MAURICIO POCHETTINO
Selección de Estados Unidos, 2024-Actualidad
Mauricio Pochettino, un entrenador que se labró su reputación en el Espanyol y el Southampton, se hizo un nombre en la escena internacional con el Tottenham. El técnico argentino llevó a los Spurs hasta una final de la Champions League por primera vez en su historia y a ocupar los primeros puestos de la Premier League. Aunque no consiguió ningún título, su trabajo al frente del equipo de Londres sí lo convirtió en uno de los directores técnicos mejor valorados del fútbol.
Todo eso lo llevó a firmar por el París Saint-Germain, para liderar un club repleto de estrellas y con uno de los mayores presupuestos del mundo. Ahí ganó el primer título de liga de su carrera, la Ligue 1, pero la Champions League, que tanto ansiaban los propietarios, se le resistió.
Un año después de su salida del PSG y de ser vinculado con diferentes clubes, Pochettino fue nombrado entrenador del Chelsea, asumiendo la tarea de revitalizar un club que acababa de pasar por su peor temporada en casi 30 años. Y tras una temporada llena de turbulencias, su ciclo terminó en mayo del 2024.
Pasados unos meses, fue ratificado como nuevo entrenador de los Estados Unidos, de cara al Mundial de 2026 en el que ese país compartirá la sede con México y Canadá. Su primer desafío a nivel de selecciones.
A continuación, analizamos en profundidad las tácticas, las formaciones y los estilos de juego de Pochettino en sus anteriores equipos, incluidos sus principales planteamientos preferidos con balón y sin él.
Estilo de juego
Los tres primeros equipos de Pochettino (Espanyol, Southampton y Tottenham) fueron reconocidos por su mentalidad ofensiva, trazada principalmente mediante una combinación de rápidas transiciones ofensivas y juego posicional (abajo). Estos equipos solían jugar con un 4-2-3-1 o un 4-3-3 en ataque, y defendían con un 4-4-2 o un 4-1-4-1.
En su paso por la Premier League, Pochettino optó por favorecer la creación de juego desde la salida de balón. Generalmente, desde el primer pase —efectuado por el portero en muchas ocasiones— sus equipos buscan ganar ventajas numéricas para llegar a campo contrario, manteniendo una estructura organizada.
En esa estructura en la salida planteada por el técnico argentino, los centrales se sitúan a ambos lados del portero. Esto mientras que los centrocampistas se posicionan abiertos, formando triángulos alrededor de los jugadores de la presión rival (abajo). Estas ventajas numéricas habilitan líneas de pase a la espalda de la primera línea de presión del oponente.
Los laterales también presentan mucha influencia en los ataques de los equipos de Pochettino. En el Southampton, Luke Shaw y Nathaniel Clyne fueron clave; en los Spurs, Danny Rose, Kyle Walker, Kieran Trippier y Ben Davies.
No obstante, entre ambos equipos hubo matices. Mientras en el Southampton Pochettino utilizaba a los laterales en defensa de cuatro, en el Tottenham también disponía a los laterales como carrileros, por delante de una defensa de tres. La amplitud que proporcionaban sus laterales o carrileros ayudaba a sus equipos a eludir la presión alta de los rivales. También el portero podía jugar balones directos hacia ellos.
En ataque, mientras, ayudaban a generar ventajas numéricas en posiciones peligrosas y a estirar la defensa rival. Esto favorecía profundizar por los espacios que dejaban los laterales rivales en sus intentos de contrarrestar el juego de los equipos de Pochettino. Asimismo, la versión ofensiva de los laterales animaba al resto de jugadores por delante a unirse al único delantero.
Harry Kane se convirtió en uno de los mejores delanteros del mundo bajo la batuta de Pochettino. Destacando sobre todo su versatilidad a lo largo de su etapa con el argentino. Kane también mejoró sus prestaciones como asistente y su disposición a posicionarse en zonas más retrasadas para participar en el juego hizo que otros compañeros pudieran llegar en profundidad.
