Hansi Flick
Bayern Múnich, 2019-2021
La hegemonía del Bayern Múnich en la Bundesliga parecía tambalearse cuando el equipo marchaba lejos de los primeros puestos de la tabla en el primer tramo de la temporada. Siete meses después, el Bayern celebra su octavo título en la competencia doméstica de manera holgada.
La principal razón se encuentra en el trabajo de Hansi Flick, técnico interino del equipo (también ex jugador del Bayern en la década de los '80) que pasó a ocupar el banquillo después de la destitución de Nico Kovac en el mes de noviembre. Desde entonces, el campeón de Alemania ha sumado 19 victorias en 22 partidos (68 goles a favor y solo 15 en contra), además de desplegar un buen juego y potenciar el desarrollo de los jugadores más jóvenes, quienes se han mezclado a la perfección con los más veteranos. Una labor que le ha valido a Flick la renovación de su contrato hasta 2023.
"El club está muy contento con su trabajo", dijo su presidente Karl-Heinz Rummenigge cuando Flick firmó su contrato. "El equipo se ha desarrollado bajo su liderazgo y estamos jugando un fútbol atractivo, que se refleja en los resultados". Los siguientes objetivos del equipo esta temporada son la Copa Alemana y la Champions League.
Análisis táctico:
Flick heredó un equipo que bajo Kovac había utilizado con mayor regularidad las formaciones 4-3-3 y 4-2-3-1, y desde entonces ha seguido comprometido con un 4-2-3-1. Una disposición que ofrece una estructura en ataque asimétrica, contando en muchas fases del partido con hasta con siete jugadores en zonas avanzadas.
Las lesiones en el equipo contribuyeron a la modificación de roles y posiciones de algunos jugadores. Han destacado en este aspecto David Alaba, utilizado como defensa central, y Alphonso Davies, un extremo reconvertido a lateral izquierdo. De este modo, cuando el jugador canadiense parte por la izquierda y Benjamin Pavard por la derecha, el Bayern cuenta con dos laterales netamente ofensivos. Flick también ha experimentado incluso con Joshua Kimmich como central en una línea defensiva de 4, junto a Pavard, Alaba y Davies.
Por delante de la zaga, lo que más ha favorecido el juego del equipo es que Kimmich y Thiago Alcántara formen el doble pivote en medio campo, en gran parte debido a la voluntad de Kimmich de situarse entre los centrales para crear posibles superioridades interiores en la construcción de juego (abajo).
Es una situación que facilita que Pavard y Davies progresen en ataque desde sus posiciones de origen. Cuando Kimmich adopta esta posición, Thiago opera como un solo pivote, y busca vincularse con los cuatro jugadores más ofensivos. Su capacidad para recibir y luego avanzar en la posesión, incluso bajo una intensa presión, aumenta el dominio del Bayern en el último tercio de campo.
Adoptadas estas posiciones, el equipo pasa entonces a desarrollarse en un 3-1-4-2 en ataque (abajo) a través de Pavard y Davies avanzando al medio campo, y Thomas Müller uniéndose a Robert Lewandowski en ataque, para aumentar así la presencia ofensiva. La capacidad de Jérôme Boateng y Alaba para jugar pases precisos y de largo alcance desde la defensa es difícil de encontrar en otros equipos, y se complementa con los jugadores de banda que cubren el ancho del campo.
Serge Gnabry ha sido utilizado cada vez más como extremo izquierdo, presentando un gran entendimiento con Davies en las superposiciones por este perfil. Aunque es diestro, como Kingsley Coman, ofrece una mejor finalización, mayor voluntad de disparar -lo que lo hace ideal para cortar por dentro desde la izquierda a ese pie derecho - y mejor entendimiento en el intercambio de posiciones.
Robert Lewandowski ha mantenido su regularidad de cara a puerta (31 goles), y su capacidad para ocupar la vigilancia o superar a los centrales rivales ha mejorado con Flick por su disposición a moverse en el pasillo interior izquierdo, especialmente desde el cambio de Davies al lateral izquierdo.
