad de Argentina en zonas amplias, lo que significa que, de forma similar al planteamiento dirigido por Marcelo Bielsa, los jugadores son principalmente responsable de sus oponentes directos. Independientemente de lo mucho que pueda avanzar el lateral opuesto, el interior en mediocampo que tiene al frente es responsable de vigilar su carrera.
Para tal fin, Scaloni se ha inclinado, cada vez más, por el uso de interiores versátiles, en vez de depender de sus talentosos atacantes para defender en los momentos clave. A sus centrales se les otorga le responsabilidad de controlar los balones a su espalda por dentro, y por su organización general, que se traduce en asegurarse de permanecer lo suficientemente compactos para impedir pases en profundidad y volverse agresivos cuando su bloque defensivo intente ser superado.
Cuando el equipo aplica su presión alta (arriba), los interiores en mediocampo en el 4-4-2 de Argentina apoyan a sus dos puntas en la presión sobre los cuatro defensas rivales. Esos mismos dos delanteros inicialmente vigilan el acceso hacia los mediocampistas defensivos opuestos antes de desplazarse para, en su lugar, enfrentar a los relevantes defensas centrales. Al hacerlo, los mediocentros detrás de ellos también avanzan en la cobertura para cualquier avance por delante de sus compañeros de equipo, y el interior del lado opuesto ejerce el balance defensivo para cubrir el espacio desde donde se han desplazado sus compañeros mediocentros.
Por detrás de ellos, los laterales se mantienen retrasados para defender cualquier pase hacia adelante, al tiempo que se mantienen dispuestos a avanzar si los mediocampistas exteriores situados en frente de ellos se movilizan para enfrentar a sus laterales rivales. Es quizás la rapidez de su presión lo más notable. Cuando la posesión es entonces forzada exitosamente hacia afuera, se confía que su línea defensiva pueda lidiar con las potenciales situaciones de dos contra dos o tres contra tres.
Es cuando Scaloni prefiere usar un 4-3-3 que un bloque medio (arriba) tiene más probabilidad de ser usado, incluso si desde ese 4-3-3 hay momentos en que defiendan sobre un 4-4-2 con uno de sus tres atacantes retrasándose hacia el mediocampo, subrayando así la necesidad que tienen los jugadores exteriores de ser flexibles. Independientemente del cambio en el dibujo, persiste un énfasis en forzar el balón hacia las bandas, algo muchas veces logrado por el relevante interior y el lateral de ese lado trabajando para presionar en conjunto, especialmente cuando jugadores clave del equipo rival se atrasan para defender ante Messi y Martínez. Los otros jugadores exteriores de Scaloni, a su vez, realizan en balance defensivo, y el atacante más cercano trabaja para presionar los balones jugados hacia atrás que van a su espalda.
Cuando el equipo defiende saques de esquina tres jugadores forman una defensa zonal escalonada y los otros defienden el uno contra uno. Si el rival ofrece un jugador adicional cerca del banderín, el defensa zonal más cercano tiene la responsabilidad de desplazarse y presionar los envíos en corto. Ese mismo planteamiento defensivo en el uno contra uno existe cuando se defienden tiros libres cercanos a portería. Las acciones a balón parado más alejadas son defendidos zonalmente, dando prioridad a los espacios y carreras hacia el área penal.
Redacción: Héctor García