abel ferreira
Palmeiras, 2020-Presente
'El profesor', como le llaman a Abel Ferreira, llegó a un Palmeiras en una situación convulsa a finales de 2020. Un reto para el ex entrenador del Sporting de Braga y PAOK de Salónica griego, y más si cabe en un contexto casi desconocido para los entrenadores europeos: el Verdão no tenía uno desde los años cuarenta.
Su trabajo no solo ha llevado Palmeiras a la conquista de la Copa Libertadores en la edición de 2020, la segunda en la historia del club (la anterior fue en 1999), sino que Ferreira también mantiene en Brasil su esencia de formador y la capacidad para potenciar principalmente a los jugadores jóvenes.
“Si trabajas bien la pelota o no, el domingo es tu prueba. Pero siempre les digo a los jugadores: "Vamos a concentrarnos en nuestros objetivos. Y es que cuanto más te centres en el resultado, más ansioso te pones. No tiene sentido simplemente preocuparse por aprobar el examen: tienes que estudiar para ello. Cuida el proceso de aprendizaje y el resultado llegará”, ha señalado el técnico luso en su entrevista con The Coaches’ Voice.
Estilo de juego:
A lo largo de su carrera como entrenador, Abel Ferreira varió el esquema inicial y la disposición en el campo en las distintas fases del juego. Sin embargo, una marca registrada con la que se identifica a sus equipos es la búsqueda de verticalidad en las transiciones ofensivas. Estas parten desde un orden defensivo y una reestructuración ante los movimientos de sus rivales.
Ese desarrollo en Palmeiras, posicionado en bloque medio, le permite a los extremos y carrileros ser desequilibrantes en los duelos ofensivos con ventaja posicional respecto de los laterales rivales desplegados en ataque. Una vez recuperado el balón, esos jugadores atacan por los diferentes carriles y aprovechan los espacios tras la última línea de sus adversarios (abajo).
Palmeiras no toma la iniciativa del juego de forma permanente en un contexto competitivo el del Brasileirao. Este es muy parejo y con muchos equipos de un nivel colectivo e individual muy alto. El equipo se destaca más bien por su practicidad y la capacidad para adaptarse a las diferentes necesidades de cada partido.
El esquema más utilizado es el 4-2-3-1, con la variantes de armar una línea de tres defensores durante la dinámica del juego cuando surge la necesidad. Otro esquema al que recurre en diferentes ocasiones es el 3-5-2.
En la salida de balón, saques de portería o tiros libres en propia área -indistintamente si juega con dos o tres centrales-, Palmeiras posiciona a dos jugadores a los costados del portero y mantiene la amplitud con otros dos jugadores. Estos no necesariamente son los laterales (abajo).
La intención táctica principal es la de atraer la presión rival con toques en corto para luego saltar hacia las bandas. También lo es jugar directo con un lanzamiento frontal a los delanteros. En estas zonas del campo, el equipo toma el menor riesgo posible y no abusa del juego combinativo para ir superando líneas defensivas rivales.
Cuando se enfrenta a una defensa en bloque medio o bloque bajo, ya sea por planteamiento del rival o por una situación derivada del resultado momentáneo de un partido, generalmente opta por una primera línea conformada por tres jugadores, con la variante de que sea un mediocampista del doble pivote el que se inserte entre los centrales para formar esa estructura o la centralización de un lateral para pasar a ser un tercer central.
De ese modo, la estructura para empezar a gestar los ataques queda formada por tres jugadores. Esto, más uno o dos acompañantes por delante, ubicándose esos acompañantes por detrás de la primera línea de presión del adversario.
El principal comportamiento de los jugadores encargados de la gestación de los ataques es hacer circular el balón de lado a lado para encontrar pases verticales a los compañeros posicionados a la espalda de la segunda línea rival. Ahí, los futbolistas ofensivos tratan de darle velocidad a las progresiones tras las descargas o con pases directos a las zonas interiores de ataque.
Una tendencia en Palmeiras es que los jugadores que mantienen la amplitud sean los laterales y que los extremos entren a carriles centrales con la intención de generar espacios por las bandas (abajo).
Es habitual, principalmente sobre la derecha del ataque. Esto con las finalizaciones en centros de Gabriel Menino o de Marcos Rocha, apoyados por una estructura numérica en área de, al menos, cuatro jugadores.
No obstante, como otros tantos equipos, Palmeiras se muestra mas cómodo en su fase ofensiva cuando se encuentra con espacios para correr, y puede padecer contra defensas que le cierran espacios hacia atrás y repliegan rápido a campo propio.
Fase defensiva y presión:
El conjunto dirigido por Abel Ferreira muestra intenciones de presionar tras la pérdida de balón cuando el equipo está desplegado en ataque. Un desarrollo donde toma un posicionamiento alto para dificultar la salida del rival desde el fondo en las reanudaciones desde saque de portería o tiros libres en zonas cercanas a la portería rival.
Los comportamientos que adopta su equipo son los de tomar la referencia de los jugadores rivales, con la intención de saltar a la presión sobre el futbolista en posesión y mantener duelos en uno contra uno sobre los posibles receptores en corto (abajo). En la presión de salida, utiliza distintas variantes para orientar el poseedor hacia las zonas convenientes según el plan para cada partido. De este modo, suele modificar las tareas de cada rol en los inicios de presión.
Lo que siempre prioriza Palmeiras es mantener una superioridad numérica ante el rival en su línea defensiva. Además de bascular para liberar el lado opuesto a la pelota.
Cuando repliega y arma su defensa organizada en bloque medio, mantiene la estructura de su esquema original. La primera línea de presión con el delantero centro y el mediapunta se suma al trabajo del doble pivote. Este bascula por detrás y está en vigilancia de los jugadores rivales entre líneas.
Una ejecución que le facilita a su vez generar contextos ideales para contraatacar en caso de recuperar el balón. Esto, sobre todo, en el intercambio de marca entre el extremo y el lateral.
Cuando los laterales rivales empiezan a desplegarse en el campo, tomando altura por los carriles externos, los extremos de Palmeiras quedan liberados, siempre y cuando el lateral pueda tomar esa vigilancia sobre el rival.
Esto permite al extremo, sin la necesidad de correr hacia atrás, mantenerse expectantes para saltar a presionar sobre la recepción de los centrales rivales (abajo). De esta forma se cubre en este desarrollo la línea de pase hacia la banda y orientando el juego hacia carriles interiores.
En caso de recuperar el balón en esta acción o en una secuencia posterior, los jugadores más desequilibrantes se ubican rápidamente en superioridad posicional con respecto a los marcadores rivales, y en condición de ser determinantes con los desmarques a zonas profundas.
Palmeiras se caracteriza por ser uno de los equipos del campeonato brasileño que logra mantener una corta distancia entre sus líneas en fase defensiva. Una estructura que viene condicionada en parte por sus centrales, que son agresivos cuando persiguen los movimientos de los delanteros rivales a zonas intermedias.
Sin embargo, en algunos momentos Palmeiras ha recibido goles en contra por mala cobertura de la profundidad ante un juego directo oponente. Un desajuste táctico en el que Abel Ferreira profundiza para alcanzar el máximo rendimiento de un equipo que aspira a seguir conquistando grandes cotas.