PEP Lijnders
Entrenador asistente en el Liverpool, 2018-2024
"No vas a volver al Porto. Los vas a llamar y vas a volver al Liverpool ahora".
Era el año 2014, y yo estaba en Gales para hacer una presentación como parte de mi licencia UEFA A. Antes de viajar, me habían dicho que el puesto del equipo sub-17 había quedado disponible en el Liverpool. Había enviado mi CV, y Alex Inglethorpe —director de la academia del Liverpool— y Michael Beale lo habían recibido. Sabían de mí, lo que me pareció genial, y dijeron que enviarían a dos personas a Gales para conocerme.
Hice mi presentación y le di con todo, como siempre. Después, me reuní con ellos, y poco después estaba en un coche hacia Liverpool con Michael Beale.
Me alojaron en el Hope Street Hotel y a la mañana siguiente estaba sentado fuera tomándome un café expreso. El sol brillaba y llamé a mi mujer. Si esto iba a pasar de verdad, pensé, sería lo mejor. El paso a un club de la talla del Liverpool, con toda su historia y su tradición, era algo que nunca hubiera podido soñar.
Cuando llegas a Inglaterra y ves los partidos, los estadios, los campos, y cuando oyes las narraciones de los partidos, es algo diferente a todo lo que hay en Europa.
Pero trasladarme a Liverpool también fue una oportunidad para trabajar con un solo equipo. Llevaba siete años en el Porto. Allí no sólo trabajaba con el primer y el segundo equipo, sino también en la academia y con jugadores de manera individual.
También tenía mi propio equipo de la academia. En mi primera temporada no perdimos ni un solo partido, y nos proclamamos campeones a falta de una semana. El último partido fue contra el Boavista, y decidí mezclar un poco el equipo colocando a algunos jugadores jóvenes. Empatamos 1-1 y luego volvimos en el autobús. De regreso, el director de la Academia y el vicepresidente del club me estaban esperando.
"Pep, tenemos que hablar", me dijeron. "En el Porto, jugamos cada partido para ganar. No vamos a cambiar el equipo de esa manera. Se juega para ganar".
¡Mi primera temporada, y estoy en la oficina del vicepresidente! Pero creo que querían asegurarse de que yo entendía la cultura del club. Hay un dicho que dice que ‘amamos a los que odian perder’, y eso es lo que el Porto.
"tenía solo 24 años cuando me fui a portugal, y no hablaba ni una sola palabra en portugués"
El club ya ganaba mucho, pero quería ascender al siguiente nivel. Entre 2006 y 2011, pasaron cinco años reorganizando y reestructurando la academia, el primer equipo y el departamento de scouting. Y esta es una de las razones por las que me llevaron al Porto.
Intentaré explicarlo. El departamento de ojeadores del Porto es uno de los mejores del mundo. No en vano, el Liverpool fichó a Luis Díaz, por ejemplo. Pero su academia tiene que competir con el departamento de ojeadores. Si un club ya tiene un jugador joven que es mejor que un jugador visto por los ojeadores, entonces elige a su propio jugador.
¿Pero qué pasa si el jugador de tu academia no es tan bueno como el jugador visto por el ojeador? Por ejemplo, Luis Díaz. Como jugador joven, habrá jugado durante seis, siete, ocho, nueve, tal vez diez años, siendo siempre el mejor jugador en campos de mierda. Tiene que hacerlo todo él mismo, por lo que desarrolla una habilidad individual al más alto nivel.
Eso es lo que necesita tu academia para competir, porque al final los entrenadores del primer equipo sólo traen a los jugadores que les van a hacer ganar partidos. Si pierdes en el Porto, estás fuera.
Así que la academia necesitaba ese impulso para ser competitiva. Ya eran muy organizados el Porto es un club que trabaja sobre la periodización táctica, y eso es increíble, pero necesitaban más agresividad ofensiva, más capacidad goleadora, más iniciativa para jugar por fuera o romper líneas.
Por eso me llevaron, para añadir esos elementos a lo que ya existía. Y como joven entrenador —yo tenía sólo 24 años cuando llegué a Portugal, y no hablaba ni una sola palabra en portugués— era un sueño ir fuera de mi país y aprender. La gente de allí siempre estará en mi corazón.
En el Porto, trabajaba todas las mañanas, tardes y noches, pero con equipos diferentes, y era agotador. Seguía queriendo trabajar todas las mañanas, tardes y noches, pero quería poner toda la información que había aprendido concentrada en sólo 20 jugadores. Quería entrenar a mi propio equipo.
