rafa benítez
Valencia, 2001-2004; Liverpool 2004-2010
Con 13 años, siempre estaba tomando notas sobre mi equipo: el Real Madrid.
No fui lo bastante bueno para jugar en el primer equipo, pero me gustaba el fútbol. Me entrenaba todo el tiempo.
Cuando me hice mayor, tuve un problema en la rodilla. Así que, a los 26 años, dejé de jugar y me fui a trabajar con los juveniles del Real Madrid.
Cuando eres jugador del Real Madrid, tienes que ganar todos los partidos. Cuando eres entrenador, la presión es aún mayor. Como jugador, compartes la responsabilidad, pero como entrenador o seleccionador, estás solo. Y tienes que ganar todos los años.
En esos primeros momentos como entrenador, viajé a todos los campos para ver a todos nuestros rivales, aunque supiera que podíamos ganarles 8-0. Seguía yendo a los partidos, aunque sólo fuera para ver cómo sacaban un córner o un tiro libre.
Hay un complejo en Madrid —Cotorruelo— donde hay tres campos juntos. Yo me quedaba en medio, viendo dos partidos a la vez, y un tercero más tarde. Veía todo lo que podía.
En aquella época también fui mucho a Italia y no paraba de preguntar a otros entrenadores sobre sistemas y tácticas. Hablaba de fútbol todo el tiempo.
Arrigo Sacchi era mi ídolo, pero también Fabio Capello y Claudio Ranieri. Observé a Ranieri durante unos días, cuando estaba en el Fiorentina. Me pasé todo el tiempo haciéndole preguntas.
"el Valencia tenía un gran equipo, pero no ganaba títulos. mi trabajo consistió en cambiar esa situación"
También fui a ver a Pacho Maturana, en su paso por el Real Valladolid. En Madrid, trabajé como ayudante de Vicente del Bosque y aprendí de grandes entrenadores como Leo Beenhakker.
Intentaba aprender de todos, absorber lo máximo posible, y después dirigir a mi manera.
Cuando dejé el Real Madrid fue para seguir probándome. En el Valladolid fue realmente donde empecé a acumular experiencia como entrenador.
Mis siguientes destinos, Osasuna y Extremadura, fueron difíciles, pero cuando firmé por el Tenerife en 2000, la experiencia que había adquirido me dio una ventaja.
A diferencia del Valladolid y del Extremadura, el Tenerife había descendido de Primera División y aspiraba a regresar a la Liga. En aquella temporada, además, competimos con el Atlético de Madrid, el Real Betis y el Sevilla. Esa temporada fue la Segunda División más fuerte de la historia.
Liderados por Luis García, con quien luego trabajé en el Liverpool, y Mista, que luego fue muy importante para mí en el Valencia, nos convertimos en un equipo muy bueno que jugaba muy bien al fútbol. Conseguimos el ascenso a la Liga ganando al Leganés en el último partido de la temporada.
En aquella época, el Valencia tenía un gran equipo. Sin embargo, no ganaba títulos. Y en 2001, cuando llegué al club, mi trabajo consistió en cambiar esa situación. Lo conseguimos jugando bien al fútbol y con intensidad. Un equipo con la capacidad para jugar al ataque o a la contra. Pero siempre bien organizados.
Ganamos la Liga dos veces en tres temporadas. El Valencia llevaba 31 años sin ganarla. En 2004 también ganamos la Copa de la UEFA.
"cada partido contra el chelsea teníamos que hacer ALGo diferente. UN reto complicado y siempre con la necesidad de dar el máximo"
En mi segunda temporada, jugamos contra el Liverpool en la fase de grupos de la Champions League, y les ganamos con bastante facilidad en ambos partidos. Más tarde, ya en el Liverpool, hablé con Jamie Carragher y Steven Gerrard sobre aquellos partidos. Ellos recordaban, por encima de todo, cómo no pudieron crear ocasiones.
En el verano de 2004, el reto al que me enfrenté cuando llegué al Liverpool fue parecido al que había afrontado en el Valencia. El equipo tenía grandes jugadores, pero no ganaba nada. "Tenemos que ser un equipo que aspire a ganar títulos en tres años", me dijeron en el club. "Aspirantes a ganar la Premier League o la Champions League".
Sin embargo, la diferencia en aquel momento entre el Liverpool y el Chelsea, también el Manchester United e incluso el Arsenal, era enorme.
