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Análisis: Las variables tácticas de Zidane en el Real Madrid

Análisis: Las variables tácticas de Zidane en el Real Madrid
Denis Doyle/Getty Images
Redacción
Héctor García
Publicado el
4 de mayo 2020

Zinedine Zidane

Real Madrid, 2016-2018 y 2019-2021

El Perfil:

Zinedine Zidane rápidamente hizo la transición a entrenador del Real Madrid después de cinco años como jugador del equipo blanco, donde finalizó su carrera deportiva. Empezó como asistente de Carlo Ancelotti cuando el Madrid consiguió la ansiada "Décima" corona continental en 2014.

Zidane se trasladó después a dirigir al segundo equipo, el Real Madrid Castilla, para las siguientes dos temporadas, con Ancelotti reemplazado en el cargo por Rafael Benítez en el primer equipo. No obstante, la estancia de Benítez finalizó de forma prematura, sin tiempo para que el entrenador español intentara recrear en el Madrid sus éxitos con el Valencia (2 Ligas y una Europa League) y el Liverpool (una Champions League). Zidane fue anunciado como entrenador del primer equipo en enero de 2016, liderando unas de las actuaciones más espectaculares en la historia del club.

El Madrid añadió a su triunfo en la Champions League de 2014 tres conquistas más de manera consecutiva entre 2016 y 2018, no solo una hazaña en el fútbol moderno (Ajax y Bayern de Múnich lo consiguieron antes en la década de los 70'); el francés también se convirtió en el primero entrenador en alcanzar este hito en la máxima competencia de clubes de Europa.

Análisis táctico:

Un aspecto clave de cualquier equipo ganador es la consistencia tanto en el rendimiento físico como emocional de los jugadores. Zidane tuvo esto en abundancia en su primera etapa como entrenador del Madrid, seleccionando onces iniciales idénticos para las finales de 2017 (abajo) y 2018, aunque con un papel ligeramente diferente para Isco en el centro del campo ante la del Liverpool en 2018. El técnico francés se alejó gradualmente de un 4-3-3 a un 4-4-2 en rombo en medio campo, pero manteniendo en gran parte a los mismos integrantes en la plantilla.

Aunque las victorias en las finales de 2016 y 2017 priorizaron el 4-3-3, hubo dos cambios en el equipo inicial, con Gareth Bale y Pepe jugando desde el inicio en la definición de la Champions en 2016 ante el Atlético de Madrid en San Siro.

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A lo largo estas tres temporadas exitosas en Europa, el Madrid promedió 7 tiros a portería por partido, una cifra solo superada por el Bayern de Múnich en cada edición. Un rasgo clave para estos triunfos llegó a través de su capacidad de amenaza en todas las zonas del ataque. Así, de las 50 asistencias en el último tercio de campo, 16 se originaron igualmente de la izquierda y del centro, con los 18 restantes de la derecha.

La presencia de los laterales, Marcelo y Dani Carvajal, proporcionó un apoyo clave de ataque, para permitir que jugadores como Cristiano Ronaldo, Gareth Bale, Isco y Marco Asensio cortaran por dentro desde una posición en amplitud. Pero a medida que el juego del Madrid progresaba y se adaptaba a un  4-4-2 en rombo, los desdoblamientos en banda de los laterales se convirtieron más en una necesidad para atacar que en una variante ofensiva.

De ese modo, la falta de amplitud en el mediocampo debido al 4-4-2 compacto por dentro, fue suplida por los laterales (arriba). Carvajal y Marcelo proporcionaron un apoyo crucial y asistencias desde posiciones intermedias, construyendo el Madrid su juego en amplitud en sus éxitos en la Champions League de Zidane. El equipo promedió 17 centros, con el 68% de las asistencias en los metros finales llegando desde las bandas.

Zidane también mostró su conocimiento táctico al situar a sus jugadores más importantes en las zonas donde podían tener más impacto. Ocurrió así con Ronaldo (abajo), el mejor rematador dentro del área durante esos tres años. El entrenador francés adaptó su papel de extremo izquierdo, con diagonal por dentro para buscar el disparo, para situarlo cerca del área para optar a rematar las llegadas desde los laterales. A una amenaza central permanente, se unió a Karim Benzema como delantero central complementario.

Zidane también obtuvo la mejor versión de Benzema durante ese período, ya que su compatriota demostró ser muy efectivo con sus movimientos sin balón, especialmente cuando se alejó de los defensores centrales oponentes.

