simone inzaghi
Inter de Milán, 2021-Presente
Ordenado y efectivo como defensa, Simone Inzaghi ha trasladado esos principios a su papel como entrenador. Primero en la Lazio (2015-2021), equipo en el que precisamente tuvo un brillante pasado como jugador. Después de una larga trayectoria de formación y consolidación en la dirección del equipo romano, Inzaghi aterrizó en el Inter de Milán en junio de 2021 para dar forma a la nueva etapa del club después del paso de Antonio Conte.
Desde entonces, el Inter se ha convertido en un equipo especialista en competiciones de eliminatorias. Ganó la Supercopa italiana en sus primeros meses, para cerrar la temporada 2021/22 con la Copa de Italia. Mientras, en la Serie A terminó segundo clasificado. En la 2022/23, el Inter de nuevo ha renovado el título de la Copa y ha conseguido llegar a la final de la Champions League. Una cita donde casi nadie los situaba a principios de año y a la que el Inter no llegaba desde 2010, entonces con José Mourinho como entrenador.
Antes a esa final de Champions League ante el City, nuestros expertos analizan los principales rasgos tácticos del técnico del Inter.
Estilo de juego
El 3-5-2 es el sistema que caracteriza a Inzaghi en la dirección de sus equipos, primero en la Lazio y desde 2021 en el Inter de Milán. Un sistema en el que tienen una gran importancia los movimientos y espacios que ocupan sus delanteros. En el Inter, Edin Dzeko, Romelu Lukaku y Lautaro Martínez se reparten los dos puestos en ataque. Casi siempre uno de esos puestos queda para el delantero argentino. Son tres atacantes con características diferentes, pero con el nexo común de acumular una cantidad importante de goles.
En la relación de movimientos en ataque, mientras Martínez tiene mayor libertad para caer en ocasiones a banda o perder altura para conectar con el centro del campo, Dzeko y Luaku son dos delanteros más posicionales y su radio de acción es menor, principalmente en la zona central de último tercio de campo. Dzeko y Lukaku también son atacantes muy ganadores en los duelos aéreos. Además, el gran juego de espaldas que tienen ambos, permite a Martínez estar menos vigilado por los centrales rivales y buscar los espacios que liberan sus compañeros (abajo).
Otra de las cualidades del 3-5-2 de Inzaghi, al jugar con dos delanteros, es que permite fijar a los centrales rivales y dificultar que salten a la zona de mediapuntas. Una vez fijada la línea defensiva rival, otro factor importante que permite a los dos delanteros relacionarse entre sí son los desmarques continuos, tanto en apoyo como en profundidad. Generalmente, Martínez retrasa su posición para buscar recibir al pie, al mismo tiempo que el otro delantero rompe a la espalda de los centrales. Esos son los mecanismos que suelen utilizar los atacantes.
La corpulencia y el gran juego de espaldas de Lukaku y Dzeko habilitan al Inter a jugar de manera directa cuando el equipo está muy presionado. Más que un recurso puntual, el juego directo es una gran virtud que el Inter muchas veces aprovecha con efectividad.
André Onana, el primer atacante
El Inter tiene como principal compromiso salir desde atrás jugando para avanzar con el balón controlado. Ahí, Inzaghi tiene a su portero André Onana como el primer jugador en iniciar el ataque.
Con un excelente juego de pies y asumiendo riesgos cuando es necesario, el portero camerunés ejecuta a la perfección el rol que le encomienda su entrenador. Es decir, temporizar con el balón en los pies esperando los movimientos de los compañeros y, a su vez, esperar el momento de presión del rival para encontrar al compañero liberado. Esto puede ser a través de un pase o buscando el tercer hombre que le habilite la posibilidad de recibir el balón controlado (abajo).
Pero Onana no destaca solo en la salida de balón por dentro. También presenta un amplio registro de golpeos, lo que facilita hacerles llegar el balón a los carrileros. Denzel Dumfries, en la derecha, y Robin Gosens, en izquierda, son los jugadores que habilitan la amplitud al equipo, y suelen ser los principales receptores de los envíos de Onana. A su vez, cuando el portero del Inter no encuentra alternativa ni por dentro filtrando pases, ni con pases hacía afuera en busca de los carrileros, el golpeo en largo tiene entonces como objetivo a Lukaku o Dzeko.
Todo lo señalado hace del juego de pies de Onana un gran complemento a su papel como portero. Inzaghi ha apostado por él en la temporada 2022/23 en detrimento de la experiencia de Samir Handanovic. Una temporada en la que Onana, más allá de su juego con balón, ha alcanzado su punto de madurez bajo palos. Así sumó una gran confianza a la hora de salir en los balones aéreos.
