El Modelo de Juego es la idea teórica que tiene cada entrenador de cómo desea que se comporte su equipo el día de partido en ambas fases de juego (ataque y defensa) en los siguientes apartados: físico, técnico, táctica y psicológicamente.
Asimismo, como señalan nuestros compañeros de MBP Coaches’ School, el Modelo de Juego también debe dar respuesta al jugador y al equipo, es decir, cómo actuar en cada situación del juego para aumentar el rendimiento colectivo.
Una vez conocido qué es el Modelo de Juego y para qué sirve, nuestros entrenadores UEFA Pro señalan cinco claves para su correcta ejecución.
Identificar la filosofía, objetivos y contexto
El primer paso para construir un modelo de juego es definir su identidad. Esto implica establecer una filosofía de juego clara y consensuada por todo el cuerpo técnico y los jugadores. Y se puede hacer en base a una pregunta principal: ¿qué tipo de fútbol queremos practicar? La respuesta a esta cuestión sentará las bases sobre las cuales se construye el modelo de juego.
Además de definir el estilo de juego, es fundamental establecer objetivos claros y realistas, es decir, que se puedan cumplir. Estos objetivos pueden ser a corto, medio y largo plazo, y marcarán tanto el rumbo del equipo y servirán como motivación para todos los componentes de la plantilla.
Comprender el contexto en el que se desarrolla un equipo también es un apartado fundamental para diseñar un modelo de juego de forma eficaz, buscando dibujar con ello el mapa que lleve a alcanzar los objetivos.
Ese análisis del contexto implica evaluar una serie de factores internos y externos que influyen directamente en el rendimiento del equipo. En primer lugar, es necesario realizar un diagnóstico exhaustivo de las características individuales de cada jugador. Además del análisis individual, es crucial estudiar el contexto competitivo en el que se desenvuelve el equipo. Aquí se debe dar respuesta a las siguientes preguntas: ¿Quiénes son los rivales más directos?, ¿cuál es su estilo de juego? y ¿qué fortalezas y debilidades presentan? Conocer a fondo a los oponentes permitirá al entrenador diseñar tácticas específicas para cada partido y tomar decisiones estratégicas durante el juego.
Por último, es necesario evaluar los recursos disponibles en el equipo. Es decir, cuál es el presupuesto, cuántas horas de entrenamiento se puede dedicar, con qué instalaciones se cuenta... Estos factores condicionarán las posibilidades del equipo y marcarán los límites del proyecto deportivo.
Definir los principios de juego
Una vez que se ha identificado la filosofía y los objetivos del equipo, y se ha analizado el contexto en el que se desarrolla, el siguiente punto pasa por definir los principios de juego.
Los principios son el ADN táctico del equipo y guiarán las acciones de los jugadores en el campo. Así, podemos decir que los principios son las ideas básicas que el entrenador quiere que sus futbolistas pongan en práctica en cada partido, independientemente de la situación del juego.
Los principios pueden ser tanto ofensivos como defensivos, pero siempre deben ser claros, concisos y fáciles de entender para los jugadores. Por ejemplo, un principio ofensivo puede ser mantener la posesión del balón y buscar superioridad numérica en la zona de creación de juego, mientras que un principio defensivo el objetivo pasa por presionar alto al rival y recuperar el balón en campo contrario lo antes posible.
Asimismo, los principios de juego deben ser flexibles y adaptarse a las diferentes situaciones del partido, pero siempre deben estar presentes en la mente de los jugadores.
La elección de los principios de juego dependerá de la filosofía del equipo, de las características de los jugadores y del contexto competitivo. Es importante que los principios de juego sean igualmente realistas y alcanzables, y que estén alineados con los objetivos del equipo.
Una vez definidos los principios de juego, el entrenador deberá diseñar ejercicios y situaciones de entrenamiento que permitan a los jugadores aprenderlos y ponerlos en práctica de forma automática.
Establecer las estructuras tácticas
Una vez definidos los principios de juego, la siguiente clave es dar forma al equipo a través de las estructuras tácticas. Estas estructuras son el esqueleto del juego y determinan la posición de los jugadores en el campo, sus roles y sus responsabilidades.
