la Liga, 8 de enero 2023
Dembélé (22)
El Barcelona se posiciona como líder en solitario de la Liga (una ventaja de tres puntos sobre el Real Madrid), después de su victoria ante el Atlético de Madrid. Los de Xavi Hernández mostraron dos versiones distintas a lo largo del partido, al igual que su rival. Los visitantes dominaron el primer tercio del partido, poniéndose en ventaja con el gol de Ousmane Dembélé que, a la postre, fue definitivo.
El Atlético, bajo un rol más ofensivo que en los primeros 45 minutos, buscó el empate en el segundo tiempo. Sin embargo, no lo logró ante un Barcelona que mostró una versión más conservadora para sobreponerse a sus problemas defensivos y asegurar el resultado.
"La primera media hora me ha convencido y después hemos sabido sufrir y mantener la portería a cero", señaló el entrenador azulgrana en relación a la actuación de su equipo. Por su parte el entrenador rojiblanco, Diego Simeone, señaló que "el equipo hizo méritos para llevarse otro resultado, pero el resultado no apareció porque la contundencia no estuvo, las áreas siguen siendo determinantes en fútbol".
Las claves tácticas
Atlético de Madrid:
4-4-2 con persecuciones
Diego Pablo Simeone planteó un partido donde el Atlético intentaba realizar una presión intensa en campo rival, pero partiendo desde un bloque medio. Una estructura en la que el marcaje combinado siempre estaba presente en la presión. El dispositivo defensivo, estructurado sobre un 4-4-2, buscaba orientar la salida de balón del Barcelona hacia los carriles exteriores, como también fijar a los principales receptores de cada una de las líneas de ataque rival, Ansu Fati y Sergio Busquets.
Para lograr esa tarea, José María Giménez y Pablo Barrios fijaban a su marca a través de persecuciones sobre el campo rival (abajo). Esta situación, sin embargo, desajustaba a la última línea defensiva del Atlético, ya que su ubicación adelantada y en igualdad numérica le exponía a situaciones de uno contra uno en desventaja.
Transición ofensiva conectada
En los momentos de ataque, el Atlético tenía como objetivo buscar la verticalidad para ocupar los espacios que generaba el Barcelona después de la pérdida del balón de manera directa. Los de Simeone lo intentaron a través de atacar los intervalos de la línea medular rival, y aprovechar también las flexibles vigilancias que realizaban los centrales del Barcelona en posiciones adelantadas.
Después de recuperar el balón en campo rival, sobre todo en la primera mitad, el Atlético podía finalizar las jugadas de manera rápida y directa con muy pocos pases y jugadores que intervenían en estas acciones. Situaciones en las que João Félix trazaba desmarques de apoyo para ganar distancia sobre su marcador y ser la conexión con sus dos compañeros de ataque en transición, Yannick Carrasco y Antoinne Griezmann (abajo).
Escalonamientos ofensivos
El Atlético, a pesar de que no tuvo la suficiente claridad en fase de ataque como para generar problemas graves sobre la debilidad defensiva del Barcelona, se estructuró mediante escalonamientos ofensivos y movimientos conectados de apoyo y ruptura. Unas acciones con la que los locales lograron adentrarse sobre el carril central y filtrar pases de penetración sobre Félix.
El atacante rojiblanco aprovechaba el espacio entre líneas que generaban los visitantes para identificarse como receptor potencial. Asimismo, Barrios le habilitaba la línea de pase con desmarques de ruptura y Koke ponía a disposición de su equipo una de sus virtudes: el pase diagonal entre líneas. De esta manera, Félix llegaba a zona de finalización con la ayuda de los dos compañeros adelantados que hacían replegar a la última línea defensiva rival (abajo).
Triángulos defensivos
Simeone cambió en el segundo tiempo el enfoque en la presión sobre el inicio de juego rival con la entrada de Álvaro Morata y una variante defensiva. Félix y Morata, en primera línea, seguían buscando orientar la salida del rival hacia los carriles laterales. Pero fue ahí, en los carriles laterales, donde Simeone introdujo la variante en la presión. Y es que el interior del lado cercano al balón tenía que saltar sobre el lateral junto al extremo y el lateral en la cobertura. Todos con la ayuda también del delantero de ese sector (abajo).