Nicolò Barella, el último trequartista
El jugador diferencial en el esquema de Inzaghi es Nicolò Barella. Un centrocampista que tiene la total confianza de su técnico y al que le entrega la batuta del equipo. En su papel de trequartista, Barella puede ocupar todas las posiciones del centro del campo. Pero donde más potencial ha mostrado ha sido por delante del mediocentro posicional y jugando por detrás de los dos delanteros. Precisamente los dos delanteros —la sociedad Martínez y Dzeko o Martínez y Lukaku— son los principales beneficiarios de la calidad y la visión de juego del internacional italiano.
Barella domina los recursos principales de un centrocampista: buen control de balón, capacidad para dar pases precisos, giro entre líneas y un buen sentido de la anticipación defensiva. Todo eso lo convierte en el verdadero motor del juego del Inter, custodiado por Hakan Çalhanoglu y Marcelo Brozovic. Estos tres futbolistas suelen dominar los partidos por su gran capacidad para juntar sus características tanto a nivel ofensivo como a nivel defensivo.
La zona donde Barella ofrece su mejor versión es en la frontal del área rival (abajo). Su conexión con Çalhanoglu es uno de los puntos fuertes que ha conseguido consolidar Inzaghi. Así, los dos centrocampistas sostienen al equipo en todos los niveles y la capacidad de ambos para relacionarse en el juego hacen del centro del campo del Inter uno de los puntos más potentes del equipo.
Sin balón, Barella es un futbolista de gran sacrificio que ejerce un gran pressing tras pérdida y, aunque su principal función es ordenar el juego a través del balón, no rehúye correr detrás del esférico para recuperar la posesión.
Tres centrales: ocupar área y un jugador más en salida
Son varios los argumentos por los que Inzaghi elige tener una línea de tres centrales. Ya sea en fase defensiva o en fase ofensiva, el técnico italiano entiende que necesita tres centrales para ocupar los espacios de la mejor manera, como también para ganar seguridad en su área. Aquí, Inzaghi busca tener un mínimo tres jugadores que se adueñan del área ante cualquier centro lateral rival o para controlar las situaciones defensivas ante cualquier amenaza.
Los tres centrales más habitual en el once de Inzaghi son Francesco Acerbi, Alessandro Bastoni y Stefan de Vrij. Con mucha corpulencia y un alto porcentaje en los duelos de los balones aéreos, estos tres centrales, a los que también complementa Milan Skriniar, ejecutan a la perfección el sistema ideado por el técnico.
También son centrales con buen pie, habituados a asumir riesgos en zona de iniciación y con capacidad para superar líneas de presión a través de pases filtrados a la segunda línea del centro del campo. Además, con tres centrales y la aportación del portero, Onana, el Inter suele presentar más jugadores que el rival en la zona de inicio. Por ende, hace circular el balón en esa zona hasta encontrar al hombre libre o salir conduciendo para ejercer superioridades en la siguiente línea.
Uno de los momentos efectivos de jugar con tres centrales que Inzaghi persigue con este sistema es que, en determinados momentos, uno de los centrales pueda saltar a perseguir a los delanteros rivales hasta zonas alejadas de su posición. Ser valientes para ir a robar el balón. Esto, a su vez, mientras realizan coberturas sobre los otros dos centrales. Todo para evitar cualquier resquicio al ser superado el central que ha saltado a presionar.
Si bien hablamos de los beneficios que encuentra Inzaghi para jugar con tres centrales, el 3-5-2, sin embargo, tiene déficits que le impiden al Inter controlar todas las facetas del juego. Uno de los principales es el espacio que se produce entre central y carrilero, debido a la amplitud de los carrileros y al hecho de jugar con centrales valientes en el salto de presión sobre el rival.
Presión alta
Sin realizar muchos cambios en su estructura de 3-5-2, el Inter suele ir a campo contrario para intentar robar el balón y ser vertical ante equipos que intentan salir jugando desde atrás. Para ello, su primera línea de presión la forman los dos delanteros, quienes ejercen una basculación orientando el juego del rival hacía la banda. Una zona en la que los carrileros saltan de manera agresiva emparejándose con los laterales o carrileros del rival para forzar la pérdida.
Valiente a la hora de ir arriba a robar y consciente de que se creará mucho espacio a la espalda de los centrales (abajo), Inzaghi empareja las marcas por dentro para evitar los pases entre líneas o la conexión con los centrocampistas del equipo rival. Así neutraliza el juego del oponente en zonas interiores. También sin modificar en demasía el sistema, cuando el Inter adelanta sus líneas muy arriba para robar el balón, su esquema se transforma en un 3-3-4. De esa manera dificulta que la primera línea del rival pueda salir jugando cómodamente.
La presión alta es otra de las señas de identidad del técnico italiano en la dirección de sus equipos. Si en la Lazio la ejecutó con un alto éxito, en el Inter ha ido incluso más allá. Lo hizo convirtiendo la presión alta en unas de las armas tácticas del finalista de la Champions League 2022/23.
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Redacción: The Coaches' Voice en español