La elección del sistema de juego es un aspecto fundamental de esta etapa. Ya sea en 4-4-2, 4-3-3, 3-5-2, 4-2-3-1 o cualquier otra formación, la decisión final del entrenador dependerá de las características de los jugadores, de los principios de juego y de los objetivos del equipo.
Además del sistema de juego, es necesario definir los roles y las responsabilidades de cada jugador dentro del equipo. Estos roles deben ser claros y concisos para que los jugadores sepan exactamente qué se espera de ellos en cada momento del partido. Por último, es fundamental establecer las estructuras de ataque y defensa, las cuales deben ser flexibles y adaptarse a las diferentes situaciones del partido.
De manera global, las estructuras tácticas son una herramienta fundamental para el entrenador, pero no deben convertirse en una camisa de fuerza, siendo flexibles.
No obstante, los jugadores deben tener la libertad de improvisar y tomar decisiones individuales en función de las circunstancias del juego. Sin embargo, es importante que siempre tengan en cuenta las estructuras tácticas establecidas por el entrenador.
Elección de los jugadores
La elección de una filosofía de juego no es una decisión arbitraria, sino que debe estar ligada a las cualidades individuales de cada jugador.
Si hablamos de un equipo principalmente con jugadores rápidos y habilidosos con el balón que se saben relacionar, en este caso la filosofía de juego debe estar basada en la posesión y la transición rápida podría ser ideal. Mientras, si el equipo cuenta con jugadores fuertes físicamente y con una gran capacidad de lucha, el estilo más adecuado debe ser más directo y basado en la presión alta.
Es importante considerar no solo las habilidades técnicas, sino también las características psicológicas de los jugadores. Así, un equipo con jugadores muy extrovertidos y con un gran espíritu de equipo podría adaptarse mejor a un estilo de juego más ofensivo y arriesgado. Por otro lado, un equipo con jugadores más introvertidos y cautelosos podría beneficiarse de un estilo de juego más conservador y basado en la solidez defensiva.
Al analizar las características de los jugadores es fundamental también tener en cuenta la edad y la experiencia. Los jugadores jóvenes suelen ser más rápidos y habilidosos, pero pueden carecer de experiencia. Los jugadores veteranos, por su parte, suelen tener una mayor experiencia y una mejor comprensión del juego, pero pueden ser físicamente más limitados.
Con la ayuda de herramientas de Big Data, como Wyscout, los equipos de fútbol tienen acceso a una gran cantidad de información sobre el rendimiento de los jugadores y del equipo en general. Esta información puede ser utilizada para evaluar el progreso del equipo y ajustar los objetivos si es necesario.
Así, al utilizar los datos de manera inteligente, los equipos pueden tomar decisiones más informadas y mejorar su rendimiento a largo plazo
Comunicación y entrenamiento
Una vez que se ha definido el modelo de juego y las estructuras tácticas, es fundamental comunicar de manera clara y efectiva estas ideas a los jugadores por parte del entrenador y de su cuerpo técnico.
La comunicación es la clave para que todos los miembros del equipo entiendan y compartan la misma visión del juego. Así, el entrenador debe utilizar un lenguaje sencillo y claro, evitando tecnicismos innecesarios. Además, es importante que se tome el tiempo necesario para explicar los conceptos de manera individualizada, especialmente a aquellos jugadores que tienen más dificultades para comprender las ideas tácticas.
Los entrenamientos son el espacio ideal para poner en práctica el modelo de juego. Las sesiones de entrenamiento deben ser diseñadas de manera específica para trabajar los aspectos tácticos del juego. Es importante que los ejercicios sean variados y divertidos para mantener la motivación de los jugadores. De igual modo, es fundamental que el entrenador corrija los errores de los jugadores de manera constructiva y positiva. La retroalimentación entre entrenador y jugador es esencial para que los futbolistas puedan mejorar su rendimiento y asimilar los conceptos tácticos.
Por último, es importante recordar que el modelo de juego es un proceso dinámico que debe adaptarse a las circunstancias del partido. El entrenador debe ser flexible y estar dispuesto a modificar el plan inicial si la situación lo requiere. La comunicación constante entre el entrenador y los jugadores durante el partido es fundamental para realizar los ajustes necesarios y maximizar las posibilidades de éxito del equipo.
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Redacción: The Coaches' Voice en español