El Arsenal acababa de ganar la Premier League y se había asentado como uno de los mejores equipos de Europa. El Chelsea, con Roman Abramovich en la dirección, gastaba muchísimo dinero, y el United siempre había tenido dinero.
Con el 30% o el 50% del presupuesto de esos equipos, se me pidió que compitiera con ellos.
Tuvimos que vender jugadores para comprar otros nuevos. Eso significaba que siempre teníamos que tomar las decisiones correctas, lo cual no es fácil.
Pero como entrenador disfrutaba con el reto, y me gustaba jugar contra los mejores equipos. El Arsenal siempre fue difícil porque jugaba bien al fútbol, y teníamos que ser sólidos y muy agresivos contra ellos. La rivalidad con el United era enorme y un reto emocional. Con el Chelsea de José Mourinho, siempre parecía que nos tocaba jugar contra ellos —nos enfrentamos en la Premier y en repetidas ocasiones en la Champions—, y cada partido teníamos que hacer algo diferente. Un reto complicado, y siempre con la necesidad de dar el máximo contra ellos.
"En el descanso en Estambul, con un 3-0 en contra, mi charla con el equipo fue difícil. Lo primero fue mantener a los jugadores calmados, porque estaban hundidos"
En mi primera temporada en el Liverpool, en la que tuve que recurrir a menudo a jugadores jóvenes como Neil Mellor, Anthony Le Tallec y Florent Sinama-Pongolle, llegamos a la final de la Carling Cup (Copa de la Liga). Jugamos bien, pero perdimos contra el Chelsea en la prórroga.
También llegamos a la final de la Champions League, contra el AC Milan, tras vencer esta vez al Chelsea en semifinales.
En el descanso en Estambul, con un 3-0 en contra, mi charla con el equipo fue difícil. Hoy mi inglés ha mejorado, pero sigue aún no es ni mi segunda lengua. Empecé a preparar lo que iba a decir con el 2-0 en contra, pero antes del descanso encajamos un tercer gol que lo hizo aún más difícil.
Lo primero fue mantener a los jugadores calmados, porque estaban hundidos: "Tranquilos. Ahora no tenemos nada que perder". De eso se trataba, sin nada que perder, sólo teníamos que empezar a construir algo.
Era importante que yo también mantuviera la calma. Los jugadores esperaban soluciones de mí, así que tenía que estar tranquilo para dárselas. Tenía que analizar las cosas, lo que requiere experiencia, y utilizar mis conocimientos para tomar las decisiones correctas.
Aunque te equivoques, los jugadores tienen que sentir que tienes una idea y que tienes razón. Si es así, te seguirán. Te seguirán cuando pases a jugar con defensa de tres con 3-0 en contra en una final.
Entonces le dije a Pako Ayestarán, mi segundo entrenador, que quería poner a Didi Hamann. Pensaba jugar con defensa de tres, con Hamann y Xabi Alonso en el centro del campo, para controlar los movimientos de Kaká.
Cuando terminó mi charla sobre el equipo, le pedí a Pako que le pidiera calentar a Didi. Luego le dije a Djimi Traoré que se duchara porque era el jugador que salía.
"Ha sido la mejor final de la Champions League de la historia. Por el dramatismo y la emoción, pero también desde el punto de vista táctico"
Traoré se dirigía a la ducha cuando empecé a dar instrucciones sobre nuestra nueva disposición táctica: los tres defensas, los centrocampistas de contención y los laterales.
Entonces, el fisio me dijo que Steve Finnan estaba lesionado -ya había tenido que sustituir a Harry Kewell por lesión-, así que tuve que llamar a Traoré.
Finnan estaba furioso. Iba a jugar como central derecho, con ‘Carra’ en la izquierda y Sami Hyypiä en el medio. Sin Finnan, entonces Carragher pasó a la derecha, con Traoré en la izquierda y Hyypiä en el medio.
También pensé en poner a Djibril Cissé en la banda derecha, porque no creía que el AC Milan tuviera piernas suficientes para defenderlo. Pero teníamos a Luis García en el campo, así que decidí esperar.