"trent es una inspiración para muchos chicos en el liverpool, y ha llevado el rol de lateral derecho a un nivel diferente"
En el Liverpool, estaba ese equipo: Rhian Brewster, Ben Woodburn, Herbie Kane, Yan Dhanda, Caoimhin Kelleher como portero... Y, por supuesto, Trent Alexander-Arnold.
Trent era increíblemente apasionado, un lateral derecho que se esforzaba al máximo cada día. Siempre quería más, y yo veía a un chico que, en mi opinión, necesitaba la confianza de los entrenadores. Así que lo primero que hice fue nombrarlo capitán, y ponerlo como organizador en el centro del campo.
Realmente creo que tus mejores talentos son los jugadores que más deben tener el balón, así que jugué con tres en la defensa, un mediocampo en forma de rombo y una delantera de tres. Ben Woodburn jugaba de mediapunta y Trent era el mediocentro. Vi a un jugador que podía dar el último pase desde casi cualquier sitio, y como mediocentro tienes la oportunidad de hacerlo. Rúben Neves había sido mi mediocentro en todas las categorías inferiores del Porto, y desde el centro Trent tiene esa capacidad de llegar a más posiciones con sus pases. Por eso ahora se le ve jugar tanto por dentro en el primer equipo, mientras que Mo Salah juega por fuera.
Tuve a Trent una temporada. Marcó goles, los creo y dio pases, pero también se hizo más responsable por la capitanía y también por la posición. Con el tiempo, le vi crecer de verdad. ¿Sabía yo entonces que era capaz de hacer lo que hizo con 18, 19 años en el futuro? Por supuesto que no, porque nadie puede saberlo, pero ver ese crecimiento como persona, como jugador y como líder es de lo más bonito que hay para alguien que trabaja en una academia.
Estoy muy orgulloso no sólo de lo que ha hecho, sino de quién es. Es una inspiración para muchos chicos en Liverpool, y ha llevado el rol del lateral derecho a un nivel completamente diferente en el mundo del fútbol. Estoy muy contento de seguir siendo su entrenador. Hablamos mucho, por supuesto, y tenemos una relación muy estrecha. No hay muchos capitanes en la vida. Trent fue el mío.
Si miro hacia atrás en mi carrera de entrenador, ese primer año en el Liverpool fue uno de mis años cruciales. Iba a ver los partidos del primer equipo en Anfield, por supuesto, pero siempre estaba muy ocupado y centrado en mi propio equipo, que era mi pasión.
"cuando hablé con brendan le dije que me hiciera entrenador del primer equipo. pero no para mirar los entrenamientos. quería entrenar; quería dirigir"
Sabía que Brendan Rodgers era alguien que también se preocupaba mucho por la academia. Es por eso que estaba Alex Inglethorpe y también Michael Beale. Sin embargo, la única relación que había tenido realmente con él hasta ese momento fue durante esa primera visita al Hope Street Hotel. Alex me dijo que Brendan estaba de vacaciones, pero le había preguntado a Alex que si tenía que volar de vuelta para convencerme de que viniera. En ese momento, supe que estaba en un club que realmente mostraba su interés.
Más adelante, durante mi primer año, Brendan estaba pensando en cambiar a una defensa de tres con el primer equipo y pidió a Alex que viniera a hablar con él. Quería saber cómo configuraba mi equipo, cómo presionaba, cuáles eran mis ideas. Fue una conversación muy agradable sobre fútbol y sobre la vida. Una hora y media, quizá dos, con una taza de té y una galleta. A la manera inglesa.
Ese verano, yo estaba de vacaciones en Países Bajos y el presidente del FSG, Mike Gordon, me llamó. Quería que hablara con Brendan, que estaba en Marbella. Mi abuelo no atravesaba un buen momento y quería estar cerca de él en Países Bajos, pero había sido un trabajador toda su vida y era un tipo apasionado. "¡No seas ridículo!", me dijo. "Si el dueño del Liverpool te pide que vayas, te vas. Tienes que ir".
Volé a Marbella con mi abuelo en la mente, y allí hablamos Brendan y yo.
"No puedo venir a poner conos ni a hacer trabajo individual con los jugadores", le dije. "Si me quieres, hazme entrenador del primer equipo. No quiero ver el entrenamiento. Quiero entrenar, quiero dirigir. Eso es lo que me gusta. Si no, prefiero quedarme en la academia".
Me uní a Brendan con el primer equipo para el inicio de la temporada 2015/16. Empatamos muchos partidos y, en octubre, los propietarios consideraron que había llegado el momento de cambiar de entrenador. Mike Gordon me llamó de nuevo.
