nicolás larcamón
Cruzeiro, 2023-2024
Cuando llegamos al Puebla, lo primero que hicimos fue ir al Estadio Cuauhtémoc. Ahí fue que nos dimos cuenta de dónde estábamos. En ese estadio, Diego Maradona le hizo el gol a Italia en el Mundial 86.
De eso han pasado ya dos años. Casi una eternidad, dada la dinámica del fútbol actual.
El tiempo ha pasado muy rápido, pero aún así, no pierdo de vista el camino recorrido. Se han dado los resultados, aunque más allá de eso siento que hay una identidad futbolística que ha permitido que la afición y la ciudad se sientan representadas.
Se nota que hay un equipo que les despierta emociones, que les transmite cosas.
Y es una identidad que, desde el primer torneo, además de hacernos ganar y clasificar a diferentes instancias decisivas de los campeonatos, nos ha llevado a jugar y plantarnos de igual a igual con todos los rivales, logrando en el camino triunfos contra los grandes de la Liga MX.
En el segundo torneo, por ejemplo, fuimos capaces de ganarle al Cruz Azul, nada menos que en el estadio Azteca. Cosa que no sucedía hacía mucho tiempo.
El hincha va a la cancha sabiendo que se puede y que lo vamos a intentar.
Siempre digo que esto no va solamente del entrenador o sólo de los futbolistas, sino que es un camino de doble sentido. Los futbolistas tienen que creer, comprar una idea y hacerla propia. Ellos rápidamente se sintieron a gusto con la propuesta, con el método y con el trato humano.
"EL ENTRENADOR SIEMPRE ESTÁ BAJO LA LUPA CUANDO DEBUTA. ESTO PASA EN CUALQUIER TORNEO DEL MUNDO"
En mi caso, lo que se fue construyendo implicaba un gran cambio. Tanto en lo micro como en lo macro. Conseguir esos cambios depende de que los futbolistas te den ese voto de confianza y crean en la metodología y en la idea de juego. Los jugadores de aquel primer semestre abrieron la puerta para todo lo que ha pasado después.
Se fue formando un todo, al igual que cuando estuve en Venezuela y en Chile, y rápidamente esa idea alcanzó rendimientos competitivos casi de inmediato.
Todo eso me permitió superar ese examen inicial que pasa cualquier entrenador en México.
El entrenador siempre está bajo la lupa cuando debuta. Esto pasa en cualquier torneo del mundo.
Cuando llegué a Venezuela a dirigir al Deportivo Anzoátegui, dado el contexto social que vivía el país, me tocó ser empático con la realidad y saber gestionar distintas cuestiones. En el primer semestre logramos un subcampeonato y eso me ayudó a asentarme.
Soy un agradecido al fútbol venezolano porque sin esa oportunidad que me brindaron nada de esto hubiera sucedido.
"SOY UN AGRADECIDO AL FÚTBOL VENEZOLANO PORQUE SIN ESA OPORTUNIDAD QUE ME BRINDARON NADA DE ESTO HUBIERA SUCEDIDO"
Mi llegada a ese país se da porque soy una persona muy inquieta y también por reconocer las enormes dificultades que tendría en Argentina, mi país, para acceder al fútbol profesional. Por entonces habían muchos prejuicios hacia los entrenadores jóvenes y yo apenas tenía 29 años. Era una utopía pensar en una oportunidad a mi edad y sin antecedentes en el fútbol profesional.
Tenía claro que debía buscar otros caminos.
En un viaje a Venezuela a dictar unos cursos me pude vincular con dirigentes del club. Ellos y un representante creyeron que podía ser una opción para dirigir. A los tres meses me llamaron para ofrecerme el cargo y no lo dudé.
Sabía que mi trabajo sería similar al que realizaba en el fútbol juvenil argentino, en Nueva Chicago y Los Andes, pero con profesionales. Debía estar capacitado para resolver muchas cosas en medio del caos y de cierta falta de planificación.
Aquellos tiempos en Venezuela coincidieron con el estallido social de 2017, que hacían aún más difícil poder llevar a cabo una planificación. Recuerdo que teníamos que ir a Buenos Aires, a jugar contra Huracán por Copa Sudamericana.
El partido de ida lo ganamos por 3-0, pero hubo casi tres meses entre partido y partido. Era invierno en Buenos Aires y los futbolistas no tenían abrigos ni nada que mitigaran las bajas temperaturas, pero aún así teníamos la motivación de competir internacionalmente.
Fueron 18 meses fabulosos en ese primer paso firme en mi carrera.