Todo eso garantizó que el Tottenham siguiera siendo un equipo peligroso en las transiciones. Aunque, en este caso, sumando más eficacia en las posesiones largas o tras recuperación en el medio del campo. Rickie Lambert tuvo una actuación similar en el Southampton, siendo apoyado por Adam Lallana y Jay Rodríguez.
Tanto los Spurs como el Southampton trataron de mantener un esquema ofensivo asimétrico. Aunque el intercambio de posiciones fue similar por la izquierda y por la derecha. En el caso de los Spurs, Son Heung-min se desplazaba hacia el interior para combinar en zonas centrales con el mediapunta (abajo) o atacar la espalda de la defensa rival. De este modo, unas veces actuaba como un segundo mediapunta y en otras como un delantero que amenazaba la portería contraria. El jugador más abierto de la otra banda, a menudo Dele Alli o Christian Eriksen, también se incorporaba por dentro para crear desbordes centrales y dejar espacio a los laterales en sus avances.
En su paso por París, Pochettino siguió utilizando un 4-2-3-1 o un 4-3-3, aunque también experimentó en ocasiones con un 4-4-2. El PSG también puso en práctica sus patrones ofensivos muy señalados en el planteamiento del técnico argentino, con la amplitud proporcionada por los laterales desdoblados, y Kylian Mbappé y Neymar atacando por dentro. Si Neymar jugaba por la izquierda, se desplazaba casi permanentemente al interior izquierdo para recibir el balón al pie.
Mbappé, por su parte, combinó carreras por banda para recibir al pie, como también movimientos instintivos de delantero amenazando la espalda de la defensa rival (abajo). Los centrocampistas habilidosos, como Marco Verratti, a menudo buscaban las carreras directas de Mbappé en las transiciones ofensivas, sobre todo después de una recuperación en mitad de campo. Mbappé coordinaba a la perfección sus movimientos con los brillantes pases de los centrocampistas del PSG.
El reto de la última temporada de Pochettino en el PSG consistió en encontrar un sistema en el que encajaran Mbappé, Neymar y Lionel Messi. En la Ligue 1, los tres podrían jugar junto a Ángel Di María en una formación 4-2-3-1. Di María por la derecha, Messi por detrás de Mbappé y Neymar por la izquierda. Sin embargo, cuando el PSG se enfrentó a un rival más fuerte, Di María salió del once y el equipo formó con un 4-3-3. Messi iba por la derecha, Mbappé por la izquierda y Neymar por el centro.
No obstante, bajo ese 4-3-3, ninguno de los tres se mantuvo en su posición de partida, ya que se intercambiaban constantemente. Messi y Neymar tendían a buscar el balón y Mbappé era una amenaza constante a la espalda (abajo).
Sin embargo, esta delantera de tres estrellas resultó difícil de gestionar. Y es que aunque el equipo mantenía el planteamiento ofensivo de Pochettino de formar sobre una estructura estrecha y los laterales desdoblados para proporcionar la amplitud al equipo, los problemas llegaban cuando el equipo perdía la posesión.
Presión con y sin balón
Establecer superioridades numéricas es también una prioridad de los equipos de Pochettino en los momentos sin balón. Sus primeros equipos eran reconocibles por su intensa presión en la zona alta del campo y sus goles marcados tras una recuperación en el último tercio de campo. A eso se sumaba el juego posicional, basado en la posesión del balón, facilitando largos periodos establecidos en campo contrario. Esto significaba que, tras perder el balón, tenían muchos atacantes cerca del balón para contragolpear rápidamente en un intento de recuperarlo.
Los equipos de Pochettino también adoptaron un enfoque directo en las reanudaciones de juego, presionando a los centrales rivales en los saques de puerta, por ejemplo (abajo). Por este motivo, al exentrenador del Chelsea le gusta alinear a atacantes que sean capaces de carreras cortas e intensas y no tarda en descartar a cualquier jugador que no sea capaz de desplegar esa intensidad en la salida del balón.