De esa manera, el Atlético generaba superioridad numérica y posicional sobre la zona de juego. Una acción en la que Balde no conseguía encontrar líneas de pase claras y se veía obligado a ralentizar el juego realizando controles hacia su propia portería. Acciones que beneficiaban la presión rojiblanca, aunque no se tradujeron en gol para los locales.
Barcelona:
3-4-3 para dominar el juego
Xavi arriesgó en el planteamiento, jugando con un 3-4-3 en fase de ataque y todas las zonas de juego. La intención del Barcelona era tener el control del partido en todo momento. Para ello, agrupó en el centro del campo a Sergio Busquets, Gavi, Pedri y Frenkie de Jong. Cuatro centrocampistas que fueron claves en su movilidad para desajustar en todo momento a la línea de medios del Atlético, ya que su actividad sin balón generó continuos intervalos y espacios interiores que fueron aprovechados tanto por ellos, como por Ousmane Dembélé (abajo).
Las superioridades numéricas visitantes se convertían en posicionales, lo que facilitaban la fluidez necesaria para que la posesión del balón fuera efectiva. Por otra parte, la llegada por los flancos fue letal, debido a que el juego interior generado facilitaba los espacios libres a los dos jugadores más veloces de la plantilla, Dembélé y Balde. Ambos jugadores quedaban en ventaja en situaciones de uno contra uno con espacios por delante.
Aprovechar los espacios
Como hemos señalado, la constante movilidad de los centrocampistas del Barcelona fue clave para sobreponerse a la presión ejercida por el Atlético sobre la zona de creación. Tres de los cuatro medios se organizaban de manera escalonada sobre la zona activa para conectarse cuando uno de los medios saltaba sobre su rival. Movimientos que permitieron formar línea de pase segura a los de Xavi.
Mientras, el otro medio, Gavi en este caso, se alejaba de la zona activa para liberarse y a la vez que estirar a la línea medular. Para ello, fijaba a uno de los centrales del Atlético, habilitando al extremo situaciones de uno contra uno ante su rival (abajo).
Debilidad defensiva
En fase defensiva, el Barcelona no supo recomponer su última línea en muchos pasajes del partido. El cambio de sistema sin balón mutaba a un 4-1-4-1 con Balde como lateral izquierdo y Koundé como lateral derecho. Una estructura, sin embargo, que no llegaba a conformarse de manera adecuada, lo que habilitaba espacios relevantes que eran aprovechados por el Atlético para llegar a zona de finalización con Nahuel Molina atacando esos espacios.
La acumulación de jugadores sobre el carril central y la falta de comunicación en la última línea fue un error que le pudo costar muy caro a los azulgrana. Esto fue debido principalmente a que los cuatro defensores no estuvieron compactos, como tampoco sin una distancia adecuada que evitara que los atacantes rivales ganaran la espalda a sus compañeros (abajo). En el segundo tiempo, a pesar de estos problemas, el Barcelona recurrió a una versión más conservadora, en la que los centrales no pasaron tantos problemas.
Pedri, factor diferencial
Pedri reunió talento y desequilibrio para llegar desde el mediocampo a la zona de finalización y conectar con sus compañeros. No le importó al jugador azulgrana estar en inferioridad numérica ante la defensa del Atlético. Esto debido a que echó mano de su talento en las conducciones en campo rival para superar rivales y habilitar pases entre líneas. Envíos que tenían siempre la intención de encontrar al compañero que se había quedado libre en zona de finalización.
Así llegó el gol del Barcelona, con Pedri dejando atrás a cuatro rivales para conectar con Gavi, que quedó libre de marca en el espacio central atrajo a dos centrales rojiblancos (abajo). Esa acción combinada de Pedri y Gavi liberó a Dembélé, quien ganó la espalda a su rival para conseguir el único y definitivo tanto del partido.
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Redacción: The Coaches' Voice en español