"ESTO NO VA SOLAMENTE DEL ENTRENADOR O SÓLO DE LOS FUTBOLISTAS, SINO QUE ES UN CAMINO DE DOBLE SENTIDO"
La llegada al Antofagasta chileno fue gracias a esa actuación con del Deportivo Anzoátegui. Las reuniones fueron muy formales, al mejor estilo empresarial, pasando por todos los filtros de la organización para obtener el cargo. Era un salto muy grande desde la realidad venezolana a la chilena y debía adaptarme rápidamente.
En el primer semestre completamos la mejor campaña en la historia del club. Fue un campeonato espectacular a todo nivel. Pudimos romper la barrera y hacernos fuertes en el torneo chileno.
Chile me sorprendió en cuanto a sus infraestructuras. Es impresionante la cantidad de comodidades que existen para poder llevar adelante cualquier proyecto.
El impacto fue impresionante, hasta el punto de que se dio la situación poco habitual de que un club pagara la cláusula de rescisión de un entrenador. Así llegué a Huachipato. Ahí empecé a sentir que me estaba consolidando en el fútbol chileno y que probablemente estaría mucho tiempo allá.
Huachipato era un perfil de proceso de mi estilo. Había que gestionar muchos jugadores jóvenes, de proyección. Estuve 18 meses y se logró convenir lo deportivo con la posibilidad de vender futbolistas a otros clubes.
"ALEJANDRO SABELLA FUE UNA FIGURA QUE ME INSPIRÓ MUCHO"
El club había hecho una gran apuesta por el venezolano Yeferson Soteldo, y por mi experiencia en aquel país pensaban que podía ser importante para seguir aprovechando las oportunidades de mercado que ofrecía esa liga. Su paso por el club superó las expectativas y el club deseaba repetir la fórmula. Mi conocimiento del fútbol venezolano y lo hecho en el Deportivo Anzoátegui sirvieron para que se fijaran en mí.
Cuando llegamos a Curicó apenas pudimos jugar seis fechas antes de la aparición del Covid-19. En ese momento estábamos segundos y con un ánimo enorme. Ahí se detuvo el campeonato y debo confesar que fue muy duro convivir con la incertidumbre de no saber cuándo volveríamos, No podíamos dejar de trabajar porque el equipo se nos podía caer.
Trabajamos los siguientes meses con un altísimo nivel de intensidad y de cargas de entrenamiento. Repartimos bicicletas a todos lo jugadores y controlábamos vía Zoom. También contamos con gimnasios de la ciudad y pudimos hacer entrenamientos diarios.
Fue una locura lo que hicimos, siempre pensando en mantener el inicio que habíamos tenido, porque además, cuando volviera la competición nos enfrentábamos a Unión La Calera, que en ese momento era el puntero. No sabíamos qué era el Covid y tampoco cuándo jugaríamos nuevo.
Sufrimos el afán propio de la inexperiencia ante esas situaciones. Cometimos errores hasta incluso de exponer a los futbolistas porque una parte del entrenamiento era en gimnasio, por 20 minutos, y al pasarnos un par de minutos fuimos señalados. Todo el trabajo era condicional; hacíamos hasta cinco turnos diarios. Además era invierno, así que todo era muy extraño.
"EN MÉXICO HAY GRANDES PROYECTOS CENTRADOS EN EL DESARROLLO DEL JUGADOR JOVEN"
Sin embargo fue una experiencia maravillosa porque el club se portó de manera perfecta, con total disposición para ayudar al grupo a que este se mantuviera en las mejores condiciones.
En este camino que comencé tan joven he aprendido a admirar a otros entrenadores, no sólo por sus métodos o sus ideas, sino que por su costado humano y su manera de gestionar a los futbolistas.
Alejandro Sabella es el primero que me viene a la cabeza. Fue una figura que me inspiró mucho y cada vez que escucho alguna exposición suya todavía me mueve las fibras de la admiración.
Marcelo Gallardo y Marcelo Bielsa también son mis referentes. Me resultan admirables y les reconozco virtudes a nivel juego y humano que los pone a otro nivel. Diego Simeone también, aunque mi idea sea diferente, pero es un entrenador fabuloso, que ha sabido colocarse entre los cinco mejores entrenadores del mundo, con una convicción enorme.