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Desde ahí, Benzema unió los dos lados del ataque, a menudo permitiendo que Isco se moviera con libertad y combinara con sus compañeros en los pasillos más anchos. Esto ayudó a desmantelar las defensas centrales rivales, descongestionando la zona central que Ronaldo atacaría en los pases finales.

Y como la amenaza de Ronaldo dentro del área era de todos modos tan grande, el Madrid podía permitirse el lujo de dejarlo solo dentro del área, ya que podía vencer a cualquier defensa rival en los centros al área por potencia y velocidad. Esto también significaba que Zidane podría tener más jugadores abiertos, mejorando aún más su dominio en estas zonas del campo.

Situados los dos laterales tan arriba, el equilibrio defensivo era tan importante como atacar. Aquí, el trío de Toni Kroos, Luka Modric y Casemiro brillaron en los espacios centrales, proporcionando una posesión de calidad y talento para superar líneas y encontrar a sus compañeros en los metros finales.

Sin embargo, cada vez que había una pérdida de balón por bandas, el trío actuaba como un amortiguador clave por dentro, deteniendo una gran proporción de los contragolpes. Con Kroos desde la izquierda y Modric desde la derecha, el equipo dibujaba dos rombos diferentes (arriba), unidos ambos a través de Isco. Kroos y Modric como volantes, sostenidos por Casemiro, brillante en el perfil defensivo para anular los contragolpes cuando el rival superaba la primera línea de presión del equipo.

Esa estructura en rombo ayudó a ambos laterales ir a la presión arriba ayudando a recuperar la posesión de balón, con el Madrid manteniendo a los dos delanteros en posición de ataque a portería. Con el mediapunta también ofreciendo ayuda para presionar en bandas, junto con Kroos o Modric en sus respectivos perfiles, el Madrid pasaba a un 4-4-2 tanto bloque defensivo bajo como bloque alto para presionar en primera línea.

Segunda etapa:

Zidane renunció a su cargo después de la victoria por 3-1 sobre Liverpool en mayo de 2018, antes de regresar 10 meses después en una temporada en la que pasaron por el banquillo blanco Julen Lopetegui y Santiago Solari.

En la temporada 2019-20 se llevó el título de Liga, la segunda bajo su mando, así como la Supercopa del 2020, en penales, frente al Atlético de Madrid.

Defensivamente, el Real  es el equipo que permitió menos goles en esa primera edición de La Liga (0,70 por partido), lo cual no es poca cosa teniendo en cuenta la fortaleza del Atlético Madrid de Diego Simeone en este apartado. Sin embargo, aunque es el segundo equipo más goleador del campeonato, Benzema (abajo a la izquierda) alcanzó 27 La Liga. El siguiente goleador del equipo fue Sergio Ramos (abajo a la derecha) con 13.

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A pesar de los cambios en el equipo, el juego de ataque de Zidane desde las bandas continuó en su segundo reinado, con un 65% de las asistencias finales provenientes de estas zonas,  pero sin un jugador como Ronaldo referencia dentro del área, Benzema se ha visto obligado a un cambio de rol, al igual que la estructura general del equipo.

Así, el francés regresó a un 4-3-3 esta temporada, con Benzema posicionado más arriba, aunque en ocasiones sigue vinculándose con los centrocampistas centrales. Debido al perfil de los fichajes de ataque del momento (Eden Hazard, Vinícius Júnior y Rodrygo Goes), Zidane ahora tenía una gran cantidad de extremos para atacar por fuera o combinar por dentro para permitir las llegadas en ataque de los laterales (Marcelo, Carvajal o Ferland Mendy), un aspecto que fue clave en el equipo.

Los roles de los centrocampistas interiores también se ajustaron ligeramente, con Kroos, Casemiro y Modric formando los tres juntos como en temporadas anteriores o en un doble pivote (Casemiro junto a Kroos o Modric). La emergente versatilidad de Fede Valverde también ofreció un soporte central clave alrededor de Benzema (arriba), además de ser un jugador con llegada desde segunda línea, con Isco predominantemente volviendo al papel en amplitud que proporcionó en la primera etapa de Zidane.

Y es a partir de este 4-3-3 donde los centrocampistas centrales llegaban al área rival con mucha más frecuencia, atacando a través de los pasillos interiores, y entre Benzema y los extremos. Esto puede explicar porqué, aparte de Benzema, los goles se repartieron en el equipo, ya que eran más los jugadores que participan en ataque.

Se trata de un modelo más flexible que el anterior, pero que sin la ausencia como Ronaldo, se resintió en la finalización.