Cuando el canadiense avanza, Lewandowski a menudo combina con los extremos en zonas interiores o apoya en la presión sobre Davies, girando y atacando el área rival, a menudo habiendo arrastrado a un defensor central de su posición con un movimiento previo.
El hecho de que Davies también esté mostrando su voluntad de penetrar en zonas interiores cuando Gnabry se mantiene en banda, hace que Lewandowski sea aún más influyente. Retrasando su posición para buscar el balón (abajo), el delantero facilita a sus compañeros la habilitación de Gnabry o Coman a la espalda de la defensa contraria.
Ese potencial de ataque es aumentado por el influyente Müller. Si con Kovac no llegó a tener un papel destacado en el once titular debido a la intención del entrenador croata de contar con Coutinho, desde el nombramiento de Flick ha figurado como mediapunta. Una posición donde apoya a Lewandowski en posiciones centrales cuando sus opciones son limitadas mientras el equipo ataca desde la izquierda.
También se desplaza inteligentemente hacia la derecha para triangular con el extremo y el delantero (abajo). Si Pavard es el lateral derecho (a diferencia de Davies) está más inclinado a asociarse que a transportar el balón, así que los movimientos de Müller invitan al extremo a desplazarse por dentro o a la espalda de la defensa rival, mientras utiliza el apoyo del defensa francés.
La disposición de Coman a transportar el balón también lo convierte en una selección adecuada en la derecha cuando Pavard es el lateral en este perfil. La presencia de Müller y Pavard, y el deseo de Gnabry de cortar por dentro desde la izquierda, facilita que el equipo de Flick tenga más opciones de entregas en el área penal desde la derecha que desde la izquierda. Aquí, Lewandowski toma un papel relevante atacando esos centros en el primer o segundo palo o también a la espalda del defensor que lo marca.
Fase defensiva y presión:
La eficacia de la presión del Bayern en el equipo de Flick debe mucho a su segunda oleada (abajo). Desde el 4-2-3-1, los tres atacantes buscan cubrir el ancho del campo e impedir que el rival supere esta primera línea de presión. Por lo tanto, confían en que los laterales y el doble pivote mantengan la posesión en los canales interiores o en espacios más amplios, más que intentar que sus oponentes hagan un cambio de juego.
Cuando lo hacen, los tres delanteros se mueven hacia el balón desde atrás, reduciendo aún más las opciones de sus oponentes y llevando a propiciar las múltiples recuperaciones que hacen en el medio campo.
Flick también opta por mantener la línea defensiva adelantada, lo que facilita al doble pivote y a los laterales a adoptar posiciones para la presión cuando el balón llega en medio campo, vigilando y bloqueando los cambios de juego. Sus esfuerzos defensivos implican además duelos enérgicos y asertivos por la posesión liderados por esos cuatro jugadores, antes de que se aplique la segunda oleada en la presión (abajo).
Boateng y Alaba no son muy imponentes en el juego aéreo y eso anima a los equipos rivales, durante los momentos de transición, a buscar a sus delanteros con balones directos para enlazarlos con los extremos. A menudo esto tiene éxito en la primera fase de su ataque, pero la cobertura que ofrece el doble pivote del Bayern - Kimmich y Thiago- posee una fina conciencia defensiva, muchas veces impidiendo la segunda jugada.
Seis jugadores se sitúan rápidamente cerca del balón, lo que significa que regularmente permanecen en posesiones avanzadas, desde donde, si recuperan la posesión, puedan lanzar el contragolpe. Durante esas transiciones defensivas, la capacidad atlética de Pavard y Davies también representa una importante fortaleza. Los balones por encima de la defensa del Bayern se ven regularmente anulados por la velocidad de ambos jugadores en el repliegue defensivo, apoyados también por la posición avanzada del guardameta Manuel Neuer.
Redacción: Héctor García