Kily González
Unión, 2023-Presente
Desde el fútbol base y en Rosario Central. Así fue el arranque de Cristian Alberto González, más conocido como Kily González, en los banquillos. Central también fue el club en el que Kily se formó como jugador y finalizó su carrera, después de pasar por Boca Juniors, Real Zaragoza, Valencia o Inter de Milán, sumado a sus 62 internacionalidades con la selección de Argentina.
Kily González se inició en 2018 en la dirección del equipo reserva de Rosario Central, para asumir dos años después el cargo de entrenador del primer equipo, tras la salida de Diego Cocca. Al frente del equipo ‘Canalla’, dirigió un total de 68 partidos, con un balance de 25 victorias, 14 empates y 29 derrotas.
En 2023 llegó a Unión, temporada en la que logró la salvación del club en una más que compleja situación. Superada con muy buena nota esa prueba, Unión se convirtió en 2024 en uno de los equipos más destacados del campeonato argentino (clasificado para la Copa Sudamericana) y Kily González en un director técnico de renombre.
A continuación, nuestros entrenadores con licencia UEFA Pro analizan su filosofía de juego y variantes tácticas, a través de los equipos que ha dirigido.
Del 4-3-3 al 5-3-2
Kily González ha demostrado preferencia por los sistemas 4-3-3 y 5-3-2. En cualquiera de ellos, apuesta por un modelo de juego basado en la intensidad, la presión alta y el juego vertical exterior como principios básicos. Esta coherencia en su estilo de juego ha sido una constante en sus equipos, aunque siempre con adaptaciones necesarias para obtener el máximo rendimiento de cada plantilla.
El 4-3-3 (abajo) fue el sistema que más utilizó en Rosario Central (2020-2022), con la variante 4-3-1-2. Esta última estructura, con un mediapunta por detrás de los dos puntas, intentando generar superioridades en la zona de creación con Francesco Lo Celso o Emiliano Vecchio; ambos jugadores con libertad para moverse entre líneas.
En la estrategia de Kily González, el enganche o mediapunta es el encargado de generar el juego ofensivo en campo rival. Este jugador distribuye la posesión a los compañeros mejor posicionados en zona de finalización. Bien sea filtrando pases entre líneas para un delantero que recibe en apoyo o al espacio, una vez ya realizado un desmarque de ruptura a la espalda de los centrales rivales.
Si el enganche no pueda conectar por dentro, busca entonces la conexión directa con uno de los laterales que atacan en profundidad. Aquí la intención principal era llegar sobre la frontal con la posibilidad de una segunda jugada tras el centro ejecutado por el lateral.
En Unión, Kily González ha utilizado el 5-3-2 (abajo) con asiduidad, también con la variante ofensiva 4-3-3 cuando el equipo necesita más presencia en el área rival, ya sea por las circunstancias del juego o del resultado. Generalmente, Unión busca imponer su juego vertical desde el inicio. Así orienta sus acciones directas hacia los carriles exteriores, en los que entran en acción los carrileros Lautaro Vargas y Bruno Pittón, y el punta del lado activo, Lucas Gamba o Adrián Balboa —dependiendo de la acción de juego—.
De igual modo, Unión es un equipo que propone un juego combinativo y ofensivo, aspectos que lo hacen muy reconocible en su propuesta de juego, pero también es un equipo con gran capacidad de adaptación.
Explotar las bandas
Extremo vertical como jugador, las bandas son un recurso fundamental en el modelo de juego de Kily González como entrenador. Así, los extremos, dentro del sistema 4-3-3, o los carrileros, en el 3-5-2, tienen mucha proyección al ataque, siempre con las características de ser jugadores rápidos y habilidosos.
En Rosario Central, los extremos como Alan Marinelli o Gino Infantino fueron jugadores clave para el modelo de juego del técnico argentino. Ambos tienen las virtudes de ser rápidos, habilidosos y capaces de desbordar a sus oponentes directos en acciones de 1x1.
La función principal de los extremos de Rosario pasaba por generar un volumen alto de centros al área a los puntas o incluso para la llegada del extremo opuesto (abajo). Así, Infantino habitualmente era el delantero que atacaba el centro lateral de Martineli. Sin obviar tampoco las situaciones de 1x1 tanto en transición ofensiva como en ataque posicional para encarar al portero y finalizar las jugadas.
En Unión, Kily González mantiene la clara tendencia a explotar las bandas como una de sus principales vías ofensivas. Los carrileros de Unión, Mauro Pittón, Vargas o Federico Vera, suelen tener una gran proyección, sumándose constantemente al ataque, tanto en campo propio como en el del rival. Esto genera superioridades numéricas en las bandas con la ayuda del central, un interior e incluso el movimiento de punta del lado activo para obligar a las defensas rivales a replegarse. Este repliegue facilita la efectividad de los centros laterales y su posterior remate.