"Pep, tienes que quedarte y formar parte de la plantilla del nuevo entrenador. Pero necesito tiempo, así que tienes que asegurarte de que Melwood funcione".
"trabajar con klopp para mí fue como ser un niño y entrar en una tienda de dulces"
Al final, ese nuevo entrenador resultó ser Jürgen Klopp.
Para mí fue como ser un niño en una tienda de dulces. Trabajar con uno de los mejores entrenadores del mundo; ver cómo inspiraba al equipo, cómo dejaba las cosas claras, la forma en que estructurábamos la semana. Yo siempre he sido un entrenador de alta presión, siempre me ha gustado, pero él trajo otro tipo de reuniones, otro análisis... y me encantaba cada momento. Cada día anotaba en una hoja algunas de las cosas que decía, lo que hacía. Todavía guardo esas hojas.
Mi padre tiene su propia imprenta, y a lo largo de los años había hecho rotafolios —ya sabes, los grandes— y anotaba todos mis principios a medida que se desarrollaban. Esta es mi idea de juego, así es como quiero crear superioridades desde atrás, así es como quiero hacer la presión tras pérdida...
Cuando Brendan era el entrenador, tenía cinco grandes volúmenes en la oficina: con el balón, presionando, presión tras perdida, la idea de juego y el desarrollo individual. Cuando empezó, Jürgen entró en la oficina.
"¿Quién ha hecho esto?"
"Así es como veo el juego, jefe", le dije. "Así es como trabajo. ¿Quieres que los quite?"
"¡No, no, no!", dijo. "¡Me encantan!"
Ya sabía entonces que era el tipo indicado. Además de ser uno de los mejores líderes, es un buen hombre. Me encanta la relación que tenemos, y me encanta que me haya dado libertad y responsabilidad en mi función.
"milner y henderson son el motor del liverpool. liderando con su ejemplo y asegurando que el nivel de exigencia no baje"
En la primera temporada de Jürgen, perdimos la final de la Copa de la Liga en los penaltis contra el Manchester City y la final de la Europa League contra el Sevilla en Basilea. Yo ni siquiera era entrenador del primer equipo en ese momento —era el entrenador de desarrollo de élite, así que formaba parte del personal pero no era responsable del entrenamiento—, pero aun así eran las dos primeras finales que perdía en el fútbol profesional, y eso me dolió mucho.
Volvimos al hotel de Basilea, donde se organizó una gran fiesta —el Liverpool hace este tipo de cosas muy bien—. Jürgen tomó el micrófono.
"Chicos, cualquiera que piense que este es el final está completamente equivocado. Este es el principio".
Pensé en eso cuando ganamos al Leicester en los penaltis de la Copa de la Liga la temporada pasada. Pensé en la pérdida de aquella primera final contra el Manchester City. Cuando ganamos la tanda, me dirigí inmediatamente a James Milner.
"Vamos a arreglar esto, ‘Milly’", le dije. "Este año, vamos a hacerlo bien".
Por supuesto que puedo decírtelo ahora porque lo hicimos. Pero ‘Milly’ y Jordan Henderson han sido el motor de este equipo, liderando con su ejemplo y asegurando que el nivel de exigencia no baje.
Cuando tienes líderes así —y, en ese momento, también estaba Adam Lallana—, tu vida como entrenador es mucho más fácil. Hay tantas veces que quiero gritar algo al grupo y luego escucho que ‘Milly’ ya lo ha dicho.
Los valores y los estándares de un equipo están hechos por las personas que los viven, y con los jugadores adecuados tu equipo se vuelve casi autónomo. Por eso le di la capitanía de mi equipo a Trent, porque vi el potencial que tenía como líder, para levantarse y luchar cuando los partidos se ponían difíciles.
"MANÉ era un guerrero, un jugador que se esforzaba, que jugaba al límite, pero que también estaba muy bien desarrollado tácticamente"
Así que teníamos ese grupo base, y luego, con el tiempo, fuimos añadiendo las piezas que faltaban en el puzle. Virgil van Dijk era una de ellas, y también Alisson Becker. En la adversidad necesitas líderes, tipos con verdadero carácter; tipos que nunca pisen el freno, pero que atraviesen los muros y den el 100%. Esa es la ventaja de contar con jugadores que han pasado por la academia. Nunca, nunca te van a fallar.