"SOY UN AGRADECIDO A PUEBLA. HA SIDO UN PROCESO ESPECTACULAR"
A Jürgen Klopp también lo miro mucho. Me parece un tipo genuino, auténtico, con mucho carisma, capaz de desarrollar un modelo de juego que me apasiona. Hay equipos latinoamericanos que han demostrado que se puede jugar con esa dinámica de los equipos de Klopp. Recuerdo a la Universidad de Chile de Jorge Sampaoli o este River Plate de Gallardo como ejemplos de que sí se puede jugar con esa intensidad. También el Velez de Gabriel Heinze.
Todos ellos son proyectos en los que se da el tiempo necesario para desarrollarlos; nada atenta contra el sostenimiento de esa evolución competitiva. Como también lo es el de Klopp. Lo que logra es mágico, pero también hay complicidad de la dirigencia. En Latinoamérica oscilan más los procesos, no perduran tanto, salvo algunos casos que se dan hoy en día en el fútbol de Brasil.
Tite es otro que me despierta esas sensaciones. Pero el número uno a nivel juego sigue siendo Pep Guardiola.
En México hay grandes proyectos centrados en el desarrollo del jugador joven, que les permiten llegar muy bien formados a la primera división. Está Puebla, pero también Pachuca y Santos Laguna. Son ejemplos que deberían multiplicarse para que el desarrollo del futbolista latinoamericano pueda consolidarse de una manera más natural.
Siento que como entrenador y como cuerpo técnico nos hemos visto beneficiados porque en todos los clubes en los que hemos trabajado han visto esa capacidad para entrenar con jóvenes.
"EN ESTE CAMINO QUE COMENCÉ TAN JOVEN HE APRENDIDO A ADMIRAR A OTROS ENTRENADORES"
El fútbol actual apunta a esa promoción de chicos. Uno ve que el Real Madrid trabaja en la identificación del talento joven y entiende que el camino hoy en día es ese. Me preocupa, eso sí, que se desvíe todo y cualquier chico de quince años, sin las herramientas necesarias, sepa que vale varios millones de dólares.
Al fútbol mexicano lo miraba con admiración. Siempre me había parecido un campeonato top a nivel de organización y me fascinaba la posibilidad de dirigir allí, enfrentarme a grandísimos entrenadores que antes miraba por televisión.
El contacto para entrenar en México no fue de un día para otro. Jaime Lozano fue con un empresario a Chile para observar a un entrenador y a un par de jugadores. Una noche, mientras estaba en el hotel, se puso a ver el partido entre Antofagasta y Unión Española. Ese día jugamos un partidazo. En ese entonces le dijo a Enrique Nieto que a quien quería ver era a mí. Nieto me contactó y me dijo “no sé cuándo pero me gustaría ser el que te lleve a tu primera experiencia en México”.
Aquello me sorprendió y me hizo sentir una gran conexión con él. De esa primera vez hasta mi llegada a Puebla pasaron tres años. Un día me llamó, estando yo en Curicó, y me dijo que había presentado mi nombre y me querían conocer. Él, junto a Roberto Capece, trabajaron para que se diera esta oportunidad. Así fue, tuve la entrevista y rápidamente me ofrecieron el cargo.
"EL TIEMPO HA PASADO MUY RÁPIDO, PERO AÚN ASÍ, NO PIERDO DE VISTA EL CAMINO RECORRIDO"
Hoy, gracias a ese dato de Lozano, estamos aquí.
La magnitud del fútbol mexicano es impresionante. Los estadios, las ciudades, la afición, todo es bastante más pasional que en Chile o Venezuela.
En México, sin embargo, volví a encontrarme con algunos prejuicios por mi juventud. Me sorprendió porque ni en Venezuela ni en Chile lo viví. Es cierto que apenas tenía 36 años, pero ya había recorrido un camino.
Pero con el juego del equipo y los resultados pude derrotar ese prejuicio. Con Puebla hemos conseguido competir contra equipos de enorme presupuesto.
Y todo esto es disfrutado por la gente de una manera que jamás imaginé. Se acercan y me lo dicen en la calle. Es algo que quiero disfrutar porque el fútbol cambia mucho y nunca se sabe cuando llegarán los malos momentos.
El nivel de agradecimiento y valoración es muy alto, pero uno como entrenador tiene que gestionar eso y reconocer que puede ser efímero. Hay que agregarle un granito de desconfianza para no perder el norte.
Hoy soy un agradecido a Puebla. Ha sido un proceso espectacular. Estoy por tener un hijo 'poblano', que hace que todo sea más entrañable. Como te decía, sé que la carrera del entrenador es muy cambiante, pero este proceso será muy recordado por mí y espero que también por la gente.
Es un lugar al que siempre querré volver.