sylvinho
Jugador: Barcelona, 2004-2009; Seleccionador de Albania, 2023-Presente
Fue un momento de locura.
Todos salimos corriendo a abrazarnos cuando Andrés Iniesta marcó ante el Chelsea, en los últimos instantes del partido de vuelta de las semifinales de la Champions League 2008/09.
Por cierto, ¡qué manera de golpear al balón al primer toque con el exterior del pie! Y en una situación tan extrema. Solo unos pocos jugadores pueden hacer eso, y Andrés, sin duda, es uno de ellos.
También corrió Pep Guardiola. Una carrera suya por toda la banda de Stamford Bridge. Elegantemente trajeado, con los dos brazos arriba y gritando gol. Una imagen (abajo), sobre todo si eres aficionado del Barcelona, que habrás visto miles de veces.
A su vuelta al banquillo, ahí hay una imagen que me recuerdan a mí siempre. Estoy al lado de Pep. Después de haberlo parado en su vuelta al banquillo. Yo con la ropa de suplente y el peto puesto.
Ahí le dije: “Míster. Hay más cambios”.
Realmente no sé por qué lo hice. Es difícil encontrar una explicación razonada en un momento así. Creo fue algo que me salió de dentro.
"el gol de Iniesta tiene un significado especial porque creo que hizo justicia al fútbol que habíamos hecho durante la temporada"
Pep, tras volver al banquillo e intentar encontrar algo de calma, lo cual fue difícil, hizo los dos cambios que quedaban. Primero salí yo por Andrés y un minuto después Eidur Gudjohnsen por Samuel Eto’o.
Esos cambios no le dieron tiempo de reacción para el Chelsea. Pasamos la eliminatoria después del 0-0 en el partido de ida y el 1-1 en la vuelta, cuando todavía estaba vigente el valor doble de los goles fuera de casa. Ellos se habían adelantado muy pronto en su campo con un gol de Michael Essien.
El gol de Iniesta, el ‘Iniestazo’ como se le llamó para siempre, tiene mucho de especial. No solo por el significado de valer la clasificación para la final de Champions League. O el momento. Siempre hacer un gol en los últimos minutos es algo que se vive con mucha emoción.
Tengo muy claro que el fútbol no entiende de merecimientos. Ni lo pensaba antes como jugador, y menos ahora como entrenador. Gana el que tiene que ganar. No hay más discusión. El Chelsea al que nos encontramos fue un equipazo en las semifinales. Física y técnicamente. Muy difícil de superar.
"'míster, hay más cambios', le dije a pep guardiola"
Pero ese gol de Iniesta tiene un significado especial porque creo que hizo justicia al fútbol que habíamos hecho durante la temporada. Completó además una semana inolvidable para todos nosotros.
Empezó un sábado con el 6-2 frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu para sentenciar la Liga y acabó el miércoles con la clasificación para la final Champions League después del ‘Iniestazo’.
Esa final de la Champions League fue ante el Manchester United. El United de Cristiano Ronaldo, Wayne Rooney, Carlos Tévez y Sir Alex Ferguson. Final que jugué de titular.
El partido de vuelta ante el Chelsea dejó la baja de nuestros dos laterales principales por sanción. Eric Abidal fue expulsado y Dani Alves vio una tarjeta amarilla, con la que se perdió la final por acumulación de amonestaciones.
"en el barça de pep me tocó estar cerca de los jóvenes para entenderlos y ayudarlos. Leo Messi era uno de esos jóvenes"
A mis 35 años, yo tenía ya en el Barcelona el rol de jugador veterano. Es decir, jugaba menos y estaba más concentrado en el colectivo. Y cuando jugaba, tenía un perfil muy distinto al de antes.
Yo llegué al Barcelona en 2004 con 30 años. Frank Rijkaard era el entrenador en el club. Lo hice procedente del Celta de Vigo, donde había jugado los tres años anteriores. Estaba de vacaciones en Brasil cuando me llamó Sandro Rosell, entonces vicepresidente del Barcelona.
“Sylvinho vamos por ti. Iniciamos un proyecto y queremos ganar. Y queremos hacerlo con gente competitiva como tú”, me dijo Sandro.
En el campo, Frank me pedía que fuera fiel a mi manera de jugar como lateral. Llegar siempre arriba, generar superioridades y participar en los metros finales. Sin embargo, con 35 años, cuando Pep llegó me demandó un perfil más defensivo, más participativo en la construcción de juego y con mayor control de los ataques del rival. También porque éramos un equipo muy ofensivo. Siempre como poco con siete jugadores por delante de la línea de pase.
"estar en el banquillo te hace ver los partidos de otra manera"
Mi papel en el Barcelona de Pep era más importante fuera del campo que dentro de él. Me tocaba hacer piña entre todos y mantenerme, sobre todo, cerca de los jóvenes para entenderlos y ayudarlos. Leo Messi era uno de esos jóvenes.
Tuve —y tengo— una gran relación con él. Messi debutó con el Barcelona cuando yo llegué al club. Para entonces él solo tenía 17 años. Siempre me mantuve cerca, tanto que mi acento en castellano suena argentino en gran parte por él. También por Nelson Vivas, con quien conviví mucho en mi etapa en el Arsenal. Ahora Nelson, como yo, también es entrenador: segundo de Diego Pablo Simeone en el Atlético de Madrid.
Ese papel de jugador veterano también te aporta algo más. En mi caso, fue la transición perfecta para el siguiente paso que tomaría: entrenar. Ahí entonces empiezas a tomar conciencia de todo lo que pasa día a día.
Cuando eres joven, la cosa es diferente. Haces el entrenamiento, acabas y te vas a casa hasta el día siguiente. No le das muchas vueltas a por qué haces una determinada cosa u otra.
"disfruté todo el año de Pep y de su cuerpo técnico, con el inolvidable Tito Vilanova"
Pero eso, sin embargo, cambia cuando vas sumando años. Vas apuntándolo todo, te empiezas a plantear cosas y a cuestionarte si los entrenamientos están bien o no. Los de Pep no hay duda de que lo eran. Todo muy rápido y dinámico. Y eso se transmitía en nuestra manera de jugar.
También estar en el banquillo te hace ver los partidos de otra manera. Miraba el juego y le iba diciendo al compañero que tenía al lado: la construcción del juego es esta, en esta zona nos están haciendo daño, aquí podemos atacarlos… En definitiva, pasas a analizar el juego y a intentar comprender por qué pasan las cosas o por qué pueden pasar.
Mi último gran partido con el Barcelona, como dije, fue la final de Roma de la Champions League de 2009. Más allá de todo lo que supone jugar y ganar la final de Champions (Barcelona 2-0 Manchester United) en un año mágico, disfruté muchísimo ese partido.
Como lo había hecho durante todo el año de Pep y de su cuerpo técnico, con el inolvidable Tito Vilanova.
Fue muy importante para mí poder vivir todo eso y aprender de ellos.