En la variante ofensiva con tres atacantes es el jugador del lado activo, como puede ser Adrián Balboa, quien se moviliza hacia los espacios exteriores para realizar el centro lateral sobre los otros dos puntas: Gamba y Gonzalo Morales (abajo).
Juego rápido vertical como recurso
Si bien el juego posicional es una característica común en fase de posesión del ideario táctico de Kily González, en determinadas circunstancias, como en transiciones rápidas o ante defensas muy cerradas, sus equipos pueden optar por un juego más directo, es decir, buscar un pase largo o un balón en profundidad.
Ante equipos que se desplegaban sin ocupar bien los espacios interiores, Rosario Central aprovechaba el recurso de la verticalidad en ataque, con los desmarques de apoyo de Emiliano Vecchio. Este jugador daba claridad, al mismo tiempo que aumentaba la velocidad en el juego posteriormente. Luego, habilitaba espacios libres a Francesco Lo Celso por el carril central, tras atraer a los medios rivales sobre la zona activa (abajo).
El mediapunta conectaba con Lautaro Blanco por fuera de manera segura y, a partir, de ahí las acciones eran vertiginosas. Casi siempre eran a uno o dos toques transportando el balón de un extremo a otro para finalizar con centro lateral.
Unión también busca la verticalidad en su juego de ataque para sorprender a las defensas rivales que están en el proceso de repliegue y generan espacios interiores. En este caso, Kily González demanda a sus jugadores frecuencia en los pases verticales y filtrados para saltar líneas de presión y conectar rápidamente con los delanteros o medios a la espalda de la línea medular rival, zona en la que los centrales tienden a replegar y genera un espacio libre.
Los jugadores de Unión se mueven constantemente sin balón, aprovechando los espacios libres para recibir esos pases y finalizar rápidamente.
Generalmente, Mateo Del Blanco, tras recibir el pase de los centrales, conecta con Mauro Pittón, quien realiza un desmarque de ruptura a la espalda de pivote del lado activo rival y aprovecha el espacio generado en el repliegue de la última línea defensiva para girar, armar el tiro y conseguir gol. De ese modo, los atacantes de Unión consiguen generar ocasiones con pocos pases y rápidos (abajo).
Fase defensiva y presión
En los momentos sin balón, los equipos del Kily González se identifican por una presión intensa sobre el rival para recuperar lo más rápido posible en campo contrario. Bien sea haciéndose con la posesión o forzando pases hacia portería rival (abajo). En este pressing, los jugadores aumentan la intensidad en los acosos con la intención de reducir los espacios y líneas de pase. Acciones que fuerzan errores en el rival o le obligan al juego directo del portero.
Durante su etapa en Rosario Central, la presión temporizaba las acciones de ataque de los rivales hasta la mitad de su propio mediocampo. A partir de ahí y después de llevar al rival hacia banda, el lateral Federico Vera fijaba al extremo rival. Mientras, el extremo Enzo Roldán forzaba al rival a jugar con el central alejado, sabiendo la dificultad de este pase que podía acabar en error del rival.
Por su parte, el medio del lado activo, es decir, el más cercano al balón, fijaba al pivote del oponente, con los otros dos centrocampistas con un marcaje zonal hasta que el balón llevara al lateral opuesto.
De esa manera, Rosario dificultaba el avance rival y en numerosas ocasiones aprovechaba los robos de balón o los errores del rival en controles o pases para salir a la contra y finalizar la jugada rápidamente.
Ubicado en la zona creación rival y cerrando las líneas de pase interiores, la presión de los jugadores de Unión se orienta hacia los carriles exteriores, espacios donde el equipo se siente más seguro (arriba).
Vargas, actuando como carrilero, es el encargado de saltar sobre el lateral rival de manera inmediata, evitando que este se perfile hacia campo rival.
A su vez, Joaquín Mosqueira acude en cobertura para impedir el pase interior del lateral rival junto a Nicolas Orsini como atacantes. Junto a esos jugadores se suman los dos medios restantes, Mauro Pittón y Simón Rivero, formando un triángulo interior organizado.
Adrián Balboa, por su parte, se mantiene en vigilancia para saltar sobre el central del lado débil o el portero, en el momento en que el poseedor del balón busque a compañeros de líneas anteriores.
Bajo esa estructura en la presión, Unión evita la progresión del rival. Esto siempre con la intención de generar acciones favorables en defensa para buscar después la transición rápida en ataque.
Puedes conocer a más jugadores y su juego en The Coaches' Voice Análisis/Jugadores.