Nuestro plan de partido cambio en el descanso, pero en la segunda parte jugamos bien y conseguimos marcar tres goles. Carlo Ancelotti dio entrada entonces a Serginho, lo que obligó a Gerrard a jugar por la derecha, porque Vladimir Smicer -que había sustituido a Kewell- físicamente no podía contenerlo.
El Milan tuvo una ocasión, la famosa de Andriy Shevchenko, pero nosotros fuimos mucho mejores. Tuvimos el control del juego, y contragolpeamos.
Además, conocíamos a cuatro de sus cinco lanzadores, y sabíamos dónde iban a lanzar sus penaltis. Cuando terminó la prórroga, confiaba en que lo haríamos bien.
Ha sido la mejor final de la Champions League de la historia. Por el dramatismo y la emoción, pero también desde el punto de vista táctico, porque tuvimos que cambiar a defensa de tres, y por la tanda de penaltis y los movimientos de Jerzy Dudek, a quien ‘Carra’ le había dicho lo que tenía que hacer.
"Alcanzábamos grandes logros, lo cual era estupendo, pero el problema es que todo el mundo espera que sigas al mismo nivel"
No hay mucha gente que pueda tener esos recuerdos. No hay demasiadas personas que hayan ganado esos títulos. Ganar un título como la Champions, en un final así, es algo que no se puede olvidar.
Es una experiencia que te llevas contigo para siempre.
Me convertí en el primer entrenador que ganaba la Copa de la UEFA con un equipo un año, y la Champions League con otro equipo al año siguiente.
Ese mismo año ganamos la Supercopa de Europa y llegamos a la final del Mundial de Clubes.
En 2006 ganamos la FA Cup, también en la tanda de penaltis, pero esta vez con Pepe Reina en la portería. Una vez más, sabíamos dónde lanzaría los penaltis el West Ham. Esos pequeños detalles marcan una gran diferencia cuando intentas ganar títulos.
Alcanzábamos grandes logros, lo cual era estupendo, pero el problema es que todo el mundo espera que sigas al mismo nivel.
De nuevo, tuvimos que vender jugadores para comprar otros nuevos.
Pero si vendes a un mal jugador, no consigues mucho dinero. Así que tienes que vender buenos jugadores, y potencialmente a tus mejores futbolistas. Luego tienes que fichar a dos o tres para sustituir a uno de ellos en diferentes posiciones, y después conseguir que rindan al mismo nivel. Todo eso se hace muy difícil.
"Crecimos y crecimos, pero no tuvimos dinero para el desafío de mantenernos en la parte alta de la Premier League"
Reina fue un gran fichaje para nosotros. Xabi Alonso fue un gran fichaje. Luis García podía tener altibajos, pero también fue un gran fichaje.
Fichamos a jugadores que nos dieron una gran regularidad, como Javier Mascherano, Lucas Leiva y Dirk Kuyt. Martin Skrtel o Agger eran increíbles como centrales. Alonso y Fernando Torres fueron nuestros grandes fichajes, pero la regularidad de Reina, Mascherano y Kuyt también nos permitió ganar.
También mejoramos a jugadores jóvenes, o a futbolistas que antes no rendían. Incluso establecimos un récord de goles marcados en la Champions League en un solo partido, cuando goleamos al Besiktas por 8-0 en 2007.
Pero en Inglaterra en aquella época, como entrenador, también tenías que empezar a pensar en el plan de negocio. Eso es algo en lo que no pasa en Europa continental, porque allí es el director deportivo la persona encargada del plan de negocio.
En el Liverpool, tuve que pensar en los jugadores que acaban contratando: si cobraban mucho dinero y si tenía presupuesto para ellos. O, hacia el final de cada contrato, si había que vender a un jugador para ingresar algo de dinero y equilibrar la plantilla.
Cuando llegas a un club nuevo, incluso a uno como el Liverpool, en Inglaterra, y eres el entrenador, tienes que tenerlo todo en cuenta.
Se pueden mejorar cosas, como hicimos, pero también llegó un momento en que necesitábamos más dinero. Si no lo tienes, no puedes competir contra otros equipos que sí lo tienen. Llegamos a ese punto en el Liverpool: no teníamos dinero para conseguir más de lo que ya teníamos.
También se necesita constancia, tanto en el rendimiento como en la forma física, para mantener al equipo en el nivel deseado.