A pesar de todos sus experimentos positivos con una defensa de tres centrales, sigue optando por la estabilidad estructural que proporciona una zaga de cuatro que se estrecha cuando el equipo empieza a presionar. Si uno de los dos laterales avanza, un centrocampista se descuelga a la defensa para mantener la línea de cuatro. Pochettino exige versatilidad y mucho trabajo a sus jugadores también en los momentos sin balón.
Sin embargo, a lo largo de su carrera como entrenador, Pochettino ha renunciado en numerosas ocasiones a la presión alta. Con el paso de los años, la presión intensa se ha convertido en un elemento menos importante del juego de sus equipos. Esa adaptabilidad ha propiciado algunas de las victorias más destacadas de Pochettino, sobre todo en su paso por el Tottenham.
Así, el entrenador argentino ha demostrado su capacidad para organizar a su equipo de forma compacta y organizada en un bloque medio. Allí la prioridad es cerrar las vías de pase a través del centro del campo y forzar a rival a jugar por fuera (arriba). Esta fue la base de gran parte de la carrera del Tottenham y de Pochettino hasta la final de la Champions League en 2018/19.
El PSG de Pochettino mostró una variedad similar en su forma de defender. Aunque en la competición doméstica la presión alta fue a menudo el enfoque favorecido (abajo). En la 2020/21, los tres delanteros presionaban agresivamente, apoyados por los centrocampistas defensivos, a los que pedía que defendieran en primera línea. A los laterales, mientras tanto, se les alentaba a salir de su zona y enfrentarse a sus oponentes directos. Esto mientras los defensas centrales mantenían una agresiva línea alta.
Sin embargo, tras la llegada de Messi en el verano de 2021, a Pochettino le resultó difícil mantener su presión alta.
A veces había presión, pero la presencia de un Messi en las postrimerías de su carrera a menudo hacía ineficaz cualquier presión. En su lugar, el detonante de la presión era un pase al centro del campo a un jugador que encaraba su propia portería. En ese momento, los enérgicos y fuertes centrocampistas del PSG saltaban para presionar el balón (en el ejemplo de abajo, Neymar presiona por detrás del balón tras suplir al adelantado Ángel Di María). Cuando tenía la oportunidad de ganar el balón y presionaba, el PSG siguió pareciéndose mucho a un equipo de Pochettino en su intensidad. Sin embargo, pasó apuros contra equipos de mayor nivel, a los que les gustaba jugar desde atrás con poca presión.
Contra rivales más fuertes, sobre todo en la Champions League, el PSG se mostró mucho más cómodo en un bloque medio (abajo). Pochettino optaba por centrocampistas combativos en la cobertura de sus tres delanteros titulares. Messi, Neymar y Mbappe se mantuvieron estrechos y filtraron pases al centro del campo. Esto mientras que los integrantes más abiertos de la línea de tres centrocampistas permanecían listos para salir y presionar a los centrocampistas anchos del rival.
Todo el entramado defensivo de Pochettino tenía como principal objetivo saber qué hacer si su equipo recuperaba la posesión. Por eso Mbappé era el jugador más adelantado de los tres delanteros. Siempre saltando hacia delante y atacando el espacio a la espalda del rival tras recuperación.
Considerado un entrenador agresivo en la presión tras pérdida, Pochettino también ha demostrado una impresionante capacidad de adaptación a las condiciones de sus jugadores en la tarea defensiva. Pero siempre sin perder sus principios más coherentes en esta faceta del juego.
Esos mismos principios defensivos, como también los ofensivos, Pochettino los intentó poner ahora en práctica en el Chelsea. Un equipo que aspiraba a recuperar lo antes posible su presencia en los primeros puestos de la Premier League. Y pese a algunos momentos de brillo, no pudo encontrar la regularidad que buscaba darle al conjunto londinense. Razón suficiente para que ambas partes separasen sus caminos al final de la temporada 2023/24.
Ahora, al frente de los Estados Unidos, tendrá un desafío totalmente diferente.
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