Los buenos momentos —y los partidos como la semifinal de la Liga de Campeones de 2019 contra el Barcelona— sólo se producen por el trabajo que se ha realizado en los años anteriores. Siempre el mismo mensaje, siempre las mismas ideas, y encontrar jugadores que puedan encajar en eso.
Aquel primer verano tras la llegada de Jürgen, encontramos algunos de ellos. Gini Wijnaldum había descendido con el Newcastle, pero necesitábamos un jugador como él, que equilibrara el equipo, que enlazara muy bien la defensa con el ataque, que encontrara siempre los espacios adecuados. Jugaba con una sonrisa y un gran corazón, y cuando le decías algo siempre lo entendía.
Joël Matip fue quizá el mejor fichaje en pase gratis de la historia del fútbol mundial, y luego estaba Sadio Mané. La máquina. Nunca saludaba a Sadio cuando pasaba por delante; siempre le decía: "¡Zas!" porque era muy rápido. Pero también era un guerrero, un jugador que se esforzaba, que jugaba al límite, pero que también estaba muy bien desarrollado tácticamente. Lo que ha hecho por el club es enorme.
Creo que Bill Shankly dijo que un equipo de fútbol necesita tres jugadores que puedan tocar el piano, y otros ocho que lo lleven. Pero nosotros hemos tenido tres delanteros que también pueden llevar el piano, ya sea Sadio, Mo Salah y Bobby Firmino, todos con la capacidad de crear y marcar en el último tercio, o con las diferentes cualidades aportadas por Luis Díaz, o Diogo Jota, o Divock Origi.
Como he explicado antes, en ese momento yo era como un entrenador de desarrollo de élite del primer equipo. Toda mi vida había estado planificando, preparando e impartiendo sesiones, pero no lo hacía en el Liverpool. Jürgen y Zeljko Buvac dirigían el equipo, y yo apoyaba. Conduje algunas sesiones, pero me explicaban lo que tenía que hacer, y tenía la constante sensación de que algo no iba bien. Soy apasionado, ambicioso, y no creo que nada bueno ocurra cuando estás en la zona de confort.
"EL nec No fue un período fácil. El equipo había descendido de la primera división y los aficionados eran muy críticos"
Luego estaba mi situación privada. Mi padre estaba muy enfermo y batallando, y como hijo mayor de la familia me sentía cada vez más culpable por no estar ahí, no sólo por mi padre, sino también por mi madre y mi hermano. Tenía la enorme sensación de que tenía que volver.
La vida es una cuestión de oportunidades y tiempos, y a finales de 2017 surgió la oportunidad de irme y entrar en la dirección del NEC Nijmegen. Era un club que quería subir a la primera división holandesa, pero que no tenía el mejor historial a la hora de lidiar con los entrenadores.
Siendo un joven entrenador ambicioso, pensé que sería diferente.
Sin embargo, el momento no era el adecuado. En el medio de una temporada, para alguien como yo a quien le gusta el proceso, es realmente complicado, pero tuvimos un comienzo increíble en un campo de entrenamiento en Marbella. Pude tener muy claro lo que queríamos y cómo queríamos jugar.
Ganamos nuestro primer partido. Jugamos bien y el equipo asimiló la forma en que queríamos jugar. Durante el resto de la temporada, luchamos contra muchos altibajos, y me sentí muy orgulloso de cómo el equipo los afrontó. No fue un período fácil. El equipo había descendido de la primera división y los aficionados eran muy críticos, estaban muy encima de nosotros. Era comprensible porque querían que subiéramos. No querían ver al equipo y a la ciudad sufrir así.
También tuve que gestionar a jugadores y personal que habían pasado de la primera división a la segunda. Los contratos se acababan, la gente no sabía quién se quedaba y quién se iba, pero nos las arreglamos para mantenernos unidos y luchamos hasta la última jornada.
Entramos en los playoffs de ascenso, donde perdimos 4-0 a domicilio contra el Emmen antes de ganar 4-1 en casa. Estuvimos cerca, pero no lo suficiente.
En ese momento, me encontraba en un lugar oscuro, pero ahora miro hacia atrás y estoy agradecido de haber tenido esa experiencia. Espero ser un tipo que no cometa los mismos errores dos veces, y las cosas que aprendí allí -sobre la formación, la metodología, la dirección de un equipo, el intento de crear consistencia, el ser fiel a tu idea- me ayudaron cuando volví al Liverpool como segundo entrenador.
El balón había empezado a rodar cuando Jürgen me llamó hacia el final de esa temporada.
"Pep, algo va a cambiar aquí. Quiero que vuelvas como mi número dos, ¡y vamos a conquistar el mundo!".