"incorporé a David Luiz como centrocampista de contención. Esto dio más solidez al equipo"
Nuestro Liverpool era así. Crecimos y crecimos, pero no tuvimos dinero para el desafío de mantenernos en la parte alta de la Premier League. Finalmente, mi etapa allí llegó a su fin en 2010.
Los títulos nos acompañaban allá donde íbamos, a pesar de los muchos desafíos.
Pasé seis meses en el Inter de Milán. Ganamos la Supercopa de Italia y el Mundial de Clubes, al mismo tiempo que formábamos a jugadores como un Philippe Coutinho de 18 años.
Después, nos fuimos al Chelsea. Nos incorporamos a mediados de la temporada 2012/13. En mi primera conversación con la directiva, me dijeron que el único objetivo de la temporada era acabar entre los tres primeros.
Sabíamos que el equipo necesitaba mejorar defensivamente, así que incorporé a David Luiz como centrocampista de contención. Esto dio más solidez al equipo, y a medida que avanzó la temporada cada uno aprendió lo que tenía que hacer. Fuimos mejorando con el paso de los meses.
Acabamos terceros y ganamos la Europa League. Fue un gran logro con muchas circunstancias difíciles que la mayoría de la gente no conocía.
De ahí pasamos al Napoli en un momento de grandes cambios. El presidente, Aurelio De Laurentiis, quería hacer una reconstrucción del equipo después de vender a Edinson Cavani al PSG.
"habíamos traído a Casemiro para equilibrar el equipo y, obviamente, se convirtió en un jugador clave para el Real Madrid durante años"
Fichamos a Gonzalo Higuaín, Raúl Albiol, Dries Mertens, José Callejón, Pepe Reina, Duván Zapata y, en enero, a Jorginho y Faouzi Ghoulam.
Era una época en la que la Juventus lo ganaba todo, pero aun así conseguimos la Coppa Italia de 2014, solo la segunda vez que el Napoli la ganaba desde 1987. La temporada siguiente también ganamos la Supercopa de Italia.
Como resultado del éxito que tuvimos, el valor del equipo creció. Trajimos más jugadores, entre ellos a Kalidou Koulibaly por un precio que resultó increíble: 7 millones de euros procedente del Genk.
Firmamos a Higuaín por 40 millones de euros, y luego lo vendimos a la Juventus por 90. Mejoramos el nivel de los jugadores y obtuvimos beneficios para el club, a la vez que ganamos títulos.
En el verano de 2015 volví a casa, al Real Madrid. La gente en ese momento pensaba que las cosas no estaban funcionando, pero habíamos traído a Casemiro para equilibrar el equipo y, obviamente, se convirtió en un jugador clave para el Real Madrid durante años. También fichamos a Lucas Vázquez, que sigue en el equipo, y a Mateo Kovacic, quien ha mostrado un alto nivel en el Chelsea. No nos dieron tiempo suficiente, pero no se puede hacer nada al respecto: hay que seguir pensando en el siguiente reto.
Ese siguiente reto fue el Newcastle, adonde llegué en marzo de 2016. Un desafío enorme. Tras el descenso a la Championship, vendimos a muchos jugadores. Muchos de nuestros mejores jugadores se marcharon a equipos de la Premier League. De nuevo, obtuvimos beneficios, pero a pesar de la venta de jugadores, ganamos la Championship en nuestra primera temporada y ascendimos directamente a la Premier League.
Con más o menos el mismo equipo, acabamos 10º en la Premier League, y 13º -con un punto más- la temporada siguiente. Todo el mundo conoce los problemas que tuvimos para comprar jugadores en aquella época. Ganar un título no era el objetivo de aquel equipo, sino acabar en la zona media de la tabla, mientras mejorábamos a los jugadores para añadir valor al equipo. Fue sin duda un éxito.
El juego cambia constantemente. Desde que dejé el Everton a principios de 2022, he trabajado duro para estar al tanto de cualquier novedad.
El cambio en la regla del saque de puerta, por ejemplo. Analizo cómo lo hacen los distintos equipos; cómo afecta el juego con pases cortos, medios o largos al éxito que tienen los equipos. También cómo jugar contra un 3-4-3, contra un bloque bajo en 5-4-1 o contra un equipo que tiene el 80% de la posesión.
Al igual que al principio de mi andadura como entrenador, no paro de ver fútbol y de estudiar el juego. Quiero estar preparado para el próximo reto. Sea cual sea.